Argentina en las garras de los fondos buitres
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Vicky Peláez
12:06
21/08/2014
Vicky Peláez
La bebida apaga la
sed, la comida satisface el hambre; pero el oro no apaga jamás la
avaricia
(Plutarco 45 d.C – 120 d.C)
En la naturaleza los
buitres son aves rapaces que se alimentan de animales muertos pero
también cazan presas vivas.
Resulta que en este
mundo globalizado con la única superpotencia a cargo de este proceso
se crearon condiciones para que aparezcan instituciones financieras
imitando en su rapacidad a los buitres. Estas usan fondos de capital
de riesgo que invierten en una deuda soberana y empresas al borde de
default (el incumplimiento de la obligación de pagar estipulada en
el acuerdo o contrato de préstamo).
Al divisar esta
situación deciden comprar la deuda soberana o privada a precio de
ganga: al 20 o 30 por ciento de su valor nominal y luego entablar
sofisticados litigios para obtener el pago del 100 por ciento de este
valor.
Actualmente en su mira
voraz hay unos 11 países en el riesgo de default, según la
publicación The International Forecaster, siendo Argentina su presa
real. No es fácil imaginar cómo un país que en una época había
sido la séptima nación más rica del mundo, que inclusive otorgaba
préstamos al Reino Unido, ha sido arrojado por un sistema financiero
depredador hacia una crisis que podría afectar seriamente su
soberanía.
Argentina como el resto
del Tercer Mundo tuvo que asimilar en los años 1970 la nueva
consigna del Sistema Económico Mundial (WES) de que el mercado y las
tasas de cambio flexibles eran la solución para todos los problemas
económicos.
El Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial (WB) lanzaron la idea de
modernización invitando a los países en desarrollo solicitar
préstamos para iniciar este proceso que se otorgaban en dos o tres
días con el consentimiento del FMI y el WB. De acuerdo a los
datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) la deuda externa argentina entre 1975 y 1988 se incrementó
de 5,7 a 118,2 mil millones de dólares y en los años 1980 el país
sufrió una hiperinflación que alcanzó en 1990 el 197 por ciento
abriendo el camino a una severa depresión económica.
Para el final de los
años 1980 Argentina, como la mayoría de los países de América
Latina, ya no tenía capacidad de pagar su deuda externa lo que ponía
en una crítica situación todo el WES. El supuesto proceso de
modernización resultó un total fracaso mientras que Argentina como
el resto de los países del Tercer Mundo tuvieron que ponerse de
rodillas ante el modelo de desarrollo llamado el mercado libre. Para
prevenir una crisis financiera internacional y el colapso de los
países como Argentina, el ex secretario de Tesoro norteamericano,
Nicholas Brady lanzó El Plan Brady que instó a los prestamistas a
condonar de manera voluntaria parte de la deuda no atendida por los
países en crisis, reestructurar el saldo de la deuda que quedaba
pendiente de pago y otorgar préstamos adicionales a esos países.
En el 2001 debido al
colapso económico general, como resultado de la sumisión del
presidente Carlos Menem (1989-1999) a Estados Unidos con la
aplicación del Consenso de Washington y las “relaciones carnales”
con aquel país, el gobierno de Argentina se declaró en default
respecto a 81 mil millones de dólares de la deuda soberana.
Recién en 2005 logró
reestructurar el 75 por ciento de aquella parte de la deuda y en
2010, la otra parte. En ambos canjes con los acreedores se reducían
los montos y se diferían los pagos, lo que fue aceptado por el 93
por ciento de los tenedores de los bonos soberanos.
Sin embargo, un 17 por
ciento de los acreedores pertenecientes a los fondos buitres no
aceptaron desde el comienzo estas condiciones y entablaron una lucha
sin cuartel contra el gobierno argentino imponiendo 28 embargos,
logrando recuperar el país todos los bienes por la vía legal.
Uno de estos fondos
buitres, Elliott Associates de Paul Singer demandó al gobierno de
Cristina Fernández ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York en
2011, fallando el juez Thomas Griesa favor de los fondos NML Capital,
Aurelius Capital y algunos otros.
La Corte de Apelaciones
del Segundo Circuito confirmó el fallo de Griesa a favor de
los fondos litigantes que reclaman al país el pago de 1,3 mil
millones de dólares entre capital e intereses los bonos en mora
desde 2001 que los querellantes obtuvieron en 2008. A la vez el juez
declaró el bloqueo en Nueva York de 539 millones de dólares de
bonos canjeados en 2005 y 2010 remitidos por Argentina en calidad de
pago.
Así comenzó lo que la
economista Noemí Brenta bautizó como un “Griesagate” cuyos
autores son fondos buitres avalados por el Tesoro de EE.UU. A la vez,
a pesar de que la titular del FMI, Christine Lagarte, que es muy
crítica con estos fondos por la inseguridad que generan para las
reestructuraciones de deuda, no hace nada para controlarlos.
La única entidad que
puede influir sobre estos fondos es el Tesoro norteamericano, que por
supuesto no presentaría un escrito a favor de Argentina. También el
presidente Barack Obama tiene la facultad de intervenir, como lo hizo
con el mismo fondo Elliott Associates, el presidente George
Bush en favor de Congo. Lo único que tiene que hacer el presidente
es decirle al juez Thomas Griesa que está interfiriendo en
relaciones con otro país, utilizando la cláusula de la Constitución
de separación de poderes.
Pero ni el Tesoro ni el
presidente Barack Obama están dispuestos a dar la mano al país que
lucha por su soberanía, ignorando las prescripciones del FMI y las
presiones norteamericanas de alejarse de los países del ALBA.
Tampoco le perdonan a la presidenta Cristina Fernández sus
excelentes relaciones con Rusia. Vladimir Putin dijo hace poco, que
“Argentina es uno de nuestros socios claves en América Latina”.
Los cabilderos de los
fondos buitres están aprovechando la actual coyuntura anti rusa y
tratan de recibir el apoyo del Congreso donde ya un representante
demócrata del estado de Nueva York, Eric Massa presentó una moción
para castigar a Argentina, cerrándole el acceso al mercado de
capitales norteamericanos.
A la vez, las agencias
de calificación de valores (rating agencies) empezaron a sembrar
pánico respecto al futuro de Argentina. La agencia Stndart &
Poor’s colocó la nota soberana de Argentina en “default parcial”
y la Fitch Ratings en “default selectivo”.
También los cabilderos
del Grupo de Tareas Estadounidense para Argentina (ATFA) están
tratando de manipular a la opinión pública estadounidense y
asustar a los argentinos anunciando el próximo colapso económico de
su país.
Los buitres de la
deudocracia atacan y agudizan lo que el estudioso
norteamericano, J.K. Galbraith llamó la “Era de Incertidumbre”
que vive la humanidad. Mientras Argentina presentó ante la Corte de
Justicia Internacional de la Haya una demanda contra Estados Unidos,
acusándolo de violaciones a su soberanía. Ahora todo depende
si esta Corte acepte o no la demanda para parar a los buitres
financieros en su afán de poner de rodillas su soberanía.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO
COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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