Bruno Lima Rocha: La geopolítica del petróleo y la guerra fundamentalista que nunca termina
Enviado por Barometro
Internacional el domingo, 05 octubre, 2014 a las 16:03
En
este artículo analizamos el papel de los EE.UU. como
desestabilizador del mundo árabe y del mundo islámico y como, a
través del absurdo accionar del Departamento de Estado y el
Departamento de Defensa de la superpotencia, el mundo se ve delante
de un proceso unilateral (de hecho) a despecho de las instancias
válidas de concertación mundial.
EE.UU.+
EIIL, otra guerra estúpida
A
principios de septiembre, mientras la OTAN realizaba su encuentro
anual, con el secretario de la alianza pasando el sombrero para
conseguir las contribuciones de los países miembros, se mostraba una
carrera de horror. Alimentados por los aliados de Estados Unidos en
la región, Al Qaeda fuerza la frontera de Siria con Israel y al
mismo tiempo anuncia la formación de su brazo en la India. En el
Levante, se enfrenta el creador (Al Qaeda a través de su brazo el
Frente Al Nusra) y la criatura creada (el EIIL). La superpotencia se
mostraba “casi inerte” para no envolverse demasiado y crear un
nuevo despertar sunita. Por fin, la gran cuestión es ¿Cómo es
posible que una fuerza móvil, el EIIL sea financiada por un califato
pirata que vive vendiendo petróleo? El crudo no es tan simple de
transportar y todavía menos de realizar con él compensaciones
bancarias. ¿Correcto?
La
presión de la opinión pública y el foco en Irak –al revés que
en la Franja de Gaza– llevaron a la Casa Blanca a dejar la inercia
y dar inicio a otra “guerra estúpida”. Esta frase era la
definición del senador demócrata por el Estado de Illinois, Barack
Hussein Obama, al criticar la escalada de Bush Jr. en Irak. Ahora, su
administración hunde las patas en el barro anti-EIIL sin hacer el
menor esfuerzo para secar la fuente de recursos del proto-Califato.
Estados Unidos va a jugar en el ojo del huracán nuevamente y
suscitar la reacción de los aliados del Golfo, justamente las
monarquías wahabitas aliadas de la superpotencia y abastecedoras de
bienes y suministros a Al Qaeda y el EIIL.
La
superpotencia mantiene el patrón, reproduciendo los mismos errores
de la Guerra al Terror (GWOT). Estos serán ahora nuevamente
repetidos en la (re) intervención en Siria e Irak. Cualquier
conocedor del Mundo Árabe e Islámico debe preguntarse cómo es
posible reproducir el mismo criterio dudoso de apoyar a un “yihadismo
del bien” controlado por los sauditas, contra otro “yihadismo del
mal”, apoyado según la conveniencia por los mismos sauditas y
otras monarquías y emiratos petroleros. Como la paz con Irán y la
revalorización de los chiítas está fuera de consideración, la
Casa Blanca se va a hundir todavía más en el pantano cavado por el
Departamento de Defensa (DoD) al inicio del gobierno Bush Jr. y
vergonzosamente continuado por Barack Obama.
La
confusión aumenta. El gobierno Obama hace críticas diplomáticas al
gobierno de Assad en Siria, y dice que quiere preparar una ofensiva
contra el EIIL. Para ello cuenta con la oposición “moderada” del
Ejército Libre de Siria (satélite de Turquía) cuyos fondos están
menguando. Más fácil sería una tregua en Siria. Simplemente sin la
triangulación con el eje de aliados Assad-Hezbollah-Irán y la
presencia de chiítas en Irak, este combate no se dará. En lugar de
cortar con la fuente de abastecimiento, John Kerry se pasea entre
sheiks y adula al monarca saudita y su corte parásita.
El
problema está justamente en los aliados de la superpotencia en la
región. Y alguien puede explicar ¿Cómo se negocia un millón de
dólares diarios en petróleo crudo (a través de oleoductos y
refinerías controladas) partiendo de la producción de un Califato
no reconocido internacionalmente?
La
campaña aérea contra el EIIL
El
bombardeo de los EE.UU. contra las posiciones del Estado Islámico en
Siria comenzó el 23 de septiembre y no tiene miras de terminar. La
superpotencia repite el mismo error de contar con sus aliados árabes,
monarquías wahabitas que retroalimentan tanto al Califato como a su
rival, la red de Al Qaeda, preferida de los emires. Un efecto
colateral de esta ofensiva puede ser un giro en el rol de Turquía.
La más fuerte y diversificada economía del mundo islámico daba
sustento al Ejército Libre de Siria (ELS), pero está agotada de
recursos. Con el flujo del nuevo contingente de refugiados (en torno
a los 170.000 en sólo una semana) las condiciones turcas estarían
todas enfocadas en la ayuda humanitaria, una vez que los esfuerzos de
la ONU nunca son satisfactorios. Con esto, el plan de John Kerry
apoyado por Jordania, Arabia Saudita, Qatar, Bahrein, Omán y Kuwait
sería financiar al ELS, entrenándolo en territorio árabe y poder
contar con esa fuerza semi-regular para combatir tanto al EIIL como a
la coalición pro-Assad.
Mientras
reclutan a los militares disidentes del régimen de la familia Assad,
sauditas y “amigos” conmemoran la lluvia de misiles. Los blancos
“colaterales” de los bombardeos, como zonas residenciales sin
presencia de combatientes de ninguna facción, son la consecuencia
directa de este ataque de los “wahabitas del bien” aliados de los
EE.UU. Las bombas caen y el flujo de refugiados aumenta en la
frontera entre Siria y Turquía. Se trata de la disputa por la
hegemonía sunita en la región. La estrategia es compleja. Las
monarquías petroleras forman alianza anti-EIIL y por debajo intentan
fortalecer las posiciones de liderazgo del sunismo como
retroalimentar a Al-Qaeda en esta lucha de concurrencias contra el
proto-Califato. Si pudieran además tumbar al gobierno Assad y
reducir las redes iraníes, todavía mejor. Como cómplice mínimo,
los Estados Unidos concuerdan con todo, haciendo la Guerra al Terror
a escala mundial y hundiéndose en el pantano de sauditas, hachemitas
& Cía. en el mundo árabe.
Todo
vale por petróleo todavía barato y para dar alimento a una máquina
de guerra sin fin. Si no secaron las fuentes de las monarquías
árabes, no secan tampoco el chorro colateral para el
fundamentalismo.
Los
EE.UU. arrastran además a sus dos aliados militares europeos,
Inglaterra y Francia. En el Parlamento inglés, David Cameron,
reforzado por el ex primer ministro Tony Blair pidió autorización
para realizar el bombardeo contra posiciones del Califato, tanto en
Siria como en Irak, además de reforzar la posición de aliados en la
región. Vale recordar que Blair es el mismo que aceptó participar
en la 2ª Guerra del Golfo, invadiendo Irak y generando el caos que
hoy vemos. En una acción conjunta anti-EIIL Francia aumenta también
su participación en el esfuerzo de guerra. Cabe resaltar que existen
todavía vínculos de la elite cristiana libanesa con la matriz
francesa que les dio un país acorde a su confesionalismo político.
Ahora, la propuesta totalitaria del fundamentalismo del EIIL arrasa
con la convivencia inter-religiosa, aún con aquella que cumple con
unos pocos. El totalitarismo del EIIL ataca chiítas, sunitas no
fundamentalistas, yazadíes, cristianos de distintos ritos y kurdos.
En este sentido es importante combatir al Califato, pero no a través
de los financiadores de esas mismas redes. Peor aún, sin hacer un
gran esfuerzo de integración socio-cultural de las poblaciones
árabes e islamizadas que viven dentro de la Comunidad Europea.
El
problema vuelve al corazón de Occidente. A mediano plazo, tanto a
Inglaterra como a Francia, países con millones de ciudadanos
musulmanes, es posible que esta ofensiva les retorne en forma de
acciones aisladas (tipo “lobo solitario”) o coordinadas (como las
ya ocurridas en Londres) que vengan a realizarse. Estas acciones de
terror fundamentalista podrán ser del propio EIIL –con el retorno
o nuevo reclutamiento de familiares de muhjaddines combatiendo en
Levante o Mesopotamia– o de alguna organización afiliada a
Al-Qaeda, en esta carrera competitiva por el yihadismo sunita.
La
solución posible
La
única salida está vetada por el Estado de Israel, además de por la
posición contraria de las monarquías árabes. Esta sería una
reaproximación con Irán y su fórmula de democracia teocrática,
reconsiderando el status del chiísmo como una fuerza
político-religiosa estabilizadora. En la Asamblea General de la ONU,
el presidente iraní Hassan Rouhani dijo a la Casa Blanca que esta es
la oportunidad histórica de reconciliación frente al enemigo común.
Pero ¿Será que Israel va a permitir esta aproximación? Es muy
dudoso.
www.estrategiaeanalise.com.br / blimarocha@gmail.com
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