Por Ernesto Wong Maestre: A propósito del reduccionismo de Battaglini
Enviado por Barometro
Internacional el miércoles, 22 abril, 2015 a las 18:53
En
respuesta a una posición divisionista
En
este cambio de época en América Latina siempre hay quienes se
aferran con pura estirpe de conservadores o neoconservadores a las
ideas caducas y a los instrumentos con los cuales las oligarquías se
afincaron en el poder de los Estados con apoyo del imperialismo. El
uso de sofismas, la omisión reiterada de la verdad, la demagogia
política y el arte del reduccionismo teórico-metodológico revuelan
hoy, en voz de agoreros sin Patria, con mayor desespero en los medios
privados y redes sociales presuponiendo que el pueblo venezolano es
el mismo de 1970 cuando confiaba ciegamente en el bipartidismo
burgués.
Días
atrás, leí uno de los artículos de Oscar Battaglini que requieren
algunas reflexiones, debido a las intencionalidades políticas
subyacentes, dañinas para la Seguridad de la Nación, la defensa
integral y el desarrollo sostenible de Venezuela.
Ese
artículo de Battaglini tiene la intención de fomentar –por un
lado- la desunión en el seno del pueblo bolivariano quien por
primera vez en la historia está formándose como Sujeto Histórico
al comprenderse como una totalidad de todos los sectores sociales,
incluidos los empresarios con sentido de Nación y los militares,
donde los menos capaces están cediendo sus cargos a los más
preparados para enfrentar las arremetidas del imperialismo yanqui y
sus operadores políticos y económicos dentro del país.
Por
otro lado, las ideas expresadas por Battaglini –quien parece ser
uno de esos operadores- pretenden apoyar el regreso de la
oligarquía al poder para controlar y volver a estructurar al Estado
según sus intereses explotadores de burguesía parasitaria y
dependiente de los designios de la Casa Blanca.
Para
Battaglini, la sociedad venezolana del siglo XIX no se desarrolló
“de acuerdo a los requerimientos civilizatorios” porque su
“posibilidad” de desarrollo fue bloqueada por “el surgimiento
del militarismo” que a su vez es consecuencia de que “se”
declaró la independencia “formal” y definitiva y no “se”
produjo un “cambio sustantivos de las relaciones sociales generales
heredadas de la Colonia”. ¿Quién debería producir ese cambio?.
Battaglini desde un inicio de su artículo no reconoce ningún
protagonismo al pueblo en las transformaciones sociales ni a las
relaciones sociales de producción del capitalismo como la verdadera
tranca del desarrollo.
Además,
como se puede apreciar, el antropomorfismo de Battaglini es usado
como instrumento para decir cualquier cantidad de sofismas que
solapen o cubran, en el estudio de la responsabilidad histórica, a
las fuerzas clasistas dominantes, conformadas como oligarquía,
verdadera responsable, tanto de establecer las políticas de
“desarrollo”, de fijar “los requerimientos civilizatorios”,
de propiciar el rompimiento de la unidad militares-civiles lograda
ejemplarmente por Simón Bolívar para liberar a pueblos; como
también responsable de utilizar sistemáticamente a los militares
para reprimir a la sociedad, alejar al pueblo de las riquezas
naturales del país y consolidarse como clase dominante en el poder
político, económico y cultural. Es decir, implantar su hegemonía
con el total respaldo de los gobiernos de EEUU.
Como
ese gran primer presupuesto de Battaglini sobre el cual construye el
resto de sus ideas, a todas luces es falso, las intenciones políticas
pro-oligárquicas e imperiales del autor se revelan más claramente,
sobre todo cuando construye sobre lo que es falso su explicación del
por qué Venezuela no era soberana, cuestión que es
contradictoriamente negada en el segundo párrafo de su propio
artículo donde dice que “toma cuerpo y se desarrolla en un Estado
instrumental al servicio estrictamente de la oligarquía”, algo
falso también ya que fue un Estado al servicio de los monopolios
extranjeros, tal y como ha quedado históricamente demostrado en esa
genial obra de Federico Brito Figueroa, Historia Económica y Social
de Venezuela en cinco tomos.
De
manera que el objetivo de Battaglini en su artículo de usar la
vinculación de la oligarquía con los militares bajo “el mando
único, directo y personalista de José Antonio Páez”, como únicos
decisores en el modelo ideal del autor de “esquema político-militar
impuesto por Páez”, solo podría surtir efecto mediático en
mentes ignorantes de la realidad histórica, la cual ha sido
manipulada en su artículo para afectar la unidad cívico-militar que
el pueblo venezolano ha construido desde 1999, guiado por el
liderazgo del Comandante Eterno Hugo Chávez y desde 2013 por su
legado, seguido creativamente por nuestro Presidente Nicolás Maduro
y por toda esa masa crítica garante del curso de la Revolución.
La
real unidad de fines, estrategias y métodos de civiles y militares
en cuanto a patriotismo y bolivarianismo para defender integralmente
la Revolución Venezolana, hace fracasar el intento de Battaglini por
hacer creer que Chávez aplicó un “esquema” militarista “en el
ejercicio de su poder autoritario y cesarista”, sobre todo porque
Chávez siempre gobernó obedeciendo al pueblo y colocó todos los
recursos del Estado en función de resolver los problemas sociales y
de darle mayor suma de felicidad y seguridad a todos los ciudadanos,
incluso a los millones de inmigrantes de países vecinos.
Por
ello, la llamada por Battaglini “administración chavista” como
“usurpación” del poder por los militares no es más que la
revelación de la intención de este autor por neutralizar el
significado que para el pueblo bolivariano tiene la unidad
cívico-militar lograda en estos quince años, algo valioso para
convertir cada vez más el potencial del país en real poder
disuasivo ante las amenazas de agresión militar del gobierno de
Estados Unidos. Y en ese sentido, Battaglini se presenta ante
nuestros ojos como un peón mediático del complejo
militar-financiero-comunicacional del imperialismo.
Todas
las supuestas evidencias mostradas por Battaglini para cerrar su
reduccionista explicación que no tiene en cuenta la obra
revolucionaria del pueblo, plena de logros sociales, económicos y
políticos-jurídicos, no son más que datos sacados de su contexto o
falsedades y que el lector debe interpretar en toda su significación
integral y rechazar las intenciones del autor de hacer ver que la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana está contra el pueblo cuando lo
cierto es que la FANB se ha convertido en el pueblo uniformado por
decisión soberana del propio pueblo que la ha nutrido y ratificado
en diecinueve elecciones universales.
Por
último, debe reconocerse que al concluir el artículo del autor
analizado quedó la clara su intencionalidad de excluir de sus
planteamientos las amenazas estadounidenses sobre la soberanía e
independencia de Venezuela y de omitir también el análisis de todas
las acciones de guerra económica, psicológica y terrorismo que está
empleando la burguesía al servicio del gobierno de EEUU para oradar
la creencia del pueblo en su Revolución y destruir la unidad
cívico-militar como bastiones inexpugnables ante los posibles
ataques de mercenarios preparados y entrenados por las corporaciones
militares privadas de sello estadounidense.
El
rosario de falacias y manipulaciones de datos con que el autor cierra
su artículo hasta un niño de sexto grado las podría refutar con
solo recordarle a Battaglini como en todas las sesiones de la
Asamblea Nacional se expresan libremente los diputados de oposición,
incluso con mentiras tan increíbles como las expuestas en ese
artículo del señor Battaglini. O como todas las universidades
privadas suben desmedidamente sus tarifas o como hasta los
empresarios malversan los dólares entregados para adquirir alimentos
en el exterior y los sacan del país para depositar en bancos
extranjeros o traer productos con precios no controlados y lograr
fabulosas ganancias. ¿Podría existir esas desviaciones en una
estructura de poder “altamente militarizada” o “extremadamente
anti-democrática” como ha calificado este señor al Estado del
pueblo, con el pueblo y para el pueblo constituido como República
Bolivariana de Venezuela?.
En
la realidad verdadera venezolana, a la cárcel han ido solamente
algún que otro cabecilla opositor que delinquen abiertamente con
graves consecuencias sociales, como Leopoldo López y Antonio
Ledezma, desconocedores del orden constitucional y agitadores
criminales, y se ha usado la fuerza represiva, de forma ejemplar para
el mundo, solo en aquellos casos de violencia planeada y ejecutada en
contra de la ley, para prevenir posibles consecuencias mortales para
la población.
En
Venezuela se vive, se transita y se hace política libremente, tan es
así que la oposición abusa diariamente de la democracia actuando en
las instituciones públicas con negligencia o con alevosía oculta,
esperando la indulgencia del jefe o pasar inadvertida, pero tratando
siempre de causar daño a la credibilidad del gobierno.
Al
final de esta reflexión hay que reconocer que al concluir 2015
saldrá fortalecida, no la “democracia política” indefinida
intencionalmente por Battaglini, sino la democracia participativa y
protagónica definida por el pueblo en la Constitución, en pleno
fortalecimiento, con el cumplimiento de los cientos de objetivos de
la Ley Plan de la Patria 2013-2019, la clave que ha obligado a la
burguesía a intensificar su guerra contra el pueblo.
wongmaestre@gmail.com
y @ProfeWong