ECONOMÍA
junio 12, 2018 4:27 pm
Cuando todos presenciamos a diario como el precio paralelo de la divisa incide en la generación de un esquema que complica el marco de transacciones a nivel económico de la nación, es necesario analizar las posibles causas que generan dichas distorsiones. En tal sentido, no solamente es importante observar las distintas consecuencias, sino también hacer énfasis en el camino del deber ser, ¿esto suena algo inocente? Probablemente, pero por más que suene así, es necesario tener en cuenta que los economistas como científicos sociales estamos llamados a la acción responsable de hacer saber nuestro criterio.
Inacción continuada: la gran causa de nuestros males
Cuando hace más de 14 años en Venezuela se aplicó un sistema de cambio fijo, se apeló a la necesidad de proteger al país de una eventual fuga de capitales. Según algunos expertos esta medida guardó cierta visión coherente. Este sistema cambiario se siguió perpetuando, lo que trajo consigo las distintas distorsiones propias de su naturaleza y funcionamiento porque no se recomienda implementar los sistemas de cambio fijo a largo plazo.
El gobierno nacional mantuvo este esquema porque podía generar un ambiente de protección altamente discrecional en el manejo y control de la divisa. Hubo una probable visión de manejo y aprovechamiento político hacia la concepción de este sistema cambiario, haciendo de la inacción algo rentable, en donde el esquema de divisas y de todas las operaciones relacionadas con la moneda comenzó a girar en torno a los asuntos gubernamentales.
Posteriormente, con la sucesiva acción de fuertes sanciones a las agencias de corretaje bursátil en Caracas durante el año 2010, se limitó ampliamente la capacidad de captación de recursos financieros, que le permitiera a las empresas una obtención adicional de divisas. Ya que limitaba su radio de acción y fortaleza y adicionalmente anulaba la compra de acciones y la estructuración de operaciones financieras de envergadura por parte de las mismas.
José
Alexander Superlano Jaimes | El Pitazo
junio 12, 2018 4:27 pm
Cuando todos presenciamos a diario como el precio paralelo de la divisa incide en la generación de un esquema que complica el marco de transacciones a nivel económico de la nación, es necesario analizar las posibles causas que generan dichas distorsiones. En tal sentido, no solamente es importante observar las distintas consecuencias, sino también hacer énfasis en el camino del deber ser, ¿esto suena algo inocente? Probablemente, pero por más que suene así, es necesario tener en cuenta que los economistas como científicos sociales estamos llamados a la acción responsable de hacer saber nuestro criterio.
Inacción continuada: la gran causa de nuestros males
Cuando hace más de 14 años en Venezuela se aplicó un sistema de cambio fijo, se apeló a la necesidad de proteger al país de una eventual fuga de capitales. Según algunos expertos esta medida guardó cierta visión coherente. Este sistema cambiario se siguió perpetuando, lo que trajo consigo las distintas distorsiones propias de su naturaleza y funcionamiento porque no se recomienda implementar los sistemas de cambio fijo a largo plazo.
El gobierno nacional mantuvo este esquema porque podía generar un ambiente de protección altamente discrecional en el manejo y control de la divisa. Hubo una probable visión de manejo y aprovechamiento político hacia la concepción de este sistema cambiario, haciendo de la inacción algo rentable, en donde el esquema de divisas y de todas las operaciones relacionadas con la moneda comenzó a girar en torno a los asuntos gubernamentales.
El gobierno nacional atacó y sigue atacando la fiebre y no la enfermedad que aqueja al sistema cambiario de la nación: atacó a los agentes que nacen producto de la distorsión y no gestiona la crisis de raíz para poder generar un marco de solución efectivo
Como
consecuencia de estas acciones, muchos venezolanos comenzaron a mirar
un modo de vida fácil en correspondencia con la adquisición de la
divisa y la conversión de esta a un sistema de cambio que no atendía
a las dinámicas del mercado. Así obtienen una ganancia altamente
rentable en un horizonte temporal determinado. Adicionalmente, se
comienzan a establecer todo un sin número de distorsiones que venían
siendo la consecuencia y no la causa de este problema. Quiero
estacionarme en este punto, porque el gobierno nacional atacó y
sigue atacando la fiebre y no la enfermedad que aqueja al sistema
cambiario de la nación: atacó a los agentes que nacen producto de
la distorsión y no gestiona la crisis de raíz para poder generar un
marco de solución efectiva.
Posteriormente, con la sucesiva acción de fuertes sanciones a las agencias de corretaje bursátil en Caracas durante el año 2010, se limitó ampliamente la capacidad de captación de recursos financieros, que le permitiera a las empresas una obtención adicional de divisas. Ya que limitaba su radio de acción y fortaleza y adicionalmente anulaba la compra de acciones y la estructuración de operaciones financieras de envergadura por parte de las mismas.
Adicionalmente
al colapso ya conocido, producto de las distorsiones de esta política
se suma lo que los economistas denominamos como efecto de
transferencia. Éste consiste en el impacto del aumento del tipo de
cambio sobre los precios de la economía. Aunque el aumento no ha
sido tan significativo por vía oficial, el mismo ha venido en una
diaria evolución por la vía paralela. Cuestión que de igual manera
se debe considerar por la gran alteración que se ha tenido en la
estructura de precios, y también en el esquema especulativo y de
transacciones que se efectúan en el tablero de operaciones
comerciales. Todo esto complementado con las pocas capacidades de
respuesta del aparato productivo, nos conduce a un escenario poco
alentador.