Autora: Yury Weky Silva
Fallujah
suena a música para soñar, suena a pinceles mojados de
rosa, tiene olor de especias.
Fa...llu...jah,
qué hermoso nombre para cantar, para pronunciar! Su sonido
musical nos lleva a imágenes arcádicas. Al nombrarla pareciera
que hablamos de conciertos.
Eso
sólo es imagen acústica decodificada en la distancia por la
armonía que produce al oído.
Fallujah
es otra cosa: cuerpos destrozados, rojo en las calles por
la sangre derramada , familias exterminadas que gritan y sus
gritos estremecen el planeta, es la palabra injusticia que
muerde, es la palabra invasión que roe el aire, casas,
techos, museos, estalla en cuerpecitos de los niños. Niños
con la pregunta dibujada en los ojitos muertos que preguntan
a cada habitante del planeta ¿qué hice a Bush, a los
norteamericanos para que me desalojaran de mi Fallujah tan
pronto?.
Las
guerras me producen desde siempre un terrible y raro“
temblor de estrellas” pero no de melancolía como al poeta
García Lorca sino de estrellas rotas. Tal vez porque mis
raíces se perdieron desde 1850 cuando la guerra entre
Austria y Hungría, tal vez el desarraigo que sufrieron mis
ancestros al venirse a Caripe, tal vez el no conocer
bien mi pasado, tal vez, tal vez …. por esa errancia
interior que producen la pérdida del techo hogar primigenio,
la pertenencia…. No lo sé….
La
guerra es para mí en este momento la nota rota, la canción
inconclusa en Fallujah.
Cuando
escribí “ Al resplandor de la tristeza” (marzo de
1991) era Irak quien se vestía de luto por el estallido de
las bombas y era el yanqui el agresor. Cuando escribí
“Cuando una guerra se anuncia “ era el yanqui el
oficiante de la matanza prometida para Afganistán y era el
yanqui el invasor cuando escribí “Las heridas de la
guerra “ (mayo 2003). Irak sangraba nuevamente.
Mis
palabras son mi refugio flexible donde quepo yo con mis
sentimientos. Puedo entrar y salir, sacar y meter a mucha
gente porque el punto de referencia es la vida . No sé si
esto lo ha dicho alguien más pero, si no fuera por la palabra
hubiéramos sido desgarrados por el llanto ante la guerra.
Los
nombres de Bush y de Rumsfeld, también nos conectan con
una imagen acústica que suena a matanza , sabe a llanto
por los caídos , a rabia y desprecio por los hombres que
nombra …y no exonero de culpa al pueblo que los llevó al
poder. Estados Unidos es lo que es ante el mundo
porque su pueblo lo permite.
El
pueblo es el poder de Dios dice el comandante Chávez
Frías . Podemos entender que en Venezuela Dios sea el
pueblo que quiere desconstruir la vieja estructura política
de injusticia para un proyecto social sin excluidos pero,
para los estadounidenses que dan poder a quien invade
naciones, destruye culturas milenarias, arrasa los pueblos …no
podemos creer que Dios sea el pueblo que apagó la música
del nombre de Fallujah para convertirlo en dolor .
Tomado
del libro:Caminos de Revolución, Caracas, Editorial Talleres de
Miguel Angel Garciaaño 2007
pags:
83-84
ISBN980-122474-7
Autora:Yury Weky Silva
Autora:Yury Weky Silva
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