Leandro Albani: La sed y el fuego en Gaza
Mientras el Ejército israelí inicia las operaciones terrestres y se multiplican las imágenes de niñas y niños palestinos asesinados y heridos, se revela un mecanismo oculto: el corte de suministro de agua en Gaza. Si el fuego no alcanza, que mueran de sed.
La
sed
Las
bombas no alcanzan para Israel. Y en su política de represión
permanente contra el pueblo palestino, uno de sus objetivos militares
es cortar todo suministro posible en la Franja de Gaza, zona que
desde hace días es blanco de sostenidos ataques militares ordenados
por el gobierno de Tel Aviv.
En
una región en la cual el agua vale literalmente oro, los pobladores
de la Franja no sólo mueren por la pólvora israelí. La sed ahora
es otro flagelo. Así lo denunciaron funcionarios de organizaciones
internacionales.
Jaques
Maio, director del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en
Israel y en los territorios palestinos ocupados, alertó en un
comunicado que “dentro de unos días, toda la población de la
Franja podría estar desesperada sin agua”. Maio agregó que
si las agresiones continúan, y si la temperatura aumenta en Gaza
–que por estos días ronda los 30 grados-, “la población ya
asediada se enfrentará a una crisis aguda de agua”. Además de
este peligro, el funcionario de la CICR denunció que el agua en la
Franja “se ha contaminado y los residuos se están desbordando,
provocando serios riesgos de enfermedades”.
El
CICR también reveló que varios ingenieros municipales que se ocupan
del sistema acuífero en Gaza fueron asesinados, razón por la cual
suspendieron “las operaciones de campo hasta que la seguridad de
sus trabajadores esté garantizada”. Nada Daumani, integrante de la
Cruz Roja, declaró de forma tajante: “El agua es un problema y
puede convertirse rápidamente en una catástrofe”.
Nicolas
Palarus, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, dejó
en claro la situación al afirmar que “con sólo cinco a ocho horas
de electricidad por día, la escasez de agua y la dificultad para
conseguir suministros básicos, la vida cotidiana de la población es
como vivir en Estado de sitio”.
Desde
que comenzaron los bombardeos israelíes, medios internacionales
informaron que entre los objetivos militares de Tel Aviv se
encuentran “hospitales, instalaciones públicas, edificios de
servicios, centros de atención a discapacitados, e incluso las
instalaciones de servicios vitales, como la electricidad e
infraestructura de agua potable”.
Pero
Israel no sólo quita el agua para aumentar la represión contra los
palestinos. El lunes pasado, el Movimiento de Resistencia Islámica
Hamás, que gobierna en Gaza, denunció que Tel Aviv abrió represas
e inundó pueblos palestinos.
Un
comunicado de prensa de Hamás, difundido por AFP, expresó que
decenas de casas de un pueblo cercano a Deir Al Balah, en el sur de
Gaza, quedaron inundadas después de que “Israel abrió las presas
cerca de la frontera en el este de la Franja de Wadi Al Salqa”. Por
su parte, Chris Gunnes, portavoz de Agencia de Naciones Unidas para
los Refugiados de Palestina en medio Oriente (UNRWA), dijo que las
zonas cercanas a un campo de refugiados en el norte de Gaza “se han
convertido en un enorme lago de dos metros de profundidad que ha
rodeado hogares y dejado aisladas a miles de personas”.
Israel
no se inmuta. Sus bombas, que caen de a diez por hora, siguen
destruyendo Gaza. Y si con el fuego de la pólvora no alcanza, busca
que los palestinos y las palestinas caigan por la sed.
El
fuego
En
los dos primeros días de la operación “Margen Protector” la
aviación israelí dejó caer 400 toneladas de explosivos sobre la
Franja de Gaza, informaba el diario israelí Haaretz. El 14 de julio,
indicaron diferentes medios, funcionarios israelíes aseguraron que
ya se habían lanzado más de 500 toneladas de explosivos en forma de
misiles, bombas y fuegos de artillería. A diez días de iniciada
esta nueva agresión contra Palestina se podría calcular, a simple
vista, que dos mil toneladas de explosivos fueron arrojados en suelo
palestino, aunque seguramente la cifra sea mayor.
Al
cierre de esta edición, más de 220 palestinos y palestinas han sido
asesinados por el ataque militar israelí, y más de 1.500 resultaron
heridos. También se repiten las escalofriantes imágenes de niños
asesinados y heridos por el fuego israelí. Pese a que en estas horas
se habla de tregua y de la suspensión de los bombardeos por unas
pocas horas, los muertos están ahí, desfigurados por las bombas.
El
mismo 14 de julio, Naciones Unidas identificó que el 77% de los
muertos son civiles. La ONU también indicó que del total, la cuarta
parte son niños y niñas.
El
domingo pasado, el médico noruego, Erik Fosse, que se encuentra en
Gaza denunció que Israel utiliza contra la población palestina
armas no convencionales, prohibidas por el derecho internacional.
Fosse señaló a la prensa varios heridos tienen lesiones profundas e
inusuales, y rechazó que Israel utilice explosivos de metal inerte
denso (DIME, por sus siglas en inglés) que generan cáncer en el
tejido impactado. El médico agregó que las marcas de algunos
heridos fueron hechas “por un nuevo tipo de arma que ni siquiera
los médicos con experiencia previa en las zonas en conflicto pueden
identificar”.
Mientras
Tel Aviv continúa con los bombardeos, en el mundo se expanden las
protestas contra el régimen hebreo. En los últimos días, miles de
personas se movilizaron en todos los continentes para condenar los
ataques militares sobre la franja. Ataques militares que Human Rights
Watch (HMW) calificó como “crímenes de guerra”, porque sus
blancos son los civiles.
Como
si el poder de fuego israelí no alcanzara, el martes el subcomité
de Defensa en la Comisión de Asignaciones del Senado estadounidense
aprobó una ley de gastos militares que provee 621,6 millones de
dólares para la defensa antimisiles de Israel, incluyendo 351
millones para el denominado escudo Cúpula de Hierro.
Es
de público conocimiento que Washington entrega anualmente a Israel
unos tres mil millones de dólares en ayuda militar. Lo aprobado por
el subcomité de Defensa ahora tendrá que ser rubricado por el pleno
del Senado estadounidense. Desde 2009 hasta 2018, la Casa Blanca
resolvió inyectar 30 mil millones de dólares a las Fuerzas Armadas
israelíes.
Aunque
el presidente Barack Obama declaró que su país se encuentra
compenetrado para resolver la situación en Gaza, también aclaró la
postura de Washington al aseverar que su gobierno ha sido “muy
claro que Israel tiene derecho a defenderse”. Con esas pocas
palabras, Obama da vía libre para que Palestina sea arrasada por la
aviación hebrea.
Razones
de la masacre
El
lunes 6 de julio, el Ejército israelí encontró los cadáveres de
los estudiantes Naftali Frenkel (16), Gilad Shaer (16) y Eyal Yifraj
(19), secuestrados y asesinados el 12 de junio. El primer ministro de
Tel Aviv, Benjamin Netanyahu, declaró que Hamás era el responsable
de las muertes. El movimiento islamista negó su responsabilidad en
el hecho, pero igualmente la maquinaría de guerra israelí ya estaba
en marcha.
Ninguna
prueba fue presentada hasta ahora por Tel Aviv para que su acusación
contra Hamás tenga asidero. Ni siquiera presentó indicios concretos
de quién es el responsable por los asesinatos de los jóvenes
israelíes. Como en otras ocasiones, las excusas de Israel son
variadas y confusas, pero siempre le sirven para profundizar la
represión contra el pueblo palestino.
Una
razón real de los actuales bombardeos es el acuerdo alcanzado por Al
Fatah, que dirige la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y Hamás a
finales de junio.
Este
logro fue rechazado automáticamente por Tel Aviv. El peligro que
supone para Israel un gobierno de unidad palestino hoy ya tiene
respuesta con los masivos bombardeos sobre la Franja de Gaza.
Otra
razón, en este caso histórica, es la ideología sionista que rige
al Estado israelí. Theodor Herzl, el padre del sionismo, escribió:
“La edificación del Estado Judío no puede hacerse por métodos
arcaicos. Supongamos que queremos exterminar los animales salvajes de
una región. Es evidente que no iremos con arco y flecha a seguir la
pista de las fieras, como se hacía en el siglo XV. Organizaremos una
gran cacería colectiva, bien preparada, y mataremos las fieras
lanzando entre ellas bombas de alto poder explosivo”.
Los
sucesivos gobiernos israelíes, desde la creación del Estado en
1948, cumplieron esta palabra. El devenir de la historia en Medio
Oriente lo demuestra.
leandroalbani14@yahoo.com.ar
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