viernes, 25 de febrero de 2011

¡Gandhi por los siglos de los siglos…!


Mario Torrealba Lossi
I
Los libros sobre Gandhi, sus antologías y palabras, en general, serían objetos para llenar una enorme biblioteca; y cabria preguntarse si es verdaderamente útil añadirle un volumen de mayor trascendencia, en donde podemos contarle al mundo entero cuanto habría de ser este hombre de nuestro tiempo, que empezó siendo diferente - hasta en su delgadez física y su fisionomía, desde cuando hubo de expresar: puedo decir sin arrogancia y con toda humildad que mis mensajes y mis métodos de lucha y de vida, no valen nada por mi mismo, sino para ser destinados al mundo entero.
En las paginas que siguen a continuación, no sólo aparecen las manifestaciones de su agitada vida – forjada en África del Sur -; y por más dilatadas - que hayan sido sus múltiples peripecias humanas – y también divinas el Mahatma fue un personaje cuyas ideas serían para perdurar, por cuanto su personalidad hubo de tener un mayor interés histórico que anecdótico y académico.
Cuando procuramos asimilar el pensamiento de Jean Herbert, uno de los más conspicuos de sus biógrafos aceptamos que su vida fue una verdadera escuela de heroísmo, como así, hubieron de atestiguarlo las campañas no violentas, todas conocidas.
Afirmamos solemnemente – dijo – que en el caso de que estas formas de liberación de nuestro pueblo, lleguen a proyectarse en leyes, o hasta que se convierten en un fracaso, negaremos la violencia civil a esas normas y a todas aquellas que un comité, que sea designado, pueda juzgarse inadmisible; y además afirmamos que, en esta lucha seguiremos fielmente la verdad y que no usaremos violencia contra las vidas, los individuos y los bienes…
Empero el gran maestro de la India habría de sostener cómo el problema referido al califato, traería consecuencias graves al gobierno inglés, llegaría a decepcionarnos. En una causa tan importante como la antes dicha, no deberíamos responder con la no cooperación. Gandhi intuyó cómo las autoridades religiosas, y los demás eran una sola.
El maestro siguió su moral en las palabras de Ramakrisna, en cuanto a que no deben existir tantas religiones como individuos, por que en el fondo todas son una sola. “Nacen de la misma fuente, del mismo Dios y las concibe el pueblo”.
II
Gandhi se nos presenta siempre como un factor excepcional del más allá. Pero luego que hubo de hacer sus entrevistas con los imperialistas ingleses los bichos comprenderían cómo éstos no estaban en la verdad, porque nunca comprendieron cómo ellos – los Imperialistas – jamás fueron superiores a dicho maestro. Debemos practicar – decía el profeta y vidente – cómo la intrepidez y las otras virtudes constituyen mucho más que lo superfluo.
Los temas reales y verdaderos terminan, por si mismos, en cuanto sean superiores a todos los valores restantes. Nada, en absoluto, es nuestro; ni la riqueza, ni la propia familia, ni la inteligencia. Nada.
¿Para qué amilanarse frente a las cosas banales? Gandhi diría, en cierta ocasión, en una mesa redonda el 8 de Octubre de 1.931: “No hay jamás motivos, puesto que al fracasar se empieza de nuevo. Tarde o temprano triunfaremos” Por tanto, no existen motivos – diría – para que no tengamos miedo. Sólo hace falta que nos desembaracemos, resistiendo siempre cualesquiera dificultades que nos vengan de afuera. Pero debemos tener cuidado con nuestros enemigos y detener las pasiones bestiales que, por lo demás, tratan de encolerizarnos y llevarnos a la derrota. También era enemigo de los vicios, como el alcohol, los juegos de envite y azar y tantos otros, todos perjudiciales.
Empero el sublime maestro de la India habría de sostener cómo este problema – el referente al califato – debía ser visto con mucho cuidado. Nada de decepciones, decía Si actuamos con plena conciencia. De lo que antecede, el tuvo que intuir cómo las autoridades – Las religiosas y las otras – fueron siempre una sola verdad y había que imponerlas por encima de todas las demás. Sólo lo bueno y lo útil es lo perdurable, dijo.
Por otro lado, Gandhi se nos presentó siempre como un ente, divino y excepcional, para quien la verdadera bondad fue, en si, un signo supremo, como de los dioses en suma.
III
En el fondo, muy pocos conocieron su profundidad y mucho menos su sabiduría, que hubo de llevarlo a la muerte, como fue tan violenta la suya. Según el mismo Jean Herbert autor de la biografía que ahora glosamos, Gandhi está más allá de todo, lo inefable, tanto en la vida de su profundo ser interior.
Conoció en profundidad a su pueblo; lo amo entrañablemente, y es por eso que su vida, imborrable e imperecedera, es la de un personaje eternal.
El legado Gandhiano resulta hoy, como si fuera el libertador de un continente, si no la expresión inacabada de todo lo hermoso y profundo que nos ha dado el ser vital.
De estar vivo Simón Bolívar le lloverían las virtudes para este personaje tan profundo como lo dijo sin ningún rubor, la traductora francesa Victoria Hontanar.
No obstante, el futuro de tan grande personaje superará el ser y el sentir de los siglos venideros. Estemos seguros de que, en el fondo, fueron los ingleses asociados con el imperialismo de los gringos, quienes se encargaron de liquidarlo (con los lacayos de siempre), a esta tan venerable figura de los tiempos modernos y contemporáneos. En verdad que Gandhi fue como la misma unción del Rabí de Galilea. Pero él se llamo Mohandas Karamchand, apóstol nacional y religioso indio, alias El Mahatma, como todos lo conocemos. Lo asesinó un fanático que no merece ser nombrado. Gandhi había nacido en Porbandar, en 1869. Tal decía su biógrafo, fue la figura más brillante de procedencia india de todos los tiempos.
Algún día hablaremos de él como bien se lo merece su excelso nombre. Fue gran nacionalista y gran líder de la libertad de los hombres y los pueblos ¡Salud, salud! amigos y amigas ¡Salud!.
Honores hoy para su majestuosa figura
¡Por los siglos de los siglos!

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