Por Bruno Perón: Cuestiones viles
Enviado por Barometro
Internacional el martes, 25 noviembre, 2014 a las 21:42
El
Progreso camina, con el cambio de mentalidad en
Brasil. Se han pasado los días de culpar a las naciones atrasadas
que colonizaron América del Sur e impusieron sufrimiento en cambio
de la riqueza fácil (oro, plata, azúcar). Ahora, nos quedamos con
un examen introspectivo con el fin de descubrir el significado de ser
una nueva nación y luchar por ella. Pero la lucha que defiendo es
simbólica, interior y sin derramamiento de sangre.
No
hablaré de división de Brasil, sino de polarización entre los
intereses, deseos y posibilidades de progreso. Brasil terminó un
proceso electoral apretado, que se definió por una diferencia de
casi 3,5 millones de votos en una población de 201 millones. La
palabra "cambio" prevaleció en estas elecciones, incluso
entre los votantes de la candidata victoriosa.
Escribo,
sin embargo, sobre un punto un poco más delicado que polarizara el
país entre expectativas paternalistas, por un lado, y desvinculadas
por el otro. Se debe dividir las tareas cívicas, más bien. Un
ciudadano no ejerce sus funciones en un voto aislado, sino con otros
que también creen en una zona más fértil de la convivencia y la
interacción. Ser ciudadano, sin embargo, ha sido un gran reto de los
brasileños que ponen su atención en cuestiones viles.
Algunas
de ellas son la intolerancia y la persecución (especialmente del
género, la piel y la religión), verdades falsas que generan muchos
aficionados imprudentes, y el sensacionalismo y la normalización de
la violencia en los medios. Del mismo modo, estamos dedicados a
chismes y fechorías, pero nos olvidamos de que hay algo más
importante y prioritario en que pensar, por ejemplo, en la educación
cívica y la reforma interior.
Los
síntomas de Brasil en el momento son desalentadores y perjudiciales
para el progreso de la nación. Posponemos un futuro brillante y
pacífico para Brasil debido a nuestra falta de preparación cívica
y nuestro infantilismo moral. Por lo tanto, reitero que tenemos que
emprender una reforma a fondo de nuestros pensamientos y nuestras
actitudes.
No
tengo ninguna duda de que hay puntos de luz que indican buenas
intenciones en tal oscuridad. Brasileños moralmente elevados se
encuentran rodeados por "operación" de esto y aquello para
combatir actos de corrupción, de casos intencionales de falta de
respeto a los demás, y de la apatía cívica que se reproduce en
nuestras instituciones educativas.
En
este contexto, menciono un principio gigante de esa apatía cívica:
ponemos toda nuestra confianza en los placeres de la cultura oral en
lugar de las labores de alfabetización. Por ejemplo: los televisores
están siempre prendidos en las crueldades del patrimonio deletéreo
de nuestra cultura del chisme, la destrucción y los residuos. Pocos
brasileños realmente se "conectan" en la deforestación
irresponsable en el país, y en los efectos catastróficos de la
sequía en el sureste de Brasil. Todo esto suena como un
desequilibrio fortuito de la naturaleza. Nuestra ilusión.
Por
lo tanto, el gas asfixiante de un número grande de brasileños que
tienen mala educación sofoca el progreso cívico, familiar y
nacional de aquellos puntos de luz escasos que acabo de mencionar. Se
piensa en la naturaleza como un ser a nuestro favor, y en otros seres
humanos como disputadores de espacios y posiciones. Tenemos sed de
conocimiento!
Es
por eso que creo que habrá cambio de vibraciones y de era. Por
supuesto, esta transformación psíquica y social no ocurrirá en un
piscar de ojos, o con pocos esfuerzos bienhechores. El primero será
el de anular la beligerancia que durante tanto tiempo se ha encargado
de la psicoesfera de nuestro planeta. Por lo tanto, cualquier ser
humano va a pensar diez veces antes de cometer crímenes contra sus
semejantes y otras especies.
La
conciencia nos dará el primer consejo de amigo.
Para
ello, es necesario higienizar nuestros pensamientos.
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