Con las Madres No
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Un país y un Poder Judicial que avergüenzan
Por
Gustavo Robles
El
juez Martínez di Giorgi ordenó la detención de Hebe de Bonafini.
En el país donde Menem, Cavallo, De La Rúa y otros impresentables
están libres y gozan de sus fortunas de oscuro origen, un magistrado
del Estado Burgués se atreve a poner la maquinaria represiva al
servicio de atropellar a una Madre de Plaza de Mayo.
En
el marco de la investigación por la causa “Sueños compartidos”,
di Giorgi citó a indagatoria a Hebe, para que declare por un agujero
de $206 millones y se justificó diciendo que “todos somos iguales
ante la ley”. Una falacia viniendo de alguien que “no es igual a
los demás ante la ley”, ya que puede determinar según su
criterio, que es el criterio imperante, el destino del resto de los
habitantes de este país, al tiempo que se fija su propio sueldo y se
exceptúa de pagar impuestos.
Hebe
no es igual que otros ante la ley. No debiera serlo, como ninguna
Madre. Hay dignidades que deben tener reconocimientos vitalicios. Su
lucha en los años más oscuros de este suelo debe ser respetada. Si
funcionarios, jueces y legisladores tienen fueros y privilegios…
¿quién más fueros y más legítimos que los de todas las Madres?
Hebe
tiene 87 años. El mismo Estado que desde la presidencia ensalza a
los militares, vuelve a los desfiles y quiere olvidar el nefasto
pasado; el mismo poder que envía a los genocidas “prisioneros” a
sus casas por sus edades avanzadas, pretenden arrastrarla hasta sus
estrados a pesar de sus casi 9 décadas.
El
mismo Estado que asesinó a sus hijos, ahora pretende aleccionarla.
Obscenidades
del Estado Burgués y sus instituciones.
El
Poder Judicial es hoy el resabio más acabado del feudalismo en
nuestro país. Los magistrados son amos y señores de la vida de los
demás, individuos casi intocables con atributos propios de las
monarquías. Esos “no iguales”, elegidos en sus cargos lejos del
calor de las masas populares, nos quieren decir, como si fuésemos
sus inferiores o pobres imberbes, que “las leyes son iguales para
todos”, a pesar de que las cárceles están llenas de pobres
mientras nadie roba más que los ricos.
El
mismo Poder que acosa a luchadores populares, mira para otro lado
ante el latrocinio empresarial ¿Dónde hay un directivo de empresas
de servicios, que se tragaron miles de millones de dólares de
subsidios estatales durante 12 años, preso o al menos procesado?
¿Qué juez citó a algún terrateniente a indagatoria por tirar
leche en las rutas mientras chicos morían de hambre durante la
rebelión de la oligarquía y la burguesía agraria en 2008? ¿Para
cuándo las citaciones y procesamientos para Macri por los Papeles de
Panamá, para Caputo por sus negociados con el Estado macrista, para
Aranguren por su escandaloso manejo de la política energética a
favor de las empresas, incluso de la que él es parte; para Melconián
por ser un buitre que estafó al país?
El
Poder Judicial es el arma de represión del Estado, y está claro que
está llevando a cabo su tarea en defensa de los intereses de las
empresas con el aval del gobierno…de las empresas.
Digo
esto a pesar de que Hebe es la desilusión política más grande de
mi vida. Recuerdo haberla escuchado hablar sobre la Revolución y el
Socialismo como nadie, con un amor que emocionaba. Pero después se
alineó con un gobierno que renegaba del socialismo y mucho peor aún,
engañó al pueblo para entregarlo a las multinacionales. Miró para
otro lado ante el regocijo de Rockefeller, Munk, Soros o Slim. O ante
el procesamiento de miles de luchadores en la década K. Yo no me
olvido de su “por algo habrá sido” cuando desapareció Jorge
López.
Ni
de su humillación a los hermanos bolivianos cuando los quiso echar
de la Plaza. Ni de su destrato a los trabajadores, justamente, de
Sueños Compartidos, a los cuales les dejó de pagar para después
dejarlos sin trabajo. Tampoco me olvido de su abrazo a Milani. Verla
hoy rodeada de la runfla corrupta kirchnerista no deja de ser una
daga clavada en el corazón. Sin embargo, me niego a creer que ella
se haya ensuciado las manos metiéndolas en alguna lata. Los años no
vienen solos y se rodeó mal. Hebe es intransigentemente autoritaria,
pero no es corrupta. Y tiene derecho a pensar lo que quiera y
defender lo que le plazca.
Se
la puede criticar ¡Cómo no! Lo que no se puede, de ninguna manera,
es atropellar su lucha y sus años desde el Estado. Ella, como toda
Madre, como Norita, como Elía, es un símbolo que debe cuidarse. No
puede permitirse el irrespeto institucionalizado, menos desde un
poder feudal disfrazado de “justicia” y de juez, que desde hace
décadas, por no decir siglos, es funcional a los intereses y
privilegios de los explotadores.
Es
bueno que se la proteja desde los sectores populares. Es bueno para
ponerle también, un freno a un gobierno que claramente quiere
llevarse puestos los pocos derechos y emblemas que aún sobreviven
para los que viven de sus salarios. Tal vez algún día esas masas se
den cuenta de que nada más que parches pueden lograrse dentro de las
instituciones del capitalismo. Y que hay que derrotarlo tal como
querían los 30.000, para que a ningún afiebrado funcionario se le
ocurra tocar a un símbolo popular viviente como Hebe.
gustavorobles@pctargentina.org
Publicación Barómetro 11-08-16