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miércoles, 6 de mayo de 2015

Por Bruno Perón: Brasil, Salud Física y Social


Por Bruno Perón: Brasil, Salud Física y Social

Enviado por Barometro Internacional el miércoles, 06 mayo, 2015 a las 17:51


Para luchar y vencer la estructura maligna que nos engloba políticamente, son necesarias formas absolutamente nuevas, y energías redentoras. De "otras maneras" para  ese necesario proceso  de progreso político y social “(Manoel Bomfim “El Brasil Nación”). La proliferación del virus de dengue es un ejemplo de cómo la desorganización social en Brasil responde a una enfermedad de país tropical. Muchos casos pueden ser evitados  si el nivel de instrucción de los brasileños fuese mayor y existiera un esfuerzo cooperativo.; dado que el mosquito causante de la enfermedad solamente se reproduce en las cercanías de los reservorios de agua (“agua estancada”).
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Sucede que no obstante el morador “A” sea bien instruido y precavido, el”B” o “C” no sabe,   y por lo tanto, el mosquito infectado podrá salir de sus casas y picar a los vecinos. Uno de cada cinco moradores de San Pablo se niega a abrir la puerta de sus casas por miedo a la violencia  o porque no está en su residencia en el momento en que los agentes de vigilancia sanitaria lo visitan.

El recelo de los moradores no es del todo incomprensible. En ciudades medias y grandes, la violencia es explícita (asaltos, homicidios) o soterrada (picadura de mosquitos  que causan diversas enfermedades)

De esa forma existe peligro biológico y desentendimiento social en el camino de los brasileros. En una tentativa  para convencer a los habitantes de San Pablo de que abran las puertas de sus casas a los agentes de vigilancia sanitaria, la Prefectura adopta medidas de persuasión y seguridad. 50 soldados del ejército se han integrado a los 2:500 agentes que visitan casas en San Pablo y orientan sobre cómo evitar la proliferación del mosquito transmisor del Dengue.

Es impresionante como algunas especies de mosquitos- en particular el Aedes aegypti- tienen la capacidad de provocar un estado de emergencia sanitaria en Brasil  al punto de obligar a su  población a  mejorar su organización para combatirlo eficazmente. Entre Enero y fines de Marzo de 2015, hubo un aumento de 240% en los  casos de dengue en relación  con el mismo período del año pasado en todo Brasil. Se sabe que la mayor incidencia se sitúa en la región Centro-Oeste, mientras que es menor en la región Sur.

Factores como clima y nivel socio-educativo, son determinantes en la incidencia de esta enfermedad.
El trabajo entre vecindades y agentes de salud  debe ser coordinado para combatir el dengue En las regiones donde ésta coordinación es débil o no existe, la tendencia es que el mosquito transmisor continúe haciendo dolorosas  víctima, Quien ya padeció la dolencia o conoce alguien que la tiene, sabe que los efectos son bastante desagradables y en algunos casos llevan a la muerte. El dengue es una prueba contundente de como los brasileros deben organizarse para resolver problemas biológicos, educacionales y sociales. Mientras que tal organización sea insuficiente tendremos perdidas en la productividad y el turismo en Brasil. Y personas que adelgazan y desalientan.

Investigaciones para el desarrollo de una vacuna contra el dengue están en un estadio avanzado y han sido realizadas por científicos brasileros, especialmente en el Instituto Oswaldo Cruz (Fiocruz) y el Instituto Butantán . Pero, el uso público de esa vacuna está previsto para el año 2018, lo que significa un período demasiado largo de exposición a los riesgos de infección por dengue.

En ese ínterin, es menester que tengamos avances políticos y sociales que mitigue, no solo el peligro biológico, sino también la falta de coordinación social en Brasil. Vivimos un momento muy delicado de la historia política y social del país que se agrava con la presencia de mosquitos traicioneros, chupasangres indiferentes y gusanos politiqueros.
Depende de que usted. Lector, valore la salud física y social de Brasil. Existen muchas maneras. Pero hay que dejar de lado las “maneritas” estériles y fraudulentas.
brperon@gmail.com

miércoles, 4 de marzo de 2015

Por Bruno Perón: Brasil- Complejo de gigantismo


Por Bruno Perón: Brasil- Complejo de gigantismo

Enviado por Barometro Internacional el miércoles, 04 marzo, 2015 a las 12:07

Brasil sufre de una enfermedad que se llama complejo de gigantismo. Es verdad que tenemos bosques, suelos, minerales, climas, recursos y bellezas abundantes, pero desafortunadamente hay un  uso privado excesivo de esa exuberancia.
La autosuficiencia del petróleo (anunciada por Lula en abril de 2006) no resulta en derivados (sobre todo la gasolina) garantizados a precios bajos para consumidores brasileños; plantas hidroeléctricas colosales, no significa la estabilización de precios justos de electricidad para los brasileños; y lluvias torrenciales seguidas de sequía no sugieren planificación para que jamás falte agua en los grifos de brasileños (¡Qué suba el nivel de Cantareira! ¡Amén!).
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Pero el complejo de gigantismo a que me refiero, se intensifica con el impacto que el brasileño M.A.C.M., de 53 años, causó cuando fue ejecutado por fusilamiento en Indonesia. Él intentó la entrada al país por el Aeropuerto Internacional de Yakarta, con trece quilos de cocaína escondidos en el armazón de un ala delta. Después de haber sido sorprendido por las autoridades indonesias, M.A.C.M. consiguió aún huir del aeropuerto y quedó así durante dos semanas, pero él fue capturado y luego juzgado.
Tal vez M.A.C.M. no entendiera que el tráfico de narcóticos, fuera así tan execrable en un país diferente al Brasil, en donde la impunidad prevalece. Él debe haber sufrido mucho por quedarse más de diez años recluido, en condiciones que desconocemos, como lectores de noticias en periódicos. Su mala suerte fue que el presidente indonesio Joko Widodo había prometido el combate intenso al tráfico de narcóticos y que no habría “clemencia” a los crímenes de esa naturaleza. Widodo tiene apoyo de buena parte de la población indonesia, para combatir ese flagelo.

El gobierno brasileño pidió “clemencia” a Indonesia para que el brasileño M.A.C.M. no fuera ejecutado y para que lo deportaran para su juicio en Brasil. Note, lector, que el pedido de “clemencia” por autoridades brasileñas (incluso por la presidenta Dilma Rousseff) contraría una política indonesia anti-narcóticos que es bastante rigurosa y que tiene además soporte democrático. Tras la indisposición del gobierno de Indonesia de ceder al pedido de autoridades brasileñas, Brasil manifestó que sus relaciones diplomáticas con aquel país no van bien y aplazó la entrega de la credencial del embajador indonesio en Brasilia, que habría ocurrido el 20 de febrero de 2015.

Sin embargo, esa es una actitud pueril del gobierno brasileño, porque demuestra dos fallas: una es la irreverencia a las normas de otro país, en  referencia a procesos judiciales y declaración de sentencias, por más rigurosas que ellas sean. Creo que el gobierno brasileño sobrestima el papel internacional de Brasil en este aspecto. Países como Australia y Holanda tuvieron postura semejante en relación a sus ciudadanos, que también fueron ejecutados por tráfico de narcóticos en Indonesia. Y otra es la predisposición de Brasil a hospedar criminosos y darles cobertura para que pasen la vida siendo juzgados pero jamás condenados.

No juzgo a la persona de M.A.C.M., ni lo conozco para tanto, pero veo que su acto fue considerado criminal en otro país (en Indonesia) y, por eso, él fue castigado de acuerdo con las reglas locales. Otros extranjeros aguardan su ejecución en sentencias de pena de muerte, incluso otro brasileño (de Paraná), debido a tráfico de narcóticos. No habría que postergar sentencias o conceder “clemencias”. Las leyes existen y se hacen cumplir mejor en otros países que en Brasil, en donde recibidores de sueldos extras ilegales (mensaleiros) y otros corruptos festejan su impunidad.

Una situación semejante es la del muchacho F.F.C., 23 años, de Sorocaba (interior de São Paulo), que envió un correo electrónico a TAM Líneas Aéreas y a la Policía en los Estados Unidos amenazando derribar un avión comercial, en el inicio de 2014 que viajaba de Miami a Brasilia. Sin embargo, el mensaje fue rastreado, el autor F.F.C. permaneció encarcelado durante un año en los Estados Unidos, y su broma de mal gusto fue castigada como tal vez no habría sido en Brasil.

Brasil tiene leyes buenas y sofisticadas. Falta, sin embargo, entrenamiento ciudadano para que nuestra conducta las asimile sin que ellas sean una jerga formal y ceremoniosa comprendida solo entre abogados y otros juristas.

La ejecución de M.A.C.M. en Indonesia abre un precedente más para la reducción de la impunidad en Brasil y el respeto incondicional a las normas de otros países, muchas de las cuales se deducen por el sentido común sin tener que leer sus constituciones. ¿El gobierno brasileño pediría “clemencia” si uno de sus ciudadanos, hubiera traficado narcóticos en los Estados Unidos y recibido la misma sentencia?

Ciudadanos de bien no aguantan más tanta hipocresía e impunidad en Brasil: bandidos que explotan cajeros automáticos, otros que acuchillan turistas, y otros que corrompen las relaciones del gobierno con grandes empresas.

Reconozca, lector, que el gigantismo de Brasil está en los deberes ciudadanos. Sólo usted, como un ciudadano pleno, podrá curar las enfermedades de Brasil.
textos@brunoperon.net



martes, 17 de febrero de 2015

Por Bruno Perón: Cultura y amor


  Por Bruno Perón: Cultura y amor
Enviado por Barometro Internacional el martes, 17 febrero, 2015 a las 23:50

Ciertamente, temas culturales proveen combustible para mi pensamiento. No es solo porque mi formación posgraduada en esa área de estudios (referente a cultura) lo exige y lo motiva sino por las combinaciones provocadoras que hago entre cultura y algo más. Sin embargo, y sin pretensión aquí de ensayar un punto de vista instrumental (cultura como medio para), quedo un poco intrigado cuando cotejo la abrangencia de cultura con la de amor.
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Primeramente, es necesario aclarar que las nociones de cultura comúnmente aceptadas tienen su contenido espiritualista (ideas, imaginaciones, prejuicios, valores) en realce, pero ellas no prescinden de las características espiritualistas (costumbres, formas de vida, estética, gusto) de cultura.
Luego, cualquier expresión cultural transmite una mancha de nacimiento, un sello de origen, algo que atesta que ella es hecha en tal lugar para tal individuo. Culturas se reproducen y se transforman de acuerdo con el desarrollo material de un grupo, una institución, una sociedad, un país. Es decir, ellas reflejan lo que es y también cambian sus condiciones de existencia.
Siendo así, quiero llegar al punto de que toda cultura es relativa y particular porque ella indica un conjunto de procesos sociales que la generaron dentro de circunstancias determinadas. No tarda mucho para que tengamos la impresión de que “valores universales” a través de bienes patrimoniales y de otros objetos y prácticas simbólicos son disparates en cabeza francesa.
Así, ya propuse en otras publicaciones que la diplomacia (por lo menos la brasileña) debe tener en cuenta esas variaciones culturales para que no sea trágica como la EUAna, belicosa como la Cool Británica (en donde sus ciudadanos usan el “red poppy” en la chaqueta en simpatía por los soldados Cool Británicos que murieron en combate), o un valor universal como a La Francesa. Hay que entender mejor los códigos que sitúan naciones juntas para, en seguida, discutir temas de importancia global, como paz y medio ambiente.
Pese a que temas culturales merecen tal expansión, este texto hace una comparación breve entre el relativismo de cultura y la universalidad de amor.
De ese modo, me veo incentivado a revelar algunas intuiciones sobre el alcance mucho más espiritualista y profundo de amor que el de cultura.
Amor es una virtud preceptuada en muchas religiones y que se revela, de poco a poco, en interacciones sinceras entre seres que se entienden antes de destruirse. Amor es la anti-pasión aún poco comprendida y hasta desentendida entre quienes la confunden con apetencias carnales y materialistas, como el noviazgo celoso, el sexo egoísta y el drama de telenovela.
Lo que más me intriga en los fulgores de amor es la universalidad de su práctica y su percepción, al contrario de lo que acabo de argumentar sobre cultura.
No importa en qué lengua se exprese, o cuál es el nivel evolutivo de quien ama, o qué tan brevemente el amor se manifieste, el acto de amar resplandece en una autenticación consensual entre todos los que testimonian su energía.
Por eso, la prestación de auxilio a los necesitados, la palabra amiga a los sobredores, la sonrisa que calienta, y la renuncia del interés propio para mejorar la comodidad de otros involucran a los seres en un sentimiento universalmente benévolo, gratificante y vivificante.
Agrego que el amor es inefable.
No es por casualidad que el alfabeto chino sea complicado para el lector occidental y la belicosidad EUAna sea pueril frente a la sabiduría milenaria tibetana. Esos ejemplos merecen espacio mientras hago una comparación entre lo relativo y lo universal respectivamente en las expresiones de cultura y amor.
El amor es una virtud muy difícil de entender y de practicar.
Es porque cultura es lingüística, mientras amor es del alma.
El brillo del amor prosperará tan luego se lo aprendamos.
brperon@gmail.com





martes, 25 de noviembre de 2014

Por Bruno Perón: Cuestiones viles


Por Bruno Perón: Cuestiones viles

Enviado por Barometro Internacional el martes, 25 noviembre, 2014 a las 21:42


El Progreso camina,  con  el  cambio de mentalidad en Brasil. Se han pasado los días de culpar a las naciones atrasadas que colonizaron América del Sur e impusieron sufrimiento en cambio de la riqueza fácil (oro, plata, azúcar). Ahora, nos quedamos con un examen introspectivo con el fin de descubrir el significado de ser una nueva nación y luchar por ella. Pero la lucha que defiendo es simbólica, interior y sin derramamiento de sangre.
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No hablaré de división de Brasil, sino de polarización entre los intereses, deseos y posibilidades de progreso. Brasil terminó un proceso electoral apretado, que se definió por una diferencia de casi 3,5 millones de votos en una población de 201 millones. La palabra "cambio" prevaleció en estas elecciones, incluso entre los votantes de la candidata victoriosa.

Escribo, sin embargo, sobre un punto un poco más delicado que polarizara el país entre expectativas paternalistas, por un lado, y desvinculadas por el otro. Se debe dividir las tareas cívicas, más bien. Un ciudadano no ejerce sus funciones en un voto aislado, sino con otros que también creen en una zona más fértil de la convivencia y la interacción. Ser ciudadano, sin embargo, ha sido un gran reto de los brasileños que ponen su atención en cuestiones viles.

Algunas de ellas son la intolerancia y la persecución (especialmente del género, la piel y la religión), verdades falsas que generan muchos aficionados imprudentes, y el sensacionalismo y la normalización de la violencia en los medios. Del mismo modo, estamos dedicados a chismes y fechorías, pero nos olvidamos de que hay algo más importante y prioritario en que pensar, por ejemplo, en la educación cívica y la reforma interior.

Los síntomas de Brasil en el momento son desalentadores y perjudiciales para el progreso de la nación. Posponemos un futuro brillante y pacífico para Brasil debido a nuestra falta de preparación cívica y nuestro infantilismo moral. Por lo tanto, reitero que tenemos que emprender una reforma a fondo de nuestros pensamientos y nuestras actitudes.

No tengo ninguna duda de que hay puntos de luz que indican buenas intenciones en tal oscuridad. Brasileños moralmente elevados se encuentran rodeados por "operación" de esto y aquello para combatir actos de corrupción, de casos intencionales de falta de respeto a los demás, y de la apatía cívica que se reproduce en nuestras instituciones educativas.

En este contexto, menciono un principio gigante de esa apatía cívica: ponemos toda nuestra confianza en los placeres de la cultura oral en lugar de las labores de alfabetización. Por ejemplo: los televisores están siempre prendidos en las crueldades del patrimonio deletéreo de nuestra cultura del chisme, la destrucción y los residuos. Pocos brasileños realmente se "conectan" en la deforestación irresponsable en el país, y en los efectos catastróficos de la sequía en el sureste de Brasil. Todo esto suena como un desequilibrio fortuito de la naturaleza. Nuestra ilusión.

Por lo tanto, el gas asfixiante de un número grande de brasileños que tienen mala educación sofoca el progreso cívico, familiar y nacional de aquellos puntos de luz escasos que acabo de mencionar. Se piensa en la naturaleza como un ser a nuestro favor, y en otros seres humanos como disputadores de espacios y posiciones. Tenemos sed de conocimiento!

Es por eso que creo que habrá cambio de vibraciones y de era. Por supuesto, esta transformación psíquica y social no ocurrirá en un piscar de ojos, o con pocos esfuerzos bienhechores. El primero será el de anular la beligerancia que durante tanto tiempo se ha encargado de la psicoesfera de nuestro planeta. Por lo tanto, cualquier ser humano va a pensar diez veces antes de cometer crímenes contra sus semejantes y otras especies.

La conciencia nos dará el primer consejo de amigo.

Para ello, es necesario higienizar nuestros pensamientos.

martes, 28 de octubre de 2014

Bruno Peron Loureiro: Brasil - En busca de una nación


Bruno Peron Loureiro: Brasil - En busca de una nación
Enviado por Barometro Internacional el martes, 28 octubre, 2014 a las 22:55

Brasil muestra un momento de agitación ciudadana que se debe al furor electoral y a las circunstancias inestables e inciertas que afligen al país, principalmente la inflación y la inseguridad. En este texto desarrollo el argumento que nuestra búsqueda de una nación justifica tal energía.

Resultamos de una imposición institucional que busca la concretización íntima de una nación. De ese modo, antes de encontrar un culpable de nuestros males, no deberíamos mirarnos al espejo como individuos sino como comunidades en busca de una nación.
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Por eso hay tantas desavenencias entre los discursos programáticos de candidatos a cargos importantes de gobierno que o ven a Brasil o como necesitado de una mayor participación del Estado o como de un mayor compromiso con el mercado. Así se sintetizaron los programas de gobierno los dos candidatos a la presidencia en Segunda Vuelta.

Mientras tanto, la necesidad de Brasil es antes que otra, el encontrarse como nación en vías de ciudadanizarse. Con este argumento no tengo duda de que el país necesita una guiñada en la manera en que su población se instruye para que tomemos el gusto por el desarrollo del Arte, la Cultura y la Educación.

Luego, en un escenario ideal en que los brasileros valoricemos las artes, las culturas y las educaciones tendríamos un impulso de desarrollo humano que no partiría primero ni del Estado ni del mercado. Este impulso tendría origen en nuestro deseo de progresar y ayudar a también a aquellos que crecen en nuestro medio y en nuestro país.

Con este argumento, no imagino que Brasil esté todavía preparado para ser una potencia mundial, como creen muchos estadistas. Ellos hablan de “potencias emergentes”, de grupos de los países más influyentes del mundo en los que Brasil aparecería con China e India. Con todo, la crisis de gobernabilidad en Brasil les pasa desapercibida.

Tal vez tengamos motivos para ser ejemplares. Creo que ese día vendrá, aunque todavía queda mucho trabajo por delante. Mientras tanto hay que resolver males graves de negligencia artística, cultural y educativa que colocan al país en un escenario de atraso económico (donde los productos tecnológicos llegan tarde y caros) y de atraso cívico (donde la ciudadanía se confunde con el recatado acto de votar cada dos años)

El Ser brasilero tiene sed de transformación y no medirá esfuerzos para hacer su reforma íntima, cultural y educativa. Es preciso para este fin que los agentes responsables por la instrucción vean el poder como una herramienta benéfica para el progreso de una nación, tal como indiqué al inicio de este texto, y para la formación de ciudadanos.

Mientras tanto vemos que los responsables por la orientación en todo Brasil se debaten a través de los medios de comunicación como si el poder fuese un hueso que ningún can rabioso quiere soltar. La población mientras tanto asiste atónita e impotente ante tantas impurezas de la mente.

La función instructiva en Brasil es extremadamente importante para la fase de transición del país a una nación concreta, debido al elevado número de habitantes sedientos de arte, cultura y educación.

No tengo dudas que más pronto o más tarde Brasil encontrará su camino frente a tanta incuria y desinformación, pero creo que la instrucción será el primer gran paso en ese camino.

Tenemos que aprender a unir lo útil a lo agradable. Así aprovecharemos los avances científicos y tecnológicos a favor de nuestro crecimiento como ciudadanos y del progreso de Brasil en su consolidación como nación.
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viernes, 17 de octubre de 2014

Bruno Peron Loureiro: Brasil - Áreas de Integración nacional

Bruno Peron Loureiro: Brasil - Áreas de Integración nacional
Enviado por Barometro Internacional el domingo, 17 agosto, 2014 a las 0:35

Hay un tipo de integración entre los Estados brasileros que apunta a la degradación. Se declaran “guerras fiscales” entre ellos para atraer empresas transnacionales y emplear el exceso de mano de obra ociosa y descalificada, mientras algunos Estados crecen en función de la insustentabilidad ambiental en la explotación del caucho (Amazonas), minería (Pará) y pecuaria (Mato Grosso).
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La mayor decepción es saber que nuestra integración nacional se ha hecho para cumplir ciclos económicos y exportar aquellos rubros más elementales (hierro, azúcar, soya y bueyes). No se tarda mucho para que luego compremos a empresas extranjeras aleaciones metálicas complejas, huevos de pascua de Nestlé y alimentos procesados en restaurantes gringos de comida rápida.
Evidentemente Brasil enfrenta aterrorizado el resultado de cálculos históricos que son producto de sus males sociales (aumento de la violencia, empleos temporales, protestas en las calles, etc.) Casi 50 millardos de Reales se invirtieron en infraestructura para los juegos de la Copa del Mundo, más dos millardos adicionales para garantizar la seguridad de los turistas. Mientras tanto niños brasileros capturan cangrejos en los manglares de Recife para ganar algunas monedas.
No dudo por eso en garantizar que los brasileros continuamos hambrientos de algún legado que deponga los caprichos de las elites y espante a los políticos vende patria, como “nunca antes en la historia de este país”. Solo con el cambio sustantivo de nuestro sistema político Brasil reorganizará y reeducará a su gente. Así urge una democracia directa  gestionada por consejos de intelectuales  que no ganarán un centavo por tener funciones públicas, porque lo harán para el bien colectivo y sin deseo de ocupar cargos (muchas veces vitalicios) como vemos hoy en la política.
En este nuevo escenario de la gestión pública habría otro modelo de integración nacional a través del cual se creen identidades regionales en los desarrollos del Brasil. Tendríamos así Estados que concentren inversiones y negocios en arquitectura, botánica, ingeniería naval, física nuclear, investigación espacial, investigación en productos químicos y así por delante. Naturalmente ya algo ocurre en ese sentido, pero habría un mayor esfuerzo de planificación del Estado para que las ciudades brasileras concentren ciertos eventos y actividades en cultura, ciencia y tecnología.
De esa manera, Manaos podría ser la capital de la botánica en lugar de aumentar la degradación ambiental con sus barrios industriales. San Luis podría ser la capital de la investigación aeroespacial. Natal de la investigación geológica, João Pessoa de los estudios sobre el mar y la meteorología, Palmas del turismo de aventura. Estas ciudades serían nacional e internacionalmente reconocidas en estas áreas. La finalidad de este nuevo perfil regional es invertir en eventos, formación técnica, universidades, museos, ciencia y tecnología en áreas específicas que definan así sus identidades.
Habría un gran cambio que valorizaría cada rincón de Brasil. Lo que tenemos hoy es un todo (eje Río de Janeiro-San Pablo) o nada (resto del país). Por tanto sugiero que se creen identidades infraestructurales regionales en cada ciudad y región de Brasil que incluyan inversiones en áreas que agreguen valor a los emprendimientos y a la mano de obra.
Brasil no podrá competir, por ejemplo, con los Estados Unidos mientras no cambie su perfil de desintegración nacional. En nuestro país hay un desestímulo al emprendimiento y dependencia exagerada del Estado, un padre santo que bendice a sus hijos sin enseñarlos a merecer el pan que comen.  Mientras tanto, en los Estados Unidos jóvenes creativos salen de la nada para fundar empresas exitosas como Facebook, Google o Twitter.
Un mundo de competitividad acérrima no es el ideal para seres que desean fraternidad y solidaridad. Sin embargo los estímulos al trabajo son importantes para que las personas entiendan que el mérito es la recompensa de aquellos que se dedican y perseveran en sus proyectos.
Tales estímulos pasan por los esfuerzos en pro de la integración nacional
Tenemos que reformar Brasil para que nuestro país avance de verdad.

martes, 7 de octubre de 2014

Bruno Perón Loureiro: Brasil- Adoctrinamiento al azar


Bruno Perón Loureiro: Brasil- Adoctrinamiento al azar

Enviado por Barometro Internacional el martes, 07 octubre, 2014 a las 20:26


Brasil es un palco de incontables casos de adoctrinamiento al azar. Ya que en este país no se definió una ruta coherente por la cual debe pasar la educación de su gente, métodos discordantes encadenan a sus medio-ciudadanos. No faltan ejemplos que suman experiencias en las formas de consumo, en los libros “didácticos” y en las sociedades religiosas.
No llego a esta conclusión solamente porque Brasil es un paroxismo de prácticas espiritualistas. Aquí cualquier personaje mínimamente convincente que hable sobre el destino de la humanidad y los misterios de la psique gana adeptos. Mientras Brasil enaltece a los espiritualismos, los Estados Unidos son criticados por su exceso de materialismo, tal como lo denunciara hace más de un siglo el escritor uruguayo José Enrique Rodó en su libro Ariel (1900).
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Es de ese materialismo que emana el deseo irrefrenable que los brasileros tienen de comprar y ser parte de este mundo high-tech, ultramoderno, agitado y un tanto sin rumbo. Sin importar los medios requeridos para alcanzar los fines deseados, los brasileros se envidian por hablar a través del IPhone 5, que se convirtió en símbolo de status social entre los adolescentes, y hacen triquiñuelas en los receptores para tener acceso a centenas de canales de televisión.
Falta por eso vergüenza en la cara, cuando queremos presidentes absueltos y diputados que hagan más ejercicios que Tiririca en el Mamódromo Nacional (Congreso).
¿Y qué decir de los reales, dólares y euros que fluyen de dentro hacia fuera de Brasil y dejan al país en carestía y a sus medio-ciudadanos sin recursos para el sueño consumista?
En seguida, hagamos una reflexión sobre los hábitos de lectura de los jóvenes, ya que este texto enfoca cuestiones doctrinarias y educativas. Constatamos que no se lee menos, como algunos creen. Hoy se pasan muchas horas frente a programas electrónicos y telas de varios tamaños con leyendas. Por eso las escuelas adoptan equipos de informática con la esperanza de que sólo ellos impulsarán la eficiencia en la enseñanza, mientras que la Rede Globo denuncia casos de eliminación de libros didácticos nuevos como residuos orgánicos, por “fallas administrativas” señaladas por un gobierno local.
Esta y otras experiencias problemáticas comprueban que Brasil sufre de complicaciones de adoctrinamiento. Cuando se creía en la capacidad del país en relación a sus hijos y de los abuelos a sus nietos, se descubre que a menudo los más viejos deberían frecuentar escuelas junto con sus hijos. Muchos de ellos tienen mucho que aprender en amar la vida y valorizar el papel ciudadano.
Brasil tiene muchos laboratorios sociales, que rinden por lo menos algunos resultados positivos en las cuentas del gobierno, por lo menos aquellos que se mantienen en funcionamiento. Cuando una serie de resultados son negativos es preciso cambiar la fórmula para evitar tragedias mayores. En Brasil, solo una reforma política profunda e inclusiva derrocaría los negociados que se alternan en el poder. Luego, es preciso cambiar los deditos que controlan a los títeres presidenciables.
Pero este escenario de cambios sólo se tornaría realidad a través de la instrucción popular (que se pregona por lo menos desde las pedagogías olvidadas del sergipano Manoel Bomfim) de la valorización de la ciudadanía y del reconocimiento del espacio público como un lugar de todos. En vez de eso, vemos a las vías de convivencia como no pertenecientes a nadie, así por ejemplo tiramos descaradamente desechos en áreas públicas y somos displicentes con las calles rotas.
Por lo tanto, la espiritualidad que tanto se atribuyó a Brasil en su papel moralizador y civilizador de la “nueva era” debe pasar por profundas reformas tardías pero perentorias de sus medio-ciudadanos. Tenemos que colocar los conflictos doctrinarios de lado –o abolirlos de una vez– porque éstos dividen al país por la fe, en vez de integrarlo para el bien común. No es por casualidad que muchos charlatanes abusan de la credulidad de sus seguidores para arrebatarles dinero, confianza y tiempo. Construyen templos suntuosos que concentran esfuerzos desmedidos de adoctrinamiento.
Los espiritualismos existen en Brasil para que sus medio-ciudadanos se conviertan en sus fieles. Se culpan a los dioses por los trastornos humanos. La política se convierte en mesianismo. Sin embargo, al mismo tiempo que las sociedades religiosas consiguen adeptos, el Estado titubea en formar ciudadanos.
Muchas veces me preguntan de quién es la culpa de los errores del Brasil. Inmediatamente replico que no se distraigan con el Presidente de la República.
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domingo, 28 de septiembre de 2014

Bruno Perón Loureiro: Brasil - Lazos indisolubles

Bruno Perón Loureiro: Brasil - Lazos indisolubles
Enviado por Barometro Internacional el domingo, 28 septiembre, 2014 a las 11:10
Etiquetas: barometro bi brasil sibci
Cuando leo las principales noticias sobre Brasil, quedo impresionado con la manera como los medios de comunicación (des)informan sobre la coyuntura macroeconómica de nuestro país. El escenario más preocupante es el de recesión, que acompañaría a la inflación que ya flagela nuestra economía y que ningún político ni ministro podrá esconder de los brasileros.
Es más que evidente que los precios de los productos están altísimos y continúan subiendo en Brasil, que sus industrias tienen pérdidas en competitividad, y que la hinchazón de la Maquinaria enreda el desarrollo del sector productivo en Brasil. Todavía nuestros jóvenes sueñan con la admisión en concursos públicos en vez de dar alas a la creatividad emprendedora que los haga promover a nuestras industrias.
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En las circunstancias de incertidumbre económica y política en que estamos viviendo, el aumento de la burocracia es la piedra en el zapato de los empresarios innovadores, de la gente de ideas y de los pocos que contribuyen a generar riquezas en Brasil. Mientras tanto, la mentalidad “concursera” inherente a nuestra cultura reduce el aliento de jóvenes esperanzadores y nos convierte en soldados chupadores de pezones, los de la Maquinaria.
Para dificultar todavía más esta situación, la batalla que se libra entre los candidatos a la Presidencia de Brasil es casi la de quien será el próximo títere que fingirá  que gobierna. Ahora, si los candidatos de la izquierda radical no se fatigan de denunciar que el gobierno brasilero tiene lazos indisolubles con banqueros e inversionistas extranjeros, no estoy convencido de que el próximo presidente(a) romperá tales lazos por más persuasivos que los candidatos(as) a la Presidencia parezcan en sus campañas.
Ni los discursos a favor de prácticas sustentables de desarrollo me suenan como una tentativa bien intencionada de corregir los caminos macroeconómicos tortuosos en Brasil. Tenemos que agregar tecnología e innovación a lo que hacemos. Sólo así dejaríamos de ser trabajadores intermediarios que apenas compran por diez y venden por veinte, pero que no agregan tecnología. Para eso es preciso instruir a nuestros jóvenes y darles la libertad de expresar su creatividad a favor del Brasil.
No es por azar que muchos jóvenes agotan sus sueños en presidios. Estos serían la culminación de la falta de libertad que ellos ya tenían antes de estar presos, una vez que la Maquinaria asfixia sus anhelos. La Maquinaria les da educación inadecuada, los convierte al consumismo al que la televisión los induce y todavía los reprime cuando ellos se vuelven en contra de esa sociedad que deforma a los recién nacidos.
Es preciso dar otro impulso a las esperanzas que los trabajadores tienen en Brasil a fin de no apostar todas las fichas a los políticos ni a las personas que ganan mensualmente 15 mil Reales para vivir en Brasilia. Las propuestas de quien conoce bien a Brasil están distantes de ser mesiánicas y milagrosas. Ellas afectarán las conciencias de los seres que, como usted lector, asumen el trabajo porque éste es dignificante y no solamente porque es obligatorio para sobrevivir.
En este viaje de descubrimientos, hemos visto que Brasil es un país acogedor donde su gente está dispuesta a rectificar sus equivocaciones, errores y engaños. Así, millares de extranjeros han apostado su vida a Brasil, que es un laboratorio de convergencias étnicas e instituciones trasplantadas donde se avizora la promesa de un modelo civilizatorio.
Hasta que Brasil se consolide en el mundo como una nación fuerte y ejemplar, sin que para eso tenga que espiar o se imponga a los demás (como los forajidos Estados Unidos) tenemos que preservar el bien. Por lo tanto una de nuestras tareas es pensar la manera de promover modos de trabajo que realicen nuestra creatividad y generen riquezas para Brasil.
La casa brasilera está embrujada por la inflación, la inseguridad y la negligencia en relación a los jóvenes. Aunque se haya hablado cada vez más sobre economía y sustentabilidad, es preciso rever nuestro modelo de desarrollo para que la Maquinaria promueva las industrias nacionales e incentive a los jóvenes a liberar su creatividad latente.
El resultado puede ser glorioso para todos los brasileros.
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Bruno Perón Loureiro: Brasil - Lazos indisolubles

Enviado por Barometro Internacional el domingo, 28 septiembre, 2014 a las 11:10
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Cuando leo las principales noticias sobre Brasil, quedo impresionado con la manera como los medios de comunicación (des)informan sobre la coyuntura macroeconómica de nuestro país. El escenario más preocupante es el de recesión, que acompañaría a la inflación que ya flagela nuestra economía y que ningún político ni ministro podrá esconder de los brasileros.
Es más que evidente que los precios de los productos están altísimos y continúan subiendo en Brasil, que sus industrias tienen pérdidas en competitividad, y que la hinchazón de la Maquinaria enreda el desarrollo del sector productivo en Brasil. Todavía nuestros jóvenes sueñan con la admisión en concursos públicos en vez de dar alas a la creatividad emprendedora que los haga promover a nuestras industrias.
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En las circunstancias de incertidumbre económica y política en que estamos viviendo, el aumento de la burocracia es la piedra en el zapato de los empresarios innovadores, de la gente de ideas y de los pocos que contribuyen a generar riquezas en Brasil. Mientras tanto, la mentalidad “concursera” inherente a nuestra cultura reduce el aliento de jóvenes esperanzadores y nos convierte en soldados chupadores de pezones, los de la Maquinaria.
Para dificultar todavía más esta situación, la batalla que se libra entre los candidatos a la Presidencia de Brasil es casi la de quien será el próximo títere que fingirá  que gobierna. Ahora, si los candidatos de la izquierda radical no se fatigan de denunciar que el gobierno brasilero tiene lazos indisolubles con banqueros e inversionistas extranjeros, no estoy convencido de que el próximo presidente(a) romperá tales lazos por más persuasivos que los candidatos(as) a la Presidencia parezcan en sus campañas.
Ni los discursos a favor de prácticas sustentables de desarrollo me suenan como una tentativa bien intencionada de corregir los caminos macroeconómicos tortuosos en Brasil. Tenemos que agregar tecnología e innovación a lo que hacemos. Sólo así dejaríamos de ser trabajadores intermediarios que apenas compran por diez y venden por veinte, pero que no agregan tecnología. Para eso es preciso instruir a nuestros jóvenes y darles la libertad de expresar su creatividad a favor del Brasil.
No es por azar que muchos jóvenes agotan sus sueños en presidios. Estos serían la culminación de la falta de libertad que ellos ya tenían antes de estar presos, una vez que la Maquinaria asfixia sus anhelos. La Maquinaria les da educación inadecuada, los convierte al consumismo al que la televisión los induce y todavía los reprime cuando ellos se vuelven en contra de esa sociedad que deforma a los recién nacidos.
Es preciso dar otro impulso a las esperanzas que los trabajadores tienen en Brasil a fin de no apostar todas las fichas a los políticos ni a las personas que ganan mensualmente 15 mil Reales para vivir en Brasilia. Las propuestas de quien conoce bien a Brasil están distantes de ser mesiánicas y milagrosas. Ellas afectarán las conciencias de los seres que, como usted lector, asumen el trabajo porque éste es dignificante y no solamente porque es obligatorio para sobrevivir.
En este viaje de descubrimientos, hemos visto que Brasil es un país acogedor donde su gente está dispuesta a rectificar sus equivocaciones, errores y engaños. Así, millares de extranjeros han apostado su vida a Brasil, que es un laboratorio de convergencias étnicas e instituciones trasplantadas donde se avizora la promesa de un modelo civilizatorio.
Hasta que Brasil se consolide en el mundo como una nación fuerte y ejemplar, sin que para eso tenga que espiar o se imponga a los demás (como los forajidos Estados Unidos) tenemos que preservar el bien. Por lo tanto una de nuestras tareas es pensar la manera de promover modos de trabajo que realicen nuestra creatividad y generen riquezas para Brasil.
La casa brasilera está embrujada por la inflación, la inseguridad y la negligencia en relación a los jóvenes. Aunque se haya hablado cada vez más sobre economía y sustentabilidad, es preciso rever nuestro modelo de desarrollo para que la Maquinaria promueva las industrias nacionales e incentive a los jóvenes a liberar su creatividad latente.
El resultado puede ser glorioso para todos los brasileros.
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