Miguel Guaglianone:
Estados Unidos: apagando el fuego con gasolina
Enviado
por Barometro
Internacional el domingo, 28 septiembre, 2014 a las 11:53
Ahora
Estados Unidos, acompañado por una nueva “coalición” inventada
para la situación (que incluye a varios países árabes del Golfo y
que mientras esto se escribe nos enteramos que contará con la
colaboración del Reino Unido), está realizando bombardeos en el
Norte de Siria, con el pretexto de combatir al Estado Islámico. Otra
vez se repite la huida hacia adelante: a los graves problemas en el
Medio Oriente (la mayoría de los cuales son responsabilidad de la
injerencia estadounidense) se responde con una única fórmula, más
bombardeos por aquí y por allá, como si las bombas y los cohetes
fueran capaces de solucionar conflictos que van mucho más allá de
lo meramente militar.
Mientras
tanto en la Asamblea General de las Naciones Unidas la condena a esta
política exterior de guerra generalizada y sin sentido es
mayoritaria, la Casa Blanca sigue con sus oídos sordos a cualquier
reclamo o crítica.
Cristina
Fernández, Dilma Roussef, Evo Morales, Nicolás Maduro (Michel
Bachelet en forma más “ligth”) desde nuestra Latinoamérica,
fueron unánimes en condenar la intervención de los Estados Unidos
en los críticos sucesos del Medio Oriente y Ucrania.
Por
su parte, en una excelente intervención, el presidente de Irán
Hassan Rouhani responsabilizó directamente a Estados Unidos por
haber propiciado, junto a otros países de Occidente y algunos países
árabes, el surgimiento del “terrorismo” (léase fundamentalmente
el Estado Islámico). Dijo: "Ciertas agencias de inteligencia
han puesto navajas en manos de locos que hoy día no perdonan a
nadie", y acusó: "Todos aquellos que desempeñaron un
papel para fundar y apoyar a estos grupos de terror deberían
reconocer sus errores". Igualmente condenó los bombardeos a
Siria (ya hace unos días el ayatolá Alí Jamenei, máxima
autoridad de la dirigencia iraní, había explicado que estos
bombardeos eran parte de una estrategia de los EEUU para intervenir a
su gusto en Siria e Irak, y que Irán se oponía firmemente a ella).
Pero
nada detiene a Barak Obama (ni a los poderes reales que están detrás
de él) en su desenfrenada agresión hacia el resto del mundo. Sin
tener para nada en cuenta leyes y tratados internacionales (la
jurisprudencia internacional es en gran medida un mito mediático) y
violando soberanías, sin tener la anuencia del gobierno de Damasco
(al que –reafirmado por declaraciones de Obama en estos días–
pretenden tumbar), los Estados Unidos realizan bombardeos (puntuales)
en territorio sirio.
Curiosamente,
la mitad de estas acciones militares se realizan sobre instalaciones
petroleras que están en poder del Estado Islámico, con la excusa de
dejarlos sin recursos para su financiamiento, pero ¿quiénes son los
mayores beneficiarios del cese de actividad de estas instalaciones?
“Casualmente” las dos grandes compañías petroleras
norteamericanas que operan en la región, manejando los pozos que
Estados Unidos le quitara al gobierno de Irak, la Chevron y la Exxon.
De la misma forma que los bombardeos de los Estados Unidos en el
territorio de Irak están orientados sobre todo a evitar que el
Estado Islámico se apodere de las instalaciones en poder de sus
corporaciones, en el lado sirio los bombardeos eliminan competidores
directos.
Y
lo más grave es que estos bombardeos que EEUU califica de “limpios”,
dejan siempre, inevitablemente víctimas civiles, de las cuales no
sólo es de lamentar la pérdida de vidas humanas inocentes, sino que
sus sobrevivientes se van a transformar en gran medida en futuros
combatientes contra los propios Estados Unidos.
Así
ha sucedido sistemáticamente en todo Medio Oriente con las
agresiones militares y los asesinatos selectivos de Washington, El
propio Osama Bin Laden cambió de bando y se trasformó en enemigo
cuando familiares y allegados suyos fueron muertos por acciones
estadounidenses. Y el recién nombrado Califa del Estado Islámico,
Abu Bakr al-Baghdadi, estuvo diez años prisionero de la CIA, y es
uno de los torturados en la famosa prisión de Abu Graib.
No
solamente los Estados Unidos han creado, propiciado y financiado a
grupos extremistas que luego se convirtieron en sus enemigos y llevan
adelante su propia agenda, sino que han venido sembrando la región
de muertos, heridos y torturados (numerosas veces inocentes), que se
han convertido por esto (ellos y sus familiares) en sus más feroces
adversarios.
Pero
como ya analizáramos en otras ocasiones, esta disparatada política
exterior sigue ciegamente adelante (sobre todo en los períodos
presidenciales de Barak Obama) a pesar de dejar resultados
contraproducentes a sus propias intenciones y objetivos. Hemos
manejado la hipótesis que la razón de esta sinrazón es
fundamentalmente la desesperación que produce la progresiva pérdida
del poder hegemónico de los Estados Unidos en el mundo, y el
ascendente protagonismo de nuevos actores en el panorama geopolítico
global que no obedecen a sus intereses ni sus órdenes. Y que quede
claro que esa pérdida de poder hegemónico no es solamente una
opinión nuestra (y de otros numerosos analistas), sino que el propio
Henry Kissinger –al que nadie se atrevería a catalogar como
adversario de los Estados Unidos– se encarga de mostrar en
profundidad en su último libro.
Sea
ésta o no la razón de la progresiva siembra de caos y desolación a
lo largo y ancho del planeta, lo cierto es que no parecen dispuestos
ni a detenerse ni a cambiar de rumbo. Sólo siguen ofreciendo más de
lo mismo: guerra, devastación y muerte.
Lo
del título: los Estados Unidos están intentando apagar los fuegos
(que ellos mismos encendieron), echándoles gasolina.
miguelguaglianone@gmail.com
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