jueves, 10 de marzo de 2016

Por Norma Estela Ferreyra:El balotaje presidencial distorsiona la democracia.


El balotaje presidencial distorsiona la democracia.

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Por Norma Estela Ferreyra:

Constantemente, debo elegir publicaciones de periodistas y pensadores independientes para mis libros documentales de política internacional, pero no encontré nada de lo que hoy me surge como certeza, al  analizar lo ocurrido, en los últimos resultados electorales de Venezuela, Argentina y Bolivia, para llegar a descubrir a dónde estaba la falla del balotaje y se podría extender a toda elección bipolar, donde se deciden sólo dos posturas, en un si o no, sin más explicaciones Nadie puede dudar que estamos en una guerra mundial, desde hace ya muchos años, donde un puñado de poderosos, por ser los más ricos del planeta, no sólo dominan la economía mundial, sino que esclavizan a las naciones, sin necesidad de otra cosa que poner en funcionamiento su poderío económico.

Cuando ellos descubrieron que el poder del dinero podía comprar voluntades, se dedicaron a obtenerlo de cualquier manera. Y así andan por el mundo saqueando países, ya sean, como Empresas multinacionales de todo tipo, Bancos, Monopolios de explotación minera, agrícola, farmacéutica etc .Eso está claro. Pero, en realidad, la sorpresa fue otra. Y fue darme cuenta de la problemática del balotaje, o mejor dicho, de que en una elección  en primera vuelta, que luego debe resolverse entre dos personas o posiciones, donde los contrincantes no son los míos, sino otros, el resultado no va a  reflejar una verdadera democracia.

Lo mismo ocurre cuando se votan dos opciones como SÏ o NO. Si hubiera 3, sería más difícil: Ejemplo: 1). Reforma Constitucional inmediata. 2) Reforma el año próximo.3) No reforma en este período.
Hugo Chávez, fue derrotado por el No, al querer la Reforma Constitucional. Evo Morales perdió recientemente. Lo mismo ocurrió con Daniel Scioli y Nicolás Maduro. Y todos por un escaso porcentaje de votos y un gran apoyo popular como líderes.

Y comencé a meditar sobre el tema de la democracia,  al que le dediqué todo un libro llamado “Corruptocracia” donde señalé sus vicios. Tenía el presentimiento, de que algo se me había escapado  y después de pensar mucho sobre esa seguidilla de derrotas, por tan poco margen, me di cuenta de la trampa.

En primer lugar, es sabido que cuando intervienen  computadoras, los resultados electorales pueden torcerse mediante hackers, como ocurre en EEUU, lo que ya es muy conocido. Por ese motivo, debería cotejarse por recuento real y manual de boletas, en el conteo definitivo. Siempre voy a dudar del resultado de las computadoras, porque los datos deben ser cargados por seres humanos. Y algunos seres humanos, son débiles frente a una buena suma de dinero.

En Bolivia, el dinero de la oligarquía y del exterior, tuvo una injerencia notable. Una veintena de ONG bolivianas recibieron, desde 2003, más de 8 millones de dólares de parte de la NED norteamericana. Su involucramiento en la campaña del NO fue aún más significativo en momentos de complejidades económicas.

El gobierno boliviano, además, denunció la injerencia del Encargado de Negocios de EE.UU. en el país, Peter Brennan, a través de una conferencia de prensa del Ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana. ¿Puede este elemento desconectarse del factor comunicacional? De ninguna manera, ya que actuaron de conjunto, modificando parcialmente la correlación de fuerzas en el país.

Su estrategia fundamental es difundir mentiras, con mucha difusión periodística e invertir todo el dinero para que los seguidores de Fulano, no voten. Lo cual se detectan por redes sociales de Internet. En Bolivia 2016, se unificaron, detrás del NO, personajes tan disímiles como Rubén Costas, Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga, que en campañas presidenciales suelen presentar propuestas propias. Razón de más para entender que cuando se vota por dos opciones, sólo la primera minoría es genuina y las demás son una mezcla de resentidos perdedores que sólo quieren negociar cargos en el poder y que luego se disgregan y producen el fracaso previsible del gobierno.

Por eso digo, que el fenómeno de elegir entre dos posturas que no son genuinas ya que devienen de grupos distintos de distinta fuerzas e ideas y que se unen buscando revanchas sin coincidencias de ideas ni programas de acción, donde  salen a pactar algún cargo gubernamental, distorsiona  la esencia misma de la democracia. Porque se da el caso de tener que elegir entre dos personas o posiciones,  y hay que unificar  criterios por razones ajenas a las propias razones que nos llevaban a votar por un candidato, pero que luego queda excluido del Balotaje. Se produce el cara o cruz, de la moneda en el aire y  sea lo que sea lo que resulte de ello, no es democracia.

Es una alianza de pequeñas minorías entran en conflictos de poder y negocian  los cargos, pero, en breve, terminan enfrentados porque nunca tuvieron puntos en común, sino que necesitaban ganar la elección sin convicciones verdaderas en la segunda opción, donde quien se quiso elegir, en primer término, quedó excluido..

Eso, evidentemente, no es democracia. El partido mayoritario puede ser desplazado por grupos inconsistentes.

Cuando el resultado de la elección no logra los porcentajes necesarios para definir y exista una primera minoría,  se puede formar un gobierno de coalición para representar a las distintas minorías, que sumadas, conformen  la voluntad del pueblo y que esté reglada su forma en la Constitución.

Por otra parte, cuando hay dos opciones para elegir, el fraude electoral se hace mucho más fácil, con una autoridad de  mesa, y dos fiscales.  Resultará fácil torcer voluntades y provocarlos, por parte de los que más dinero tienen, que siempre es la derecha y  que ahora no tiene muchos fiscales para sobornar sino sólo dos.

Esto ocurrió en Argentina, donde en Córdoba, Macri ganó con el 70 %. No me ben dudas que circuló dinero por debajo de las mesas.

Hay otras reformas que se deben hacer en la constitución, tanto para evitar el fraude, como para asegurarnos del cumplimiento de las promesas pre-electorales, mediante la destitución temprana, para lo cual se debe instrumentar la Revocatoria popular. El balotaje presidencial, constituye  una trampa para la democracia. Y hay que desactivarla, al igual que la monarquía del poder judicial.

Por otra parte, si mi candidato quedó descartado, no tengo otras opciones y en el balotaje  deberé elegir entre los que fueron mis adversarios políticos  Lo cual es absurdo y no representativo.

normaef10@hotmail.com

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