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miércoles, 6 de abril de 2022

EL BRUTAL DESASTRE RUSO

 

HENRY TOVAR

El día 24 de febrero Putin anunció el comienzo de una "operación militar especial" en Ucrania. Denominación utilizada para ocultar a la población rusa el inicio de una guerra. El día 02 de marzo la ONU adopta una resolución en la cual deplora la agresión y exige la independencia de las regiones a las cuales se agredió inicialmente (Donetsk y Luhansk). Lo más significativo, aparte de la declaración, fue la votación, en la cual 141 países, de los 191) votaron a favor, cinco en contra y 35 abstenciones (bajo el patrocinio de 90 países). Estos elementos fueron clave para vislumbrar el rechazo universal por el temor a una tercera guerra mundial y las posibles consecuencias sobre Rusia. Seis días después escribí (02 de marzo) algunas líneas en Instagram, a las cuales definí como “Los objetivos ganados de una guerra fallida” (perdida). Allí señalamos que una vez consolidada sus posiciones se habrían creado las condiciones para la anexión de territorios de Ucrania. pero simultáneamente habrá logrado una guerra prolongada, el inicio de un conjunto de alianzas y el deterioro de la economía y de las finanzas rusas. Y agregamos:  

“Resulta imposible que, aún con la retirada de Putin, Rusia no sea objeto de aislamiento, más sanciones y demandas. El rechazo plenario de la invasión por 141 países de las Naciones Unidas preludia los primeros síntomas de lo que puede constituir un calvario para Rusia, cuya reversión demandará la cabeza de sus responsables. Costará mucho a la diplomacia rusa, reinsertarse responsablemente, dentro del espacio internacional y europeo de naciones con el liderazgo ruso actual. Las campanas no están doblando sólo por Crimea. ¿Apoya mayoritariamente el ciudadano ruso esta invasión? Pareciera que los logros en la guerra con Ucrania configuran, en consecuencias comparables, a las de una guerra perdida, dentro y fuera de Rusia.”

La guerra dura ya cuarenta días. El 16 de marzo en reseña publicada por INFOBAE, Anthony Blinquen señaló que “detener la invasión no bastará para revertir las sanciones.”

Durante la última semana de marzo altos mandos militares de Londres y Estados Unidos señalan que más allá de los resultados militares, esta incursión constituye una guerra perdida por sus consecuencias militares y políticas. Una guerra perdida militar y políticamente es una razón suficiente para el desplazamiento de sus responsables. Mientras más tarde Putin en gestar una salida, más grave serán las consecuencias económicas y financieras y en el bienestar de la población rusa. Si no lo hace Putin, el poder tras el poder deberá desplazarlo. Y aun así Rusia deberá pagar los daños materiales y responder con indemnizaciones a las familias ucranianas.

Conforme señala la BBC el 25 de marzo, en una reseña denominada Rusia y Ucrania. El gigantesco costo económico que debe pagar Moscú para financiar la guerra, en lo que cuarenta días de guerra se ha devaluado el rublo, ha cerrado la bolsa de valores, con pausas para negociar bonos del gobierno; se estima hasta en un 15% la caída de su PIB, sólo en este 2022; probable cesación de pagos de su deuda; congelamiento de fondos en el extranjero; cerco al sistema financiero; veto a la importación y exportación de productos; paralización de su industria; salida de Rusia de 400 empresas occidentales de grandes marcas.    

Hoy 5 de abril, el periodista y escritor español Pérez-Reverte ha declarado en una entrevista al diario El Mundo que “aunque en realidad la salida de esta guerra sigue siendo impredecible, que Rusia haga lo que haga ya ha perdido… si continua la guerra, el desastre para su país va ser brutal. Y si se retira pierde el crédito entre los suyos”. 

Putin debería saber que Alemania, junto con Austria-Hungría y Turquía, perdió la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y fue obligada (por vía del Tratado de Versalles) a pagar los daños ocasionados. Deberá recordar que Alemania fue vejada, desmembrada, endeudada, desmilitarizada. Alemania fue obligada a pagar 132.000 millones de marcos de oro, equivalentes a 442 millones de dólares del año 2012, cifra que en el año 1919 les resultaba impagable.  Y aun así (por la devaluación de su moneda), pudo reindustrializarse, por motivo de sus exportaciones con precios sin competencia en el mercado mundial. El enorme poder alcanzado veintiún años después le permitió buscar la revancha con la segunda guerra mundial (1939-1945).

Por consecuencia de la resistencia de Ucrania y por la determinación de los países más importantes de la ONU, nada de lo que haga Putin avanzando o retrocediendo, militarmente, podrá revertir las consecuencias reales de esta agresión. La salida necesaria y honorable para Rusia es el desplazamiento de Putin, aunque tenga que pagar a largo plazo los daños. Le resultará mejor que un retroceso económico, financiero y la degradación del bienestar de su población. Los rusos saben contar, retroceder y avanzar; como también lo sabe China. Es altamente probable que se esté buscando alternativas para salir del atolladero y el “brutal” desastre ruso. Por fuera y por dentro. Con Putin y sin él. 




domingo, 27 de febrero de 2022

¿ES PROBABLE O VEROSIMIL UNA TERCERA GUERRA MUNDIAL?

 

Henry Tovar

Pensar en la posibilidad descontrolada del inicio de una Tercera Guerra Mundial, debería constituir una perspectiva indeseable, tanto para Rusia como países de la OTAN, liderados por EEUU. Aunque parezca absurdo decirlo, la guerra no es una decisión y un curso irracional. Pensar en su ocurrencia, por contingencias, es poco probable. Su posibilidad tiene que verse en término de la confrontación de grandes o pequeños dilemas históricos, objetivos políticos, económicos y militares. En tales circunstancias deben valorarse los supuestos reales y causales de esta aventura. Y luego sus consecuencias.

La escasa posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, adquiere sentido por la desaparición de los grandes nudos históricos, motivantes de la Guerra Fría. La desaparición de la URSS y con ella del llamado socialismo real, generó nuevos cursos en la historia de  nacionalidades europeas. La disolución de la URSS permitió la independencia de un conjunto de repúblicas eslavas y la superación de estadios históricos contrarios a la libertad y a la autodeterminación de los pueblos. 

Actualmente, las dos grandes potencias económicas, reales, son EEUU y China. Hoy, domingo 2 de febrero, el diario español, La Razón, aporta un dato relevante: "el PIB de Rusia  es de 1.293.052 millones de euros, ligeramente superior al de España," cuyo PIB es de 1.202.994 y muy inferior al de la Unión Europea, representado por 13.920.438 millones de euros. Como para preguntar entonces, "con qué culo se sienta la cucaracha." El citado diario agrega además, "Moscú se lanza a una guerra que sólo puede ganar si es de corta duración, cerrada con una más que posible rápida victoria", lo cual explica que, sin haber concretado su entrada en Kiev, Moscú se esté quejando de la negativa de Ucrania a negociar. 

Otra clave es la declaración dada por el presidente francés, este mismo domingo 27, quien ha advertido "que la guerra en Ucrania durará." Es decir, se sabe cómo y cuándo comienza una guerra pero no, cómo ni cuándo termina. Aunque usted no lo crea, el aparente desinterés del bloque atlántico, por involucrarse militarmente en defensa de Ucrania, pudiere haber sido una señal maliciosa enviada a Putin para invitarlo a embarcarse en lo que pudiere llegar a constituir un autentico desastre militar. Cada minuto de Rusia en Ucrania atenta contra los planes de Moscú.       

Habría que valorar, dentro de las consecuencias, lo que significa para Rusia, sostener una guerra sin músculo financiero, lidiar con el aislamiento y ver como la prolongación del enfrentamiento se traduce en degaste. Para occidente, su significado en términos expansionistas (aprovecharse), para avanzar hacia el Oeste, constituye un despropósito y una apuesta carente de sentido, más allá de la necesaria e impostergable defensa del espacio europeo y atlántico actual. El derrumbe de la Unión Soviética modificó el mapa europeo y tuvo consecuencias sobre el horizonte espiritual de las exrepúblicas soviéticas. Pretender detener el curso de la historia por la vía de la fuerza, constituye un pretensión irracional. Tampoco ignoramos las legítimas aspiraciones de seguridad de Rusia, con relación a los innumerables planes elaborados por los tanques de pensamiento del pentágono para destruirla. Pero esto es harina de otro costal y no involucra necesariamente a Europa.      

Los acontecimientos antecedentes, desde al año 2013, iniciados con la anexión de Crimea, sugieren que la invasión a Ucrania tiene objetivos limitados. Lo ha insinuado el propio gobernante ruso y lo pueden reconocer las apuestas de sus rivales. Actualmente, las bombas más funcionales y útiles serían las sanciones y el aislamiento. ¿Está Rusia en capacidad de mantener una guerra prolongada con el flanco a descubierto de las sanciones?   

Dentro del conjunto de propósitos explicables de la invasión de Ucrania, estarían, en primer término, consolidar la posesión de Crimea, conectándola por tierra con el territorio ruso. Enviar un mensaje contundente al cordón de países prooccidentales, colindantes con la república rusa, con relación a la inaceptable posibilidad de que éstas ingresen al Unión Europea y por consecuencia a la OTAN, y finalmente, forzar el acuerdo de una finlandización de Ucrania. Es decir, lograr con las armas, aquello que no se pudo en una mesa de negociación. La capacidad de resistencia de Ucrania, el pulso de la guerra, por parte de la alianza atlántica y la inestabilidad de la economía rusa, serán determinantes en el curso, la expansión y el tiempo que dure esta tentativa de torcer el brazo a la determinación de las repúblicas exsoviéticas y de los propósitos de connaturales intereses expansivos de la UE, en territorios inequívocamente europeos. 

Comparar a la Rusia actual y sus intereses económicos, culturales y de seguridad territorial, con las ambiciones expansionistas de la Alemania Hitleriana, y a Vladimir Putin con el fanático Adolf Hitler, son despropósitos incontribuyentes de la comprensión de los estrictos límites de esta confrontación. En este momento, ni China, ni India “tienen velas en este entierro.” A China podría tentarla la posibilidad, actual, de recuperar a Taiwán. Pero, esa posibilidad en el contexto actual, tendría un costo superior e incierto que complicaría sus relaciones con EEUU, en términos de la estabilidad y el progreso económico alcanzado por China por vía de su entendimiento comercial y financiero, logrado con Occidente. Sería mucho más grave y amenazador que si lo hiciere en otro momento, como es realista y altamente probable, que lo haga, en tiempos menos cercanos y por venir. 

No está de más recordar que nada está escrito sobre lo que puede acontecer. Nadie lo sabe. Pero es dable suponer que todos los posibles participantes mayores en este conflicto, atisban y medirán las probables consecuencias de cada uno de sus actos. Los logros de China y sus potenciales oportunidades han sido alcanzados de modo pacífico con el apoyo de EEUU y del resto del mundo occidental. El mercado y el socio más importante de China es EEUU. Rusia, más allá de ser una potencia militar, no es un país industrializado. Es, caso contrario, un país atrasado, dependiente de sus recursos naturales como el petróleo y el gas. Carece por tanto de ambiciones expansionistas. Sus necesidades de control, sobre sus áreas de influencia, están fundadas en convicciones y teorías de seguridad nacional. Aquellas áreas se reducen al espacio post soviético y países distintos de estos, colindantes con sus fronteras. EEUU, por su parte, consciente de su declive, parece empeñado en encerrase dentro sus propias fronteras para preservar posibilidades de estabilidad por la vía de la política y no de la guerra. Lo mismo vale para el espacio europeo. Por consecuencia, parece razonable que sus estrategias se limiten a contener a los rusos dentro de sus naturales áreas de influencia, cuya consecuencia inmediata ya es y será, el desgarramiento de la integridad territorial de Ucrania.

Es bastante probable que la región del Dombás termine integrándose a la Federación Rusa, como ya ocurrió con la península de Crimea. Otras ocupaciones del territorio ucraniano serán las bazas que Rusia podría utilizar como monedas de cambio, dentro de las inevitables negociaciones que den término a esta conflagración. Pensar en la posibilidad de la expansión del conflicto pasa por responder cuáles serían los objetivos de cada uno de los probables participantes. La cantidad de países involucrados, hasta ahora, permite hablar con propiedad de la posibilidad de una tercera guerra mundial. Por consecuencia, cabe preguntarse: ¿Es realmente probable la ocurrencia de una Tercera Guerra Mundial, por motivo de la invasión de Ucrania?  Las debilidades económicas y los objetivos concretos y evidentes de Rusia y el estado y la fragilidad de la propia economía mundial, permiten suponer que esta tentativa no pasara de ser una guerra prolongada.

Una vez concretado sus objetivos militares, Putin buscará, desesperadamente negociar con Ucrania y Occidente. El tiempo conspira contra sus posibilidades de mantenerse en el territorio de sus adversarios. Sólo la utilización de armas atómicas tácticas, podría modificar los cursos esperados de la apuesta actual. Resulta inimaginable, por ahora, apostar por lo que puede suceder.

https://venezuela360.org/arcgis/apps/storymaps/stories/be836ff9f8eb4b5098b635ff3efa1683


miércoles, 31 de marzo de 2021

RAMOS SUCRE Y LA EXACTITUD DE LA PALABRA



 Henry Tovar 

         Reclama nuestra atención la paradójica inquisitoria de un profesor por el uso diverso de conjunciones alternativas al que relativo (cual, quien, cuales, quienes, cuyo, cuya, cuanto). El monocorde uso del que mencionado es explicable por cierta dosis de desdén hacia la gramática, del idioma en general y del arte de recrearlo. ¿Por qué debo decir “el hombre del que te conté” y no el hombre o la mujer de quien te hablé? O, La mujer de la cual (pronombre relativo) te hablé. Por qué ignorar la inoportunidad del “ahora es que,” envés de ahora es cuando. Por qué decir más de lo necesario, por lo menos sin conciencia. Valga el ejemplo: “la complejidad acumulativa que se observa”; en vez de la complejidad acumulativa observable. Por qué repetir la expresión del artículo de un investigador: “la forma en que se comportan,” contraria al más conciso modo: “la forma como se comportan.” “Así es que hace,” (que galicado). “Así es que se gobierna” ¿y se dice? No. En ningún caso. Se puede decir como se quiera dentro de lo habitualmente aceptable. Y, en el primer caso, sin descalabrar. Pocos, disentirán de la inexactitud y de la iniquidad de su uso. Nuestro asunto objeto de atención es el rosario, la ristra de requerequeques.   

 Existe un mal y reiterado uso del que relativo, inaceptable en el ámbito académico y para quienes ven “en la quiebra de la lengua (…) la quiebra de la cultura, de la sociedad y del espíritu.”[1] En modo alguno fue Ramos Sucre, un maniático, como lo tildó Paz Castillo, por haber proscrito de sus poemas “la palabra que,” lo cual no es cierto. “¿No es la lingüística una forma de manía de este autor?” se preguntó en algún momento el poeta y ensayista de Reflexiones al Atardecer.

 José Antonio Ramos Sucre, descendiente de la familia del Gran Mariscal y poliglota en doce o catorce idiomas, disminuyó progresivamente en sus poemas el que relativo, y en otros casos eliminó otras formas expresivas, buscando mayor exactitud, sencillez y claridad. Fue suprimiendo, en sus libros el uso de pronombres relativos y conjunciones causales (porque, ya que, puesto que) o finales (a fin de que) conjunciones espaciales (en donde, donde, de donde, desde donde, por donde) temporales (cuando) adversativas (pero, más, no obstante, sin embargo). Las eliminó en sus creaciones literarias y en particular de su poética, para demostrar, por lo menos, su inocuidad funcional en la escritura estética.

El lenguaje vulgar y el escrito constituyen dos dimensiones de la realidad dentro las cuales no debería existir un abismo. El pensamiento y el habla requieren de convenciones lingüísticas. ¿Cómo entender que quien pretende enseñar y evaluar aprendizajes de nivel superior, se sorprenda y niegue con pocos argumentos la validez o la importancia de estos temas primordiales? 

Ramos Sucre hablaba en griego y latín, idiomas en los cuales, esos o aquellos “trinquetes,” son inexistentes. Su comedido uso lo hizo, es dable imaginar, para el logro de mayor concisión y presteza del lenguaje castellano.  Después de mucho leer y foliar nos fue verificable su desuso en la prosa de los buenos escritores. “Escribir bien se reduce a escribir con expresiones exactas”[2] - habría escrito el solitario escritor cumanés - valga decir, sustituyendo las expresiones sobrantes y todo lo, por ocioso, redundante.

Las tales conjunciones no son signos de atraso respecto a idiomas arcaicos o no. Existen, cumplen una función. Han enriquecido al idioma. De hecho, su buen uso en la novela o en la vida corriente, -reproduciendo el lenguaje ordinario, - son recursos estilísticos de imprescindible valor para los escritores y para los mercaderes de la palabra en los mercados de audiencias y en el uso de la comunicación habitual. De modo excepcional, constituyen un problema. Por ejemplo, cuando docentes o escritores ignoran estas cosas y se solazan en el queísmo, por síntoma de incultura, en el sentido expresado por Rafael Cadenas, para quien la distancia entre el lenguaje escrito y el hablado ha sufrido tal ensanche que pudiere llevar a la existencia de dos lenguas, como habría ocurrido en otras culturas. [3]

 Otra observación de fondo con relación al uso de las conjunciones es saber coordinar las oraciones. Saber relacionar la oración antecedente con la siguiente, minimizando la cantidad de conjunciones, o yuxtaponiéndolas, para prescindir de los enlaces, por innecesarios o por motivos estéticos (y -e- ni, que, pero, sino, aunque, mas, cual, tal, o, u, pues, porque, luego, conque). Incluso, el confinamiento de frases conjuntivas (sin embargo, no obstante, antes bien, fuera de, que no, de modo que, por eso, por lo cual). Formidables para la expresión fluida de una conversación, no así para la imaginería verbal. No se trata de proscribir, sino de no exagerar o ignorar reglas elementales de la gramática de Don Andrés Bello. Ignoro la de Nebrija.

 Quienes exceden el uso escrito de las nombradas locuciones, limitan posibles formas de expresión. “Ni calvo ni con dos pelucas, habría dicho mi madre.” Convertir estas frases en moldes, cual galleticas o panelitas de San Joaquín, puede ser un ejercicio castrador, restador u omisioso de creatividad en el lenguaje escrito. Su uso forma parte del arsenal de la retórica, arte de la locución, cultivada en la antigüedad por pensadores, mercaderes, parlamentarios y políticos. Son buenas para fablar mucho y decir poco. Son aptas y estimadas para platicar, exponer ante diversas audiencias o en la elaboración de manuales e informes técnicos. No tanto en las mejores formas de expresión escrita como la prosa, el canto, poesía, las filosofías. Actualmente, se considera un error, el desterramiento de la retórica en los programas de estudio de la educación formal.

   Por cierto y por si acaso, Marga, no busques el significado de omisioso. Una de las virtudes de Ramos Sucre fue su persistente pasión por los neologismos, creados dentro del rigor y las normas del lenguaje. “Un buen escritor -decía Ramos Sucre- es el que usa expresiones insustituibles”. Nadie escribe limitando su pensamiento con normas gramaticales. “No os preocupéis”. El orden y la selección vienen luego. Motivo por el cual es lícito, el espontaneo lenguaje corriente, como estructura distinta del lenguaje escrito, adaptado al buen pensar y decir. Por supuesto, “el comercio” diario con la lectura y la escritura, de modo irremediable, instituye el bien pensar, decir y el mejor escribir.

 Pareciera que una de las legítimas aspiraciones del poeta insomne, estaba en proponer o burilar formas expresivas, considerando la yuxtaposición de oraciones, como predominantes, por preferentes motivos sintácticos y estéticos. Imaginemos su argumento crítico y por mampuesto la defensa de su sanidad mental: No abolí el uso del que, no me era dado hacerlo; en cada caso, merecido trato di. Mi pasión fue la palabra, su exactitud, los sustantivos como centro, y por de menor jerarquía, los adjetivos calificativos de luminosa resonancia; nunca, las conjunciones impropias o los escombros de palabras indiferentes o extraviadas. Ni el griego ni tras este el latín, fueron en mí, pasiones oscuras de nostalgia medieval, por estético retorno a pasados extintos; solo la invocación de voces heredadas y una bella y negada mujer, cautiva de sus padres, por nuestra compartida estirpe, fueron mis amores explícitos y aun secretos.        

 Finalizando, te recomiendo la lectura de Papá, (Seix barral), novela breve del oficiante escritor argentino Federico Jean Mairé (2007), obra rebelde, y tan conmovedora, que me hizo llorar. Te reproduzco parte de un fragmento, de uno más extenso de la página 108: “...me cuenta que él pensaba que hoy no iba a visitarlo, porque era miércoles, que, si acaso se me ocurrió no ir a dar clases, que no me haga el loco, que él no está mal como para que yo lo use de fácil excusa para dejar de dar mis clases. Le dije que no, que apenas pase un rato para saludarlo, que se trata de una visita de rutina, una corrida que acostumbramos los masajistas, que dentro de un rato ya me voy, que no se preocupe tanto por mis alumnos, que tengo la más absoluta certeza de que ellos no se molestarán tanto como él si yo faltara, que quizás su molestia se deba al hecho de que nunca, todavía, él no se ha animado a ser mi alumno”. Como puedes ver, un uso literario y magistral del que, por reproducir, de modo elegante o artístico, el habla común.

 

 

 

 



[1] Rafael Cadenas (1991). Anotaciones. p,15. Fundarte. Alcaldía del Municipio Libertador 

 [2] Esto lo escribe Hernández Bossio, Alba Rosa (1988) en su Obra Ramos Sucre, la voz de la retórica. Monte    Ávila editores, p,69. 

[3] Anotaciones, p14 (1991) Fundarte. Alcaldía del Municipio Libertador  

sábado, 30 de enero de 2021

Sobre la necesidad de consensuar políticas para la implantación de un sistema de evaluación y acreditación de la calidad de las instituciones universitarias.

 


Henry Tovar

Se vuelve a plantear la necesidad y la posibilidad de establecer políticas para la creación de un sistema de evaluación y acreditación de las instituciones universitarias. Proponer políticas en materia de creación, evaluación y acreditación de instituciones universitarias, requiere de la revisión de los antecedentes sobre el tema. Es importante despejar dudas en torno a los procedimientos requeridos para concretar la implantación un sistema articulado, comparable y evaluable, entre instituciones nacionales y por instituciones universitarias de la región. Por consecuencia, sería fundamental que abarque a la totalidad de las instituciones nacionales de este sector. A nivel nacional, se debería buscar coincidir en aspectos mínimos, relacionados con conceptos, criterios, actores, enmendar despropósitos relativamente distantes y conocer, con rigor, al margen de voluntariedades sobre la realidad institucional de esos procesos y sobre la situación normativa nacional y regional. Es un propósito sobre el cual su vuelve, sin generar pertinentes acuerdos con los actores involucrados. No está claro, si la más reciente versión del Sistema de Evaluación, Seguimiento y Acreditación (SESA ) están consideradas estas exigencias.

Las instituciones universitarias y en segundo término en el ente rector del sector universitario, están en deuda con el tema de la instrumentación de un sistema de evaluación de la calidad. Omitiremos aquí, discurrir sobre la importancia de la evaluación y la acreditación como procesos fundamentales para el ejercicio de la planificación, la promoción del desarrollo científico y tecnológico, para transformar los aspectos indeseables y como instrumento para el intercambio académico y el reconocimiento de pares e instituciones en la región.

Desde cuando comenzó el boom de la evaluación, en la década de los ochenta del siglo pasado, las instituciones de educación superior, como aquí se les llamaba, comenzaron con espontáneos tentativas de evaluación institucional. Luego, están ampliamente documentadas las experiencias sistemáticas, realizadas a partir de la década de los ochenta en la UPEL (1987), LUZ (1995), UC (1997), ULA, USB y UCV, a través de una experiencia interinstitucional realizada en 1997, las Escuelas de Medicina, Administración y Contaduría de la UCV (1998), UNEG (2000).[1] Hubo también iniciativas públicas para normar la evaluación de las instituciones[2] y procesos de evaluación para la autorización de su funcionamiento. Es importante esta digresión, para dejar claro que la evaluación institucional ha existido en las instituciones autónomas y experimentales, como ejercicio espontáneo de su funcionamiento, aunque siempre, dependiente de las iniciativas personales de las autoridades de turno. Nunca por mandatos expresos de la Ley ni de modo regular y sistemático y referido un modelo consensuado de universidad.[3] Se ha carecido, no obstante, de un sistema, que permita la evaluación, la comparación y el mutuo reconocimiento, primero, entre las instituciones nacionales, y luego con las instituciones universitarias de la región Latinoamericana y del Caribe. 

Desconozco que mecanismos y cuál nivel de complejidad hubo para la evaluación institucional en los institutos y colegios universitarios oficiales, surgidos en la década de los años setenta. Carecemos de duda, sobre la inexistencia de formas rigurosas de evaluación institucional, en este mismo tipo de instituciones del sector privado.[4] Los mecanismos de evaluación siempre estuvieron referidos a la evaluación del desempeño de alumnos y profesores. A las instituciones oficiales, de este sector, no se les hacía supervisión, tan sólo un asistemático seguimiento, por parte del MPPEU, verificable en los archivos de la Dirección de Supervisión y Seguimiento del MPPEU (2008-2009).[5]  Ignoro el nivel de exigencias, en torno a este tema, en las instituciones de más reciente creación: universidades especializadas y politécnicas territoriales.

La existencia de una cultura de la evaluación institucional en universidades autónomas y experimentales, permitió, entre los años 2009 y 2010, la acreditación de dieciséis programas de grado de diez universidades. Nueve carreras de Agronomía en Arcu-Sur: UCV, LUZ, UNELLEZ, UNET, UDO, UNEFM, UNREG, UNESUR Y UCLA, cuatro carreras de Agronomía, correspondientes a la UCV, LUZ; UNET y USB; tres carreras de Medicina Veterinaria, Durante estos mismos años se formaron 60 docentes para la conformación de las Comisiones de Autoevaluación. Este proceso fue posible, luego de que el Comité de Evaluación y Acreditación de Programas e Instituciones de Educación Superior (CEAPIES), lograra su incorporación a la Red Iberoamericana de Acreditación de la Calidad de la Educación Superior (RIACES) en el 2009 y a la Red de Agencias Nacionales de Acreditación.  Durante los años señalados, también se logró la firma de convenios de asistencia con el Instituto Internacional para la Educación en Latinoamérica y el Caribe (IESALC) y la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), para la capacitación de pares evaluadores nacionales e internacionales en Agronomía, Arquitectura, Veterinaria y Medicina. Se realizaron talleres de difusión.

La acreditación lograda por las universidades autónomas y experimentales, entre los años 2009 y 2010, fue por cinco años, luego de los cuales no hubo continuidad del Ceapies para la promoción de procesos de evaluación en otras carreras, por motivos presupuestarios, para asistir a las reuniones de las agencias regionales de acreditación. Careció de recursos propios y de apoyo ministerial a las solicitudes de recursos. Hubo también desconocimiento, de las autoridades, sobre la importancia del organismo, a pesar de los logros alcanzados. Entre 2012 y 2014 hubo cambios sucesivos de ministros y de la estructura del ministerio y luego dentro del MPPEUCT. Al perecer no se consideraron los antecedentes históricos de las diversas iniciativas, y sus complejidades, orientadas hacia la creación de un sistema. Desestimaron la información que se les suministró. Estimaban que era posible hacer procesos de evaluación dentro de las estructuras del ministerio y al margen de cualquier tipo de vínculos externos. En ese trance, fue suprimido su funcionamiento y con el concluyeron gestiones y acuerdos de evaluación y acreditación en Mercosur (ARCUSUR). Finalmente, sus funciones quedaron inútilmente disgregadas en varias direcciones de las estructuras creadas desde entonces. El CEAPIES, desapareció, por confusión e ignorancia, sobre los propósitos propios e indelegables del Comité.

El tema de la evaluación y la acreditación es una actividad especializada, por determinada complejidad. Los organismos que la gestionan tienen requisitos de autonomía funcional y financiera, como parte de las exigencias de calidad de sus propios procesos internos. De hecho, organismos como el extinto CEAPIES, en la región, son organismos asesores de alto nivel. Funcionan como agencias especializadas, autónomas y organismos asesores de los ministros de educación o de las secretarías de la Presidencia de la República. Pareciera que la primera imprevisión (2008), fue no haber creado directamente la agencia, conforme a las exigencias de buenas prácticas de las agencias de evaluación y acreditación regional. La segunda, haber creado un comité sin una resolución ministerial.[6] El CEAPIES, nunca tuvo autonomía funcional y menos con autonomía presupuestaria. Existió, en términos de dependencia, como un Comité de Evaluación y Acreditación de Programas e Instituciones de la Educación Superior, adscrito y formalizado, en los artículos 69, 70 y 71 del Reglamento Orgánico del Ministerio de Educación Superior (MES), publicado en la Gaceta del 07 de octubre del 2008. En el artículo 69, se le define, textualmente, como un órgano asesor del MPPES constituido como un cuerpo colegiado integrado por académicos de reconocida trayectoria, cuya función es coordinar procesos de evaluación y acreditación institucional para garantizar, reconocer promover la calidad de la educación superior. Estas consideraciones y avales, tampoco sirvieron para preservar su estructura. La independencia exigida, para gestionar procesos de acreditación, se fundamenta en la necesidad de que esos organismos no sean parte interesada de las instituciones solicitantes de acreditación. Era conocida la provisionalidad de aquella situación. Con la eliminación de ese ministerio y su fusión con el de Ciencia y Tecnología desapareció el Comité.

La decisión de crear un sistema nacional de evaluación siempre ha se ha topado   con vacíos y duplicidades de competencias legales. Por ejemplo, el Sistema de Evaluación y Acreditación (SEA), hubo de posponer la posibilidad de evaluar a los institutos y colegios universitarios por no disponer de información sobre ellas, las cuales carecían de representación en el CNU. Eran parte de otro subsistema.  El SESA constituye una visión metodológica amplia, pero sigue en suspenso por contradicciones internas, en medio de las indefiniciones existentes. Replantear la iniciativa de generar procesos de evaluación y acreditación requiere entonces de claridad con relación a las competencias institucionales y legales, capacidades y finalidades. El proceso de evaluación institucional y de carreras debería:

1)      Estar organizado, dentro de las instituciones, por Comisiones de Evaluación institucional, de carreras y de programas. 

2)      Estar dirigido y supervisado por un organismo especializado con personal calificado y dedicado a tiempo completo a ese proceso.  

3)      Generar procesos de evaluación y acreditación nacional sobre la base de una concepción de la calidad y un conjunto de indicadores más o menos correspondientes con esa concepción. 

4)      Establecer hacia cuál conjunto de instituciones va dirigido. ¿Es el SESA es un sistema o un subsistema? Es decir, pretende abarcar a todas las instituciones nacionales, o sólo a las instituciones dependientes del MPPEU.

5)      Establecer si será un ejercicio obligatorio, o voluntario, para todas las instituciones oficiales y privadas, autónomas y experimentales e incluso la totalidad de las instituciones dependientes del MPPEU, incluida Misión Sucre.

6)      Elaborar un diagnóstico de las universidades nacionales y clasificarlas a conforme a sus finalidades, tamaño y capacidades, previa construcción y consenso de criterios y de los indicadores correspondientes.

7)   Generar manuales de evaluación, indicadores, reglamentos, cuestionarios y los protocolos necesarios para solicitar procesos de evaluación nacional y acreditación en los organismos de la región.  

8)      Cuáles instrumentos legales se requieren para la implantación del sistema de evaluación: Ley de evaluación y acreditación de la calidad, reglamentos de evaluación y acreditación, convenios, adhesiones a organismos de evaluación y acreditación.    

9)      Debería saberse que todas las instituciones se pueden autoevaluar, pero dentro de una concepción sistémica nacional, que permita la comparación y el reconocimiento mutuo.

10)  Debería saberse quiénes son los organismos acreditadores de la calidad y cuáles las exigencias requeridas para solicitar acreditaciones. 

11)  Establecer planes anuales de evaluación y acreditación y acreditación por tipos de institución y carreras.  

12)  Estimarse cuál es el costo monetario de la implantación del sistema y de la evaluación y la acreditación de una institución universitaria, en el contexto de las limitaciones económicas en la cual estamos.

 Evaluar las instituciones tiene por finalidad, transformarlas, crear servicios inexistentes, mejorar sus infraestructuras, crear proyectos para la producción de tecnologías, planes de mejora, y dentro del ministerio, generar metas y procesos de supervisión y seguimiento, lo cual conlleva la necesidad y la posibilidad de la disposición y asignación de recursos.

Las iniciativas, documentos y propuestas desarrolladas por las universidades desde la década de los ochenta, los proyectos previos de la OPSU y el propio MPPEU, constituyen un caudal de experiencias, ineludibles de revisar, como posibilidades de aprendizaje para la concertación de políticas. Por consecuencia, diremos finalmente, que parece conveniente conocer, con rigor, las causas de los frustrados propósitos para concretar procesos de evaluación de grado en la totalidad de las instituciones nacionales, tanto como la necesidad de generar estrategias para concertar los propósitos mencionados.           

Bibliografía

Campero Mercedes (2007) La evaluación institucional en las universidades. Escuela de educación UCV. Docencia Universitaria. Vol. VIII. Nro. 1, Año 1, 2007 Recibido: 10/12/2006. Aprobado: 26/01/2007.SADPRO UCV. Mercedes camperos@yahoo.com Pdf.  

 

Bartolomé, Adolfo; Blanco Oscar; Hernández, Román; Murguey Valentín (2006) Evaluación Institucional en la ULA. Revista Acción Pedagógica, Nro.15 enero-diciembre,2006- pp.104-111. Universidad de los Andes. Valentín Finalizado: San Cristóbal, 2005-02-12 / Revisado: 2006-03-19 / Aceptado: 2006-04-17. Pdf

 

Cadenas Rondón, Evelin Herminia (2011) Una mirada crítica a la evaluación institucional en la universidad venezolana. Universidad de los Andes. Facultad de Arquitectura y Diseño. Mérida Estado Mérida. Venezuela. fecha de recepción: 14 de junio de 2011. Fecha de aceptación: 03 de octubre de 2011. Evelin.cadenas73@gmail.com. Pdf      

 

García Guadilla, Carmen; Montilva Leonardo; Acedo María Lepage Beatriz Otero, Sergio (2006) Informe Venezuela. Proyecto CINDA. Educación Superior Iberoamérica. Pdf.

 

Inga, Martín Guadalupe y Velásquez, Silva David (s/f) La evaluación y la acreditación de la calidad en las nuevas leyes de educación superior en América Latina. Comisión de Coordinación de Reforma Universitaria en UNMSM. Pdf.      

 

Marcano, Noraida; Aular de Durán, Judith; Finol de Franco, Mineira (2009) Cuestiones conceptuales básicas en torno a la evaluación de programas Omnia, Vol. 15, Núm. 3, 2009, pp. 9-30 Universidad del Zulia-Venezuela. Pdf.

 

Reglamento Orgánico del Ministerio de Educación Superior (2008) publicado en Gaceta el 07 de octubre de 2008.Pdf.

 

Vásquez José L.; Ferrer, Juliana; Clemenza Caterina (2001) Transformación universitaria bajo la óptica de la autoevaluación. Caso de la universidad del Zulia. Ciencias de gobierno. julio – diciembre año 5, número 10 Izepes. Gobernación del estado Zulia.  Venezuela. pp. 124-139.Pdf.

 

Villarroel, Cesar Mejías Elizabeth (1994) Evaluación Institucional de las Universidades. Caso Venezuela. Análisis. Vol. 3 nro.1. Revista de Educación Superior. Etapa 1994.




[1] Cadenas Rondón (2011); Campero Mercedes (2007); Bartolomé et al (2006); García Guadilla et al (2006); Velázquez, Ferrer y Clemenza (2001); Villarroel y Mejías (1994).

[2] “Políticas de desarrollo de la educación superior, referidas a la creación de instituciones y nuevos programas” Gaceta Oficial 4.735 15-06-1994 Resolución 17

[3] Creación de la Comisión de Evaluación Institucional de las Universidades (CNU,1983)

[4] La calidad, también es un tema vinculado con exigencias y la existencia de talento humano y recursos monetarios.

[5] Por testimonio personal durante el tiempo en el cual trabajé en esta Dirección.

[6] Se cita la resolución 3724 del 23 de julio de 2008. Pero esta nombrada resolución nunca fue citada en los documentos emanados desde el CEAPIES. Salvo que la misma corresponda al Reglamento Orgánico del MES publicado en Gaceta el 07 de octubre de 2008.







jueves, 5 de julio de 2018

Ocupaciones, mutilaciones y entregas del territorio oriental venezolano, desde 1802 hasta nuestros días.



Por Henry Tovar

11-09-2018

Una fecha casi ignorada por los venezolanos es el 8 de septiembre de 1777, en cuyo día se creo la Capitanía General Venezuela, con la cual se refrendo el territorio correspondiente a esta nación. Antes de esta fecha, la provincia de Venezuela (1528) comenzaba en el Cabo de la Vela, lugar cercano al Golfo de Venezuela, cuyo espacio dio origen a su nombre, la pequeña Venecia, y culminaba en el morro de Macarapana, (morro de Barcelona).

La entrega de la Provincia de Trinidad
Con la creación de la Capitanía General de Venezuela, por Real Cédula de Carlos III, se le agregan al a Provincia de Venezuela (creada el 27 de marzo de 1528), la provincia de Trinidad (1532); la Provincia de Nueva Andalucía (1536) y Paria (1568), las cuales corresponden a la Provincia de Cumaná; Provincia de Margarita (1525), Provincia de Guayana (1530) y la Provincia de Maracaibo (1570). Mediante este acto administrativo del gobierno español, aumenta el espacio territorial de Venezuela. En 1797 la provincia de Trinidad es ocupada por fuerzas inglesas. En 1802 esta provincia es cedida al gobierno británico, mediante cláusula secreta del Tratado de Paz de Amiens, en el contexto de la ocupación de España por fuerzas de Napoleón Bonaparte. Esta constituyó la primera mutilación, de la frontera oriental del actual territorio venezolano.





La usurpación del Territorio Esequibo
En 1822, a poco de la batalla de Bomboná, el Libertador, dicta instrucciones al Secretario de Relaciones Exteriores de la República de Colombia para que se tramite la fijación de la línea divisoria con la Guyana Holandesa, conforme a los tratados existentes entre España y Holanda, por el conocimiento de que “colonos de Demerara y Berbice, tienen usurpada una gran porción de tierras que según ellos, nos pertenecen, al lado del rio Esequibo”, el cual era la frontera entre la recién creada República de Colombia y Holanda. Entre el año inicialmente señalado y 1830 Venezuela está gestando la re-configuración del estado nacional. Existe poco espacio para otra cosa que no sea la consolidación de la independencia.

Demerara, Berbice y el Esequibo eran tres provincias creadas por Holanda en 1616. Luego de una rebelión en 1796, aproximadamente la mitad de la Guyana Holandesa es arrebatada a Holanda por los ingleses, la cual es cedida al Reino Unido, mediante el Tratado Anglo Holandés de 1814. En 1831 se consolida la existencia de una colonia denominada Guyana Británica, cuyo limite occidental es el Rio Esequibo. Los colonos holandeses de Demerara, y Berbice sabían que los territorios arrebatados a Holanda tenían como frontera al Río Esequibo. En términos formales Inglaterra reconocía esa frontera. Así lo declararon al Gobierno Británico los Ministros Plenipotenciarios Zea y Hurtado en 1821 y 1824, sin que Gran Bretaña presentara objeción alguna”(1965:6).


En 1835, por patrocinio de la Royal Geografhical Society de Londres y del Colonial Office, Robert Schomburgk, presentó a Gran Bretaña, un mapa aproximadamente coincidente con la frontera reconocida al Gobierno Colombia, del cual formaba el Departamento de Venezuela. No obstante esta línea denominada Schomburgk, le daba a Guyana 4.920 kms al Oeste del Esequibo. Entre 1840 y 1846 al alemán produce nuevos trazos que cercenan 141,930 kms al Oeste del Esequibo. Una tercera línea de 1887, suma 167,830 kms al Oeste del Esequibo. Entre 1887 y 1897, la máxima aspiración británica llega hasta 203.310 kms cuadrados al Oeste del Esequibo. Estos trazos se producen sin conocimiento del gobierno de Venezuela, hasta cuando en 1841, “los tripulantes del buque venezolano “Restaurador”, divisan en Punta Playaso, cercas de las Bocas del Caño Amacuro y Punta Barima, la bandera inglesa arbolada sobre una garita” (1981:16). Meses antes, el Gobierno venezolano había propuesto la firma de un tratado de límites. Habían pasado once años de la separación del departamento de Venezuela de Colombia, la grande, y diez años de la creación de Guyana Británica (1830 y 1831, respectivamente). En 1841 comienza el tortuoso proceso de exigir al gobierno inglés la remoción de marcas re-configuradoras de una nueva frontera y la exigencia de un tratado de límites. En esta misma fecha el diario el venezolano en su edición del 13 de septiembre, denuncia “el abandono de nuestras fronteras y la destrucción festinada de nuestras fortalezas” ...“a Cagigal lo han enviado a un honorifico ostracismo en vez de comisionarlo para levantar el plano de Guayana” (Ídem:1981:16)

En este punto se debe señalar que, el territorio Esequibo es un territorio de colinas y selvas, con una llanura, por debajo del nivel del mar, en su parte litoral. La parte plana es un territorio pantanoso, protegido por diques lo cual explica, en primer término, las dificultades para poblarlo y tener asentamientos estables. El deseo original de Inglaterra, por este territorio, estuvo promovido por el interés de compañías auriferas para la explotación de sus recursos. Se debe recordar que durante el siglo XIX, buena parte del territorio nacional venezolano estaba desconectado y buena parte, actualmente sigue escasamente poblada, como es el caso del estado Amazonas y Delta Amacuro.

Otro de los dramas de Venezuela, dignas de mencionar, es la inestabilidad política, generada antes y luego de la creación de la República de 1830. Venezuela se mantuvo en guerras desde el mismo momento del nacimiento de la república del 1830 hasta 1908, trecho durante los cuales los países vecinos fueron avanzado oficiosamente en sus aspiraciones territoriales. La república creada por el general Páez estuvo carente de recursos y por tanto incapaz, para enfrentar, situaciones de ocupación, por medios distintos de la reclamos o la negociación.

Como hito, parcialmente conclusivo, del largo proceso de reclamos por parte e de Venezuela, ambas naciones acuerdan la creación de un Tribunal Arbitral. El compromiso de acuerdo fue suscrito el dos de febrero de 1897, para finiquitar el litigio, mediante un tratado. Por Venezuela lo suscribe José Andrade, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos de Venezuela, y por el Reino Unido Sir Julián Pauncefote, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de sus Majestad en los Estados Unidos. En el compromiso de acuerdo se señala:

a) Una posición adversa a prescripción, por el término de cincuenta años, no constituirá un buen título. Los árbitros podrán estimar que la dominación política exclusiva de un Distrito, así como la efectiva colonización de él son suficientes para construir una posición adversa o crear título de prescripción.

b) Los árbitros podrán reconocer y hacer efectivo derechos y reivindicaciones que se apoyen en cualquier otro fundamento válido conforme al derecho internacional, y en cualquiera principios de derecho internacional que los árbitros estimen aplicables al caso y que no contravengan la regla precedente.

Venezuela estuvo representada por cuatro árbitros norteamericanos, quienes junto con cinco árbitros británicos sesionaron en el Tribunal asentado para su funcionamiento en París. Contrario a lo pautado, el tribunal se constituyó como ámbito para la representación de intereses y no para el arbitrio, lo cual motivo reclamos, por parte de los norteamericanos.

El día tres de octubre de 1899 el tribunal de arbitraje dictó una sentencia breve y carente de fundada motivación, con la cual describía los límites que debían ser reconocidos, sin apelar a ningún tipo fundamento, ni siquiera de tipo jurídico. El laudo fue considerado una burla de los principios internacionales del derecho y de los acuerdos precedentes, motivadores de la formación del tribunal. Al parecer los árbitros excedieron sus facultades, para cercenar 159.142 kms2 (el 95%) del territorio reclamado por Venezuela. Los árbitros norteamericanos, al parecer, convalidan el despropósito para evitar la confiscación del Río Orinoco. El despropósito y la componenda fue de tal descaro, que uno de los árbitros ingleses, de visita en Nueva York, Mallet Prevost, confiesa la patraña, a uno de Abogados Consejeros de Venezuela, declarando su rabia y su amargura, no por el despojo contra Venezuela, sino por el descrédito general de los procedimientos de arbitraje. (1965:76)


Carece de sentido hablar de lo que se hizo o dé aquello que se debió hacer. Lo hecho parece obra de las circunstancias políticas y de debilidades de Venezuela, frente a una nación antigua y poderosa. Aunque al parecer, ajustadas al derecho, parece particularmente ingenuo la acogida de esos literales por parte de Venezuela. El punto de partida de las reglas acordadas en el compromiso de acuerdo, era totalmente adverso para el reclamante y favorable para los ingleses, en tanto que Venezuela permaneció ausente de esos territorios y no hizo esfuerzos eficientes, sino de poblamiento, por lo menos de ocupación. Es observable que esos literales estuvieron concebidos para legitimar una ocupación de hecho. Es observable que allí no se fue a analizar y a decidir la legitimidad y justicia de los reclamos, sino a la convalidación de un despojo.


Han trascurrido 118 desde el momento en el cual se dictó el Laudo Arbitral en 1899 y 50 años desde el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966. Años transcurridos, estos últimos, durante los cuales la República Cooperativa de Guyana se ha negado a conciliar una solución negociada y práctica. Conforme a sus intereses, no ha tenido motivos para hacerlo, por cuanto Venezuela, no le inspirado el más mínimo temor ni respeto. Ni la razón ni las armas de la república han servido para disuadir. Al parecer hemos renunciado a los posibles cursos de acción que obligaren a forzar una solución negociada. Pero mientras tanto Guyana ha fortalecido sus posiciones y seguido ha avanzando sobre territorio venezolano, como lo hizo inicialmente el Reino Unido.


Mientras tanto, como parte de la continuación del despojo, los respetables bandidos de la Corte Internacional de Justicia, se aprestan a intervenir en la diputa, sin la anuencia del desgobierno venezolano. Queda claro que para consagrar nuevos despojos en el territorio marítimo de Venezuela, dada la urgencia de las compañía petroleras por explotar una inmensa riqueza, inicialmente calculada en 700 millones de barriles de petróleo, valorados en 40.000 millones de dolares, tan solo en el Bloque Stabroek, cuya totalidad se prolonga hacia las costas venezolanas de Delta Amacuro, aproximadamente a 193 kilómetros de las costas venezolanas. 

(2015) Rosales, Jurate . La Invasión existe y está muy cerca. En: Revista Zeta del 13 al 19 de marzo de 2015. Número 1992.

(1981) Núñez, Enrique Bernardo. Tres Momentos en la controversia de límites de Guyana. Editorial Monte Ávila.

(1965) Usurpación de la Guyana Esequiba. Movimiento bolivariano de Mérida. Talleres Gráficos Universitarios.