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martes, 5 de julio de 2016

Por: Antonio Guillermo García Danglades:La “Masacre de Curuguaty” y el golpe de Estado en Paraguay – PARTE I


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La “Masacre de Curuguaty” y el golpe de Estado en Paraguay – PARTE I

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Por: Antonio Guillermo García Danglades

La Policía Nacional masacró a la gente, y es una verdadera vergüenza porque esta tierra le pertenece a los campesinos”, decía un habitante de Curuguaty, al este de Paraguay, junto a los cuerpos abandonados de dos dirigentes campesinos asesinados en los sucesos violentos conocidos como la “Masacre de Curuguaty”, donde 11 campesinos y 6 policías fueron asesinados y decenas de personas resultaron heridas.

Por estos hechos fue juzgado y destituido una semana más tarde, el 22 de junio de 2012, el presidente de izquierda Fernando Lugo, en un “juicio exprés” que llevó a cabo congreso de ese país dominado por los partidos de la oligarquía conservadora paraguaya, y que con el apoyo de la prensa corporativista y el auspicio de Washington, emulaba el golpe de Estado “bueno” ejecutado tres años antes en Honduras.

Conociendo el largo historial de autoatentados y campañas mediáticas de Washington para justificar sus intervenciones extranjeras y, particularmente, su participación en las experiencias golpistas en Venezuela (2002), Haití (2004) y Honduras (2008), la escenificación de una emboscada que propiciara un enfrentamiento entre las fuerzas de orden público y familias campesinas, con un saldo lamentable de muertes en ambos grupos, constituía un evento trágico ideal para la ejecución de un golpe de Estado “bueno” en Paraguay.

Un cable oficial de la Embajada de Estados Unidos en Asunción de fecha 28 de marzo de 2009, revelado por Wikileaks (28 de noviembre de 2010), implicaba al fallecido general golpista y líder del partido reaccionario Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE) Lino Oviedo, y al ex presidente Nicanor Duarte, en la preparación de un plan conspirativo para derrocar al presidente Lugo, que consistía en capitalizar cualquier paso en falso que éste diese para inhabilitarlo en el Congreso y “asegurar su propia supremacía política”. No obstante, era muy poco lo que estos siniestros personajes habían podido conseguir porque, a juicio del Departamento de Estado, “Lugo había sido cuidadoso en no proveer una soga política o legal para que fuera ahorcado, lo que había despojado a Oviedo y Duarte de los números en el Congreso para su supuesto golpe democrático”. Sin embargo, la Embajada advertía que “nada es imposible en Paraguay” y, en lugar de seguir esperando por ese “paso en falso” que no llegaba, los golpistas forzaron el evento para provocarlo.

Dos contundentes informes, uno elaborado por la FIAN Internacional y La Vía Campesina (2014), y el otro por el activista de derechos humanos Aitor Martínez (Octubre de 2012) para la Plataforma de Estudio e Investigación de Conflictos Campesinos (PEICC), revelan de manera detallada y descarnada lo que realmente ocurrió en Curuguaty.

El 15 de junio de 2012, a las siete de la mañana, 11 campesinos y 6 policías (1) fueron asesinados durante un operativo de desalojo ejecutado por unas 324 fuerzas militares y policiales contra poco más de 50 hombres, mujeres y niños de familias campesinas que habían ocupado tierras del distrito de Curuguaty, reclamadas por la familia del terrateniente paraguayo Blas N. Riquelme, empresario y ex presidente del Partido Colorado. Siendo que esta ocupación no se producía en las tierras en disputa, el juez del caso había impartido una orden de allanamiento, la cual fue desoída por la policía y fuerzas militares que procedieron más bien a ejecutar un desalojo, utilizando para ello una fuerza descomunal y desproporcionada.

Agentes policiales del grupo antimotines emplazaron a estos campesinos a que se retiraran de las tierras de manera pacífica, como había ocurrido en otras ocasiones, pero en medio de la negociación, se desató una ráfaga de balas creando el caos y la muerte.

Imágenes de video filmadas por la propia policía muestran minutos antes de la masacre, al grupo antimotines de la policía dando la orden de sólo llevar “balines de gomas” y “agresivos químicos” durante el desalojo, y garantizar los derechos humanos de los campesinos. Sin embargo, estas mismas imágenes revelan que algunos agentes de la policía que ejecutaban el desalojo sí estaban armados. Asimismo, las imágenes muestran a las fuerzas policiales y militares organizadas en dos columnas ofensivas en forma de tenazas que sirvieron para rodear a los campesinos, dejándolos sin salida, por lo que era imposible que éstos fueran a emboscar a las fuerzas de orden público, aunque la versión oficial asegure que un helicóptero que sobrevolaba la zona antes de la masacre, pudo divisar a unos 17 campesinos armados, sin identificar el tipo de armas. Las imágenes que debió tomar la aeronave sobre este hallazgo nunca aparecieron, supuestamente porque la cámara no funcionaba.

Las mismas imágenes y testimonios de policías sobrevivientes demuestran que al menos 10 efectivos tácticos estaban armados con fusiles automáticos de asalto y en posición de ataque apuntando a los campesinos. Incluso, varios policías y campesinos aseguran en declaraciones tomadas por la fiscalía que habían francotiradores apostados en lugares estratégicos que dispararon “metralletas” indiscriminadamente contra las fuerzas policiales y campesinos por igual.

Precisamente, el video captado por la propia policía revela que luego de unos tres tiros aislados, posiblemente de escopetas de salva, se produjo una ráfaga de disparos continuados con una cadencia perfecta de 15 tiros por segundo, provenientes de armas automáticas, específicamente, según expertos en armas, M16 o M4 estadounidenses.
Diversas fuentes incluso relatan que inmediatamente después de los sucesos, se produjeron torturas y ejecuciones, y una cacería humana contra los sobrevivientes de la masacre, aprovechando que no existía ningún operativo oficial para custodiar la zona, presuntamente para permitir la fuga de los verdaderos responsables.

Llegados a la capital Asunción los primeros reportes de Curuguaty, el presidente Lugo se apresuró a manifestar en un breve comunicado su “absoluto respaldo” a las fuerzas de seguridad, extendiendo el pésame a los familiares de los policías caídos. Sin embargo, en la medida en que los detalles de la matanza comenzaban a ser conocidos, crecía la indignación de la opinión pública.

Abrumado por los irrefutables hechos, Lugo designó a un nuevo ministro del Interior, el ex Fiscal General del Estado, Rubén Candia Amarilla, y reemplazó al comandante de la Policía Nacional. Asimismo, anunció la creación de una comisión especial para investigar lo ocurrido en Curuguaty con el apoyo a la OEA. Pero no fue suficiente. Al igual que sucedió en Honduras, Lugo fue sometido a un proceso de inhabilitación parlamentaria exprés que culminó con su destitución el 22 de junio de 2012.

Esto provocó el rechazo abrumador de toda América Latina. La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) lo condenó categóricamente, al tiempo que el Mercado Común del Sur (Mercosur) suspendía al Paraguay de su participación en este esquema de integración. Por su parte, los países del ALBA, conjuntamente con Argentina y Brasil, no dudaron en calificar lo sucedido en Paraguay como un claro golpe de Estado.

Como era de esperarse, Estados Unidos evitó condenar el golpe en Paraguay, expresando de manera muy tibia su preocupación por el “rápido” proceso de inhabilitación de Lugo. La portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, dejó claro que Estados Unidos no condenaría el golpe ni tomaría acciones apresuradas, sino que evaluaría la situación “lenta y cuidadosamente”. No por casualidad, la misma posición fue asumida por el entonces Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, quien manifestó que, a diferencia de Unasur y Mercosur, la OEA no condenaría el golpe ni suspendería a Paraguay de la organización porque “crearía más problemas en el país y lo aislaría regionalmente”, aunque la ruptura de su orden democrático y constitucional fuera más que evidente.

En su trabajo “Un Golpe por la Tierra”, el periodista británico Benjamin Dangl (16 de julio de 2012), asegura que detrás de los acontecimientos de Curuguaty que condujeron al golpe de Estado, “hay un conflicto por el acceso a la tierra, la cual representa el poder y el dinero para las elites, la supervivencia y la dignidad para los pobres, y ha estado en el centro de importantes batallas políticas y sociales en Paraguay durante décadas”, y que para entenderlo, “hay que echar un vistazo a la historia de la guerra por los recursos naturales de Paraguay, por la tierra (…) y a la historia de la resistencia de una comunidad agrícola (…)”.

Dangl afirma que desde los años ochenta, grupos militares y paramilitares vinculados a terratenientes y grandes empresas habían desalojado por la fuerza a más de 100 mil pequeños agricultores e indígenas, y asesinado a cientos de líderes campesinos con total impunidad en el país más pobre de Suramérica y con las más altas tasas desigualdad, particularmente en lo correspondiente a la tenencia de la tierra.(2)

En este contexto de exclusión y desigualdad, el ex sacerdote de izquierda y defensor de la Teología de la Liberación, Fernando Lugo, llegaba al poder con la promesa de realizar una necesaria reforma agraria. Fue democráticamente electo presidente en 2008, poniendo fin a más de seis décadas de dominación del oligárquico y reaccionario Partido Colorado. No obstante, el ex sacerdote nunca contó con el apoyo de una organización política estructurada, lo que incidió a que se aislara progresivamente de las decisiones políticas de gran envergadura.  A diferencia de los procesos constituyentes que se realizaron en Bolivia, Ecuador y Venezuela, que garantizaron la continuidad de un proyecto de desarrollo volcado hacia la justicia social, Lugo mantuvo intacta la estructura del Estado burgués y permitió la participación en el gobierno de la vieja clase política conservadora encarnada en su vicepresidente Francisco Franco y en los ministros del Partido Liberal Cándido Vera Bejarano en Agricultura y Ganadería, Blas Llano en Justicia y Trabajo y Martín Heisecke en Industria y Comercio, los socialdemócratas Alejandro Hamed como Canciller del Partido del Movimiento al Socialismo (PMAS) y Rafael Filizzola en Interiores del Partido Democrático Progresista (PDP), y el general Luis Nicanor Bareiro Spaini en Defensa y Horacio Galeano Perrone en Educación, ambos del Partido Colorado que además gozaba de la mayoría absoluta en el Congreso.

El aislamiento de Lugo en el ejercicio efectivo del poder, conllevó a que su gobierno siguiera los lineamientos del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial y continuara con los procesos de privatización, entre otras medidas de corte neoliberal. Incluso llegó a dictar una “ley antiterrorista” bajo el asesoramiento del gobierno colombiano dirigido por el entonces presidente Álvaro Uribe, conocido por sus nexos paramilitares. En este contexto, Lugo solo estuvo en capacidad de maniobrar para evitar que algunas nuevas políticas neoliberales pudieran ser aplicadas en detrimento de la población. En este sentido, rechazó el uso de pesticidas, agroquímicos y semillas transgénicas por parte de corporaciones multinacionales, particularmente del gigante corporativo Monsanto, lo que algunos analistas atribuyen como el disparador que finalmente activó el golpe en su contra.

Entretanto, la prometida reforma agraria se estancaba en un letargo burocrático que le impedía avanzar, al tiempo que la derecha enquistada en el gobierno comenzaba a ejercer una política de represión y criminalización de los movimientos campesinos, haciendo que Lugo también se alienara de la clase social que lo había llevado al poder con los votos.

Las abrumadoras evidencias demuestran que, efectivamente, la “Masacre de Curuguaty” no fue un montaje. La misma tuvo su origen en la confrontación histórica entre la clase oligárquica paraguaya y los “condenados de la tierra” como bien los llamaba el pensador revolucionario martiniqueño Frantz Fanon. No obstante, sería un error afirmar que esta disputa de tierras fue el motivo principal del golpe, aunque sí constituyó el evento catalizador de la derecha oligárquica paraguaya para sacar del poder a un presidente soberano que representaba un obstáculo a la creciente ocupación militar de Estados Unidos en América Latina y el Caribe en su ofensiva hegemónica.
Notas
 (1) Entre los 6 policías asesinados, se encontraba el comisario Erven Lovera, hermano del teniente coronel Alcides Lovera, jefe de seguridad del presidente Lugo.
(2) De acuerdo al experto brasilero João Pedro Stedile (18 de Julio de 2012), del Movimiento Sin Tierras, “Paraguay es el país de mayor concentración de la tierra en el mundo. De sus 40 millones de hectáreas, más de 31 millones son de propiedad privada, donde apenas el 2% de los propietarios son dueños del 85% de las tierras, mientras que la población campesina solo cuenta con el 6%. El informe “Sector Rural Paraguayo: Una visión general para un diálogo informado” del Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), indica que el coeficiente Gini de concentración de tierras en Paraguay es del 0.94, lo que se traduce en prácticamente total desigualdad de la tierra.
Referencias
Dangl, Benjamin (16 de julio de 2012) “A Coup Over Land: The Resource War Behind Paraguay’s Crisis”. Upsaide Down World. http://upsidedownworld.org/main/paraguay-archives-44/3758-a-coup-over-land-the-resource-war-behind-paraguays-crisis
 EA (8 diciembre de 2010) “Políticas de Seguridad y Derechos Humanos en el Gobierno de Fernando Lugo”. http://ea.com.py/v2/politicas-de-seguridad-y-derechos-humanos-en-el-gobierno-de-fernando-lugo/
 FIAN Internacional y La Vía Campesina (2014) “Conflictos Agrarios y Criminalización de Campesinos y Campesinas en Paraguay: El Caso Marina Kue y la Masacre de Curuguaty” (Serie Tierra y Soberanía en las Américas, No. 6) Oakland, CA: Food First/Institute for Food and Development Policy y Transnational Institute. http://viacampesina.org/es/images/stories/pdf/Curuguaty-FIAN-FoodF.version%20final.pdf
 Fuentes, Federico (15 de julio de 2012) “Paraguay: US makes gains from coup against Lugo”. Green Left Weekly. https://www.greenleft.org.au/node/51636
 Irala, Abel (2010) “Los Nuevos Rostros de la Militarizacion”. Servicio Paz y Justicia Paraguay, SERPAJ-PY. http://www.serpajpy.org.py/wp-content/uploads/2013/04/Los-nuevos-rostros-militarizacion.pdf
 Kozloff, Nikolas (8 de julio de 2012) “Behind the Paraguayan coup”. Aljazeera. https://en-maktoob.news.yahoo.com/behind-paraguayan-coup-203039785.html
 Martínez, Aitor (Octubre de 2012) “Informe: Masacre de Curuguaty”. Plataforma de Estudio e Investigación de Confl ictos Campesinos (PEICC)
 Méndez Grimaldi, Idilio (27 de junio de 2012) “Monsanto golpea en Paraguay: Los muertos de Curuguaty y el juicio político a Lugo”. Pagina 12/Rebelion. http://www.rebelion.org/docs/151721.pdf
 Whitney, W. T. (18 de marzo de 2015) “U. S. Interventions in Venezuela, Peru, and Paraguay”. Counterpunch. http://www.counterpunch.org/2015/03/18/u-s-interventions-in-venezuela-peru-and-paraguay/
 Wikileaks (28 de noviembre de 2010), “US Embassy Asuncion cable dated 28 March 2009, 09ASUNCION189, Paraguayan Pols Plot Parliamentary Putsch”. 28 de marzo de 2009. https://wikileaks.org/plusd/cables/09ASUNCION189_a.html



Publicación Barómetro 04-07-16