Por Aldo Torres Baeza: Limites Planetarios Parte II
Enviado por Barometro
Internacional el miércoles, 13 mayo, 2015 a las 15:14
Etiquetas: El
ser humano se sitúa fuera y encima de la naturaleza Dependemos
de la Tierra para vivir barometro
bi
Limites
Planetarios
Sin
embargo, el ser humano, que nació cuando ya existía el 99% de la
vida, es quien piensa la Tierra. Es el único ser vivo que tortura a
otros humanos, que inventa armas, que ensucia la tierra con sus
desperdicios. Pero, y en este pero se encierra el milagro, es el
único que inventa sonidos con las manos y el palpitar de las
estrellas, que arma, noche tras noche, sin descanso, una obra de arte
con aspiración a trascender su muerte, que utiliza la razón para
armar una nave que lo lleve a la luna y el corazón para defender al
desvalido.
El
ser humano le da un sentido único a la comedia de la vida, es quien
debe revertir los límites planetarios, y generar una nueva
adaptación al entorno. Adaptarse al entorno y no adaptar el entorno,
ahí está su desafío. Enfrentar la crisis, he ahí la forma de
hacerlo. Porque si consideramos que este colapso es una consecuencia
natural e inevitable del progreso humano, entonces estamos expulsando
al hombre de su condición como sujeto histórico, a su condena de
elegir el modo en que habitará el mundo. Sábato lo explica mejor:
el hombre no es un simple objeto físico, desprovisto de alma; ni
siquiera un simple animal: es un animal que no sólo tiene alma sino
espíritu, y el primero de los animales que ha modificado su propio
medio por obra de la cultura.
Hoy,
enfrentamos el desafío de pasar del Antropoceno a una nueva era de
adaptación consciente de la humanidad en los ciclos de la Tierra,
para generar sociedades más sabias, con mayor respeto por el
entorno. Para eso, resulta imperioso comprender que el ser humano no
se ubica por afuera, ni menos encima de las demás especies y la
Tierra. El ser humano está incluido en el mismo trascurrir del
organismo vivo que es la Tierra, y no puede continuar la vida sin
este planeta, aunque la Tierra si puede continuar sin nosotros.
Dependemos de la Tierra para vivir, y la Tierra depende de nosotros
para sobrevivir. Sin nosotros, la tierra no podría apreciar su
belleza, ni transformarla en, por ejemplo, una obra de arte. Somos el
ojo en que la Tierra se mira. Resulta, pues, imprescindible
comprender nuestro verdadero lugar en el espacio (este milagro
flotando en el universo) y en el tiempo (un suspiro en la eternidad).
Una nada delante del Todo y un Todo delante de la nada. Quizás, este
paso equivalga a lo que sucedió hace unos cuatro siglos atrás,
cuando el hombre comprendió que la Tierra no estaba quieta ni era el
centro del universo.
Leonardo
Boff lo resume así: Lo que subyace bajo la actual crisis es la
ruptura de la cosmología clásica que perduró durante siglos, pero
que ya no explica más transformaciones ocurridas en la humanidad y
en el planeta tierra. Esta cosmóloga surgió hace por lo menos cinco
mil años, cuando comenzaron a construirse los grandes imperios, ganó
fuerza en el iluminismo y culminó con el proyecto contemporáneo de
la tecno ciencia. Partía de una visión mecanicista y
antropocéntrica del universo. Las cosas están ahí las unas al lado
de las otras, sin conexión entre sí, regidas por leyes mecánicas.
No poseen valor intrínseco, solo valen en la medida en que se
ordenan al uso humano. El ser humano se sitúa fuera y encima de la
naturaleza, como su dueño y señor que puede disponer de ella a su
gusto. Esa cosmología partía de un falso presupuesto: que el hombre
podía producir y consumir de forma ilimitada dentro de un planeta
limitado, que esta abstracción ficticia llamada dinero representaba
el valor mayor y que la competición y la búsqueda del interés
individual producirían el bienestar general. Es la cosmología de la
dominación… Felizmente, a partir del siglo pasado, provenientes de
varias ciencias de la Tierra, especialmente de la teoría de la
evolución ampliada, se está imponiendo una nueva cosmología, más
prometedora y con virtualidades capaces de contribuir a superar la
crisis de forma creativa. En vez de un cosmos fragmentado, compuesto
de una suma de seres inertes y desconectados, la nueva cosmología ve
al universo como el conjunto de sujetos relacionales, todos
inter-conectados. Espacio, tiempo, energía, información y materia
son dimensiones de un único gran todo. Incluso los átomos, más que
partículas, son entendidos como ondas y cuerdas en permanente
vibración. Antes que una máquina, el cosmos, incluyendo la Tierra,
se muestra como un organismo vivo que se autorregula, se adapta,
evoluciona y eventualmente, en situación de crisis, da saltos
buscando un nuevo equilibrio…
A
parir de esta nueva cosmología, nuestra vida, la tierra y todos los
seres, nuestras instituciones, la ciencia, la técnica, la educación,
las artes, las filosofías, y las religiones deben ser dotadas de
nuevos significados. Todo y todas las coas son emergencias de este
universo en evolución, dependen de sus condiciones iniciales y deben
ser comprendidas dentro del interior de este universo vivo,
inteligente, auto organizativo, y en ascendente rumbo hacia órdenes
aun más altas. Esta revolución todavía no ha provocado una crisis
semejante a la del siglo XVI, pues no he penetrado los suficiente en
las mentes de la mayor parte de la humanidad, ni en la de los
intelectuales, y mucho menos en la de los empresarios y los
gobernantes. Pero está presente en el pensamiento ecológico,
sistémico, holístico y en muchos educadores, fundando el paradigma
de la nueva era, el ecozoico …
En
este trance, que va desde el paradigma de la dominación a un sistema
holístico, donde todo depende de todo en una red interconectada e
inteligente, vivimos nuestras vidas, protagonizando este pequeño
fragmento de la historia universal. Si existiera una máquina del
tiempo y me propusieran elegir una etapa de la historia a la cual
dirigirme, elegiría el momento que actualmente vivimos. El desafío
es enorme. Hoy, el ser humano necesita de nuevos paradigmas para
organizarse y así cumplir con la tarea que la ha sido designada:
utilizar su inteligencia para organizar los recursos del planeta.
Necesita, en definitiva, de una nueva comprensión de la política,
entendida como el lugar donde consensuaremos las grandes ideas para
vivir y convivir en sociedad. Política para revertir los
devastadores procesos que hemos desatado, política para adaptarse al
entorno, política para el buen vivir, política para recuperar la
Tierra de sus secuestradores.
aldotorresbaeza@gmail.com
“Espiritualidad
y Política”. Edición a cargo de Cristóbal Cervantes.
Editorial Kairós. Páginas 19 y 20.
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