Por Cecilia Zamudio: La UE quiere las riquezas de África, pero a las personas no
Enviado por Barometro
Internacional el domingo, 03 mayo, 2015 a las 15:01
Miles
de personas fallecen todos los años en su intento de llegar a
Europa. Personas huyendo de la miseria a la que el saqueo perpetrado
por el gran capital transnacional somete a África. No van hacia el
“sueño europeo”, huyen de la Pesadilla en que las
transnacionales han convertido a África; siguen la ruta que
previamente han seguido las inmensas riquezas extraídas de sus
países. Pero la UE quiere las riquezas de África, pero a las
personas no. La Dictadura del Capital obliga a las personas a
emprender éxodos terribles, en condiciones de peligro extremas.
En
la madrugada del 19 de abril 2015, un barco en proveniencia de
Libia, con más de 900 personas migrantes, se hundió en el estrecho
de Sicilia, a unos 110 Km de la costa. La Fiscalía de Catania
señaló que se estima que podrían haber fallecido unas 950
personas; los procuradores expresan que "aún es imposible
determinar con precisión el número de muertes" (1). Se han
encontrado 24 cadáveres, y solamente 28 supervivientes. Los
Guardacostas italianos habían recibido una llamada de socorro en la
noche, avisándoles de que el barco se encontraba en peligro. Pero,
según informaron los guardacostas, cuando se inició la operación
de rescate, el barco naufragó porque todos los que iban a bordo se
colocaron del mismo lado en la desesperación por sobrevivir (2).
En
el mismo mes de abril de 2015, más de 400 personas migrantes
desaparecieron y unas 150 sobrevivieron, tras naufragar en su viaje
clandestino rumbo a Italia, el día 15. Y es que el Mediterráneo se
ha convertido en una inmensa tumba. En total unas 90 mil personas
cruzaron a Europa entre el 1 de julio y el 30 de septiembre 2014, y
al menos 2.200 perdieron la vida. En el trimestre anterior fueron 75
mil personas y 800 muertes, según ACNUR.
Estas
tragedias representan un largo sufrimiento para los familiares de
las víctimas; y por otro lado una larga sucesión de malabarismos
mediáticos para los políticos de la UE, que salen a intentar tapar
el sol con un dedo. Quieren tapar que el saqueo y las “guerras
humanitarias” perpetradas por la UE y EEUU contra África tienen
como lógica consecuencia el éxodo masivo. Salen los políticos,
los representantes de las instituciones internacionales, a cual más
“caritativo”, a cuál más “legalista”, a cuál más ufano a
proponer soluciones. Y cada solución es menos solución que la
anterior. Concentran sus diatribas contra las supuestas “mafias”
de transporte de personas, cuando es bien sabido que en muchas
ocasiones el supuesto “mafioso” no es otra cosa que un pescador
que ya no puede sobrevivir de la pesca en un mar saqueado por el
arrastre de las grandes transnacionales, reconvertido en conductor
de embarcaciones que clandestinamente intentan pasar las fronteras
de la Europa fortaleza. Incluso, si bien puede ser cierto que muchos
transportistas de estos viajes clandestinos se aprovechan de las
personas en situación de éxodo, estos transportistas no pueden ser
tenidos por los responsables de esta tragedia, de estos crímenes de
Lesa Humanidad. A menos que se quieran ocultar a los verdaderos
responsables. Algunos salen incluso a decir que hay que bombardear
las embarcaciones en las costas de salida: el fascismo de la Unión
Europea deja completamente caer sus máscaras.
Entre
los supervivientes de la tragedia del 19 de abril, los medios han
ubicado ya a los dos hombres que les sirven de chivo expiatorio: dos
miembros de la tripulación serán el blanco de todo el odio; chivos
expiatorios perfectos para ocultar a los verdaderos responsables de
estos crímenes contra la humanidad. Se les acusa de homicidio
múltiple, y los medios del gran capital intentan responsabilizar de
la continua tragedia del Mediterráneo y del Atlántico a las
supuestas “mafias de trata de personas”.
Esta
tragedia del fallecimiento atroz de cientos de personas en
proveniencia de Libia, es también una de las consecuencias de la
invasión contra Libia, perpetrada por los “aliados” y su OTAN
en el 2011.
La
invasión de Libia fue una intervención al servicio del Gran
Capital Transnacional, que adelantó la OTAN con la ayuda de
mercenarios paramilitares inyectados en Libia desde los servicios
secretos europeos y estadounidenses. Esta invasión se articuló con
la total complicidad del aparato mediático del capitalismo
transnacional, que a los paramilitares mercenarios los llamaba
"rebeldes" con la finalidad de justificar la invasión y
genocidio contra el pueblo libio, y su gobierno de entonces, el de
Muammar Al Gaddafi. Durante el gobierno de Gaddafi, Libia era el
país con el mayor nivel de vida de toda África; razón por la que
en Libia se establecieron muchísimos africanos de otras regiones de
África. Estos africanos hoy se suman a los que intentan llegar a la
Europa fortaleza: a esa UE que saquea las riquezas de África, pero
luego no quiere a las personas.
Libia
fue el blanco de la codicia capitalista por varias razones: tiene en
su suelo un petróleo de los más livianos del mundo y un potencial
productivo estimado en más de 3 millones de barriles diarios. Desde
2009 Gaddafi adelantaba un plan para nacionalizar el petróleo
libio. El plan de nacionalización fue impedido por opositores en el
mismo seno del gobierno. Muchos de estos opositores a la
nacionalización fungieron de “jefes rebeldes” al servicio de
los intereses de las transnacionales.
Además
Libia posee una inmensa reserva hídrica subterránea estimada en
35.000 kilómetros cúbicos de agua, que forma parte del Sistema
Acuífero Nubio de Arenisca (NSAS), la mayor reserva fósil de agua
del mundo. En los años ochenta Libia inició un proyecto a gran
escala de aprovisionamiento de agua: El Gran Río Artificial de
Libia, considerado uno de los más grandes proyectos de ingeniería,
que proveía agua desde los acuíferos fósiles. El sistema una vez
finalizado cubriría a Libia, Egipto, Sudán y Chad, y potenciaría
así la seguridad alimentaria de una región aquejada por la escasez
de agua para cultivos. Eso evitaría que esos países recurrieran a
los fondos del FMI: algo que se oponía a la aspiración del
monopolio global de los recursos hídricos y alimentarios por parte
de Occidente.
Por
otro ladom Libia poseía 200 mil millones de dólares de reservas
internacionales que fueron confiscadas por sus agresores. Estos
fueron los móviles del crimen contra Libia.
Luego
de la agresión imperialista, Libia quedó destruida, sin
infraestructura acuífera ni vial, ni escuelas, ni hospitales, ya
que hasta éstos fueros bombardeados. Antes de la invasión
imperialista, en Libia las mujeres vivían con mucha más libertad
que en otros países de la región; luego de la invasión, una de
las primeras medidas del gobierno de mercenarios aupado por la OTAN,
fue decretar la ley de la Sharia, atrozmente cruel con las mujeres,
todo bajo los aplausos de la UE y EEUU. Otra de las consecuencias de
la invasión a Libia, es el surgimiento de grupos de terrorismo
paramilitar en diferentes países de la región: los mercenarios
empleados por los servicios secretos europeos y estadounidenses se
reciclan en otras operaciones del terror. De estas operaciones surge
el Estado Islámico.
Libia
fue torturada por lo que falsimedia tuvo el cinismo de llamar
"bombardeos humanitarios". Una aberrante operación de
neocolonialismo con miras a apropiarse de los inmensos recursos
petroleros y acuíferos de Libia. Las transnacionales inflaron sus
fortunas en base a la tortura del pueblo Libio.
El
capitalismo es el responsable de estas tragedias, y concretamente
los grandes capitalistas que se lucran del sudor ajeno y del saqueo
del planeta: ellos son los criminales de Lesa Humanidad. Esos que
los medios nos mostrarán como “empresarios de éxito”.85
multimillonarios poseen una riqueza igual a la riqueza que comparten
3.570 millones de personas, que sobreviven explotadas en infernales
socavones, teniendo que vender sus órganos, teniendo que trabajar
en fábricas que las sepultan vivas, teniendo que prostituirse desde
la infancia, o teniendo que empeñarse en éxodos terribles, cuya
culminación no será otra que la muerte por ahogamiento, o el
ahogamiento en vida, teniendo que trabajar por migajas en la Europa
fortaleza, en caso de sobrevivir al viaje.
Hoy
son miles de hombres jóvenes, mujeres y niños, que se ha tragado
el mar. Un mar cuyas olas van y vienen entre África y Europa,
testigos silenciosas del genocidio capitalista, lamiendo las playas
de los países saqueados y también aquellas playas que son las
puertas del cinismo más absoluto.
admdocemi@gmail.com