sábado, 13 de septiembre de 2014

Bruno Lima Rocha: EEUU en el Medio Oriente: hipocresía y doble discurso

Bruno Lima Rocha: EEUU en el Medio Oriente: hipocresía y doble discurso


Enviado por Barometro Internacional el sábado, 13 septiembre, 2014 a las 14:45

El Oriente Medio es un ajedrez motivado por el peor realismo, mezclado con intereses geoestratégicos.  Veamos por qué, a través de la doble posición de los Estados Unidos, Israel entró en una guerra “preventiva” contra Hamás, organización político-militar de fundamentación religiosa y que comparte el gobierno de la Franja de Gaza desde 2006. El saldo del conflicto fueron cerca de 52 israelíes muertos y más de 2000 palestinos eliminados físicamente.  La infraestructura de Gaza fue destruida con la aplicación de la estrategia de “tierra arrasada”. Esta forma de combate viene de la política de Reagan y sus aliados centro americanos contra las guerrillas de El Salvador y Guatemala en los años 80. La postura de los Estados Unidos –ardoroso y autoproclamado defensor de los derechos humanos– fue tímida delante de la supremacía bélica y tecnológica del Estado de Israel. El país fundado por pioneros sionistas como Ben Gurión es el único del planeta con poder de veto dentro de Washington. Es por eso que la política de los EEUU para Medio Oriente tiene literalmente, dos pesos y dos medidas.
1410635491789-bi2.jpgHamás es una organización integrista sunita con un buen historial de relacionamiento con los jihadistas chiítas, en especial con las fuerzas que operan en El Líbano (Hizbollá) y en el Estado Persa (Irán). El “Movimiento de Resistencia Islámica Palestina” (Hamás) es oriundo de la Hermandad Musulmana egipcia y difícilmente se convertirá en una opción política viable como partido islámico turco, AKP. En la escala de los enemigos de la democracia (liberal) planetaria –clasificación del Departamento de Estado– los integristas palestinos ocupan una posición destacada. Son enemigos incondicionales de Israel, lo que de hecho representa una condición de intolerancia, aún siendo este Estado una potencia regional invasora y no cumplidora de las resoluciones de la ONU desde 1967.
Para legitimar su presencia en el Mundo Árabe, más allá de la garantía del cambio de “oro y armas por petróleo barato”, el gobierno Obama debería –como mímino– dar garantías sobre los Acuerdos de Oslo (establecidos en 1993 y ratificados en 1994 por el gobierno de Clinton) y viabilizar un Estado Palestino en los territorios ocupados. La administración Obama no hace nada concreto en este sentido.
Ahora, los Estados Unidos quieren intervenir en Irak, relegado a su propia suerte por su gobierno. Infelizmente, la defensa humanitaria e incondicional de asirios, yazidíes y demás minorías en la antigua Mesopotamia, bajo el pretexto alegado de defender las reservas y plataformas de petróleo localizadas en el territorio del Gobierno Regional Kurdo (KRG) localizado al Norte del fragmentado Irak. La organización jihadista sunita, conocida como Estado Islámico de Irak y El Levante (una rama de Al-Qaeda) está promoviendo una bárbara limpieza étnico-religiosa en la frontera del área bajo hegemonía kurda. El frente de combate anti-integrista está justamente en el corredor da acceso a las instalaciones petroleras que garantizan los ingresos del casi independiente Kurdistán iraquí. El KRG, compuesto por oligarcas y conservadores kurdos es un aliado estratégico de Israel en la región. Aún no queriendo, los Estados Unidos se han visto obligados a intervenir.
El EIIL contra Al-Qaeda y el doble juego de las monarquías árabes
La nueva fuerza del integrismo sunita es el denominado Estado Islámico de Irak y El Levante (EIIL). A diferencia de otros grupos, como la red coordinada por Al-Qaeda, este movimiento armado y religioso se organiza sobre una base territorial tanto en Siria como en Irak. En la práctica, la ascensión del EIIL y la proclamación del Califato bajo el mando del teólogo Abu Bakr al-Baghdadi es el inicio del fin del Acuerdo Sykes-Picot, establecido entre Francia y Gran Bretaña para dividir y recortar lo que quedaba de los territorios que controlaba el Imperio Otomano, derrotado en la Primera Guerra Mundial. Las fronteras pos coloniales del Mundo Árabe son en su mayoría una ficción jurídica que delegó poder a los jefes de las caravanas beduinas transformándolos en monarcas. Los herederos de la bendición de ingleses, franceses y estadounidenses son los financiadores del integrismo, incluyendo los fondos para el EIIL que ahora camina con sus propias piernas.
El Estado Islámico mueve cerca del millón de dólares al día, liberando el flujo de oleoductos intalados en Siria e Irak, comercializado a través del llamado mercado negro. Además de esta fuente de recursos, tiene un flujo financiero constante, secuestra víctimas y opositores de los territorios dónde opera con fines de extorsión, contando también con los clásicos elementos de conexión con las redes de inteligencia, operando dentro y fuera de los círculos islámicos. Hoy el EIIL tendría aproximadamente un contingente de 30.000 combatientes en el antiguo territorio de Siria y otros 50.000 en Irak. Está armado con vehículos ligeros, blindados con orugas, cuenta con artillería móvil y alguna defensa antiaérea. El Califato ejecuta a la perfección la guerra móvil e intenta crear una limpieza cultural y religiosa en los territorios que ocupa.
El triunfo del EIIL es su autofinanciamiento, no necesitando exclusivamente de los apoyos de los recursos venidos de las monarquías árabes sunitas, como Arabia Saudí, Bahrein, Yemen, Qatar, Kuwait, Omán y los Emiratos Árabes Unidos.  Además de estos Estados, otros magnates y monarcas del mundo árabe han fortalecido la capacidad operativa de los grupos jihadistas, en general vinculados a Al-Qaeda.
El volumen de recursos llegados desde Qatar y los sauditas a los integristas suníes que luchan en Siria contra el gobierno de Assad, hizo al hechizo volverse en contra del hechicero. El principal brazo de Al-Qaeda en la región, el Frente Al-Nustra tiene que combatir a sus adversarios del mismo campo. El EIIL es la fuerza hegemónica del Despertar Sunita. Es gracias a esta insurrección de los “iraquíes” que eran protegidos por Saddam Hussein y que se vieron a merced del gobierno chiíta de Al-Maliki en Irak, sumados a la capacidad operativa de ex combatientes del Partido Baath, es que el EIIL se torna independiente de Al-Qaeda y proyecta una estrategia propia.
La mejor forma para que EEUU pueda combatir al EIIL desde el punto de vista estratégico es utilizar su supremacía aérea y acabar con las infraestructuras del enemigo. Pero tal guerra estará siempre limitada para no destruir completamente las instalaciones petroleras, algo impensable para el lobby del petróleo.
 
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