Leandro Albani : ¿Qué se juega en Kobane?
Enviado por Barometro
Internacional el sábado, 25 octubre, 2014 a las 22:01
Tras
casi 40 días de combates entre los mercenarios del Estado Islámico
y las guerrillas kurdas, la situación en el norte de Siria es cada
vez más tensa. La injerencia extranjera que busca desbaratar la
resistencia, el rol de Turquía y EEUU, y la inédita experiencia del
PKK.
Las
regiones de Kobane, Jazire y Afrin -en el norte de Siria- se
convirtieron en un tablero en el que las pujas por el control
político y económico se exacerban a cada minuto. Si bien los
combates son entre el grupo terrorista autodenominado Estado Islámico
(EI) y las fuerzas guerrilleras kurdas (YPG/YPJ, integrantes del
Partido de los Trabajadores del Kurdistán -PKK-), lejos están de
ser los únicos actores del conflicto.
Las
tres ciudades en las que viven kurdos, yezadíes, asirios y otros
minorías reciben el fuego del EI, que busca desarticular las
conquistas del PKK junto a los pobladores, en un hecho inédito para
Medio Oriente: el nacimiento de una nueva de organización social y
política con una posición de izquierda, surgida luego de más de
tres décadas de lucha insurgente y a casi cuatro años del comienzo
del conflicto interno en Siria.
El
PKK, con sus organizaciones legales respaldadas por la guerrilla,
lleva adelante un nuevo modelo de sociedad, regida por la democracia
directa, las asambleas populares, el respeto a la diversidad de las
diferentes nacionalidades que habitan Medio Oriente, la defensa del
medio ambiente y el empoderamiento de las mujeres como factor
determinante en la liberación. Sobre este último punto, el ejemplo
concreto es la propia resistencia de la insurgencia en Kobane,
encabezada por las comandantes y guerrilleras del PKK que enfrentan
al Estado Islámico.
El
confederalismo democrático, ideología que rige al PKK, no está
siendo defendido solamente en el terreno a través de las armas.
Pocas semanas atrás, los pueblos de Kobane, Jazire y Afrin dieron a
conocer su Constitución, texto que defiende la pluralidad en Medio
Oriente y traza las líneas generales de una nueva forma organizativa
(1).
El
“laboratorio político” que los kurdos llevan adelante en el
norte de Siria profundizó los temores de varios sectores. El EI
busca destruir a las fuerzas guerrilleras del PKK porque entiende que
su islamismo ortodoxo y prehistórico choca de forma directa con el
confederalismo democrático, antítesis de la ideología del Estado
Islámico.
Estados
Unidos sigue empecinado en derrocar al gobierno sirio del presidente
Bashar Al Assad, y a su vez observa con preocupación el desarrollo
creciente de las fuerzas del PKK. Más aún cuando la insurgencia
kurda no busca la creación de un nuevo Estado (algo estipulado en la
Constitución recién creada, en la que se indica que se respetará
plenamente la unidad territorial siria), sino que impulsa autonomías
y formas de autogobierno.
Por
su parte, el Estado turco teme -hoy más que nunca- el avance de las
políticas del PKK, organización a la que ha combatido desde hace
más de 30 años. Desde la asunción al poder de Recep Tayyip
Erdogan, ahora presidente de Turquía, la política de represión
contra el pueblo kurdo que habita territorio turco fue constante y
sistemática. Los intentos de diálogos de paz impulsados por el PKK
y la sociedad kurda fueron abortados una y otra vez desde la
administración de Erdogan. El temor del gobierno turco ante la
firmeza de la guerrilla kurda quedó en evidencia por su postura:
discursivamente rechaza al Estado Islámico y a su vez traba los
intentos de los kurdos de Turquía en cruzar la frontera con Siria
para sumarse a la resistencia en Kobane.
Desde
las YPG/YPJ, y desde el movimiento kurdo en general, se denunció en
reiteradas ocasiones que el gobierno de Erdogan financia y arma al
Estado Islámico. También advirtieron que el Estado turco protege el
reclute de mercenarios y hasta puso a su disposición un hospital
para atender a los terroristas heridos.
El
rol que juega Turquía en la actual crisis en Medio Oriente fue
puesto en evidencia por el primer ministro iraquí, Haider Al Abadi,
quien anunció que se había comunicado con el primer ministro turco,
Ahmed Davutoglu, y le reclamó que su país no ataque al Partido de
los Trabajadores de Kurdistán. “Turquía no debe dirigir más
operaciones militares contra el PKK en Irak”, declaró Al Abadi.
Ante el parlamento de su país, el premier aseveró que “el PKK
está ahora combatiendo junto con nosotros contra las organizaciones
terroristas. Le hemos dicho a Turquía que ellos deben cesar su
actividad militar contra el PKK dentro de las fronteras de Irak, se
lo he dicho al primer ministro turco en una llamada telefónica unos
pocos días atrás”.
Si
bien en el norte de Siria, especialmente en Kobane, el avance del
Estado Islámico es bloqueado por las fuerzas guerrilleras, el
situación sigue siendo crítica. En una reciente entrevista, la
co-presidente del Partido de la Unión Democrática (PYD, por sus
siglas en kurdo), Asya Abdullah, expresó que, de manera urgente,
Naciones Unidas debe abrir un corredor humanitario entre Kobane,
Jazireh y Afrin. La titular del PYD, organización integrante del
PKK, denunció que el Estado Islámico “sigue recibiendo
suministros diarios de armamento y combatientes de lugares como
Rakka, Tal Abyad, Ain Issa, Sarrin, Manbij, Jarabulus”.
Abdullah
aclaró también que el EI argumenta “que el ataque a Kobane está
en contra de los Estados Unidos y que todos deben unirse contra estos
enemigos. De esta manera consiguen a los niños árabes y los hombres
jóvenes que participan en el salvajismo. Muchas familias árabes
están huyendo de esta tiranía para proteger a sus hijos”. La
co-presidenta del PYD reiteró que el Estado Islámico es responsable
de la destrucción y el robo en Kobane, y manifestó que el “saqueo
y la violación es el foco de la ideología” de la agrupación
yihadista.
Al
referirse al gobierno turco, Abdullah expresó que “por un lado
Turquía dice que permitirá a los Peshmerga (milicia del gobierno
kurdo de Irak) llegar a Kobane, mientras que en el otro se está
librando una campaña de desprestigio contra el PYD y la realidad de
Rojava. No consideramos que esto sea apropiado, ya que el PYD tiene
un proyecto político concreto en el ambiente caótico de Siria, y
tiene un propósito claro. Esta campaña de desprestigio no servirá
ni a la situación en Kobane ni a las políticas turcas. Todo el
mundo sabe lo que está bien y lo qué está mal en Kobane, que está
atacando y que está resistiendo. Y que permitir el acceso de los
Peshmerga no es lo mismo que la demanda de la gente de Kobane para un
corredor. Nadie ha hecho una petición oficial al cantón de Kobane o
el YPG/YPJ. Si alguien quiere venir aquí estos son los órganos
políticos y militares para que les expliquemos nuestras demandas”.
Sin
dudas, las riquezas naturales del norte de Siria (petróleo, gas y
agua dulce) son un botín preciado por Estados Unidos y sus aliados.
Al mismo tiempo, la Casa Blanca junto a Turquía y las monarquías
del Golfo Pérsico, no dejan de redoblar sus esfuerzos para derrocar
al último gobierno que levanta las banderas del nacionalismo árabe,
como es el caso de la administración de Al Assad, más allá de los
gruesos errores cometidos. Pero ahora, con el crecimiento del PKK y
del movimiento de liberación kurdo se abre un nuevo panorama, en el
cual se frena la restauración más conservadora en la región,
basada en profundas políticas neoliberales (Turquía y las
monarquías del Golfo son el ejemplo) y en la imposición de un Islam
funcional a esas políticas. Y los pueblos del norte de Siria, casi
en la soledad absoluta, resisten ese modelo que se intenta
implementar a sangre y fuego, y del que el Estado Islámico es la
cabeza visible.
leandroalbani@gmail.com
Notas:
(1) Texto completo de la Constitución de las regiones de Kobane,
Jazireh y Afrin
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