Por Ilka Oliva Corado: Antología poética de un venezolano compañero
Enviado por Barometro
Internacional el jueves, 01 octubre, 2015 a las 0:57
Fue
para mediados del invierno pasado cuando me contactó en las redes
sociales para felicitarme por una crónica que yo había escrito,
acerca de la forma en la que los estadounidenses y migrantes
en este país ven a Venezuela seguidos por la mediatización
capitalista. Me dijo que había leído el artículo en Aporrea y
posteriormente había dado con mi blog y mis perfiles en las redes
sociales. Y me agradecía el amor que yo tenía a su patria.
Le extrañaba mi edad, que tan jovencita y más que viviendo
en Estados Unidos yo tuviera esos pensamientos de Suramérica.
No
lo conocía, no había escuchado de él. Resultó ser articulista
también de Aporrea y de otros medios de contra injerencia a nivel
mundial , pero no solo eso, también poeta. Lo cual me fascinó.
Teníamos en común haber crecido en las carencias del arrabal y
amar profundamente la Revolución Bolivariana. Él es el ejemplo
vivo de que la Revolución Bolivariana y Chavista sí ofrece
oportunidades de desarrollo al pueblo real. Es del pueblo para el
pueblo.
A
los días recibí por correo su libro de “Antología (para
confundir al enemigo)”. Lo recibí en una mañana de nieve espesa
y niebla del invierno estadounidense. Venía en un sobre con
innumerables sellos tanto del Gobierno de Venezuela como de
las aduanas en Estados Unidos. Nunca me imaginé lo difícil que es
realizar un envío de Venezuela a Estados Unidos. Es todo un
trámite. Y por si fuera poco se lo regresaron y lo envió de
nuevo con carácter de urgente.
Lo
abracé con aquella ilusión y lo pegué a mi pecho, tenía en
mis manos un poemario de un poeta venezolano, publicado en
Venezuela; tenía en mis manos algo que podía palpar de mi patria
Venezuela. Lo recibí como un abrazo, una caricia, un guiño de ojo,
como el amparo de ese país que tanto amo. Y lloré emocionada. Por
la humildad suya de contactarme, por haber gastado en el envío, por
los trámites y el tiempo invertido para que ese libro llegara a las
manos de esta cipota de arrabal. Un gesto, un solo gesto lo dice
todo de una persona. Y lloré porque él no estaba en
Venezuela, estaba a miles de kilómetros de distancia en otro
continente cumpliendo funciones de Consejero en la Embajada de
la República Bolivariana de Venezuela ante la República
Árabe de Siria.
Y
lloré más todavía porque fue mágico que alguien de un cuerpo
diplomático, que está hasta allá arriba, se fijara en
la letra de esta arrabalera y me motivara a seguir escribiendo. Él
nunca se presentó con honores, lo de su trabajo en Siria salió por
casualidad en la conversación. Sabe que trabajo limpiando casas en
este país, que soy indocumentada y me trata de igual a igual,
como persona y eso me hace amar profundamente y confiar a plenitud
en la Revolución porque esos son los hombres transformadores que
están haciendo de Latinoamérica una realidad libertaria. Y
no lo digo con aires de mártir, ni de sentirme menos persona, menos
capaz por el trabajo que tengo, lo digo porque no es común que a
las empleadas domésticas se nos vea con ojos de equidad.
Cuesta mucho que yo logre deslumbrarme ante el actuar de alguien, la
persona tiene que ser real y transparente, humilde y no hay
título universitario ni posición económica que logre arrebatarme
un suspiro. El poeta, escritor y editor venezolano lo logró
estando a miles de kilómetros de distancia.
Javier
Alexander Roa. Nació en Venezuela 1968. Es poeta, editor,
ensayista, articulista político y de artes plásticas. Licenciado
en Letras y Educación por la Universidad de Los Andes de Mérida
Venezuela (ULA), donde realizó estudios de maestría en Literatura
Iberoamericana. Magíster en Relaciones Internacionales en el
Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa (ISRI),
en la República de Cuba. Ha publicado los libros de poesía:
Diosa (1991); Acuarios (1996); Otro Abismo (2001); Abalorios (2004);
Del amor y lo profano (ediciones Axis Mundi, Bogotá – Colombia
2007); El amor no tiene tregua (galardonado en el Certamen Mayor de
las Artes y las Letras en el año 2006 por el Ministerio de la
Cultura de Venezuela y publicado por la Fundación Editorial El
Perro y La Rana en 2007). ANTOLOGÍA (para confundir al enemigo),
Editorial El Perro y la Rana, Caracas, Venezuela, 2011. Merecedor de
la Mención Honorífica de Poesía “Carlos Cesar Rodríguez” en
el año 2006; y la Mención Honorífica de Poesía “Solar” en
2007, en la ciudad de Mérida – Venezuela. Fue Director de Cultura
del Estado Mérida; miembro fundador de la Editorial Gitanjali con
más de cincuenta títulos publicados. Fue coordinador de
Cultura y Solidaridad entre los pueblos del Despacho del
Viceministro para Asia, Medio Oriente Y Oceanía del Ministerio del
Poder Popular para Relaciones Exteriores.
Tiene
una poesía erótica que es un manjar. La antología la disfruté a
sorbos lentos. Mujer del prójimo: ardiente el espacio/donde apoyas
tu cuerpo/allí soy verdugo/lamiendo/hurgando tu origen/soy raíz
erecta/ abriéndose en la tierra/de tu sexo. De Invitación para una
mujer virgen, el ultimo verso: desnúdate/aprende a ser inmensamente
hembra/inmensamente diosa/bajo el cuerpo salvaje de los hombres/…o
de otras.
12:
La piel es el camino que nos lleva/agarrados hasta el amor. Déjame
ser el sitio de tu ternura/la bala que atraviesa el calor de tus
entrañas. Mi país es este cuerpo tibio que toco. La Caracola: en
silencio/ la caracola lleva dentro todo el mar/la melodiosa locura
de la lluvia/los violines irónicos/ la risa del viento/el trinar de
los pájaros/ la vigilia del hombre/ ¿el silencio?
Todo
vuelve como yéndose: todo vuelve/como yéndose/la flor deja de ser/
y nace/ confunde su olor/los animales ven crecer sus hijos/y sus
hijos a sus hijos/y vuelven a parir/se reproducen/ y se manosean
olvidados/entre el monte.
15:
Olorosa ansías/ un día limpio. Huelo a pájaro mojado. El viento
trae la pólvora de una guerra que no cesa. Israel sigue
bombardeando a Palestina y al Líbano/ con misiles del norte.
Yo sigo amándote en este cuarto/ hurgándote violentamente/ y
maldiciendo al imperio. De cansancio me derrota la noche.
Es
un poemario que tengo en una mesita junto a mi cama, ahí
están mis elegidos. Un poemario que me ha permitido conocer,
sentir, admirar y abrazar un poquito más a mi patria
Venezuela en el alma de un chamo de arrabal.
Para:
El poeta Javier Alexander Roa, con la gratitud que tenemos los
cipotes de arrabal. Llegue hasta Siria este abrazo que
te envío con vientos de septiembre otoñal.
@ilkaolivacorado cronicasdeunainquilina@gmail.com
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