lunes, 18 de enero de 2016

Por Bruno Lima Rocha: América Latina: vuelta a la oposición de la derecha y estratégica

América Latina: vuelta a la oposición de la derecha y estratégica 

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Por Bruno Lima Rocha

Somos un continente o en parte dominado, por una herencia sangrienta colonial, a través de las familias europeas, criollismo de vice-reinados, cuyo ejemplo más radical es Brasil, donde los restos de esta elite, tiene poca o ninguna identificación con nuestra gente, porque la opción permanente es el Eurocentrismo y específicamente el anglo- Sajón del mundo contemporáneo.

En Brasil, esto crea complejos en la sociedad y entreguismo empedernido. Las salidas estructurales implican prácticas poscoloniales en lugar de reimpresiones de colocado por vía periférica en el capitalismo del siglo XXI.

En los últimos seis meses, América Latina ha estado sufriendo, un nuevo giro a la derecha, dirigida por súbditos del Pos-Consenso de Washington, e ideológicamente, hacia el eje financiero entre Nueva York y Londres. El eterno contrapunto en nuestro continente, en dos posturas visibles, que en el texto, no coincide con la identidad colectiva y las opciones allí establecidas.

El primer contrapunto que tenemos aquí, deriva del hecho de que estamos totalmente o parcialmente dominadas por una herencia sangrienta colonial.  Que conforma parte modelo en las manifestaciones de la derecha, incluso de corte liberal (demócrata liberal) y en la formación de fracciones de clase dominante, que no duda en liquidar activos, negándose a ser clase dominante de los países emergentes o llamando a potencia media (como es el caso de Brasil).

 El segundo contrapunto es más reivindicativo, aunque ha agotado su ciclo y, en términos de estrategia económica y teoría del desarrollo, vienen teniendo vuelos y maximizando la herencia todavía colonial. Me refiero, obviamente, llamar giro democrático iniciado con la elección de Hugo Chávez como Presidente de Venezuela (en diciembre de 1998) y cuyo final de ciclo se nota en el país hoy gobernado por Nicolás Maduro.

Así como en la elección de un menemista de la Casa Rosada en Argentina (Mauricio Macri) y la crisis política brasileña que no termina. Brasil (a través de la lulista Pacto), Argentina (con Kirchner y la reconfiguración de un peronismo “nacionalista”), Paraguay (que tenía el golpe blanco), Venezuela (Bolivariana chavista y poco). Honduras (que también pasa por un golpe de estado blanco), Chile (cuyo cumplimiento el modelo siempre fue parcial), Nicaragua (con la elección de la alineación de Ortega y el chino y el ruso), El Salvador (con el FMLN, transformado en partido socialdemócrata tímido) , Uruguay (con el amplio frontal coqueteando con un  Tratado de libre comercio con Estados Unidos), Perú (con falso alvaradismo de Ollanta Humala) y Bolivia (con el Evo) y Ecuador (con Correa).

Esta aplicación de las reformas constitucionales para emitir los mandatos permanentes, son prueba viviente de que nuestros países no han completado aún una institucionalización republicana incluyente, sea solo capaz de ejercer una política soberana, en gran parte de sus propios recursos estratégicos a partir de minerales y recursos hídricos.

Insisto en este segundo contrapunto, porque da la ilusión del ejercicio del poder ejecutivo y la necesidad de cumplir con una élite gobernante, con un pasado en el campo nacional popular, y que deseen servir a una clase dominante con vocación latinoamericanista. No existe tal sector de la clase política, y sosteniendo  el relato de la geopolitik como gag reflex real politik internacionales y las variables del realismo.

Esta visión acabada de forma total o parcial, que se adhieren a los siguientes conceptos erróneos: políticas a corto plazo de reforzar la exploración de la salud; alineación con el eje de los BRICS (que en general es correcto), pero sin una proyección distinta más allá de la promoción de las empresas transnacionales (ETN), de origen brasileño con un vínculo,  económica en nuevas fronteras (como en África).  Falta de coordinación estratégica para reducir la dependencia financiera y también política legal, con el capital parasitario, erosionando la mayoría de las características de nuestros países (véase el caso de la nueva inflexión de Guido Mantega, adelante mezcla de granja en el primer gobierno de Dilma y el presupuesto limitado sobre el gasto con el booty rentista).

Si añadimos estas opciones del Ejecutivo dirigido por militantes del ex-Izquierda (al menos así eran en la Bi-polaridad o democratización), más la derecha ideológica al posicionamiento en América Latina, se encuentra el reto del capitalismo periférico en nuestros países, es precisamente la necesidad de una planificación estratégica y la concertación entre las élites gobernantes, tecnocracia y sectores de la clase gobernante dispuesto a confrontar su política e ideológica matrices-legal “oeste”.

Es justo en este sentido, que las teorías del desarrollo, en mayor o menor medida, corren en el dilema de la dependencia y sus restricciones en la colocación de la planta superior de la pirámide social y la presencia de grupos de empresas transnacionales latinoamericanas interdependencia cada vez más profunda y la pérdida de poder de decisión por parte de los gobiernos. En otras palabras, salidas estructurales implican prácticas poscoloniales en lugar de reimpresiones de colocado por vía periférica en el capitalismo del siglo XXI.

Así, el contrapunto de la tercera dimensión, es la ausencia de lo que decimos aquí. La única posibilidad para pasar a una segunda independencia es conquistar más espacios de participación política y la expansión de la experimentación institucional, radicalizar nuestras democracias, superando el formalismo y el arreglo entre los poderes republicanos ya establecidos.

Así, lo que dije anteriormente, como segundo contrapunto no es consistente con la capacidad de realización. Por ejemplo, en Bolivia, la Constitución de pós-Evo dispone de formas comunitarias de justicia, pero este logro depende necesariamente de la permanencia del MAS y el propio Morales en el centro del poder político. Obviamente, si la longevidad de las instituciones conduce a su mejora, lo mismo ocurre también con la institucionalidad que nace del poder del pueblo, especialmente si esto tiene raíces en la resistencia anticolonial de América Latina.

El ejemplo anterior puede ser universalizada, en el desafío de proteger territorios y crear otras formas de vida, a tomar sobre la base de nuestras sociedades, las poderosas organizaciones con poder de veto sobre el sistema jurídico y político, creando una correlación de fuerzas distinta de la actual, donde legitimidad de la legalidad, a partir del modelo de democracia y burgués escribe partes con intermediarios profesionales y aguantar carreras políticas.



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