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viernes, 8 de agosto de 2014

SIONISMO ISRAELÍ COMETE CRIMEN DE LIMPIEZA ÉTNICA, APARTHEID Y GENOCIDIO CONTRA LA POBLACIÓN PALESTINA

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 Por: David Comedi | Red Judía Antisionista Internacional

La ONU no decidió dividir Palestina en dos. No lo decidió tan simplemente porque la ONU no tiene mandato para dividir lo que no le pertenece. La Resolución 181 de la ONU de 1947 fue una recomendación, que debería haber sido debatida entre los habitantes palestinos, no utilizada unilateralmente por los colonos europeos sionistas para realizar una limpieza étnica asesina contra la población palestina autóctona. Fueron las masacres perpetradas por los sionistas contra la población palestina las que convocaron a algunos estados árabes vecinos, respondiendo a un clamor de solidaridad de sus pueblos, a enviar tropas a Palestina en su defensa. Como se sabe, estas tropas fueron repelidas por el muy bien equipado ejército colonial sionista, el cual aprovechó la ocasión para agrandar sus fronteras aun más de lo que recomendaba el injusto plan de partición de la ONU.
No es ser antisemita el negarle al sionismo su pretendido derecho a cometer el crimen de limpieza étnica, apartheid y genocidio contra la población palestina. De hecho, ese derecho no está implícito en la Resolución 181 de la ONU ni en ninguna otra parte que no sea en la mentalidad colonialista que se desprende del artículo de Claudio Lottenberg. Es el sionismo el que se ha arrogado ese derecho a la criminalidad, y por eso es un deber de todo ciudadano de bien luchar contra el sionismo, así como contra cualquier otra forma de injusticia.
La limpieza étnica continúa; no ocurrió solamente entre 1947 y 1948: vemos hoy un cerco asesino y ya 3 masacres a gran escala de poblaciones desprotegidas y desarmadas cometidas por el ejército colonial de Israel en Gaza, vemos las fronteras de las colonias sionistas expandiéndose en Cisjordania y Jerusalén Oriental a todo vapor, vemos el desplazamiento forzado de las poblaciones beduinas en el Negev/Naqab, vemos la discriminación y hostigamiento que sufren las poblaciones palestinas de la Galilea. Todos estos crímenes no pueden ser aceptados como la “autodeterminación del pueblo judío” porque la autodeterminación de un pueblo nunca puede constituir la negación de la autodeterminación de otro pueblo ni legitimar el crimen organizado.
Muy a diferencia del sionismo criminal, en la Red Internacional Judía Antisionista nos comprometemos incondicionalmente con las luchas de emancipación humana, de las cuales la liberación de los habitantes de Palestina y de su tierra es una parte primordial. Nuestro compromiso es el desmantelamiento del apartheid israelí, el retorno de los refugiados palestinos, y el fin de la colonización israelí de la Palestina histórica.
La histórica y progresiva limpieza étnica de la población palestina de sus tierras por parte del Estado de Israel contradice y traiciona una larga historia de participación judía en luchas de liberación colectivas. El sionismo – la ideología fundadora que se manifiesta actualmente en el Estado de Israel – echó raíces en la era del colonialismo europeo y se diseminó a continuación del genocidio Nazi. El sionismo se nutrió de los más violentos y opresivos hechos del siglo diecinueve, atentando contra los numerosos esfuerzos de una militancia de judíos en las luchas de liberación.
Y así, queda desenmascarada la última mentira, de que antisionismo es sinónimo de antisemitismo. El antisemitismo clásico europeo siempre rechazó al judío acusándolo de ser portador de una nacionalidad diferente. Esa visión étnicamente discriminatoria es precisamente la misma que adopta el sionismo al considerar la identidad del judío como una “nacionalidad”. Es exactamente esa misma premisa compartida por el antisemitismo y el sionismo, la que es categóricamente rechazada por el antisionismo. Por lo tanto, el antisionismo es una oposición al antisemitismo.
Los intereses sionistas pretenden enmascarar esta realidad que es más que obvia: encubrir el genocidio del Pueblo Palestino que está siendo perpetrado en nombre del sionismo.

Tomado de los pueblos hablan
Por: David Comedi | Red Judía Antisionista Internacional

miércoles, 6 de agosto de 2014

GAZA: ‘Pogromo’ palestino y ser mujer bajo el Gran Muro

Nazanín Armanian*
 
¡Matad a todas las madres palestinas para que dejen de parir “pequeñas serpientes”!, propone Ayelet Shaked, la diputada israelí, ignorando que las “soluciones finales” nunca lo han sido y que suelen estallarse en la cara de sus idearios. Antes de los nazis, en la Rusia de 1880 también se incitó el pogrom «linchamiento» de las familias judías y el expolio de sus bienes. Los palestinos, al igual que los judíos, sobrevivieron a esta y a otras rondas de exterminio, a pesar de esta señora o del rabino Dov Lior, quien ha lanzado una fatwa legitimando la masacre de los palestinos. Afortunadamente, éstos, al igual que Buko Haram, Taliban o Bin Laden, no representan la ética de millones de personas a las que afirman representar. Si tales barbaridades las hubiera dicho un líder político o religioso palestino contra los israelíes, ahora estaría en uno de los Guantánamos acusado de la incitación al odio y terrorismo, y su tierra arrasada por la aviación de la OTAN en nombre de la civilización.
El triple desafío de la mujer palestina

1. Como nativas de una tierra enfrentada a una agresión imperialista-colonial, ocupada y sometida a una limpieza étnica sistemática, las palestinas, incluso en los tiempos de paz, sufren el bloqueo más largo de la historia, que prohíbe la entrada de los siguientes artículos al gueto en Gaza:
Lentejas, pasta, especias, galletas, dulces y chocolate entre otros alimentos, causando la desnutrición de 4 de cada 5 niños y la mitad de las mujeres; libros, lápices de colores, papel y ordenadores; balones de fútbol e instrumentos musicales; papel higiénico, ropa, vasos, cubiertos, vajilla, nevera, lavadora, bombillas de luz, agujas, sábanas, mantas, zapatos, colchones; cuerdas de pescar , varillas y criaderos de peces; piezas de repuesto para coches y sillas de ruedas, entre otros objetos.
Mientras:
 - Demuelen con bulldozer las viviendas: unas 20.000 desde el año 2000. Aplastaron bajo sus máquinas, en el 2003, a Rachel Corrie de 23 años, activista estadounidense del Movimiento Internacional de Solidaridad (ISM) cuando impedía la destrucción de una casa palestina.
- Cometen “Ecocidia”: han arrancado de cuajo 1,4 millones de árboles frutales, entre 2000 y 2006. Han matado y golpeado a decenas de mujeres y hombres campesinos.
- Les cortan la electricidad y el agua durante horas o días, y a través de decenas de puestos de control, les impiden la libre circulación (ver: http://www.palestinalibre.org), dificultándoles acudir a sus trabajos, centros académicos e incluso a hospitales. Según Amnistía Internacional (AI), a Rula Ashtiya, embarazada que de madrugada iba a un ambulatorio para dar a luz acompañada de su marido, le impidieron el paso, siendo obligada a tirarse al suelo y parir delante de ellos mismos. El bebé murió minutos después y sólo entonces le dejaron ir a pie al hospital en Nablus, con su hijo muerto en los brazos. En el caso de Maysoon Saleh Nayef, a punto de dar a luz, su coche fue parado por estos controles y nada más arrancar fue tiroteado por los soldados. Mataron a su marido y a ella la hirieron en un hombro. En estado de shock, la sacaron del coche, le obligaron a quitarse la ropa ¡para cachearla!, y luego la dejaron desnuda tirada en el suelo, negándole además algo para cubrirse. Después, llamaron a una ambulancia —¿para mostrar que no eran tan inhumanos, quizás?—, y ella dio a luz a Fida, su niña huérfana. Maysoon, para colmo, no podía regresar a la casa conyugal, ya que sus suegros le hacían responsable de la muerte de su hijo (más casos en los informes de AI y el articulo “y los gemelos murieron”
And The Twins Died— del periodista israelí Gideon Levy).
Un conjunto de situaciones de terror y malas condiciones de vida que hicieron disparar los abortos involuntarios en Cisjordania en un 58% en 2012.

Con tales restricciones sobre el libre movimiento y la escasez de medios en los hospitales sería un disparate hablar de pruebas de prevención de enfermedades como el cáncer. Jahr de Jan Yunis, de 38 años y madre de cuatro hijos, consiguió viajar a Egipto para el tratamiento del cáncer de mama, pero no le dejaron regresar a Gaza, a su casa, mientras entre el 70% y 75% de sus hermanas israelíes se curan en su mismo país.

Fabricar palestinos enfermos, mutilados, incapaces durante las próximas décadas para defender sus derechos sobre su tierra es una estrategia política. Que quitándole el pan, agua, luz, libros, y seguridad a toda una nación, se tenga la indecencia de preguntar “por qué no hay grandes científicos entre los palestinos mientras decenas de judíos son premios Nobel” es indignante.

2. Como ciudadana discriminada por leyes teocráticas de los gobiernos de Gaza y de Cisjordania: ella necesita un tutor varón para realizar muchas gestiones, como si se tratase de una menor o incapacitada mental; la poligamia y el matrimonio infantil son legales. La falta de oportunidades laborales y un seguro social les arrebata el derecho a emanciparse. Ante las exigencias de las feministas, el Gobierno recién formado de la Unidad Nacional ha incluido a tres mujeres en su gabinete, como un intento de cambiar las leyes. Israel, que pretende impedir un Estado palestino a toda costa, canceló los permisos de viaje de los ministros palestinos entre Cisjordania y Gaza días antes del ataque.

3. Como mujer, por estar sometida a las tradiciones y una cultura profundamente patriarcal que le reducen en el “honor” de la familia, negándole su identidad independiente y el derecho a dirigir su vida. El desempleo masivo de los hombres, que ha destruido el tejido tradicional de la familia perturbando los roles, ha propiciado el trabajo de la mujer fuera del hogar, sin que ello haya supuesto su liberación, ya que se han convertido en mano de obra barata de los colonos judíos que han ocupado sus tierras agrícolas, y encima su propia comunidad les acusa de traidoras. Según el movimiento feminista palestino “Assiwar”, unas 40 mujeres murieron en 2013 a mano de sus familiares varones por este maldito honor. Sin apoyo institucional y con un cultura de resignación y aguante, algunas renuncian a ejercer los pocos derechos que tienen a beneficio de los hombres del grupo a cambio de ser protegidas por ellos, y a otras, las subversivas, se las chantajea, recomendándoles posponer sus reivindicaciones feministas para después de ganar la batalla nacional, si no quieren ser acusadas de antipatrióticas.

Y tres desafíos de la mujer israelí
1. “No en mi nombre” ha sido una de las consignas de cientos de mujeres y hombres judíos que han protestado contra los crímenes cometidos por su Gobierno en los territorios ocupados. Aunque desde 1948 el Movimiento de Mujeres Democráticas, fundado por militantes árabes y judías del Partido Comunista de Israel, y otras organizaciones progresistas habían trabajado en circunstancias muy difíciles por la igualdad de la mujer, las minorías étnicas, la separación entre religión y Estado y una paz justa entre ambos pueblos, las feministas judías empiezan a conocer el sufrimiento palestino tras la primera Intifada en 1987, que es cuando además asumen el arriesgado papel de ser la transmisora de esta realidad a la sociedad israelí sometida, según ellas, a un sofisticado lavado de cerebro. El proyecto “Enlace Jerusalén” o “Mujeres de Negro” han sido parte de esta compleja alianza, que a pesar de la asimetría en la relación —unas son ricas y pertenecen a la nación ocupante, y las otras pobres y colonizadas como pueblo—, sigue adelante con sus altibajos.

2. Como ciudadana de un Estado semiteocrático, que no les considera iguales ante la ley. El Gran Rabinato que controla la Ley de Familia las discrimina por su género: ella, por ejemplo, no conseguirá el divorcio si el esposo se niega a dárselo, condenándole así a ser “agunah” (anclada, encadenada) de forma indefinida, e impidiéndole que se case de nuevo o tener hijos “legítimos”. Éstos serán registrados como bastardos y sólo podrán casarse con personas de una lista. Ellas, al contrario de las musulmanas, no pueden incluir sus condiciones en el contrato matrimonial y librarse de estas normas prehistóricas.

Las israelíes van asestando golpes en la estructura patriarcal-religiosa de su sociedad y toman posición: Dorit Beinisch es presidenta de la Corte Suprema, y el 22% de los parlamentarios son mujeres (en Ruanda el porcentaje es de 64%, y en Pakistán, del 20%), y no todas son como Ayelet Shaked.

3. Como mujer “intocable” y despreciada por los poderosos grupos fundamentalistas. La batalla de las “Rosa Parks” israelíes contra la segregación en algunas líneas de autobuses ha dado “medio resultado”: esta ofensa será ilegal, aunque los conductores pueden pedir a las mujeres que ocupen los asientos traseros. ¡Menuda solución para atajar la mentalidad discriminatoria! Las “Patrullas del recato” de los extremistas Haredi, aunque no llegan a actuar como los Taliban, acosan a las mujeres por su vestimenta e incluso por rezar en voz alta.

La mirada sexual a la mujer que recorre los textos sagrados de las religiones abrahámicas fortalece la estructura patriarcal de la sociedad (ver: De dioses y genitales humanos). Así, el 76% de las judías y el 79% de las árabes israelíes temen un asalto sexual. Entre 2003 y 2010 estas agresiones aumentaron de forma espectacular. El ex presidente del país, Moshe Kasave, está en prisión por violación. Según la Organización Internacional sionista (WIZO), el año pasado, unas 200.000 mujeres fueron víctimas de la violencia de género y 600.000 niños fueron testigos de las agresiones. Y eso que tan sólo se denuncia el 20% de los casos. A diferencia de las palestinas, ellas y sus hijos disponen de numerosos centros de atención y casas de acogida.

Un movimiento feminista de izquierda palestino-israelí es clave para la consecución de la paz. Las mujeres tienen derecho a estar en la mesa de negociaciones para conseguir una solución que no sea militar, sino progresista y justa.

*Nazanín Armanian es iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columnista del diario on-line Publico.es.

martes, 5 de agosto de 2014

PALESTINA

 



PALESTINA

 Luis Britto García

Sobrevuelan  aviones que bombardean calumnias. Caemos tergiversados.

Arremete la cortina de fuego de racismo. Somos limpiados étnicamente sin manchar a los asesinos.

Obuses disparan granadas de hipocresía. Morimos eufemizados.

Arremeten   tanques que  disparan silencios. Dejan  heridas sin alarido,  muertes sin solidaridad.

Zumban   drones de indiferencia. Como moscas caemos   víctimas de la apatía.

Disparan ametralladoras de insensibilidad. Agonizamos  acribillados de desprecio.

Estallan armas de destrucción masiva de la conciencia. Somos arrasados sin que quede traza de remordimientos.  

Cruzan proyectiles de  complicidad. Al estallar disuelven toda humanidad preservando apenas  componendas entre verdugos.

Desde los cuatro horizontes nos ahogan gases de olvido. Ya no recordamos qué pueblos cayeron antes que el nuestro bajo idénticas  armas, igual agonía.
SUPERMERCADO
Compras el seductor cosmético con el nombre del amor y financias los detectores electrónicos que prohíben al lugareño el acceso a su propia tierra.
Con el lápiz de labios que te untas contribuyes a la incineración de los enamorados.
Un instante te detienes ante los mostradores de comida rápida cuyas registradoras pagan la muerte acelerada.
Sorbes el refresco gaseoso, y con las burbujas que revientan pagas  bombas que estallan contra tus hermanos.

Compras la gustosa salsa para tus carbohidratos y con ella financias la termita que hierve la sangre de tu prójimo.

En la sección de modas eliges  trapos que te cubrirán elaborados por las empresas que trabajan en dejar  sin piel al congénere.
En la vitrina llamativa están las lencerías eróticas cuyo precio se traduce en mortajas de fósforo ardiente, los aceites para bebés cuyos réditos adquirirán la gasolina gelatinosa contra las escuelas.
Estimula la compra el aire acondicionado que paga  tormentas de fuego que calcinan  villorrios arrastrando párpados hacia las alturas.
Adquieres  el chip cuyas utilidades costean el fichaje de oprimidos, las redes de comunicación de invasores, los detonadores de las bombas.
Te llevas la impresora con cuyo precio alimentas la construcción de  muros para encerrar  humanos como fieras.
El centavo que pagas por la fruslería que no necesitas perfora la frente del huérfano y el vientre de la madre.

Esgrimes la tarjeta de crédito que pertenece al banco que pertenece a la trasnacional que pertenece al megagrupo que pertenece al monopolio que  financia obuses de esquirlas, bombas incendiarias, proyectiles inteligentes que incineran a tu prójimo.

Más allá  venden vísceras, tiras de piel, blusas decoradas con uñas, collares de hueso de los niños inmolados.

La máquina desodorizadora borra la putrefacción de todo lo que compras, lo que financias, lo que consumes.

NO PREGUNTES
Ningún hombre es una isla –decía John Donne- no preguntes por quién doblan las campanas, que están doblando por ti.

No supongas que el genocidio avanza sobre Gaza porque bajo su mar hay hidrocarburos –bajo la tierra que pisas siempre algo justificará que seas convertido en polvo y esparcido por los confines del mundo.

No inquieras si la guerra funciona para la economía o la economía para la guerra –en la fabricación del fósforo que arrasará tu piel está inscrito el tanto por ciento de los beneficios y la tasa de desinterés que calcinará tus huesos.

No indagues si sólo la superioridad racial da derecho a exterminar o si sólo exterminar prueba la superioridad racial –el tono de tu piel y la salinidad de tus lágrimas es la condena que ejecutará quien necesite robar tu tierra y el aire que respiras.

No calcules si tu único placer que es engendrar hijos para el sufrimiento terminará por vencer a quienes por no sufrir no engendran.

No interrogues si el gigante es invulnerable o si la Historia es el recuento de los gigantes que caen –dispara el  guijarro con tu honda ensangrentada y espera. 


(TEXTO/FOTO: LUIS BRITTO)

sábado, 2 de agosto de 2014

LAS IMÁGENES DEL HOLOCAUSTO PALESTINO


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Concepción Fernández VillanuevaDirectora del Departamento de Psicología Social de la Universidad Complutense. Investigadora sobre efectos psicosociales de los medios de comunicación.

Susan Sontag en su libro Ante el dolor de los demás plantea el valor de las imágenes y la fotografía para la construcción del significado de la historia de los pueblos y para la creación de emociones y sentimientos morales hacia los conflictos bélicos o los problemas de violencia. Se refiere especialmente al valor de las representaciones del Holocausto judío.
He visitado varios museos alusivos al Holocausto judío y me parecen muy útiles en cuanto a la función que tienen de suscitar reflexiones sobre ese terrible hecho vergonzoso que fue el Holocausto y de despertar fuertes emociones hacia las personas que lo sufrieron del pueblo judío. Los visitantes se emocionan, se sobrecogen, sufren y también experimentan sentimientos morales.
Sí, los visitantes sufren. Y sí, los visitantes condenan, incluso odian, odian a los nazis.
¿Cuáles son las razones psicológicas de ese sufrimiento y de esas emociones? La razón no es otra que la identificación con otros seres humanos. La identificación es un proceso que nace de la percepción de similitud de vidas, de experiencias y destinos, es la operación de ponerse en el lugar del otro y sentir lo que el otro siente. Las imágenes del sufrimiento de los otros pueden despertar los sentimientos más profundos, la compasión verdadera, que es dolor por el dolor de los demás. Y rechazo, rabia contra quien produce ese dolor
Pilar Manjón, la presidenta de la asociación de víctimas del 11-M, ante la vista de todas las imágenes del reciente holocausto palestino, lanzó una violenta reacción de odio ante los que, según su criterio, son cómplices de tales actos. Ella, cuyo hijo fue asesinado en el atentado terrorista del 11 de marzo en Madrid, escribió en su Twitter: “no matéis a mis niños”, ejemplificando la identificación que se despierta ante un hecho similar al que se ha vivido. Teniendo en cuenta el proceso de identificación, es comprensible que las imágenes de jóvenes y niños mutilados y muertos le despierten de forma muy próxima el dolor ante la muerte de su propio hijo. Los otros sufrientes se acercan psicológicamente a los nuestros por un proceso de analogía o similitud.
Pero hay otra conexión más importante aún, que despierta la emoción de ella y de otros muchos espectadores: tanto los actos terroristas del 11-M como la masacre de Israel sobre Palestina son actos ilegítimos y por ello la conexión entre la experiencia de los espectadores españoles que vivieron el atentado de Atocha y la experiencia vista a través de los medios actualmente en Palestina se hacen especialmente iguales, se asimilan en cuanto a sentimientos producidos y también en su intolerabilidad. Para estos espectadores, entre los que me incluyo, los muertos palestinos son, de algún modo, nuestros muertos.
Es más, independientemente de los vínculos de parentesco y de similitud de experiencias, hay siempre vínculos de pura humanidad, sentimientos que se despiertan ante cualquier ser humano por hechos que no consideramos aceptables. La identificación con los miembros de la especie humana es un proceso psicológico, general y universal aunque se pueda intentar manipular reducir aumentar o incluso encubrir y hacer desaparecer. Cualquier ser humano podría decir, a no ser que tenga sentimientos de odio por alguna experiencia previa: “Me duelen los otros, no les hagáis daño”
Por ello, la imágenes de la masacre palestina nos plantean la siguiente pregunta: ¿Son los israelíes responsables no sólo del dolor del pueblo palestino sino de nuestro dolor por el pueblo palestino? ¿Son responsables del dolor y la rabia que sentimos al ver las imágenes de la violencia que les han producido sus bombas, sus ataques?
La respuesta es sí. Ya es hora de reconocer, es hora de poner sobre la mesa que tras todas las diferencias culturales, religiosas o supuestamente raciales existe una unidad básica, una empatía que consiste en el sufrimiento por las víctimas inocentes el sufrimiento por los que sufren sin motivo o sin legitimidad. Los espectadores que tenemos una vinculación básica con lo humano merecemos y se nos debe un respeto. ¿En base a qué se arrogan el derecho de   producirnos dolor por nuestros congéneres?
Los que causan los daños directos también son responsables del daño que producen a los espectadores. No nos pueden decir “no lo veáis”, o “no lo emitáis”. No pueden censurar o eliminar las imágenes ni condenar su emisión. Porque la obligación moral de los espectadores es conocer y saber, mientras que la obligación de los agresores es respetar las vidas humanas.
Pero, además, las imágenes del holocausto palestino (igual que en su día las del holocausto judío) son imágenes icónicas, imágenes síntoma, imágenes que atestiguan una época, unos acontecimientos terribles y excepcionales, acontecimientos reveladores y significativos de un estado de los conflictos y despiertan los sentimientos correspondientes a una situación que nunca debió de producirse y que nunca debe repetirse. Por ello perduran en la memoria y los imaginarios de los pueblos y difícilmente se   gastan y pierden su eficacia emocional, su capacidad de despertar sentimientos.
Las recientes imágenes que conocemos sobre Gaza testifican la violencia inadmisible de los israelíes y por ello forman y formarán parte el recuerdo de un hecho vergonzoso y doloroso que no debe repetirse y que debe permanecer en el recuerdo por su valor testimonial y moral. Son síntomas de la enorme crueldad de una situación. Y la crueldad qué hemos visto y experimentado y que nos ha impactado, será atribuida durante muchos años a quienes fueron agentes de esas masacres.
Las escenas de niños, adolescentes y adultos heridos y mutilados, sufriendo o muriendo, que hemos visto en directo van a persistir sin duda en nuestra memoria. Durante muchos años serán parte de nuestro Museo del Holocausto palestino, aunque sea un museo que llevemos sólo en nuestras mentes, porque los palestinos incluso hayan desaparecido o no puedan construir museos con fotografías y otros restos y huellas de sus experiencias humillantes y dolorosas, inadmisibles.

 Artículo tomado de:

Dominio público

Opinión a fondo

sábado, 19 de julio de 2014

LA SED Y EL FUEGO EN GAZA


Leandro Albani: La sed y el fuego en Gaza

Mientras el Ejército israelí inicia las operaciones terrestres y se multiplican las imágenes de niñas y niños palestinos asesinados y heridos, se revela un mecanismo oculto: el corte de suministro de agua en Gaza. Si el fuego no alcanza, que mueran de sed.
La sed
Las bombas no alcanzan para Israel. Y en su política de represión permanente contra el pueblo palestino, uno de sus objetivos militares es cortar todo suministro posible en la Franja de Gaza, zona que desde hace días es blanco de sostenidos ataques militares ordenados por el gobierno de Tel Aviv.
En una región en la cual el agua vale literalmente oro, los pobladores de la Franja no sólo mueren por la pólvora israelí. La sed ahora es otro flagelo. Así lo denunciaron funcionarios de organizaciones internacionales.
Jaques Maio, director del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Israel y en los territorios palestinos ocupados, alertó en un comunicado que “dentro de unos días, toda la población de la Franja podría estar desesperada sin agua”.  Maio agregó que si las agresiones continúan, y si la temperatura aumenta en Gaza –que por estos días ronda los 30 grados-, “la población ya asediada se enfrentará a una crisis aguda de agua”. Además de este peligro, el funcionario de la CICR denunció que el agua en la Franja “se ha contaminado y los residuos se están desbordando, provocando serios riesgos de enfermedades”.
El CICR también reveló que varios ingenieros municipales que se ocupan del sistema acuífero en Gaza fueron asesinados, razón por la cual suspendieron “las operaciones de campo hasta que la seguridad de sus trabajadores esté garantizada”. Nada Daumani, integrante de la Cruz Roja, declaró de forma tajante: “El agua es un problema y puede convertirse rápidamente en una catástrofe”.
Nicolas Palarus, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, dejó en claro la situación al afirmar que “con sólo cinco a ocho horas de electricidad por día, la escasez de agua y la dificultad para conseguir suministros básicos, la vida cotidiana de la población es como vivir en Estado de sitio”.
Desde que comenzaron los bombardeos israelíes, medios internacionales informaron que entre los objetivos militares de Tel Aviv se encuentran “hospitales, instalaciones públicas, edificios de servicios, centros de atención a discapacitados, e incluso las instalaciones de servicios vitales, como la electricidad e infraestructura de agua potable”.
Pero Israel no sólo quita el agua para aumentar la represión contra los palestinos. El lunes pasado, el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás, que gobierna en Gaza, denunció que Tel Aviv abrió represas e inundó pueblos palestinos.
Un comunicado de prensa de Hamás, difundido por AFP, expresó que decenas de casas de un pueblo cercano a Deir Al Balah, en el sur de Gaza, quedaron inundadas después de que “Israel abrió las presas cerca de la frontera en el este de la Franja de Wadi Al Salqa”. Por su parte, Chris Gunnes, portavoz de Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en medio Oriente (UNRWA), dijo que las zonas cercanas a un campo de refugiados en el norte de Gaza “se han convertido en un enorme lago de dos metros de profundidad que ha rodeado hogares y dejado aisladas a miles de personas”.
Israel no se inmuta. Sus bombas, que caen de a diez por hora, siguen destruyendo Gaza. Y si con el fuego de la pólvora no alcanza, busca que los palestinos y las palestinas caigan por la sed.
El fuego
En los dos primeros días de la operación “Margen Protector” la aviación israelí dejó caer 400 toneladas de explosivos sobre la Franja de Gaza, informaba el diario israelí Haaretz. El 14 de julio, indicaron diferentes medios, funcionarios israelíes aseguraron que ya se habían lanzado más de 500 toneladas de explosivos en forma de misiles, bombas y fuegos de artillería. A diez días de iniciada esta nueva agresión contra Palestina se podría calcular, a simple vista, que dos mil toneladas de explosivos fueron arrojados en suelo palestino, aunque seguramente la cifra sea mayor.
Al cierre de esta edición, más de 220 palestinos y palestinas han sido asesinados por el ataque militar israelí, y más de 1.500 resultaron heridos. También se repiten las escalofriantes imágenes de niños asesinados y heridos por el fuego israelí. Pese a que en estas horas se habla de tregua y de la suspensión de los bombardeos por unas pocas horas, los muertos están ahí, desfigurados por las bombas.
El mismo 14 de julio, Naciones Unidas identificó que el 77% de los muertos son civiles. La ONU también indicó que del total, la cuarta parte son niños y niñas.
El domingo pasado, el médico noruego, Erik Fosse, que se encuentra en Gaza denunció que Israel utiliza contra la población palestina armas no convencionales, prohibidas por el derecho internacional. Fosse señaló a la prensa varios heridos tienen lesiones profundas e inusuales, y rechazó que Israel utilice explosivos de metal inerte denso (DIME, por sus siglas en inglés) que generan cáncer en el tejido impactado. El médico agregó que las marcas de algunos heridos fueron hechas “por un nuevo tipo de arma que ni siquiera los médicos con experiencia previa en las zonas en conflicto pueden identificar”.
Mientras Tel Aviv continúa con los bombardeos, en el mundo se expanden las protestas contra el régimen hebreo. En los últimos días, miles de personas se movilizaron en todos los continentes para condenar los ataques militares sobre la franja. Ataques militares que Human Rights Watch (HMW) calificó como “crímenes de guerra”, porque sus blancos son los civiles.
Como si el poder de fuego israelí no alcanzara, el martes el subcomité de Defensa en la Comisión de Asignaciones del Senado estadounidense aprobó una ley de gastos militares que provee 621,6 millones de dólares para la defensa antimisiles de Israel, incluyendo 351 millones para el denominado escudo Cúpula de Hierro.
Es de público conocimiento que Washington entrega anualmente a Israel unos tres mil millones de dólares en ayuda militar. Lo aprobado por el subcomité de Defensa ahora tendrá que ser rubricado por el pleno del Senado estadounidense. Desde 2009 hasta 2018, la Casa Blanca resolvió inyectar 30 mil millones de dólares a las Fuerzas Armadas israelíes.
Aunque el presidente Barack Obama declaró que su país se encuentra compenetrado para resolver la situación en Gaza, también aclaró la postura de Washington al aseverar que su gobierno ha sido “muy claro que Israel tiene derecho a defenderse”. Con esas pocas palabras, Obama da vía libre para que Palestina sea arrasada por la aviación hebrea.
Razones de la masacre
El lunes 6 de julio, el Ejército israelí encontró los cadáveres de los estudiantes Naftali Frenkel (16), Gilad Shaer (16) y Eyal Yifraj (19), secuestrados y asesinados el 12 de junio. El primer ministro de Tel Aviv, Benjamin Netanyahu, declaró que Hamás era el responsable de las muertes. El movimiento islamista negó su responsabilidad en el hecho, pero igualmente la maquinaría de guerra israelí ya estaba en marcha.
Ninguna prueba fue presentada hasta ahora por Tel Aviv para que su acusación contra Hamás tenga asidero. Ni siquiera presentó indicios concretos de quién es el responsable por los asesinatos de los jóvenes israelíes. Como en otras ocasiones, las excusas de Israel son variadas y confusas, pero siempre le sirven para profundizar la represión contra el pueblo palestino.
Una razón real de los actuales bombardeos es el acuerdo alcanzado por Al Fatah, que dirige la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y Hamás a finales de junio.
Este logro fue rechazado automáticamente por Tel Aviv. El peligro que supone para Israel un gobierno de unidad palestino hoy ya tiene respuesta con los masivos bombardeos sobre la Franja de Gaza.
Otra razón, en este caso histórica, es la ideología sionista que rige al Estado israelí. Theodor Herzl, el padre del sionismo, escribió: “La edificación del Estado Judío no puede hacerse por métodos arcaicos. Supongamos que queremos exterminar los animales salvajes de una región. Es evidente que no iremos con arco y flecha a seguir la pista de las fieras, como se hacía en el siglo XV. Organizaremos una gran cacería colectiva, bien preparada, y mataremos las fieras lanzando entre ellas bombas de alto poder explosivo”.
Los sucesivos gobiernos israelíes, desde la creación del Estado en 1948, cumplieron esta palabra. El devenir de la historia en Medio Oriente lo demuestra.
leandroalbani14@yahoo.com.ar

domingo, 13 de julio de 2014

BUSCANDO EXCUSAS PARA ARRASAR A PALESTINA

Leandro Albani: Buscando excusas para arrasar Palestina

El asesinato de tres jóvenes israelíes desató una ola de ataques militares contra Palestina. El pueblo de ese país resiste nuevamente los bombardeos y la represión. Una nueva excusa que permite la muerte de decenas de palestinos.

Esta vez fueron las muertes de tres adolescentes. Aunque todavía no se conoce con claridad la responsabilidad en el asesinato de los jóvenes israelíes, el gobierno de Tel Aviv nuevamente tomó una decisión conocida: el recrudecimiento de los ataques militares a Palestina, principalmente contra la población de la Franja de Gaza, sumado al arresto masivo de persona.
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El pasado lunes 6 de julio, el Ejército israelí encontró los cadáveres de los estudiantes Naftali Frenkel (16), Gilad Shaer (16) y Eyal Yifraj (19), secuestrados y asesinados el 12 de junio. Automáticamente, el primer ministro de Tel Aviv, Benjamin Netanyahu, declaró que el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás “es el responsable y Hamás pagará el asesinato de los niños”.

Hamás, que recientemente acordó una administración de unidad con la organización Al Fatah que dirige la Autoridad Palestina (ANP), gobierna desde el 2006 la Franja de Gaza, territorio de apenas 360 kilómetros cuadrado en el cual habitan más de un millón y medio de palestinos. En esa porción de tierra, los pobladores son asediados de manera sistemática por las tropas israelíes y víctimas de operativos de gran escala, como fue “Plomo Fundido” en 2008-2009, que dejó como saldo más de 1.300 palestinos muertos.

Luego de anunciarse la aparición de los cadáveres en un descampado entre la localidad de Jaljul y la ciudad de Hebrón en Cisjordania, Hamás negó su responsabilidad en el hecho. A su vez, el gobierno israelí acusó como sospechosos a Marwan al Qawasme y Amer Abu Eisha, dos ex presos palestinos. Al conocerse esta noticia, sus familiares expresaron que Israel inventó la versión y así tener una excusa para justificar un nuevo ataque contra Palestina.

Hasta ahora, las autoridades hebreas no han podido ubicar a los supuestos sospechosos y tampoco presentaron pruebas concretas sobre sus responsabilidades en los asesinatos.

¿Quién pone los muertos?
La desaparición de los jóvenes desató los ataques israelíes contra territorio palestino. La agencia Prensa Latina afirmó que en la represión israelí contra la población civil en Cisjordania y Jerusalén dejó nueve personas muertas y decena de heridos, mientras que en la Franja de Gaza fueron asesinadas otras 14 personas, “nueve de ellos durante un bombardeo al amanecer”.
A su vez, las fuerzas de seguridad de Tel Aviv realizaron feroces arrestos. El jueves pasado, la cancillería palestina indicó que desde el 12 de junio pasado 640 palestinos fueron encarcelados, de los cuales once son diputados y 241 menores de edad. Por su parte, Hamás aseguró que el número de detenidos se eleva a ochocientos.

La difusión de los arrestos cometidos por las fuerzas israelíes se conoce al mismo tiempo que un informe efectuado por el Euro-Mid Observer for Human Rights, que reveló que desde 2010 Israel ha detenido a casi tres mil niños y niñas palestinas, entre los 12 y 15 años, que fueron sometidos a torturas físicas y un 25% de ellos juzgados en tribunales militares. De esta manera, Israel viola la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por Tel Aviv en 1991.

EIBM o la excusa del imperialismo
La semana pasada, cuando el gobierno israelí ya había encontrado la excusa para arremeter contra la Franja de Gaza, las agencias de noticias internacionales informaron que un grupo denominado Seguidores del Estado Islámico en Bayt Al Maqdis (EIBM) asumió la autoría del hecho. Esta organización, de la que no se tienen antecedentes, se pronunció aliada del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), grupo terrorista que opera en suelo sirio e iraquí, y poco tiene que ver con las principales organizaciones políticas palestinas, Al Fatah y Hamás. Sobre estos dos grupos, el EIBM manifestó que son “organizaciones humilladas” que han “vendido la religión en beneficio de la política”. EL EIIL es responsable del asesinato se cientos de personas en Siria y profesan una rama del islam ortodoxo, además de ser apuntado como un grupo financiado por Estados Unidos, las monarquías del Golfo Pérsico y Turquía, con el objetivo de generar desestabilización y buscar una mayor injerencia de la Casa Blanca en la región.

La venganza
Luego del asesinato de los jóvenes judíos, Mohamed Abu Khdeir, palestino de 16 años, fue secuestrado, torturado, quemado vivo y asesinado la semana pasada. El diario israelí Haaretz señaló que seis personas fueron detenidas por el hecho, de los cuales tres confesaron estar implicados en el crimen. Todos los arrestados son extremistas judíos.

Aunque Netanyahu se comunicó con los familiares de la víctima y les expresó que “impacto” que le produjo el “crimen atroz”, es conocido que el Estado de Israel impulsa la anexión de tierras palestinas a través de colonos judíos, en su mayoría extremistas. Esta metodología, denunciada y rechazada en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), permite que los colonos ingresen en las casas de los pobladores palestinos y los expulsen con violencia. Pese a los pedidos de la ONU para que Israel detenga este mecanismo, Tel Aviv continúa impulsando la construcción de viviendas en tierras palestinas.

En declaraciones a la prensa, la madre de Mohamed Abu Khdeir fue contundente con sus palabras: “No tengo paz en mi corazón. Aunque han apresado a quienes dicen que han matado a mi hijo, sólo van a responder unas preguntas y luego los pondrán en libertad. ¿Para qué? Que los traten igual que nos tratan a nosotros. Que derriben sus hogares y los detengan igual que hacen con nuestros hijos”.

Fricción en Tel Aviv
Si bien Netanyahu ordenó los ataques contra Palestina, en el gobierno de Tel Aviv se observan diferencias que llevaron al actual canciller y miembro del partido Israel Beiteinu, Avigdor Lieberman, anunció que su organización ha roto la alianza con Likud, el partido gobernante. Igualmente, Lieberman seguirá en su puesto ministerial, aunque declaró a la agencia AFP que “no es ningún secreto que hay desacuerdos fundamentales que ya no permitan el trabajo conjunto. Nos separaremos y haremos una facción separada”.

Por supuesto, la diferencia entre ambas organizaciones no tiene que ver con la cacería desatada contra los palestinos, sino con la negativa de Netanyahu de efectuar una operación militar de gran escala contra la Franja de Gaza. Para Lieberman, se debería lanzar una incursión por tierra y aire, similar a la “Operación Escudo Defensivo” cuando en 2002 Israel atacó militarmente Cisjordania.

La misma historia
En 1974, el periodista Rodolfo Walsh escribió una serie de crónicas sobre Palestina, publicadas en el diario La Opinión. Luego de viajar a Líbano y a los territorios palestinos ocupados, Walsh remarcaba que Israel sostiene “un perpetuo estado de ‘represalia’” contra los palestinos y mantiene una “propaganda que empieza a volverse torpe describe cada acción de sus fuerzas como respuesta a un acto de terrorismo”. Y agregaba: “el palestino despojado de su patria se ha convertido en agresor, la víctima en verdugo”.

Esta situación relatada por Walsh no ha cambiado; todavía más, se ha profundizado e Israel siempre tiene una excusa bajo su manga para continuar con su permanente invasión en suelo palestino. Los hechos, irrefutablemente, lo demuestran.
leandroalbani14@yahoo.com.ar

viernes, 11 de julio de 2014

GAZA




-Eduardo Galeano-

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.



Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua.  No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.



 Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.


Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.


Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?


El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.

Quien tiene un hijo, tiene todos los hijos del mundo

  Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.



Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.




La llamada comunidad internacional, ¿existe?

¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?



Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.



Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.





La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.


Publicado en La Jornada
      28 de noviembre de 2012