Bruno Lima Rocha: Brasil- Marina Silva y el lulismo que solo pierde frente a sí mismo o a su disiden
Enviado por Barometro Internacional el miércoles, 03 septiembre, 2014 a las 15:02
Etiquetas: barometro bi Marina Silva brasil sibci Partido Verde
Enviado por Barometro Internacional el miércoles, 03 septiembre, 2014 a las 15:02
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bi
Marina
Silva brasil
sibci
Partido
Verde
La
muerte del ex gobernador de Pernambuco y candidato a presidente por
el PSB, Eduardo Campos, ocurrida el 13 de agosto alteró el
escenario electoral brasilero. Hasta su fallecimiento en un desastre
aéreo en la ciudad de Santos, en el litoral del Estado de San
Pablo, la presencia de su candidata a vicepresidenta, la ex ministra
del Medio Ambiente de Lula, Marina Silva, era una mezcla de
discreción con un poco de compromiso. Durante una semana circuló
la especulación en torno a las opciones de la mesa Ejecutiva
Nacional de los herederos políticos de Miguel Arraes, si los
caciques del PSB arriesgarían una chance de victoria electoral que
puede convertirse en una rotunda derrota política. Por lo visto las
esperanzas de las urnas y el pacto de compromiso político ondearon
“la mosca azul” para Roberto Amaral, Beto Albuquerque,
Luiza Erundina y compañía. Le va a tocar al diputado
federal y ex secretario de Olivio Dutray y Tarso Genro (en los
gobiernos estadales de Río Grande del Sur) Beto Albuquerque el
papel de asegurar la alianza del compromiso político y además
frenar la idiosincrasia de la “estrella” acreana (natural del
estado de Acre, donde vivía Chico Mendes) disidente del PT.
A
pesar de los riesgos, el PSB se lanza en busca de la olla de oro,
atraído por la mosca azul al final de octubre. Con Marina a la
cabeza de la lista, todo cambia. La investigación de Datafolha
(perteneciente al grupo Folha de San Pablo) el lunes 18 de agosto ya
apuntaba a un empate técnico entre la ex seringuera (extractora del
caucho en la selva amazónica) y correligionaria de lucha de
Chico Mendes en los enfrentamientos contra los madereros del estado
de Acre, y del nieto del ex gobernador de Minas Gerais, el senador
por el PSB-MG, Aécio Neves. Este analista se reserva el derecho de
poner en duda las metodologías de las investigaciones de opinión y
de esta manera resalto que hago este análisis sin entrar en el
debate de las intenciones de voto y sus mediciones, pero sí
por los efectos que ellas causan en las direcciones partidarias y en
los equipos de campaña. O sea, a pesar de no confiar en los
instrumentos de investigación y ya haber escrito antes alguna vez,
asumo como pertinentes los datos para el efecto de este análisis. A
partir del anuncio público de estos indicadores, “Marina Silva a
la presidencia” oprime el botón rojo en la campaña tucana (el
tucán es un pájaro y también el apodo de los afiliados al PSDB) y
da la alerta máxima al Palacio de Planalto (sede del poder central
en Brasil).
El
peligro de derrota del lulismo es real, porque penetra en medio de
la base construida en diez años de gobierno de conciliación. Por
primera vez el lulismo enfrentará a un personaje político que
corta al medio a su amplia base electoral, además de una
sofisticada apelación a las clases medias consolidadas (clase B
según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística IBGE y
no la ascendente clase C, bastión de los gobiernos petistas). La ex
senadora petista entre también a la escisión de los votos
neopentecostales, otro bastión del lulismo. Lula accionó su
pragmatismo, se alejó de las bases militantes católicas y formó
una alianza con la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD). Este
pacto le cobró –así como a Dilma– un alto costo ideológico, a
la vista de las peripecias de los pastores-diputados-empresarios
como Marco Feliciano (PSC-SP) al frente de la Comisión de Derechos
Humanos. Pero como ni el PT, ni menos todavía Lula y tampoco Marina
o Dilma ni siquiera se reivindican como de izquierda, el costo
ideológico no es un problema para el objetivo de dicho gobierno y
menos todavía en campaña para presidente.
Para
los cazadores de votos, cuando mayor el abanico de sectores
electorales, menos rehén queda el candidato de los ataques y
defecciones en sus reservas electorales. Para el PT, una Marina al
frente de una estructura partidaria de cubertura nacional y con gran
cohesión –la suficiente para “bancar una campaña llena de
alianzas heterodoxas”– es una amenaza real al
proyecto de reelección. Si la segunda vuelta pudiera tener alguna
apertura en una eventual “largada” contra Aecio, la
carrera entre Dilma y Marina es “cabeza a cabeza” desde el
principio de esa segunda vuelta.
Ahora,
la nueva personificación del “sueño americano” es una mujer de
origen negro e indígena, analfabeta hasta la adolescencia, de la
provincia, venida de un ex territorio federal en la Región Norte,
que va a encarnar el patrón brasilero de renovación para la
perpetuación parcial. Siempre se dijo que el lulismo sólo
podría perder frente a sí mismo. Es el caso de Marina Silva una
disidencia marcada por el abandono del reformismo radical y la
militancia social de los años 80 y parte de los 90 hacia una
pragmática adhesión al “vale casi todo” para orientar el Poder
Ejecutivo y hacer lo que dé. La carrera electoral recomenzó.
Marina
es una incógnita
Marina
Silva, ex senadora del PT de Acre, ex ministra del Medio Ambiente
(MMA) durante el gobierno de Lula y ex candidata a presidente como
una intrusa en el Partido Verde en el pleito de 2010, está
arrancando en las investigaciones de intención de voto en la
segunda mitad de agosto de 2014. Quedando menos de 45 días para la
determinación de la primera vuelta, marina crece con la exposición
permanente, sin críticas –en función de la muerte de Eduardo
Campos y la consecuente conmoción del país– consiguiendo
esconder casi totalmente las fragilidades de su programa de
gobierno.
Vale
una observación antes de seguir, este analista y la publicación
Estratégia & Análise no necesitan hacer un juramento de
convicción política por la democracia radical, sustantiva, directa
y participativa. Por lo tanto es innecesario afirmar que en este
momento de tensión política nacional, nos alineamos más a la
izquierda, más allá del escenario electoral. Dicho esto, nos
reservamos el derecho a la crítica sin que parezca que estamos en
campaña y tampoco confundiendo el análisis con la propaganda de
las ideas políticas de cambio. Todo este refuerzo de nuestra
posición electoral y de quien escribe resulta necesario para
las líneas que vendrán.
Marina
consiguió transparentar en la superficie algunas fragilidades que
le pueden cobrar caro al final de la primera vuelta, y en el
arranque de la segunda. Para ayudar a este análisis, reconozco la
sabiduría política de Gustavo Gindre –reconocido como el mejor
bloguero de pensamiento crítico brasilero contemporáneo. Leyendo y
releyendo sus posts y comentarios, observo el siguiente patrón de
comportamiento político, a partir de un hecho singular.
Marina
tiene como asesor de confianza al ex secretario ejecutivo del MMA en
su gestión acreana, João Paulo Capobianco. Analizando la
entrevista dada por este operador al periódico Valor Económico el
26/08/14 (un joint venture entre los grupos Folha y Globo) quedó
nítida la elección de no confrontar en nada a los intereses
constituidos, aún aquellos que serían programáticos. Si nada es
programático, entonces todo es posible. No hay problemas en apoyar
y dar sustentación a actividades económicas de agricultura de
escala, aunque ellas sean devastadoras para los biomas del
Centro-Oeste y de la Amazonia Legal. Si Marina y su grupo de
asesores directos proclaman que no van a menear ni aquello que sería
la columna vertebral del programa de gobierno, entonces no va a
alterar nada que hiera a los intereses directos de los grandes
agentes económicos.
El
alejamiento –anunciado y ya reforzado– de la estructura
partidaria y la personalización de auxiliares directos consiste en
rodear a Marina Silva de un selecto grupo de confianza personal. Sin
un programa de gobierno, la tendencia del Ejecutivo será
equilibrarse, contemplando a los diversos intereses e intentando
realizar una amplia coalición. Algo parecido al gobierno de Itamar
Franco antes del Plan Real. En la práctica, gobernar sin programa
es aplicar un programa de terceros, o aceptar la imposición de la
pauta de quienes están arriba en la política y la economía
brasileras.
Más
preocupante es la relación simbiótica con Neca Setúbal, su
estratega de campaña y heredera del Grupo Itaú(segundo mayor banco
del país). Refuerza esta preocupación al imponer la fusión
pendiente del banco controlado por la familia Moreira Salles
(UNIBANCO) con la institución financiera de la familia Setúbal.
El IRS va a necesitar pelear –y mucho– para cobrar bajo este
nuevo mandato presidencial. Mas si la presidenta fuera la “mejor
amiga” de los deudores, esta sería una operación sería todavía
más difícil. Tales síntomas que apuntamos indican que como
operadora de la “nueva política” Marina Silva sigue los pasos
de otros arrepentidos de los días en que militaban a la izquierda y
a favor de las bases.
Su
ejemplo vale como producto electoral, pero sólo como eso. Tiene
utilidad para los excelentes publicistas en campaña, aquellos que
responden al neologismo de “marketineros”, magos del
aislamiento del proceso electoral, alejándolo del proceso político.
Infelizmente, podemos tener la primera mujer de origen humilde en la
presidencia, siguiendo el patrón del fundador del lulismo. La ex
senadora también opera para reducir las tensiones sociales, pero
con menor ímpetu distributivo que Lula y con menos capacidad
ejecutiva que Dilma.
La
loca derecha brasilera tiene en Dilma su mejor opción, en Aecio su
liquidación como clase dominante, y en Marina una incógnita.
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