viernes, 13 de noviembre de 2009

DERECHA E IZQUIERDA, UNA DICOTOMÍA VIGENTE

Mariano Crespo

Desde hace más de dos siglos, es decir desde los tiempos de la revolución francesa, se viene empleando de manera habitual los términos “Derecha” e “Izquierda” para designar el contraste de las ideologías, y desde luego el comportamiento de los movimientos sociales y políticos respondientes a diferentes referentes de carácter ideológicos y filosóficos, ambos términos expresan una visión dicotómica de la política, por lo tanto ninguna doctrina, ni ningún movimiento pueden ser al mismo tiempo de Derecha y de Izquierda.

Aún cuando hay sectores del pensamiento liberal burgués interesados en negar tal disyuntiva, los términos de “Derecha e Izquierda” continúan teniendo plena vigencia, dichos sectores pretenden confundir, al señalar a los ciudadanos como sujetos políticos “transversales” respecto al esquema axial Derecha-Izquierda, también refieren una supuesta “crisis de la ideología”, para llegar a la falaz conclusión del “fin de las ideologías”, tal como fue descrito por el escritor norteamericano Francis Fukuyama, en su obra “El Fin de la historia y el último hombre”. Como argumento fundamental refieren el fracaso del sistema soviético, tras el colapso del llamado socialismo realmente existente, de acuerdo con esta lógica, el socialismo habría muerto, y la lucha de los trabajadores y del pueblo en general por construir un modelo de sociedad distinta quedaban absolutamente canceladas, pero ocurre en honor a la verdad, que la crisis del sistema soviético no significó el fracaso del socialismo, ni tampoco el fin de la Izquierda, ni mucho menos de las ideologías, sino lo que significó fue el fracaso de un modelo socialista distorsionado por aditamentos burocráticos y autoritaristas, históricamente delimitado en tiempo y espacio.

Ningún izquierdista puede negarse a admitir que la Izquierda de hoy no es lo mismo que la Izquierda de ayer, púes mientras existan hombres cuyo empeño político sea movido por el profundo sentido de la insatisfacción y del sufrimiento frente a las inequidades de las sociedades contemporáneas, se mantendrán vivos los ideales que han marcado desde hace más de dos siglos el pensamiento emancipador izquierdista a través de la historia.

El empeño de la construcción del socialismo contextual, autóctono, ecológico, libertario y humanista del siglo XXI, a partir del pensamiento bolivariano, y de lo que ha llamado el Comandante Hugo Chávez Frías el Proyecto de Simón Bolívar el libertador, de Simón Rodríguez el Maestro, y de Ezequiel Zamora el General del Pueblo Soberano, y además nutrido por el pensamiento progresista y humanista como acervo de la humanidad, entre los cuales destacamos al Marxismo, y de estudiosos y renovadores latinoamericanos del Marxismo, como son los caso de de José Carlos Mariátegui, de Ludovico Silva, y otros, y del significativo legado del Cristianismo, en relación este último podemos resaltar el aporte del Movimiento Cristiano de la “Teología de la liberación”, el cual se inició en Iberoamérica después de la realización del Concilio Vaticano II en la década de los 60, e inclusive el aporte de teorías como las del “Pensamiento Complejo” y la “Teoría Crítica” de Jurgen Habermas, y del pensamiento de otros intelectuales renovadores del Marxismo como son Antonio Gramsci, Rosa Luxemburgo, Ernesto “Che” Guevara, Fidel Castro y otros. Lo que ha conllevado a definir un “Nuevo Proyecto Histórico”, La repercusión que este Proyecto del nuevo socialismo ha tenido en la mayoría de los países latinoamericanos, esta cristalizando como por ejemplo en el surgimiento del ALBA, e incluso a marcado pautas en cuanto a una nueva teoría en el campo revolucionario a nivel mundial, tal como lo reconocen destacados intelectuales de diversos orígenes: europeos, asiáticos, africanos, del mundo árabe y norteamericanos; lo cual constituye una demostración palmaria que el Socialismo como Proyecto Político de la humanidad esta hoy más vivo que nunca, y se proyecta como la única salvación del planeta, en tanto que alternativa al sistema capitalista como generador de pobreza y depredación, al producir este modelo capitalista la explotación del hombre, y una profunda crisis ecológica, debido a la devastación irracional de la naturaleza, lo cuál ha traído como consecuencia entre otras cosas, el recalentamiento global, el pernicioso cambio climático, los daños irreversibles a la biodiversidad y la contaminación y agotamiento del agua a nivel planetario.

Por todas estas razones y muchas más, somos de izquierda y somos socialistas, asumiendo con nuestro compromiso y acción, colectiva una de las frases del inolvidable comandante Ernesto “Che” Guevara, “El deber de todo revolucionario es hacer la revolución donde quiera que se encuentre”.

El reciente golpe de estado en la República de Honduras, dado por la oligarquía de ese país, a la usanza de los perpetrados por los gorilas militares del “Cono sur” durante las décadas de los 60 y 70, contra un Presidente constitucional, democráticamente electo, por el solo hecho de favorecer al mayoritario sector social, históricamente excluido de ese país Centroamericano, debe significar una alerta para los revolucionarios del mundo, y para los latinoamericanos de manera particular, en cuanto a que los sectores conservadores y ultraderechistas en los diferentes países, continúan en pié de lucha para seguir saqueando y expoliando los pueblos, y destruyendo los ecosistemas naturales, en función de mantener sus intereses de clase y obscenas ganancias, tal como se lo dictan las pautas del “Capitalismo de mercado”.

mcrespo48@yahoo.es

lunes, 2 de noviembre de 2009

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, UN REVOLUCIONARIO LATINOAMERICANO.

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, UNA ACTUACIÓN EJEMPLAR DE UN REVOLUCIONARIO LATINOAMERICANO.
Mariano Crespo

Entre los revolucionarios más destacados del siglo XX de America latina debemos incluir sin lugar a dudas al peruano José Carlos Mariátegui nacido en Moquegua, cerca de la ciudad de Arequipe en el sur del Perú, el 14 de Junio de 1894, y cuya muerte ocurre en la ciudad de Lima el 16 de abril de 1930 a la temprana edad 35 años; le correspondió vivir en una época de su país de origen, caracterizada por el florecimiento de una oligarquía depredadora y una población indígena súperexplotada y harapienta, el militarismo peruano estaba en pleno apogeo.

Mariátegui fue un hombre dedicado al estudio de manera autodidacta, desde Georges Sorel hasta Rosa Luxemburgo, pasando por Nietzsche, Marx y Gramsci, y otros escritores e ideólogos del pensamiento universal revolucionario, de tal manera que llegó a poseer una profunda formación política, además de un compromiso ineludible por la redención de las clases desposeídas de su país y particularmente del la población indígena peruana.

Hacia 1780 ocurrió una rebelión encabezada por el indígena conocido como Tupac Amaru, quien cansado de reclamar justicia para sus hermanos indígenas, protagonizó la más grande rebelión social de la historia del Perú, y que se extendió a otros países latinoamericanos, este hecho ocurrido a más de 100 años del nacimiento de Mariategui le marcó para siempre, su convicción socialista lo llevó a entender que la problemática del indígena no es moral, sino de naturaleza económica, social y político, por lo que su planteamiento en consecuencia, es que la emancipación del indigenismo debía ser la principal reivindicación del vanguardismo revolucionario.

Mariátegui junto con el indio Garcilazo, formó la esencia del pensamiento indigenista que contextualizó las obras de otros intelectuales y dirigentes sociales peruanos del siglo XX, y lo cual a su vez influyó notablemente en otros intelectuales y políticos de America latina, su obra clave fue “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana” editado en Noviembre de 1928.

Nuestro personaje planteo que el socialismo indoamericano no fuera “copia y calco” de los modelos desarrollados en otras latitudes, y épocas históricas, sino que por el contrario fuera “creación heroica” de nuestros pueblos, partiendo de sus realidades socio-históricas y de sus acervos culturales, esta enseñanza esta presente en la construcción de la revolución socialista bolivariana, y lo cual se expresa inequívocamente en el prólogo de la Constitución de la República Bolivariana Venezolana y en el proyecto Nacional Simón Bolívar.

Por supuesto que los referentes teóricos del pensamiento político revolucionario mundial tales como el marxismo, el humanismo y el cristianismo son de consulta obligada para la formación de nuestra militancia y particularmente de quienes ostentan cargos estratégicos en nuestro gobierno, “sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria” decía acertadamente Lenin, considero que muchos de los errores que cometen algunos Ministros y Gobernadores actuales y de sus colaboradores inmediatos, tienen que ver con la débil formación política en una perspectiva socialista, y quienes más bien una densa formación tecnocrática, no basta con la sólida orientación ética y política del comandante y presidente Hugo Chávez, hace falta un alto nivel formación política, repito de carácter socialista, y ello como dice un conocido refrán popular “eso no se compra en botica”. El ejemplo de José Carlos Mariátegui hoy en día cobra una vigencia inusitada en nuestro País, en momentos que nuestro proceso revolucionario bolivariano atraviesa por algunas dificultades, y cuyas causas no son atribuibles a la oposición lacaya, que se encuentra atrapada en su propio laberinto, sino principalmente a las desviaciones burocráticas de muchos de nuestros dirigentes.

mcrespo48@yahoo.es