El balotaje presidencial distorsiona la democracia.
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Por
Norma Estela Ferreyra:
Constantemente,
debo elegir publicaciones de periodistas y pensadores independientes
para mis libros documentales de política internacional, pero no
encontré nada de lo que hoy me surge como certeza, al analizar
lo ocurrido, en los últimos resultados electorales de Venezuela,
Argentina y Bolivia, para llegar a descubrir a dónde estaba la falla
del balotaje y se podría extender a toda elección bipolar, donde se
deciden sólo dos posturas, en un si o no, sin más explicaciones
Nadie puede dudar que estamos en una guerra mundial, desde hace ya
muchos años, donde un puñado de poderosos, por ser los más ricos
del planeta, no sólo dominan la economía mundial, sino que
esclavizan a las naciones, sin necesidad de otra cosa que poner en
funcionamiento su poderío económico.
Cuando
ellos descubrieron que el poder del dinero podía comprar voluntades,
se dedicaron a obtenerlo de cualquier manera. Y así andan por el
mundo saqueando países, ya sean, como Empresas multinacionales de
todo tipo, Bancos, Monopolios de explotación minera, agrícola,
farmacéutica etc .Eso está claro. Pero, en realidad, la sorpresa
fue otra. Y fue darme cuenta de la problemática del balotaje, o
mejor dicho, de que en una elección en primera vuelta, que
luego debe resolverse entre dos personas o posiciones, donde los
contrincantes no son los míos, sino otros, el resultado no va a
reflejar una verdadera democracia.
Lo
mismo ocurre cuando se votan dos opciones como SÏ o NO. Si hubiera
3, sería más difícil: Ejemplo: 1). Reforma Constitucional
inmediata. 2) Reforma el año próximo.3) No reforma en este período.
Hugo
Chávez, fue derrotado por el No, al querer la Reforma
Constitucional. Evo Morales perdió recientemente. Lo mismo ocurrió
con Daniel Scioli y Nicolás Maduro. Y todos por un escaso porcentaje
de votos y un gran apoyo popular como líderes.
Y
comencé a meditar sobre el tema de la democracia, al que le
dediqué todo un libro llamado “Corruptocracia” donde señalé
sus vicios. Tenía el presentimiento, de que algo se me había
escapado y después de pensar mucho sobre esa seguidilla de
derrotas, por tan poco margen, me di cuenta de la trampa.
En
primer lugar, es sabido que cuando intervienen computadoras,
los resultados electorales pueden torcerse mediante hackers, como
ocurre en EEUU, lo que ya es muy conocido. Por ese motivo, debería
cotejarse por recuento real y manual de boletas, en el conteo
definitivo. Siempre voy a dudar del resultado de las computadoras,
porque los datos deben ser cargados por seres humanos. Y algunos
seres humanos, son débiles frente a una buena suma de dinero.
En
Bolivia, el dinero de la oligarquía y del exterior, tuvo una
injerencia notable. Una veintena de ONG bolivianas recibieron, desde
2003, más de 8 millones de dólares de parte de la NED
norteamericana. Su involucramiento en la campaña del NO fue aún más
significativo en momentos de complejidades económicas.
El
gobierno boliviano, además, denunció la injerencia del Encargado de
Negocios de EE.UU. en el país, Peter Brennan, a través de una
conferencia de prensa del Ministro de la Presidencia, Juan Ramón
Quintana. ¿Puede este elemento desconectarse del factor
comunicacional? De ninguna manera, ya que actuaron de conjunto,
modificando parcialmente la correlación de fuerzas en el país.
Su
estrategia fundamental es difundir mentiras, con mucha difusión
periodística e invertir todo el dinero para que los seguidores de
Fulano, no voten. Lo cual se detectan por redes sociales de Internet.
En Bolivia 2016, se unificaron, detrás del NO, personajes tan
disímiles como Rubén Costas, Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga,
que en campañas presidenciales suelen presentar propuestas propias.
Razón de más para entender que cuando se vota por dos opciones,
sólo la primera minoría es genuina y las demás son una mezcla de
resentidos perdedores que sólo quieren negociar cargos en el poder y
que luego se disgregan y producen el fracaso previsible del gobierno.
Por
eso digo, que el fenómeno de elegir entre dos posturas que no son
genuinas ya que devienen de grupos distintos de distinta fuerzas e
ideas y que se unen buscando revanchas sin coincidencias de ideas ni
programas de acción, donde salen a pactar algún cargo
gubernamental, distorsiona la esencia misma de la democracia.
Porque se da el caso de tener que elegir entre dos personas o
posiciones, y hay que unificar criterios por razones
ajenas a las propias razones que nos llevaban a votar por un
candidato, pero que luego queda excluido del Balotaje. Se produce el
cara o cruz, de la moneda en el aire y sea lo que sea lo que
resulte de ello, no es democracia.
Es
una alianza de pequeñas minorías entran en conflictos de poder y
negocian los cargos, pero, en breve, terminan enfrentados
porque nunca tuvieron puntos en común, sino que necesitaban ganar la
elección sin convicciones verdaderas en la segunda opción, donde
quien se quiso elegir, en primer término, quedó excluido..
Eso,
evidentemente, no es democracia. El partido mayoritario puede ser
desplazado por grupos inconsistentes.
Cuando
el resultado de la elección no logra los porcentajes necesarios para
definir y exista una primera minoría, se puede formar un
gobierno de coalición para representar a las distintas minorías,
que sumadas, conformen la voluntad del pueblo y que esté
reglada su forma en la Constitución.
Por
otra parte, cuando hay dos opciones para elegir, el fraude electoral
se hace mucho más fácil, con una autoridad de mesa, y dos
fiscales. Resultará fácil torcer voluntades y provocarlos,
por parte de los que más dinero tienen, que siempre es la derecha y
que ahora no tiene muchos fiscales para sobornar sino sólo dos.
Esto
ocurrió en Argentina, donde en Córdoba, Macri ganó con el 70 %. No
me ben dudas que circuló dinero por debajo de las mesas.
Hay
otras reformas que se deben hacer en la constitución, tanto para
evitar el fraude, como para asegurarnos del cumplimiento de las
promesas pre-electorales, mediante la destitución temprana, para lo
cual se debe instrumentar la Revocatoria popular. El balotaje
presidencial, constituye una trampa para la democracia. Y hay
que desactivarla, al igual que la monarquía del poder judicial.
Por
otra parte, si mi candidato quedó descartado, no tengo otras
opciones y en el balotaje deberé elegir entre los que fueron
mis adversarios políticos Lo cual es absurdo y no
representativo.
normaef10@hotmail.com