Estamos
frente a un régimen político que se ve forzado a recurrir
permanentemente al fraude electoral, al abuso de poder y a la
violencia represiva para mantener el control
Oscar
Battaglini
Estamos
frente a un régimen político que se ve forzado a recurrir
permanentemente al fraude electoral, al abuso de poder y a la
violencia represiva para mantener el control
Oscar
Battaglini
Es
sobre la base constituida por estos tres elementos de un alto
contenido delictivo, antidemocrático y reaccionario, que la
camarilla encabezada por Maduro y Padrino López se mantiene en el
poder. Eso es lo que hace que los venezolanos estemos siendo
gobernados por una burocracia surgida de un populacho de desclasados
que no sólo usurpa la dirección política del país, sino que por
su misma condición social y por el resentimiento que la anima, no
concibe otra forma de ejercer el poder que detenta ilegítimamente
que no sea mediante la fuerza (la violencia) y la sistemática
violación de las reglas constitucionales y legales. De ahí el
carácter forajido (delictivo) del poder que ostenta; lo que quiere
decir que opera o actúa fuera de la ley, al tiempo que no cuenta con
el reconocimiento (el consenso) de la inmensa mayoría de la sociedad
venezolana.
Sin
embargo, sus detentadores, enceguecidos con el brillo del espejismo
de sus “victorias” electorales del 30 de julio y del 15 de
octubre, están intentando presentar los resultados fraudulentos de
esas elecciones como un hecho que les devuelve el consentimiento del
pueblo y la salud política del régimen. Se trata, indudablemente,
de una visión interesadamente subjetiva que no concuerda en absoluto
con los hechos reales, los cuales apuntan inevitablemente en una
dirección muy distinta. El hecho mismo, de que esos resultados sean
el producto de un fraude electoral brutal y descarado del gobierno
mediante la puesta en práctica de toda una serie de maniobras,
manipulaciones, chanchullos, etc, -como es del conocimiento público-
con la directa autoría de los organismos (CNE, “Plan República”,
particularmente) bajo su control, y que tienen la responsabilidad de
administrar y velar por el normal desarrollo y seguridad de los actos
electorales, desmienten tal visión sobre la realidad política,
económica y social existente en el país; realidad que, como
sabemos, antes que haber disminuido el malestar y el descontento
social y político que la caracterizan, ha visto incrementarse estas
dos variables. Pero veamos en concreto algunos de los datos más
relevantes de la grave crisis por la que en estos momentos atraviesa
el país, la cual erosiona tanto la legitimidad como la
gobernabilidad de la dictadura madurista.
A.-La
economía
Actualmente
se registran: 1- una caída del PIB de aproximadamente un 35 o un 36%
en los últimos 4 años que nos coloca, según datos de la CEPAL,
como el único país de América Latina con crecimiento negativo; a
saber: Bolivia 4%; Costa Rica 3,9%; Guatemala 3,4%; Honduras 3,7%;
Nicaragua 4,5%; Panamá 5,5%; Paraguay 4%; República Dominicana
4,9%; Perú 2,5%; Uruguay 3%; Venezuela – 8%. Cave señalar que
muchos economistas venezolanos, estiman que la caída de nuestra
economía es en la actualidad de un 14% del PIB. 2- Una inflación
que al haber alcanzado un crecimiento entre un 40 y un 50% mensual,
que tiene ya las características de una hiperinflación; 3- una
reducción de más de la mitad del ingreso petrolero, producto de la
caída abrupta del ingreso rentístico y de una significativa
disminución de la producción petrolera (más de 500 mil barriles
diarios); 4- una disminución de las importaciones en más de un 80%;
5- una grave escasez de bienes de consumo masivo, en especial, de
alimentos y medicinas; 6- unos controles de precios que han venido
asfixiando lo poco de la economía productiva que todavía queda; 7-
una paulatina paralización de las actividades económicas, sobre
todo de las actividades privadas de la economía. Esto se advierte en
todos los sectores económicos; 8- una deuda externa de casi 200 mil
millones de dólares, que también se ha hecho impagable y que
amenaza con obligar al gobierno a declarar la cesación (default) de
pagos de sus compromisos financieros con la banca internacional; etc.
B.-
La situación social
No
se exagera cuando se afirma que Venezuela atraviesa por una de las
peores crisis sociales de toda su historia. Para hacernos una idea de
la magnitud de la crisis que estamos padeciendo, sólo hace falta
relacionar los pavorosos efectos que ejercen sobre las condiciones de
vida de nuestra población: la hiperinflación que se ha apoderado
del país; la escasez de alimentos y medicinas, el hambre de millones
que se ven obligados a vivir de la caridad, a pedir limosna en las
calles, a comer de la basura, a prostituirse; el desempleo creciente;
la debacle de los servicios de salud pública y el exorbitante
encarecimiento de los privados; la creciente deserción escolar que
afecta al sistema educativo en general (alumnos, maestros y
profesores) y a todos los niveles (preescolar, primaria, secundaria y
universitaria); la migración hacia el extranjero de más de dos
millones de venezolanos, que se han marchado del país abandonándolo
todo, familia, casa, trabajo, amigos, mascotas, etc; la inseguridad
personal que ha crecido de manera exponencial como consecuencia de la
nefasta incidencia que en lo social ejercen el hambre y la miseria
con el aumento de la delincuencia; la precarización del salario;
etc. En relación con este último aspecto queremos reproducir aquí,
a manera comparativa, el monto del salario mínimo -calculado en
dólares- de Venezuela, con otros países de América Latina: Panamá
744, Costa Rica 512, Argentina 479, Chile 430, Uruguay 425, Guatemala
380, Ecuador 375, Paraguay 340, Honduras 320, Brasil 300, Bolivia
262, Colombia 255, Perú 255, Haití 135, México 115, Venezuela
40,8, Cuba 23.

Siendo esos algunos de los elementos constitutivos más importantes de la realidad económica y social venezolana actual, los cuales han colmado de calamidades al conjunto de nuestra sociedad, caben las siguientes interrogantes: ¿Cómo se puede estar de acuerdo con que el régimen dictatorial madurista goza de buena salud? ¿Cómo se puede pensar que un pueblo que sabe perfectamente que este régimen es el único y directo responsable de todas sus calamidades, trato despótico y criminal –cosa que demostró en las elecciones parlamentarias del 6/12/15- haya decidido salir a votar en su favor en las elecciones del 30/7/17 y en las del 15/10/17? La única explicación que pueden tener esos resultados anunciados por la presidenta del CNE, es que los mismos son el producto de un sistema electoral –como ya lo hemos señalado- montado deliberadamente con propósitos y fines ventajistas y fraudulentos; es decir, para que de ahora en adelante, el resultado que arroje cualquier consulta electoral que se efectúe en el país sea sin falta favorable al gobierno. El plan definido por la camarilla en el poder para la aplicación de su política fraudulenta se cumple en tres fases en las que participan de manera coordinada la constituyente fraudulenta, el TSJ, el CNE y el “Plan República”. Veamos de manera esquemática como se cumple cada una de ellas:
Siendo esos algunos de los elementos constitutivos más importantes de la realidad económica y social venezolana actual, los cuales han colmado de calamidades al conjunto de nuestra sociedad, caben las siguientes interrogantes: ¿Cómo se puede estar de acuerdo con que el régimen dictatorial madurista goza de buena salud? ¿Cómo se puede pensar que un pueblo que sabe perfectamente que este régimen es el único y directo responsable de todas sus calamidades, trato despótico y criminal –cosa que demostró en las elecciones parlamentarias del 6/12/15- haya decidido salir a votar en su favor en las elecciones del 30/7/17 y en las del 15/10/17? La única explicación que pueden tener esos resultados anunciados por la presidenta del CNE, es que los mismos son el producto de un sistema electoral –como ya lo hemos señalado- montado deliberadamente con propósitos y fines ventajistas y fraudulentos; es decir, para que de ahora en adelante, el resultado que arroje cualquier consulta electoral que se efectúe en el país sea sin falta favorable al gobierno. El plan definido por la camarilla en el poder para la aplicación de su política fraudulenta se cumple en tres fases en las que participan de manera coordinada la constituyente fraudulenta, el TSJ, el CNE y el “Plan República”. Veamos de manera esquemática como se cumple cada una de ellas:
Primera
fase
En
esta fase se desarrolla una acción en la constituyente fraudulenta,
que se ha establecido como el nuevo ente convocante de las elecciones
en el país; fija la fecha en las que éstas deben realizarse según
lo dispuesto por Maduro (los cubanos) y los más conspicuos
representantes del oficialismo. Simultáneamente el TSJ, procede a
inhabilitar, a destituir, a ordenar el enjuiciamiento y
encarcelamiento de los principales líderes de la oposición para así
impedir su participación en las elecciones. Seguidamente el CNE pone
en ejecución una serie de medidas dirigidas a entrabar y crear
condiciones que desestimulen al electorado opositor y que
eventualmente impidan su participación o la de algunos de sus
componentes en el evento comicial. Huelga decir que todo eso se puso
de manifiesto en las pasadas elecciones de gobernantes del 15/10/17.
Segunda
fase
Esta
es la fase que se cumple en el acto o en el proceso mismo de la
votación. En esta fase se intensifican las medidas, maniobras y
chanchullos dirigidos a sabotear el voto de los electores de
oposición. Entre la gama de todas estas aplicaciones fraudulentas
destacan: el cambio o migraciones de muchos centros de reconocida
vocación opositora hacia zonas o lugares de difícil acceso y
riesgosas para la seguridad personal de esos electores; la confusión
creada en esta masa de electores por el adelantamiento o la
postergación de las fechas; el hecho de que el CNE no haya
sustituido en el tarjetón electrónico a los candidatos electos en
las elecciones primarias realizadas por la oposición; la
intervención intrusiva de los militares del “Plan República” en
asuntos electorales que no son de su incumbencia; lo que hace que en
la práctica actúen como un agente electoral en favor de los planes
fraudulentos del gobierno. Todo esto se hizo en las pasadas
elecciones de gobernadores y también se hará en las municipales.
Tercera
fase
La
pretensión de obligar a los candidatos electos de la oposición a
juramentarse ante la fraudulenta, todo ello con la intensión de
destituirlos si no lo hacen, tal y como acaban de hacer con el
gobernador electo del estado Zulia Juan Pablo Guanipa, y aquellos que
acepten hacerlo, de todas formas verán invalidadas y bloqueadas sus
gestiones por la vía impositiva de un supuesto “protector”, y de
confiscarle los recursos del situado constitucional, como han hecho
con la AN, además de haber anulado su capacidad legislativa y
contralora por medio del TSJ, y ahora mediante la constituyente
fraudulenta.
Como
puede verse estamos frente a un régimen político que se ve forzado
a recurrir permanentemente al fraude electoral, al abuso de poder y a
la violencia represiva para mantener el control omnímodo que ejerce
sobre todo el aparato del Estado, y sin que le sea posible evitar el
alto costo político que sus acciones le acarrean, como ocurre con la
persecución y el acoso desatado contra el primer vicepresidente de
la AN, diputado Freddy Guevara.
El
que el régimen madurista actúe movido básicamente por esas tres
determinaciones autoritarias, confirma que no dispone del
consentimiento mayoritario de la sociedad venezolana; lo que a su
vez, denuncia su extrema debilidad política y de que ya no tiene
ninguna posibilidad de superar o de modificar a su favor esa
situación.