viernes, 25 de septiembre de 2015

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein: ¡La patria es la América! Una lectura actual de la proclama del Libertador


Por Sergio Rodríguez Gelfenstein: ¡La patria es la América! Una lectura actual de la proclama del Libertador

Enviado por Barometro Internacional el sábado, 23 mayo, 2015 a las 17:01


El 12 de noviembre de 1814, en una proclama a los soldados de la División del general Rafael Urdaneta en Pamplona, el Libertador pronunció una frase que quedaría para la posteridad: “Para  nosotros la patria es la América” la cual, retomando el credo de Francisco de Miranda, adelantaba el eje central de las ideas que menos de un año después esbozaría en la Carta de Jamaica, la cual este año conmemora su bicentenario. Vale la pena, -en el contexto actual- intentar una proyección de esta máxima del ideario bolivariano cuando entramos raudos en el siglo XXI y la región se adentra en nuevas vicisitudes y se aproxima a inéditos retos en tiempos de globalización en el marco de la incertidumbre de un mundo que se torna agresivo y confuso.    
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En el proceso de creación de estructuras supranacionales de integración se ha ido avanzando hacia un mecanismo jurídico en el cual pueden acoplarse las instancias nacionales con las internacionales. Estas se configurarán necesariamente sobre el marco político-jurídico del Estado-nación, considerando que esta es la única instancia capaz de resolver los problemas de los ciudadanos, toda vez que si bien es cierto que los procesos se globalizan, las gestiones se localizan y la lealtad política de los ciudadanos debe recorrer un camino para ser transferido del Estado-nación a instancias supranacionales El sociólogo brasileño Renato Ortiz apunta que siendo el Estado-nación una unidad en el interior de la cual todos los individuos son ciudadanos, se puede afirmar que en el caso de América Latina “la nación aún no se completó” Debemos considerar que si es el nacionalismo el que crea la nación y no a la inversa, la identidad nacional antecede a la consolidación de la nación y por tanto la construcción nacional es anterior al proyecto nacional

En ese ámbito,  en años recientes, cuando se menciona  la crisis del orden westfaliano, se hace referencia a la pérdida de espacio de los Estados nacionales como actores únicos del sistema internacional. Al cuestionar los Estados nacionales se pretende por una parte, evidenciar los objetivos y las limitaciones que estos han acreditado para solucionar los problemas modernos de nuestro tiempo y, por otro, se pone en el tapete la existencia de un amplio espectro de temas globales que inciden en la evolución de cada país afectando las decisiones políticas que en él se tomen. Esto tiene relación con las severas limitaciones introducidas en la autonomía y capacidad de decisión en cuanto a política exterior y relaciones internacionales que han comenzado a tener los Estados en su calidad de actores internacionales que deben participar en la toma de decisión a nivel regional o global. La discusión surgida cobra validez en la medida en que hay una tendencia cada vez más presente que entiende la globalización como una expresión de universalidad. Es así, –vuelve a señalar Ortiz- como lo global, gracias a su dimensión planetaria, involucraría lo nacional y lo local, y por tanto su universalidad sería indiscutible.

El debate aparentemente circunscrito a las relaciones internacionales, cobra supremo valor desde el punto de vista de la identidad nacional, toda vez que es ella, con su entramado de valores culturales, tradiciones históricas, compatibilidades idiomáticas, religiosas o de otro tipo las que podrían dar solidez a la resistencia que los países y pueblos del sur logren dar a la globalización teledirigida desde los centros de poder en el norte del planeta. En última instancia, la fortaleza de la identidad será el elemento decisivo para salvar la nación en estos tiempos de imposiciones e intentos de uniformar y universalizar la vida desde una visión que se pretende imponer por vía de la fuerza.

En este marco,  el sociólogo y ensayista chileno Jorge Larraín expone que  la globalización afecta a la identidad desde cuatro distintas perspectivas. En primer lugar, porque “pone a individuos, grupos y naciones en contacto con una serie de nuevos ´otros` en relación con los cuales pueden definirse a sí mismos” De igual manera, en otro plano, opina que se ha acelerado el ritmo del cambio en las relaciones de todo tipo, lo que le ha hecho más difícil a los individuos entender lo que pasa, darle continuidad al pasado y al presente, de forma tal que pueda tener una visión imperecedera de sí mismo y de su actuación. En tercer lugar la globalización afecta la identidad porque los cambios que ha traído tienden  a desarraigar las identidades culturales y, por tanto, se alteran las categorías a partir de las cuáles el ciudadano construye su identidad. Esto significa que “la identidad nacional ha sido especialmente afectada debido a la erosión de la autonomía de las naciones-estados”. Finalmente, la globalización está haciendo surgir identidades desterritorializadas, que se agrupan en torno a referentes que superan los límites de los Estados-nación, integrándose en unidades de distinto tipo y que no necesariamente fijan como elemento identitario a la nación, mucho menos a los elementos de carácter local.

Desde otro punto de vista, José Sánchez-Parga esboza una relación preponderante entre globalización, cultura e identidad nacional.  Para este Doctor en filosofía y antropólogo ecuatoriano, la cultura nacional se formó como un espacio privilegiado e intenso de relaciones interculturales que posibilitó la aceptación de diferencias a partir de conferirle ciertos perfiles comunes y compartidos. Esto posibilitó el surgimiento de una cultura y una identidad nacional que ha sido siempre plural y que no supuso la inhabilitación de las culturas regionales y locales. A partir de ello, se puede asumir que la identidad nacional es el “tejido de relaciones interculturales y de las identificaciones entre ellas”

Las propuestas antes mencionadas llevan a una serie de preguntas en torno a los efectos de la globalización y las posibilidades reales de existencia que poseen las identidades regionales o locales de cara al futuro o, visto de otra manera, cuánto puede afectar la globalización a las identidades colectivas y por tanto a la Nación. 
En ese sentido, frente a las interrogantes respecto del porvenir del Estado-nación, otros analistas exteriorizan la idea de que éstos no sólo se van a  debilitar por el impacto de la globalización sino que por el surgimiento de vigorosas identidades colectivas que la desafiarán. Este es el sentir del sociólogo español Manuel Castells quien parte de una representación de identidad como construcción de sentido y experiencia del sujeto en el contexto de relaciones de poder. Castells distingue entre lo que llama identidades legitimadoras e identidades de resistencia, siendo las primeras aquellas promovidas por las instituciones dominantes de la sociedad para expandir su mandato. Las segundas, por el contrario, surgen de actores sojuzgados que emiten una forma de resistencia contra la opresión.  Este marco es el que -según este autor- ha permitido surgir, por ejemplo a las sociedades de redes que no aceptan la legitimación que disemina la globalización y genera, por el contrario, una resistencia hacia ella.
sergioro07@hotmail.com

domingo, 20 de septiembre de 2015

Por Carolina Vásquez Araya: Chile


Por Carolina Vásquez Araya: Chile

Enviado por Barometro Internacional el domingo, 20 septiembre, 2015 a las 16:55


Aún recuerdo el gran terremoto de 1960 en el sur de Chile, el más devastador ocurrido jamás en el planeta. Con una magnitud de 9.5 (MW) y seguido de un poderoso tsunami, arrasó ciudades, cambió el curso de los ríos, alteró la geografía en toda la región y ocasionó la muerte de miles de personas. Eso ocurrió el 21 de mayo, una fecha histórica opacada por esta enorme devastación cuyos efectos marcaron toda una década. Para tener una idea de su intensidad, vale mencionar que el terremoto de 1976 en Guatemala tuvo una magnitud de 7.4 grados.
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La cartilla sísmica de Chile es impresionante. Solo durante el presente siglo, del que apenas llevamos tres lustros, han ocurrido 18 eventos, de los cuales 14 superan los 7 grados. Enclavado en el Gran Cinturón de Fuego del Pacífico, Chile posee una geografía marcada por su pronunciada vulnerabilidad a los movimientos de las placas Antártica, Sudamericana y de Nazca, cuya presión hacia el continente transforma constantemente el perfil costero con las naturales consecuencias para la población que habita en esas zonas.
La costa del Norte Chico, en donde acaba de producirse el jueves el terremoto de 8.4 grados, dejando una grave devastación, es una de las zonas turísticas más ricas e importantes de Chile. Sus playas de arena blanca, el imponente paisaje del desierto de Atacama, sus parques nacionales, observatorios astronómicos y exclusivos resorts le han dado fama a nivel internacional. El golpe de la naturaleza también afectó los planes de celebración de las fiestas de independencia, ocasión aprovechada por miles de capitalinos para escapar de las últimas heladas invernales y disfrutar por algunos días del sol nortino y las fiestas tradicionales, generosamente regadas con el pisco de la zona, vinos y empanadas, bailes y folclor.
El impacto en la psiquis y la economía de los lugareños, muchos de los cuales han perdido todos sus bienes, ha sido tremendo. Quienes hemos visto las imágenes por televisión difícilmente podemos medir el alcance del impacto sufrido por esos pobladores la mayoría, pescadores o propietarios de restaurantes del borde costero y el desafío que les espera en su afán por recuperar algo de lo perdido.
Sin embargo, a pesar del dolor por la tragedia, es importante destacar el increíble espíritu de superación del pueblo chileno, su capacidad para soportar uno tras otro los duros golpes de esa geografía caprichosa y extremadamente bella, pero intensa en sus arrebatos. Disciplinada, solidaria y experta en su manera de reaccionar ante la adversidad y las emergencias, la población logró reducir al máximo los riesgos humanos. Las autoridades fueron precisas y atentas en la evacuación de más de un millón de personas en el lapso de un par de horas, un récord impresionante, considerando la magnitud del desastre.
Es casi inevitable preguntarse por qué un país tan bello sufre tan violentos cataclismos. Pero así se cobra la naturaleza sus privilegios, cuya variedad de paisajes y riquezas naturales proviene de esos grandes episodios geológicos inevitables y repentinos. Así es el Chile de mis amores.
elquintopatio@gmail.com
Fuente: Prensa Libre

Por Rafael A Ugalde Quirós* Costa Rica un país sin rumbo


Por Rafael A Ugalde Quirós* Costa Rica un país sin rumbo

Enviado por Barometro Internacional el domingo, 20 septiembre, 2015 a las 16:46


La percepción generalizada es que Costa Rica, país de poco más de cuatro millones de habitantes, ya tocó fondo y que urgen remedios para la retornar a la “gobernabilidad” dejada desde siglos atrás por próceres como Juan Rafael Mora, José María Castro Madriz, Braulio Carrillo, Ricardo Jiménez: una pléyade de hombres ilustres con estrategia y acción a la hora de ejercer el poder.
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Las más recientes encuestas de opinión (Diario Extra 8 set 2014) dan cuenta de que el 89.1% asegura que la gestión del gobernante Luis Guillermo Solís está equivocada; mientras que un 6,8% sostiene que avanza correctamente.

Para los costarricenses, vivir en el “país más feliz del mundo”, según versión mediática, no calma la preocupación por el desempleo, seguida por la situación económica, la corrupción, el costo de la vida y los problemas de seguridad ciudadana; esta última angustia de la gente a pesar de los altos presupuestos nacionales destinados a vigilancia, que en buen porcentaje está dirigido al combate del tráfico de drogas hacia Estados Unidos.

El diario citado- más los noticieros de televisión orientaron igual su información- indicó que la percepción sobre Solís desmejoró, pues en mayo pasado el 41,1% pensaba que su gestión era muy mala, mientras que en agosto se elevó a un 44,5%.

A manera de consuelo para el mandatario, cabe recordar que su antecesora, Laura Chinchilla (2010-2014), a sus tres años de gestión fue calificada como la peor gobernante de las últimas seis administraciones. Según el conservador diario La Nación (www.nacion.com/…/Chinchilla-saca-peor-ultimos-gobiernos_0_1352464780. html; 8 de julio 2013) solo nueve de cada 100 encuestados por la empresa Unimer creían que la administración Chinchilla era buena o muy buena.

Que entendemos por País
Para entender qué nos quieren decir los medios de comunicación o los gestores de opinión cuando hablan que Costa Rica tocó fondo por la falta de gobernabilidad hay primero que indagar qué entendemos por “país”. El ultraconservador periódico La Nación ahora también en la cola Telenoticias y Noticias Repretel, con menos gracia, pero el mismo fin- ofrece todos los días una noción de “país”, desde que el actual gobierno tuvo la ocurrencia de amenazar con una reforma fiscal que buscara aminorar la enorme brecha social.

Palabras menos, palabras más, para estos tres medios, a los que se unió una larga lista de diputados y pseudos analistas locales, el “país” recuperaría su pujanza si el Ejecutivo costarricense eliminase a los trabajadores una serie de privilegios, que los hay en las altas jerarquías de la Administración Pública local, a fin de que cuente con más recursos para los distintos sectores privados, desde hace 30 años disfrutando de la victoria incuestionable por la “canonización” del libre mercado.

De este manera, los “ángeles” del “país” dejan la sensación de que un salario en la administración pública que permita reponer las calorías diaria necesarias del empleado, así como que alcance para comprar pañales u otros productos requeridos para la reproducción de sus genes, es más que suficiente, dada la crisis del déficit fiscal.

Posiblemente por la dinámica que impone el ejercicio directo del poder en su “país”, estos sectores olvidaron que gracias a que el desempleo se disparó a casi un 9%, el porcentaje más alto en todos sus gobiernos neoliberales, cuentan hoy con una reserva de mano de obra barata.

No se percatan que gracias a que, según ellos, si se imponía el neoliberalismo, la seguridad social sería más barata, eficaz y competitiva; hoy hay cientos de “ticos” que se mueren esperando salud.

La educación pública elemental es un hazmerreír; más de un millón de personas no tienen techo o sus casas están deterioradas; su “país” tiene las peores vías de Centroamérica y nadie puede negar el tráfico de influencias, bajo el alero de un empequeñecido Estado que ya casi nada controla, y ellos mismos disminuyeron para que el vaso se rebalsara y todos “seamos prósperos”.

La realidad es que las proyecciones de riqueza solo salieron para unos pocos que en nombre del “país” evidencian su crisis moral, política, ideológica y estratégica. El prócer Juan Rafael Mora gobernó con dos Constituciones Políticas, un grupo importante de sucias familias en su contra y en la adversidad forjó la identidad latinoamericanista en la frontera con Nicaragua desde 1856.

En Mora había integridad, estrategia y acción en el ejercicio del poder, el cual en un 99 por ciento, señores, su contenido es de índole moral.

rafaelangelu@yahoo.com

domingo, 6 de septiembre de 2015

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein: La frontera caliente entre Colombia y Venezuela II


Por Sergio Rodríguez Gelfenstein: La frontera caliente entre Colombia y Venezuela II

Enviado por Barometro Internacional el domingo, 06 septiembre, 2015 a las 13:56


La Corporación Nuevo Arco Iris es un una institución independiente colombiana  dedicada a realizar “estudios encaminados a la comprensión de las dinámicas del conflicto armado, las agendas de los actores, sus lógicas de actuación, las transformaciones que viven, construyendo en asocio con académicos y universidades un conocimiento al servicio de la acción ciudadana y política”. En su página web se auto define como  “ un centro de pensamiento, investigación y acción social para la reconciliación nacional, que construye análisis, impulsa iniciativas y promueve acciones en relación con la superación del conflicto armado, en pro de la paz, el post-conflicto, la seguridad  y la convivencia ciudadana”.
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En abril de 2012,  estando ya Juan Manuel Santos en el gobierno en Colombia, Nuevo Arco Iris presentó en la Feria Internacional del Libro de Bogotá un texto denominado “La frontera caliente entre Colombia y Venezuela”. El mismo fue editado por Ariel Fernando Ávila quien además coordinó la investigación realizada por un grupo de académicos del más alto nivel, pertenecientes a ese respetable organismo. En mayo de ese año, por la importancia de la obra, escribí un breve artículo, intentando darla a conocer¬, esperando se estudiara el documento y se definieran políticas públicas al respecto.  Por lo que pude saber, antes de ser expuesta a la opinión generalizada de los lectores, Nuevo Arco Iris hizo llegar a los gobiernos de Colombia y Venezuela (en el más alto nivel) el resultado de las investigaciones, incluyendo mucho material que no pudo ser incorporado al libro por las consabidas limitaciones editoriales.


Todo esto viene a mi memoria, cuando ante los recientes hechos acaecidos en la zona limítrofe entre los dos países, pareciera que se están observando sucesos inéditos y desconocidos para las élites del poder. Sin embargo, las frases más recurrentes escuchadas en los días precedentes son “Eso ha acontecido desde hace muchos años” y “Todo el mundo lo sabe”. También la pregunta más recurrente ha sido “¿por qué se llegó a tal  situación?”. Evidentemente las alertas expuestas en el libro no fueron escuchadas. La obra, con lujo de detalles, expone en capítulos pormenorizados y particularizados la situación en las fronteras en Arauca-Apure, Norte de Santander-Táchira y la Guajira y Cesar- Zulia, exhibiendo las características del delito transnacional, el impacto del conflicto armado en Colombia, en particular en la población civil y la economía ilegal que se generaba.


A fin de no hacer interpretaciones erróneas y sabiendo que no es original, me voy a permitir transcribir algunos párrafos del prólogo del libro, escrito por el destacado analista y politólogo colombiano León Valencia Agudelo quien fue cofundador de Arco Iris y su director en el momento en que se realizó la investigación.
Dicho prólogo titulado “Unas relaciones atravesadas por la violencia” comienza diciendo que el libro “presenta la investigación de dinámicas recientes del conflicto armado colombiano y el crimen organizado trasnacional en la frontera entre Colombia y Venezuela. Describe la transformación y reconfiguración de los nuevos mercados legales e ilegales y los altos grados de penetración institucional que alcanzan las estructuras criminales en la zona fronteriza, sin desconocer fenómenos tradicionales como el contrabando y el narcotráfico. Además analiza los grupos armados ilegales y bandas criminales que actúan en la zona de frontera”
Continúa Valencia Agudelo más adelante “En el desarrollo de la investigación se encontró algo verdaderamente escandaloso: algunos grupos paramilitares –“los Rastrojos”, ”las Águilas Negras” y el ejército privado del “Loco Barrera”- se formaron en Venezuela y de ahí se expandieron hacia las regiones próximas de Colombia. La consolidación violenta de estas estructuras criminales a lado y lado de la frontera estuvo acompañada de procesos de parapolítica, ascenso de élites políticas locales asociadas a la criminalidad, y reconfiguración de la disputa territorial con grupos guerrilleros”.
Sigue diciendo, que  “Este hallazgo revela la inestabilidad y el cambio permanente de las fronteras, pero muestra también que el espacio fronterizo va forjando una identidad propia en el juego de violencias y en la interacción económica y social. La construcción de solidaridades e intereses comunes van perfilando “lo fronterizo”. La consecuencia lógica de esta definición es considerar las fronteras como espacios de actuación compartida, escenarios  de una complejidad de relaciones económicas, políticas y culturales que solo pueden establecerse de manera aproximada y transitoria. Tal vez el mayor aporte analítico del libro sea,  precisamente, que está escrito teniendo en cuenta las fuerzas que actúan a lado y lado de la fetichizada línea”. Sobre el tema fronterizo escribí en julio de 2013 un artículo titulado “Las regiones transfronterizas, futuro de la integración” intentando dar la visión positiva de la frontera cuando se trabaja mancomunadamente con los pueblos que la habitan, a partir de la realidad particular que se configura en ellas como un territorio que tiene especificidades propias nacionales e internacionales,  que las diferencian de otras fronteras y de otras áreas del territorio de un país.


Valencia Agudelo es determinante al afirmar que “las fronteras se presentan como zonas grises donde la débil institucionalidad estatal y los liderazgos políticos locales no solo son permisivos frente a la criminalidad, sino que en algunos casos actúan en coalición con ella. Dicho de una manera enfática, existe hoy en la frontera colombo-venezolana el creciente ascenso de un Estado virtualmente mafioso, donde no se pueden distinguir las acciones del crimen organizado de algunas instituciones estatales”.


Para cerrar, una alarmante afirmación, “…en la región del Catatumbo, próxima al estado Táchira, en Venezuela, según declaraciones del ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso, La Fuerza pública presionó a los paramilitares presentes en la zona para que utilizaran la estrategia de la desaparición forzada, que invisibilizaba la verdadera disputa territorial por este corredor estratégico para el contrabando entre Colombia y Venezuela, en especial el narcotráfico y el tráfico de armas. En palabras de Mancuso ´las víctimas que quedaban de los enfrentamientos o de las acciones en contra de la guerrilla aumentaban el número de cifras de víctimas mortales y afectaban las estadísticas de seguridad en las regiones. Esto dañaba las hojas de vida de los militares que actuaban en estas zonas. Fue por eso, que para no quedar mal con ellos, Carlos Castaño dio la orden de desaparecer a los cuerpos de las víctimas y se implementó en el país la ´política` de la desaparición`”.


Nadie puede decir entonces, que no se sabía lo que pasaba. La difícil situación  de crisis económica en Venezuela y el incremento de la represión en Colombia donde  un total de 69 defensores de derechos humanos y líderes políticos o comunales han sido asesinados durante 2015, casi duplicando la cifra registrada en el mismo período de 2014, según informó el coordinador residente de la ONU en Colombia, Fabrizio Hochschild han acrecentado una situación de por sí difícil. Sobre la misma, se montan las prácticas delictivas y los intereses oligárquicos transnacionales que hacen del conflicto un caldo de cultivo para incrementar ganancias.
El problema no se va a solucionar con falsos nacionalismos. Las posiciones comunes de la ultra derecha colombiana, la oposición venezolana y el vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos John Kirby no aportan soluciones al problema, sino que pretenden “echarle más leña al fuego” y profundizar el conflicto. El fallido intento de la diplomacia colombiana, -manejada por el ex presidente Uribe- de escalar el conflicto y llevarlo a instancias internacionales fracasó rotundamente. No se debió recurrir a ello cuando ya se había producido una reunión de cancilleres que fue valorada positivamente por ambas ministras de relaciones exteriores, según las declaraciones que hicieron al finalizar el cónclave.


Colombia erró el camino, al convocar primero a este encuentro de las máximas autoridades en materia de política exterior, después decidir el llamado a consultas de su Embajador para  luego concurrir a la OEA y Unasur. Se alteró la ruta tradicional de la diplomacia y eso lo sabe María Ángela Holguín que es experta en esta materia. Evidentemente, se optó por darle un manejo de política interna a un tema que se debió conversar y resolver bilateralmente. Así lo entendieron la mayoría de países latinoamericanos y caribeños que no creyeron que un conflicto sobre el cual se intercambió amigablemente en el plano bilateral, debía ser tratado en el multilateral. Por ello, hubo tantas abstenciones. Ahora, todo está en manos de los presidentes quienes se deben reunir sin interferencias, y si hay verdadero interés por solucionar el problema, se encontrará el camino, tal como ha ocurrido siempre y tal como lo legara la diplomacia  aplicada por el Comandante Chávez. Sería importante que los mandatarios llevaran este libro a esa reunión, o al menos, ellos y/o sus asesores lo lean primero. 
 sergioro07@hotmail.com

Por Bruno Lima Rocha: La nueva derecha brasileña odia a América Latina


Por Bruno Lima Rocha: La nueva derecha brasileña odia a América Latina

Enviado por Barometro Internacional el domingo, 06 septiembre, 2015 a las 13:42

Es tiempos de avanzada de la nueva derecha ideológica brasileña, se nota el retorno de una vieja práctica política latino-americana. En la mitad del siglo XX vivíamos en América Latina una paradoja, por un lado, había algunos gobiernos con cortes nacionalistas y llamamientos populares (y populistas).
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El ejemplo más claro era, el gobierno de Juan Domingo Perón en la Argentina, pero podríamos notar,  lo mismo en Brasil de Getúlio Vargas, en especial en su segundo gobierno, para el cual fuera elegido en 1950 y derrumbado por un golpe, que lo  llevo al drama del suicidio el 24 de agosto de 1954. Perón también fue derrumbado por un golpe militar, conocido como Revolución Libertadora, en 16 de noviembre de 1955. Esta paradoja se reproducía en mayor o menor medida, siendo la emancipación nacional, el factor para movilizar las masas, infelizmente superando la lucha de clases y popular, al menos en su forma directa.

Así, el nacionalismo latinoamericano, de raíces anti-coloniales y antiimperialistas, fuera revivido en los periodos de Guerra Fría, trayendo al borde el conflicto entre “gorilas” (golpistas) y  “populistas”. En Brasil, esta versión, genero el contorno del conflicto entre “nacionalistas” x “entreguistas”, cuyo término equivalente en castellano es lo de “vende patria”. La práctica del gorilismo, es esencialmente una acción política con identidad anti latino-americana, como una especie de odio auto-proclamado a sí aún (nodos mismos) y con evidentes contornos racistas.

Las prácticas gorilas, como las manifestaciones de la derecha en las calles de Brasil, donde la derecha ideológica y neoliberal sale a las calles los domingos, después de la misa y antes del fútbol, con derecho la transmisión de las “protestas” en red nacional de TELE, están justamente expresas en el alejamiento de Brasil para con a América Latina.

Como mucho, esta “nueva” derecha, una especie de versión post-moderna de los mismos Chicago Boys de siempre, hace el elogio de la línea chilena, cuyo país fuera laboratorio de sociópatas, alumnos de Milton Friedman en la Universidad de Chicago, y donde la dictadura militar de Augusto Pinochet fue acompañada del peor del neoliberalismo. Algunos carteles y gritos de guerra acuerdan la operación anterior al golpe contra el gobierno *Salvador *Allende, derrumbado en 11 de septiembre de 1973. En el Brasil del tercer turno, tenemos el dolor de leer frases como “. Que se joda la Venezuela”, el clásico “Va para Cuba”, o entonces coro político cantando: “Patada en el culo de ella, eso aquí no es Venezuela!”.

Así, aunque el ministro de la Hacienda de Dilma Rousseff, en su segundo mandato, el ejecutivo del sistema financiero Joaquim *Levy, sea el propio un auténtico Chicago Boy, la oposición ideológica identifica las agendas sociales del pacto de clases del lulismo con las prácticas de asistencia y paternalismo, promovidas por liderazgos de estilo populista y de corte latino-americano.

Nada podría ser más falso y, a la vez, se trata de la desinformación perfecta, como el anti latino americanismo brasileño, es parte de la formación del país y el absurdo pacto de independencia, donde los patriarcas del nuevo Imperio aceptaron mantener la esclavitud, en pago de la integridad territorial del país, es fácil alcanzar ver cualquiera gobierno de centro-izquierda (por más que este sea tímido, poli clasista y subordinado a los intereses de los agentes económico nacionales) tachando de pro América Latina. Luego, en siendo a favor del Sur, por oposición evidente, estaríamos en contra el “gran hermano del norte”, la matriz del Occidente contemporáneo localizado en el Imperio de Estados Unidos.

No sorprende observar que todas las posiciones oligárquicas, buscan  combatir los gobiernos de centro-izquierda en América Latina de la volcada democrática pos1998 (primera elección de Hugo Chávez) reproducen la misma línea de los actuales opositores neoliberales. Como los de Brasil - en función de su envergadura y peso relativo – que termina siendo el eje de la balanza en el Continente, alejarse de los país de América Latina, colocándolos de espalda,  a los países hermanos, este es el  objetivo estratégico y finalista, de cualquier política reaccionaria, promovida por oligarcas latinoamericanos y que odian sus y nuestras propias raíces.  
(www.estrategiaeanalise.com.br / blimarocha@gmail.com)

Por Leandro Albani: Algo huele mal en Líbano


Por Leandro Albani: Algo huele mal en Líbano

Enviado por Barometro Internacional el domingo, 06 septiembre, 2015 a las 13:32


Apestan”. Esa es la palabra que desde hace semanas se escucha en Beirut, capital de Líbano. Y esa palabra, que resuena cargada de incógnitas y denuncias, tiene en vilo a buena parte de su población.
En el Líbano actual, asediado por los conflictos en la región y con el peligro constante de Israel acechando, las protestas desatadas desde hace varios días generan incertidumbre y peligros latentes. A la demanda original, que es una solución definitiva a la falta de recolección de la basura, se sumaron las denuncias por corrupción del actual gobierno.
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Las masivas protestas en Beirut tuvieron como consecuencias una sostenida represión en la que cientos de personas fueron heridas. Los manifestantes, que también exigen la renuncia del ministro de Ambiente, se encuentran en las calles desde el 17 de junio, cuando el gobierno del primer ministro Taman Salam decidió el cierre del vertedero de basura de Naame, ya que rescindió el contrato a la empresa Sukleen, encargada de la recolección de desechos sólidos.

Líbano atraviesa una crisis política desde hace meses, en la cual todavía no se pudo designar al nuevo presidente. A esto hay que agregar que el territorio desde hace cuatro años sufre las consecuencias de la guerra de agresión contra Siria, por lo cual cientos de miles de refugiados de esa nación llegan a Líbano. Además, en la frontera sirio-libanesa, la poderosa organización política Hezbollah, liderada por Hasan Nasrallah, se encuentra combatiendo junto al ejército sirio contra los grupos terroristas que operan en la zona.

Los ataques y atentados del Frente Al Nusra (al que se lo vincula fuertemente con Israel) mantiene en vilo esa porción de territorio.

Una crisis dentro de la crisis
La “crisis de la basura” en Líbano se suma a una crisis más profunda, que afecta a todo el sistema político del país. El martes pasado, el Parlamento aplazó por vigésimo octava vez consecutiva la elección de un nuevo Jefe de Estado. Así lo anunció el titular del Poder Legislativo, Nabih Berri, quien explicó que ante la falta de quórum “por la inasistencia deliberada de diputados” la nueva audiencia para definir el futuro del país se llevará a cabo el 30 de septiembre. En esta nueva sesión se intentará votar al sucesor de Michel Sleiman, el último presidente de la nación que culminó su gestión el 25 de mayo de 2014.

Según informaron medios de comunicación, la sesión fue boicoteada por los legisladores del movimiento 8 de Marzo, que responde a Hezbollah. En la audiencia suspendida se intentó votar por las candidaturas de Michel Aoun, líder del Movimiento Patriótico Libre (MPL), y de Samir Geagea, jefe del partido Fuerzas Libanesas (FL), avalados por las bancadas 8 de Marzo y 14 de Marzo, respectivamente. Los diputados que responden a Hezbollah se negaron a apoyar a Geagea, al que acusan de sus vínculos con Estados Unidos y Arabia Saudita.

Al tener 18 confesiones étnico-religiosas, en Líbano se aplica un sistema de repartición de poderes en el que la presidencia del país se reserva para un cristiano maronita, mientras la jefatura del Parlamento corresponde a un musulmán chiita y la del Gobierno (primer ministro) a uno sunnita.

Las protestas y Hezbollah
Con una lucha encarnizada en el plano institucional y sus fuerzas militares combatiendo en la frontera con Siria, Hezbollah se pronunció frente a las protestas en la capital del país. En un comunicado difundido el 26 de agosto pasado, la organización expresó que el “derecho a manifestarse pacíficamente y a protestar de manera constructiva es completamente legítimo. Sólo soluciones justas pueden calmar los espíritus y trazar líneas de acción que sirvan los intereses de los ciudadanos en este importante tema”.

Hezbollah convocó a adoptar “soluciones razonables y transitorias que den paso a un plan estratégico a largo plazo”. A su vez, manifestó que “hace falta luchar contra la corrupción en este peligroso tema para la salud pública y para el futuro de nuestros hijos y nuestra sociedad.

Cuando la situación alcanza este nivel de explosión popular, que exige un arreglo de este tema en todo el Líbano, esto constituye un signo de la amplitud de la catástrofe medioambiental, societaria y moral que resulta de los malos resultados alcanzados por las medidas y reglamentos adoptados por los gobiernos que se han sucedido”.

En el plano militar, se conoció que el Ejército sirio junto a los milicianos de Hezbollah tomaron el control total de la ciudad de Al-Zabadani luego de dos meses de combates contra el Frente Al Nusra y Ahar Al Sham, grupos terroristas que operan en Siria.

¿Una nueva Primavera Árabe?
Las masivas manifestaciones en Beirut, sin un liderazgo claro y con una fuerte carga de indignación colectiva, remiten a las protestas que desencadenaron lo que Occidente denominó “Primavera Árabe”: demandas iniciales legítimas que luego fueron cooptadas o capitalizadas por fuerzas, tanto internas como extranjeras, que permitieron la desestabilización de países o el mantenimiento de un status quo funcional a Estados Unidos, Israel y las monarquías del Golfo Pérsico. Libia, Egipto, Túnez e Irak son ejemplos concretos.

La crisis política que atraviesa Líbano y la situación crítica en su frontera con Siria podrían conformar, junto a las manifestaciones actuales, un caldo de cultivo para la injerencia de los enemigos de Medio Oriente. Si a esto sumamos el crecimiento político y social de Hezbollah –que con el correr del tiempo se posicionó como fuerza capaz de enfrentar a Israel y sostener una política independiente de Occidente-, la “crisis de la basura” podría funcionar como un globo de ensayo para propiciar la desestabilización de Líbano.
  
leandroalbani@gmail.com