lunes, 15 de octubre de 2018

Apuntes para una nueva narrativa sobre el petróleo en Venezuela



Por: Luis A. Pacheco


12/05/2018

Buscar una respuesta a la pregunta de porqué Venezuela, después de más 90 años de explotación petrolera y después de incontables coqueteos con la modernidad, se encuentra aún tan lejos de transitar el camino del desarrollo, es una tarea titánica, quizás tan titánica y utópica como la construcción de ese huidizo desarrollo.

Uno pudiese especular sobre las causas económicas, políticas y hasta climáticas de tan curioso fenómeno, y sin duda se pudiera estructurar alguna suerte de explicación coherente, pero hasta ahora ninguna muy convincente; como Henry L. Mencken dijo alguna vez: “Para cada problema complejo hay una solución simple, clara y equivocada”.

El atreverse siquiera a intentar explorar el porqué el petróleo no nos ha conducido por la vía definitiva del progreso es una tarea peligrosa, y llena de medias verdades y de cronistas mal intencionados.

En muchas de las explicaciones que los expertos y cronistas se acostumbran a aventurar, el fantasma de la renta petrolera siempre se asoma como el chivo expiatorio de más aceptación. Un somero muestreo resulta en frases que les pueden resultar familiares:
—El petróleo destruyó la economía agrícola (Alberto Adriani).

—Hay que sembrar el petróleo (Uslar Pietri).
—Hay que guardar el petróleo para las generaciones futuras (Celestino Armas).
—El excremento del diablo (Pérez Alfonzo).
—Hay que salirse de la OPEP (Sosa Pietri).
—El Estado dentro del Estado/ La Caja Negra (todos a una).
—Es preferible que PDVSA invierta a que los políticos lo malgasten (PDVSA).
—El petróleo, ahora sí, es de todos (Pérez Jiménez, Betancourt, Pérez Rodríguez, Chávez Frías…).

Sería fácil desdeñar estas frases, bien por no ajustarse a nuestra visión, por considerarlas superficiales o simplemente por equivocadas. Sin embargo, la reiterada aparición de versiones de ellas a lo largo de nuestra historia, nos debe hacer recapacitar y podemos aventurar que estas son las respuestas que el inconsciente de la sociedad venezolana le ha dado a su notoria insatisfacción con el petróleo. Como apuntó el escritor Ibsen Martínez en una entrevista a raíz de su obra Los Petroleros Suicidas: “Hay una esquizofrenia colectiva (…) y es que sí, sabemos que somos petroleros, pero no nos explicamos por qué rayos no somo ricos”.

Siempre con el dedo apuntando a la fatalidad, nunca a nuestra voluntad.

Hoy, con su permiso, quisiera compartir algunas reflexiones sobre la industria petrolera. Apoyándome en su larga y tormentosa historia, pero con la mirada firmemente anclada en el futuro. Decía Manuel Caballero: “…el petróleo es un Minotauro sin Homeros”, refiriéndose a la falta de dedicación de nuestros escritores a esta nuestra principal industria. Sin embargo, no hay más que pasearse por la larga historia del petróleo en Venezuela, para entender que, querámoslo o no, rotula nuestra historia contemporánea.

Miguel Otero Silva, en su novela Casas Muertas (1955), describe la pobreza que ahogaba a la Venezuela rural antes que el petróleo comenzará a transformar el paisaje, y por el otro asoma el sueño de progreso que el petróleo representaba, y que aún hoy perseguimos cual inalcanzable quimera:
“Venían de las más diversas regiones, de las aldeas andinas, de las haciendas de Carabobo y Aragua, de los arrabales de Caracas, de los pueblos pesqueros del litoral… Todos iban en busca del petróleo que había aparecido en Oriente, sangre pujante y negra que manaba de las sabanas, mucho más allá de aquellos pueblos en escombros que ahora cruzaban, de aquel ganado flaco, de aquellas siembras miserables. El petróleo era estridencia de máquinas, comida de potes, dinero, aguardiente, otra cosa. A unos los movía la esperanza, a otros la codicia, a los más la necesidad”.

Los mitos del petróleo.

Aunque los hidrocarburos aparecen muy temprano en nuestra historia, no es hasta el reventón del pozo Barrosos número 2, el 14 de diciembre1922, en la costa oriental del Lago de Maracaibo, que Venezuela entra a tomar su rol protagónico en el escenario petrolero mundial. Este suceso no solo es el hito que marca el comienzo de nuestra era petrolera, sino que también acuña, a mi manera de ver, algunos de los arquetipos y mitos que nos acompañan hasta al día de hoy.

Una lectura de la historia y leyendas que se han tejido alrededor del pozo Barrosos y su impacto en la Venezuela del Benemérito, nos servirá para señalar tres de los arquetipos que caracterizan la mitología venezolana acerca del petróleo:

El hecho milagroso.

El enclave.

La Caja Negra.

Pozo de petróleo Barrosos número 2

1. El hecho milagroso
El Barrosos, localizado en las afueras de Cabimas, estuvo fluyendo sin control por más de diez días, y la historia que nos ha llegado cuenta que más de un millón de barriles fueron derramados. Dice la leyenda, que los vecinos del Barrosos, ante el miedo que les causaba el ensordecedor ruido del reventón y la indetenible lluvia de petróleo que brotaba de las entrañas de la tierra, le rezaron a San Benito para que intercediera, y cantaron albricias cuando la naturaleza cedió.

Los ingenieros de hoy en día, racionales y prosaicos, argumentarían que el pozo se taponó con arena y ceso de fluir. Y aunque esta última es sin duda la mejor explicación, nosotros, los venezolanos, firmes herederos de los vecinos de Cabimas, hemos escogido relacionarnos al hecho petrolero del lado del milagro.

Esta aproximación mágica, herencia de nuestra cultura agrícola, ha sido reforzada a lo largo de nuestra historia por otros “milagros”. De cuando en cuando, casi en extraordinaria coincidencia con alguna crisis interna del país, un hecho externo fortuito ha disparado la demanda o los precios del petróleo y ha rescatado la economía nacional del abismo al cual se asomaba: la Segunda Guerra Mundial, la Guerra del Yom Kippur, la Caída del Sha, la Guerra de Golfo, la insurgencia de la economía China. De guerra en guerra, de milagro en milagro.

2. El enclave
Ramón Díaz Sánchez, en su novela Mene en 1936, congela para la historia la animadversión que el petróleo promovió entre extranjeros y criollos:
“Casas de madera resplandecientes, sobre pilastras con techumbres aisladoras. Jardinillos plantados con acusado aire de forasterismo. Todo un pueblo nuevo y exclusivista, aislado del mundo circundante con una extensa verja de hierro (…) Allí predomina el blanco, un blanco neto, agresivo como el de los modernos hospitales y salones de barbería. Sugiere el confort de aquellos chalets cierta idea de cartujismo, con todo lo necesario para no carecer de nada…”.

No es mera coincidencia que esta novela fuera publicada en el mismo año de la primera huelga petrolera, llamada la huelga del “agua fría”, que fue sintomática de la animadversión que sembraron a su alrededor, los “musiues” del petróleo. Interesante recordar que esta huelga es la semilla principal del sindicalismo en Venezuela. 80 años después de que se escribiera Mene, el enclave sobrevive, fisica y mentalmente, en los campos petroleros rodeados de la real Venezuela y en los corredores del poder político.

3. La Caja Negra
Asociado al mito del enclave, se acuñó el mito del secreto deshonesto, cuya encarnación nacionalizada se ha dado en conocer como “la Caja Negra”. Imaginemos por un momento a los venezolanos opuestos a la tiranía gomecista, observar a unos extranjeros, de ojos claros, hablando en un lenguaje desconocido, armados de extrañas máquinas, abriendo hoyos en la tierra, extrayendo un negro líquido y transportándolo allende los mares. Viviendo en campos cercados, y relacionándose solo con los gobernantes, quiénes a espaldas de sus gobernados y escondidos tras la legitimidad del estado, usufructuaban la bonanza minera que los extranjeros producían y los locales poco disfrutaban.

¿Es de extrañar entonces que el venezolano percibiera el petróleo como un hecho oscuro y pecaminoso? Más allá del hecho objetivo de que después de la nacionalización la cosa petrolera estuvo sometida al escrutinio del estado como nunca antes, el mito sobrevivió, porque así son las buenas leyendas: perdurables, indestructibles.

Pero no es mi intención reescribir la historia, como se ha vuelto muy de moda hacer en estos tiempos de intelectualidad petrolera tarifada. Nada puede borrar los impactos positivos, los más, y negativos, los menos, que el petróleo tuvo en la Venezuela rural y atrasada de principios del siglo XX. Observaba Emilio Pacheco[1], hablando del General Gómez: “…el petróleo apuntaló la tiranía, pero también creo las condiciones para su disolución”.

Lo que es difícil entender y nos debe dar pausa, sobre todo a aquellos de nosotros que pretendemos construir opinión alrededor del tema, es que cien años después del Zumaque I, la visión que Venezuela tiene del petróleo, y como consecuencia de la política petrolera, todavía gira alrededor de creencias originadas en una realidad y en una sociedad que ya no existe, pero que perdura en la cosmovisión de los venezolanos.

Somos un país rico
El notable crecimiento económico de Venezuela durante una gran parte del siglo XX, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, y la migración de país rural a un país con todos los síntomas exteriores del desarrollo, nos llevó a pensar, no sin motivo, que nuestro destino era ser ricos porque teníamos petróleo y otros recursos en abundancia.

Todos habremos oído alguna vez la historia de la conversación entre San Pedro y Papa Dios al momento de la creación, cuando ante la queja de San Pedro de que a Venezuela se le habían adjudicado riquezas en demasía, Papa Dios responde que no hay de qué preocuparse ya que para balancear crearía tal o cual partido político.

Un análisis de las cifras de ingresos generados por el petróleo, durante las últimas décadas, nos permite identificar algunos hechos que nos dieron pie a pensar que éramos ricos, y también, algunos hechos generados por pensar que seguiríamos siendo ricos.

Durante la bonanza petrolera que precedió a la nacionalización (estatización de la industria petrolera), en los años 70, llegamos a tener ingresos petroleros de más de 3.000 dólares per capita. Ese espejismo, que hoy conocemos como la Venezuela saudita, motivo entre otras cosas adelantar la reversión petrolera, y con euforia nacionalista el país la decisión de transformar al Estado de administrador del recurso en el subsuelo, a empresario del petróleo.

Aunque hoy podemos ser críticos de tales decisiones, no hay que olvidar que el consenso de los expertos entonces era de un crecimiento indetenible del precio del petróleo (se llegó a hablar de petróleo a $100) y de riquezas sin límite. Pero el espejismo duró poco, y Venezuela y sus socios de la OPEP, en un intento suicida por mantenerse en el sueño, destruyeron su capacidad de producción y abandonaron sus mercados. Venezuela redujo su capacidad de exportación en el lapso de una década en casi 2 millones de barriles/día, sacrificio que sin embargo no detuvo la irremediable caída de los precios. Cuando finalmente recapacitamos, y cambiamos de senda, nos tomó algo más de dos décadas recuperar sustancialmente nuestra capacidad de producción y exportación.

Durante los tres primero lustros de este siglo del siglo XXI transcurrimos una situación similar: un espejismo de bonanza petrolera temporal y una destrucción sistemática de nuestra capacidad de producción y pérdida de mercado, esta vez por incompetencia técnica y politización de la industria. El sueño irremediablemente se ha tornado otra vez en pesadilla. Nos encontramos, hoy en el 2017, con una industria petrolera sacrificada en el altar de una ideología impermeable a la razón, con el agravante de contar con una creciente población, engañada por cantos de sirena y buscando a quien culpar de la bonanza perdida. Una dura lección que nos tocará aprender de nuevo.

Las consecuencias del enclave
Si en algo la industria petrolera nacional, en particular la PDVSA prechávez, falló, fue en entender que su propio desarrollo, empresarial, técnico y humano, producto de su carga genética, de su misión empresarial y de las presiones darwinianas presentes en el entorno competitivo del escenario energético global, no era compatible con la visión minera que el resto del país, en particular el país político, mantenía y aun mantiene sobre el petróleo.

La industria petrolera nacionalizada, ensimismada en lo que eran sus innegables logros empresariales, no pudo detectar a tiempo como esa brecha de visiones se iba ensanchando. Lo que en el pasado era la tensión, a menudo destructiva, entre las multinacionales y los gobiernos (así como con las comunidades en su entorno), fue sustituida por la tensión que se origina en la diferencia de visiones con diferentes sectores del país, sin sincronización de metas o aspiraciones. Lo mismo ocurría en otros sectores, económicos y políticos, que se veían desplazados por el Gargantúa que la industria nacionalizada tendía a encarnar.

En particular, al Estado asumir el rol de inversor en la industria petrolera, se crearon las condiciones para que los requerimientos de capital de la industria entraran en competencia con los requerimientos de otros sectores del Estado. En esta competencia, de díficil balance, se fueron creando conflictos fundamentales en los que ambas partes encontraron difícil establecer terreno común, reforzando el arquetipo del petrolero desconectado del resto del país.

El 29 de agosto de 1975 Carlos Andrés Pérez firma la ley de nacionalización de la industria petrolera de Venezuela / Foto del Archivo de Fotografía Urbana


El falso arranque
En la década de los 90, la política petrolera del Estado venezolano tomó el rumbo de la expansión de capacidad de producción en función de sus ventajas comparativas de recursos naturales, oportunidades de mercado y necesidades fiscales. En ese escenario, emerge con renovada fuerza una diatriba virulenta entre aquellos que, por un lado suscribían el control monopólico del estado, y por el otro aquellos que veían en la ampliación de la participación de la privada, el camino del desarrollo virtuoso.


Esta visión maniquea alrededor del petróleo, destructiva porque llama a la polarización de la opinión pública, es en última instancia una discusión estéril. El cerrar la industria petrolera a la inversión privada no solo no era factible sin destruir buena parte de la industria, sino que también hacía caso omiso de las necesidades reales de inversión que el país necesitaba para promover el crecimiento económico necesario.

La llamada “apertura petrolera” fue capaz de atraer ingentes capitales y resultó en nueva producción en áreas tradicionales y en particular en la Faja del Orinoco. Este esfuerzo perdió dinamismo durante la primera parte de este siglo, tanto por razones políticas como técnicas, en un ambiente de precios crecientes que maquillaron por muchos años el colapso real de la capidad productiva y sus efectos negativos en la economía. Por otro lado, la falta de un estado competente, con el interés de la nación como su foco, requisito indispensable para establecer un campo de juego nivelado y en última instancia fecundo para todos los actores, ha sido un factor regresivo en esta dinámica.

Aún así, hoy en 2017, 50% de la producción nacional es realizada por empresas con participación privada, algo paradójico cuando se considera el discurso nacionalista y patriotero del Gobierno de turno.

El camino hacia adelante
Cuando miramos hacia adelante, no hay duda de que la industria del petróleo y gas todavía representa nuestra gran oportunidad y palanca para el desarrollo. Para materializar este potencial es indispensable un gran consenso nacional que reconozca que de la pobreza solo se sale con crecimiento económico. La historia de la humanidad ha demostrado, con crudos hechos, que la ideología podrá mover los corazones, pero no alimenta los estómagos ni da cobijo de la intemperie, al menos no de una manera sustentable.

La sociedad que hemos construido alrededor de la “mina” petrolera tiene valores culturales que deben ser cuestionados si queremos modificar nuestro pobre desempeño económico, y con ello lograr el crecimiento necesario para sacar a la nación de la pobreza.

La narrativa del arquetipo minero, y las creencias que giran alrededor de él, han moldeado en gran parte lo que es la sociedad venezolana en la que hoy vivimos. Creyendo que somos ricos, invertimos tiempo y esfuerzo en identificar nuevas y más justas manera de distribuir la riqueza que no hemos trabajado.

No acabamos de entender que convertir el recurso en riqueza requiere de esfuerzo financiero, tecnológico y organizacional, y que no podemos repartir la riqueza que no tenemos, sin producir la riqueza que sí podemos.

No debe quedar la menor duda de que el desarrollo económico necesario solo es posible si se habilitan TODOS los actores económicos: nacionales y extranjeros. Los niveles de crecimiento no los puede dar solo el petróleo y menos el aún el monopolio del Estado; de hecho esto es una realidad objetiva desde hace más de dos décadas y que los gobiernos se empeñan en ignorar.

Me atrevería a decir que nuestra secular crisis política es el resultado directo de nuestra incapacidad de crear los mecanismos de creación de riqueza necesarios, para mantener una sociedad en armonía.

Pero no existe una sola narrativa que sustituya el imaginario existente. Los actores en este diálogo: el sector político, la academia, las comunidades, los militares, los industriales, las compañías petroleras, etc., tienen interesés y creencias disímiles y es imprescindible identificarlos para poder crear los diálogos necesarios, de lo contrario repetiremos las posturas refractarias del pasado.

Perspectivas de futuro
El petróleo y el gas fueron el motor de la economía mundial del siglo XX, así como de de buena parte de nuestro desarrollo. Estos recursos, sin duda, continúan siendo una ventaja comparativa y competitiva que no debemos despreciar y que debemos promover como una importante actividad productiva y un factor indispensable en la recuperación y crecimiento de nuestra economía.

Esta ventaja, sin embargo, solo nos llevará parte del camino. Ya se divisan las señales que anuncian el próximo recodo en el camino y que apuntan hacia el ocaso de la era de los combustible fósiles. Como país debemos identificar la siguiente ola de revolución económica y tecnológica y montarnos en su cresta, ya que solo así podremos elevarnos a los niveles de desarrollo requeridos para salir de la pobreza. El petróleo y el gas son solo el asfalto en el camino hacia ese inevitable futuro.

Pero mientras tanto, pecaríamos por desidia si no nos abocamos a desarrollar las ventajas que el sector de la industria de los hidrocarburos nos ofrece. Para ello debemos transformar la estructura del sector, delimitando los roles y responsabilidades que el estado, y los demás actores económicos nacionales y extranjeros, deben tener.

Debemos salvaguardar los derechos de la nación, pero incentivando a todos los actores, de la manera más amplia, a participar. El panorama del sector hoy día está lleno de oportunidades sin aprovechar, ya por falta de recursos financieros o tecnológicos, ya por limitaciones legales, ya por exceso de ideología. La industria de los hidrocarburos, apropiadamente estructurada, puede establecer la base sólida para el crecimiento.

Para ello se requiere de la ampliación de la base de capital financiero y humano, incentivando la participación privada. No solo es necesario modificar la legislación y la gobernabilidad del sector, debemos también entender que solo a través de la implantación de los incentivos adecuados y de reglas claras y justas, es que se puede promover la creación de una verdadera industria venezolana de los hidrocarburos; diferente y más eficiente y efectiva que el modelo de  industria petrolera estatal que nos trajo hasta aquí.

Puntualizando
El reto de preservar la nación pasa por erradicar los mitos y creencias que nos mantienen atados a los hechos del pasado, que se han convertido en los prejuicios del presente, bajo la guisa de ideología nacionalista.
Hacer eso no es tarea fácil y probablemente necesitemos de “intervención” para poder establecer una nueva síntesis, adecuada a los nuevos tiempos y entendiendo que no hay soluciones mágicas.

Lo que sea que diseñemos debe ser sustentable para que pueda ser eficaz; y que cuando hablamos de construir una nueva narrativa no significa hacer un adefesio de la suma de las viejas narrativas, sino buscar innovar.

La necesidad de un cambio cultural no debe ser despreciado, y aunque la ingeniería social es siempre un ejercicio pedante y sin duda peligroso, hay que empezar a erradicar la mentalidad minera.

El petróleo no es un enclave. El petróleo no es una caja negra, El petróleo no tiene nada de mágico o milagroso. La verdadera magia reside en las fuerzas productivas de la sociedad y en el derecho inviolable de cada ciudadano a tomar sus propias decisiones.

“Mene y Casas Muertas… ambas son novelas donde el petróleo es visto desde afuera; y sus autores hacen un viaje a esa tierra extraña y nueva donde se explota el hidrocarburo, pero que es una tierra que nada tiene que ver con la propia: nada que ver con la Venezuela que tanto Díaz Sánchez como Otero Silva siempre han conocido como la suya. Es un país extranjero, donde domina el diablo, el minotauro”. Manuel Caballero -Un minotauro sin Homeros, El Universal, 12 de abril de 1998.

Abandonemos el miedo al diablo y a la oscuridad que él representa. Si no, habitaremos un pueblo fantasma.

*
[1] Emilio Pacheco. De Castro a López Contreras, Editorial Domingo Fuentes, 1984
LUIS A. PACHECO



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miércoles, 3 de octubre de 2018

Trabajo, sudor y lágrimas: La planificación para la Venezuela después de Maduro (Análisis)


En la novela de 1926 de Ernest Hemingway, El sol también se levanta , se pregunta a un personaje cómo fue a la bancarrota. “Dos maneras”, responde. “Gradualmente, y luego de repente”.
Esa es una buena descripción del colapso de la economía venezolana. El régimen chavista del presidente Nicolás Maduro pasó mucho más allá de sus medios, justo cuando los precios del petróleo se suavizaron y el ingreso interno se estancó y luego comenzó a caer como resultado del debilitamiento de la economía. Así que Maduro tomó prestado todo lo que pudo, hasta que en 2013 los prestamistas cortaron a Venezuela. En ese momento, la imprenta se convirtió en la única herramienta de financiamiento disponible.



Por: Andrés Velasco

En el último par de años, el descenso se ha acelerado a velocidades vertiginosas. El Fondo Monetario Internacional prevé una inflación de 1.000.000% en 2018; la contracción del PIB empequeñece las de la Gran Depresión, la Guerra Civil Española y la reciente crisis griega; El 87% de los venezolanos viven en la pobreza; y millones han salido de su país.

Gradualmente y luego de repente” también podría describir la eventual desaparición del régimen de Maduro. Si bien nadie en Venezuela ni en el extranjero puede estar seguro de cómo será, parece cada vez más claro que lo hará.

La incertidumbre sobre lo que sucede el día después es una de las razones por las que Maduro se ha aferrado al poder. Uno no puede criticar a los asustados ciudadanos de clase media que creen que los reyes y los dictadores son los favoritos: après moi, le déluge (después de mi el caos) . Sin embargo, está empezando a surgir una visión de cómo sería una Venezuela posterior a Maduro, y eso debería acelerar la desaparición del régimen.

Sobre todo, Venezuela después de Maduro debería ser democrática. Lo que comenzó como un régimen populista pero democráticamente elegido ha degenerado en los últimos años en autoritarismo de libros de texto. Las instituciones de Venezuela, desde la Corte Suprema hasta el Consejo Nacional Electoral y el Banco Central, ya no tienen autonomía. La Asamblea Nacional (el parlamento unicameral), donde la oposición tiene una mayoría de dos tercios, ha sido despojada de la mayoría de sus poderes. Las elecciones presidenciales de mayo, que devolvieron al poder a Maduro, fueron una farsa, y muchas de las democracias del mundo lo dijeron en términos inequívocos.

Mucho tendrá que cambiar, tanto económica como políticamente, para garantizar la libertad de los venezolanos. Uno no tiene que ser un graduado de la Universidad de Chicago con una corbata de Adam Smith para reconocer que el colapso de la producción en Venezuela se debe mucho a un estado cada vez más intrusivo que ha hecho la producción casi imposible. Maduro parece tener la intención de darse cuenta de la máxima de Ronald Reagan : “Si se mueve, ponle impuestos. Si sigue moviéndose, regularlo. Y si deja de moverse, subsidiarlo”. El gobierno de hoy tiene 457 compañías, muchas de ellas poco más que cascarones vacíos. La joya de la corona en el estado venezolano, el gigante petrolero PDVSA, produce un tercio de lo que hizo en 1998, cuando fue elegido el antecesor de Maduro, Hugo Chávez.

Restaurar los derechos de propiedad y reformar esta red de controles y regulaciones será una tarea política y legal colosal, más parecida a las transiciones en Europa del Este y en la antigua Unión Soviética que en episodios anteriores de estabilización y reforma en América Latina . Sin embargo, una lección de las reformas de mercado de la región de los años 80 y 90 parece relevante: la privatización debe ir acompañada de una competencia genuina. De lo contrario, el resultado puede ser un estancamiento económico (los monopolios pueden generar grandes ganancias mientras no innovan) y una reacción política (los votantes que ven que eso sucede se enojan rápidamente).

Del mismo modo, debe evitarse el capitalismo de amigos típico de muchas economías poscomunistas. Cuando los gerentes que se encargan de devolver los activos a la propiedad privada terminan siendo dueños de esos activos, la reforma simplemente reemplaza una élite corrupta por otra, en lugar de devolver el poder a los ciudadanos.

Otra prioridad para los líderes de la Venezuela posterior a Maduro será asegurar que el estado haga lo que se supone que debe hacer. El estado venezolano cuenta con casi tres millones de empleados y, según un recuento, más de 4,200 instituciones, sin embargo, el gobierno fracasa estrepitosamente en sus tareas más básicas, como brindar educación, salud y seguridad.

Tomar la salud: los hospitales y clínicas públicas se están desmoronando y en gran medida carecen de medicamentos (las importaciones de los cuales apenas alcanzan un tercio del nivel en 2012). Una encuesta encontró que el 79% de las instalaciones ni siquiera tenían agua corriente. Estas condiciones precarias han permitido el resurgimiento de enfermedades latentes desde hace mucho tiempo, como la malaria, la difteria, el sarampión y la tuberculosis.

O considere la seguridad, que se ha derrumbado, colocando a Venezuela al borde de ser considerado un estado fallido. Las vastas franjas de territorio son tan ilegales que la policía, y en algunos casos incluso el ejército, no se atreven a entrar. En los grandes centros urbanos, la tasa de homicidios se disparó, colocando a Venezuela en la cima de las tablas de homicidios del mundo , solo por detrás de El Salvador y Honduras y muy por delante de Brasil, Colombia y México.

Venezuela necesitará un estado más pequeño, delgado y mucho más musculoso, enfocado en aquellas áreas donde la acción del gobierno es insustituible. ¿Cómo pagar la reforma de largo alcance que se requerirá? ¿Y cómo pagar la indispensable recuperación económica?

El país está excesivamente endeudado (la relación entre la deuda pública externa y las exportaciones es mayor que en cualquier otro país para el que el Banco Mundial tiene datos) y se ha quedado sin moneda extranjera. Como resultado, las importaciones per cápita totales alcanzan el 15% de su nivel de 2012, lo que genera una escasez no solo de alimentos y medicamentos, sino también de las piezas de repuesto necesarias para que los camiones y las máquinas del país vuelvan a funcionar.

Un plan que permita a Venezuela importar y funcionar más o menos como una economía normal debería tener al menos tres componentes. Primero, la comunidad internacional debe reconocer por adelantado la necesidad de una gran reducción de la deuda, en lugar de dejar la lata en el camino por años, como lo hizo con Grecia. Segundo, el Fondo Monetario Internacional tendrá que proporcionar una balanza de pagos de emergencia, a través de un programa que no sea muy diferente al que Argentina acaba de firmar. Y, tercero, se necesitará un componente de donación, estimado por expertos venezolanos en alrededor de $ 20 mil millones, tanto para satisfacer las necesidades humanitarias de emergencia como para evitar el error de Argentina de permitir que la deuda externa se acumule demasiado rápido justo después de la reducción de la deuda.

El gobierno de Venezuela ha estado librando la guerra a su propio pueblo. Lo menos que puede hacer el mundo es estar generosamente del lado de las víctimas. Al hacerlo, ayudaría a prevenir el fracaso estatal a gran escala, minimizando así el impacto de la crisis humanitaria del país y las salidas masivas de refugiados, por no mencionar el tráfico desenfrenado de drogas y el lavado de dinero, en la estabilidad regional y mundial.

La transición de Venezuela a la democracia y la economía de mercado estarán llenas de peligros y escollos, y se requerirá mucho sacrificio. Los líderes de la nueva Venezuela deben reconocer esto y hacer eco de la promesa de Winston Churchill de “sangre, trabajo, lágrimas y sudor”. Ese esfuerzo compartido generará un futuro nuevo y mejor. Más temprano que tarde, el sol también saldrá para todos los venezolanos.



* Andrés Velasco, ex candidato presidencial y ministro de finanzas de Chile, es decano de la Escuela de Política Pública de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres. Es autor de numerosos libros y artículos sobre economía internacional y desarrollo, y se ha desempeñado en la facultad de las universidades de Harvard, Columbia y Nueva York.

viernes, 28 de septiembre de 2018

El camino hacia una verdadera justicia en Venezuela


Con el propósito de mostrar qué está pasando en el Poder Judicial y en el sistema de administración de justicia en el país, así como presentar propuestas para el rescate de las instituciones involucradas y alcanzar una verdadera aplicación de las leyes, respetuosa de los derechos humanos, Acceso a la Justicia realizó el foro Diagnóstico y propuestas de justicia en Venezuela, en la Cámara de Comercio e Industria Venezolano-Alemana, en La Castellana, en Caracas.

Por: Acceso a la Justicia
28-09-2018,

En el evento participaron destacados panelistas, especializados en distintas áreas del Derecho, junto a nuestros directores Laura Louza y Alí Daniels.
Louza inició la ronda de planteamientos con la ponencia “Reinstitucionalización de la justicia en Venezuela”, la cual partió de la realidad de que el Poder Judicial y su gobierno, que es el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), es el brazo ejecutor de la dictadura de Nicolás Maduro, porque desde 2015 ha emitido más de 150 sentencias contra la Asamblea Nacional (AN) sólo por ser de mayoría opositora y que han constituido una violación absoluta de las formas constitucionales. De allí que la abogada no dudó en calificarlo como un golpe de Estado contra el legislativo.

Desde la llegada del chavismo al poder ha habido una absoluta ocupación del Poder Judicial que poco a poco ha ido legalizando las decisiones del régimen. Tenemos un Poder Judicial que además de parcializado omite arbitrariedades y abusos y retrasa sus decisiones en función de intereses políticos”, aseguró. Además aclaró que los males de la justicia venezolana, como su falta de transparencia, no son nuevos porque ya existían en la llamada era democrática entre 1958-1998, sólo que se han agravado.

La propuesta de Acceso a la Justicia se centra en la independencia judicial, basada en la separación de poderes y la autoridad de sus decisiones apegadas al Derecho y en el acceso a la justicia. La primera pasa por el nombramiento de los jueces por concurso y la participación de la sociedad civil en la evaluación de los méritos y que las funciones administrativas sean ejercidas por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura (DEM) para que los magistrados y jueces se ocupen sólo de lo jurisdiccional. La segunda depende de la eliminación de las barreras para la obtención de justicia, tales como la discriminación política que podría profundizarse con la pseudo ley contra el odio y su aplicación selectiva.

Un punto álgido en el debate público nacional fue tocado por la profesora de la Universidades Central de Venezuela y Monteávila, María Alejandra Correa. En su diagnóstico del estado del sistema de justicia venezolano dejó sentado que así como se habla de la inconstitucionalidad del nombramiento de los magistrados exprés en el 2015, por parte de la AN con mayoría progobierno, también debía reconocerse la de la designación (2017) de los magistrados que luego conformaron el llamado TSJ en el exilio. Esto por la participación de diputados en el comité evaluador, pasando por sociedad civil sin serlo.

Derecho penal del enemigo
De acuerdo con la directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Metropolitana, Andrea Santa Cruz, el estado de la justicia penal en el país es el reflejo de la parcialidad del sistema de justicia y de sus órganos. En este sentido, explicó que una democracia con pleno respeto del estado de Derecho, el Estado sólo usa el derecho penal en casos muy graves (principio de mínima intervención) porque es cuando se golpea fuertemente a los derechos ciudadanos al privar a una persona de su libertad. Por ello, recalcó, al Ejecutivo no lo puede regular sino la AN porque de lo contrario implica concentración de poder.

¿Qué pasa cuando el derecho penal se aplica para todo lo que quiera el Estado, sin límites? Ocurren casos, destacó Santa Cruz, como el de los dos bomberos de Mérida, Carlos Varón y Ricardo Pietro, detenidos (sin orden judicial porque el hecho no revestía carácter penal) por divulgar un video humorístico sobre Maduro. La abogada alertó que a los funcionarios se les quiere sentenciar, basado en la pseudoley contra el odio, a un promedio de quince años, lo cual es equivalente a la pena por el delito de homicidio genérico. Es un ejemplo claro del derecho penal del enemigo.

Selección por concurso de jueces y fiscales del Ministerio Público que deben ser formados en derechos humanos y su empoderamiento para hacer respetar sus decisiones, definición de políticas criminales sin Operaciones de Libertad del Pueblo (OLP), reformas del Código Penal y del Código Orgánico Procesal Penal (COPP) para un sistema acusatorio y no inquisitivo, participación ciudadana en los juicios, mejorar condiciones de trabajo de los miembros del sistema de justicia y la humanización de los espacios del Palacio de Justicia (colocación de aires acondicionados y eliminación de malos olores), fueron parte de sus propuestas para sanear a la administración de justicia en dicho ámbito.

El mismo uso como herramienta de persecución política se le da a la justicia castrense, cuyas decisiones, aclaró Alí Daniels en su ponencia “Visión general de la justicia militar”, desde la época de la independencia siempre han obedecido al poder político y se profundizó desde la llegada de Hugo Chávez.

En la Ley de Disciplina Militar de diciembre de 2015 se consagró la obediencia debida. Usted cumpla la orden que se le da y no piense; es la negación de la categoría ciudadana al soldado, y si el subordinado no está de acuerdo le queda ejercer el recurso de queja, pero ante la misma autoridad que le dio la orden, lo cual no tiene sentido”, reprochó. Esta norma resulta alarmante a propósito de las violaciones de derechos humanos en las que incurrieron efectivos de la Fuerza Armada, especialmente la Guardia Nacional, durante las manifestaciones antigubernamentales de abril a julio de 2017, por lo que es urgente adecuar la legislación castrense a los estándares internacionales.

Daniels señaló otros vicios de la justicia en los cuarteles tales como el  nombramiento de jueces y fiscales militares por parte del Ministerio de la Defensa, cuando es función del TSJ que de paso avala la selección juramentando a los escogidos y el juzgamiento de civiles por parte de los tribunales militares. Al respecto mencionó un caso emblemático, el del diputado de la AN, Gilber Caro a quien se le violó su inmunidad parlamentaria al ser detenido y el derecho a ser procesado por su juez natural.

El director de la Coalición por los Derechos Humanos y la Democracia, Alonso Medina Roa, indicó que la Carta Magna y la legislación  actual abren la puerta para que los civiles sean juzgados por delitos militares al no precisar la condición de quien lo comete. Seguidamente propuso que una nueva norma jurídica debe especificar que los tribunales militares sólo juzgarán delitos militares cometidos por efectivos en ejercicio.

Daniels intervino de nuevo para rechazar que el aparente vacío legal fuera usado para disfrazar el paso de civiles por la justicia castrense, como de hecho ocurrió con los manifestantes en las protestas del año pasado. Recordó que el sistema interamericano de derechos humanos lo considera inaceptable en tiempos de paz.
Justicia transicional

Otro tema interesante abordado en el foro por la polémica que despierta fue el de la justicia transicional, contenido en las exposiciones del activista de Amnistía Internacional Venezuela, Fernando Fernández, Jaiber Núñez del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), del director del Centro de Derechos Humanos de dicha casa de estudio, Eduardo Trujillo, así como del jefe de proyectos de la ONG Provene, Rafael Rodríguez.

Todos coincidieron en advertir que la justicia transicional no puede tener un uso instrumentalista que responda a intereses políticos o que sea diseñada para otorgar una especie de amnistía general a quienes han cometido violaciones graves de derechos humanos en un período determinado. De allí que, para aclarar dudas y evitar confusiones sobre los objetivos de este proceso, es preciso tener en cuenta de qué se trata exactamente. Ella alude a las formas en las que los países someten a la justicia aquellos casos a los que el sistema ordinario no puede darles respuesta luego de dejar atrás conflictos y dictaduras, por lo que su surgimiento viene a partir de un punto de quiebre.

Otros aspectos importantes destacados por los abogados implican que la transición debe generar una indemnización a las víctimas cuyos derechos fueron violentados; que haya garantía de no repetición de los hechos que llevaron a su aplicación, lo que incluye sanear al sistema de justicia ordinario; que la sociedad civil tenga un rol principal en el establecimiento y vigilancia de los acuerdos a los que se puedan llegar; y que haya cooperación internacional que sirva de guía y equilibrio.

La justicia transicional es el producto de un pacto político luego de que la sociedad llegue a un punto de quiebre. No implica la caída de un Gobierno y el mejor ejemplo de ello es Colombia, que ha vivido en guerra durante cincuenta años pero llegó a un acuerdo de pacificación con las FARC y se espera que lo haga con el ELN con el mismo sistema de Gobierno democrático. ¿Es un modelo de justicia para perdonar la comisión de delitos? No, es una lucha contra la impunidad, debe promoverla, porque si perdona crímenes o rebaja penas tarde o temprano la sociedad civil la va a objetar; y las leyes de amnistía precisamente generan impunidad”, subrayó Trujillo.

Al respecto, Núñez apuntó que ve como escenario posible en Venezuela una transición negociada en lugar de un colapso. Por su parte, el profesor de la UCAB, Carlos Lusverti, quien habló de la participación ciudadana en la administración de justicia recalcó que la justicia transicional no será exitosa y en general el rescate del sistema de justicia venezolano si los ciudadanos no participan.

Debemos reclamar el derecho a participar en los espacios del Poder Judicial. La Constitución en su artículo 62 garantiza el derecho a la participación en los asuntos públicos, no dice cuáles, es general, ¿lo es la designación de jueces? Sí, los juicios, concursos públicos de oposición, régimen disciplinario, comité de postulaciones judiciales, la justicia de paz, los medios alternativos de resolución de conflictos, ejercer recursos judiciales como acciones de amparo, acciones por inconstitucionalidad. Que la gente participe garantiza el acceso a la justicia”, expresó.

jueves, 13 de septiembre de 2018

¿DE DOCTO CONOCIMIENTO SINGULAR A SABIDURIA PLURAL INTERSTICIAL?



Omar Villanueva Olmedo
Director OLIBAR Consultores Lic. Ing. FEN Universidad de Chile villanueva.comunica@gmail.com CocreTeam Publishing OLIBAR
1.- El conocimiento avanza gracias a la investigación, la reflexión y a la educación, pero: ¿Cuál conocimiento? Si consideramos que el Conocimiento Universal (CU) es el conocimiento agregado total, bajo el supuesto de que ese conocimiento es independiente de quienes lo conocen o desconocen o lo generen, ya sea proveniente del pasado, del presente o del futuro, entonces ese Conocimiento Universal sería CU = CC + CD y donde CC = Conocimientos Conocidos (+) CD = Conocimientos Desconocidos. Por eso, es válido laborar de lleno en el espacio que no contiene conocimiento hasta ahora.

2.- El rápido y dominante avance del conocimiento singular. Vivimos en un mundo lleno de aportes científicos que llevará la vida fuera de la Tierra, a Marte y más allá del Sol; habrá minúsculos artefactos en nuestros cuerpos para ayudarnos a estar saludables; habrá muchas fábricas-edificios para cultivar lo que hoy se hace en el campo, y muchísimo más, todo gracias a los avances del conocimiento y de la ciencia y nuevas industrias. Este proceso, realizado desde tiempos pretéritos, se acentúa en los últimos decenios. Y observamos que va en expansión gracias a la contribución e innovación de miles de científicos, empresas y emprendimientos de todos los países.

Para que este desarrollo se produzca es necesario que muchas personas acentúen su trabajo en las áreas del conocimiento particular que dominan. Y gracias al esfuerzo sistemático por ir más lejos logran hacer descubrimientos que nos deslumbran cada día y que enamoran a muchos con tecnologías en crecimiento exponencial (IOT internet de las cosas, robotización, realidad virtual, inteligencia artificial, nuevos materiales y otras). Sin olvidar que tras estos avances hay otras personas, empresas e instituciones que hacen esfuerzos, también con el uso del conocimiento, para acciones destructivas o anti desarrollo. El crecimiento de un área del conocimiento es un avance de la singularidad, o sea, del desarrollo de algo que es único y que por lo tanto es diferente a todo lo demás, como ocurre, por ej., con el diseño, la producción y viajes espaciales. Y gran parte de estos progresos particulares se debe a la aplicación del “método científico” tradicional que la comunidad respectiva usa para contestarse preguntas, hacer observaciones, experimentar y llegar a conclusiones y con ello establecer nuevos conocimientos sobre sus respectivos campos y dominios singulares. Este profundo conocimiento es a su vez ignorante de lo que está fuera de él y de la pluralidad y la diversidad del saber universal. Las contribuciones que se seguirán obteniendo por este tipo de procesos científicos singulares debiera ser creciente y probablemente ayudará el funcionamiento de Ministerios de Ciencia e Innovación y otras instancias públicas y agencias privadas que motiven a incrementar esos conocimientos singulares y a emprender.

3.- Es indispensable confrontar el conocimiento singular con el entorno en el cual se desenvuelve. Al reparar en el conocimiento antes descrito, es decir, del avance de un tema o de una singularidad, por ejemplo, el clima, o el transporte, o una nueva tecnología se está suponiendo que todo lo que lo rodea no tiene mayor impacto en las conclusiones alcanzadas. Lo cual no nace de una razón abierta. Todos sabemos que vivimos en un universo sobre el cual hasta el día de hoy sabemos harto poco, aunque si sabemos mucho de ese poco. Y que ese universo no se comporta como dice el cúmulo de desarrollos singulares. Estos procesos se han aplicado desde el siglo XVII, con Galileo Galilei. Pero ha protegido algo que es rarísimo desde el punto de vista del avance del conocimiento, porque se abstrae de lo que está fuera de la singularidad, cualquiera que sea, y hace una verificación muy reducida o nula de la realidad en que esa singularidad opera. Por eso algunos dicen que el conocimiento singular no hace referencias a certezas absolutas y su segmentación ha marcado: la cultura y las artes independientes, la estructura singular de leyes, la organización universitaria por saberes y carreras unidisciplinarias, la educación por ramas, la organización de la gobernanza por ministerios independientes e investigadoras monotemáticas, que mal o no se relacionan.

4.- Nace un nuevo método para el avance del conocimiento: lo intersticial. Todo está relacionado en el universo, por lo menos nos lo dice al observar lo que nos rodea, si, por ej., si tomamos el simple “transporte por camión” este tiene relación con: el clima, las vías y su estado, el volumen y densidad, la velocidad, los estacionamientos, los cruces de camino, la señalética y semáforos, el estado de salud y de temperancia del conductor, la condición y mantenimiento del vehículo, otros peligros y vehículos en el trayecto, con la hora del día, con animales sueltos en la vía, etc.

Es por eso que debe existir un camino o método distinto que tenga por objetivo descubrir “nuevos conocimientos en la integridad”, respetando los métodos de la singularidad. Este nuevo camino ayuda a hacer avanzar el conocimiento en la medida que se llenan los vacíos cognitivos que existen cuando se trata de relacionar temas singulares (independientes entre sí) como, por ejemplo, lo que relaciona: el transporte, con la salud, con la astronomía, y con el deporte, habiendo sido cada uno de éstos un tema que ha desarrollado conocimientos singulares sesgados que crecen exponencialmente.

Y aquí aparece el “conocimiento intersticial” que se obtiene por medio de un método diferente, a partir de los “vacíos o intersticios cognitivos” que existen cuando se trata de relacionar, por ej., cáncer con: espacios, viajes, vestuarios, materiales, o la ingeniería sísmica. Surge desde luego la pregunta obvia, ¿qué tienen en común esas singularidades? La respuesta está en el hecho que en el universo todo está relacionado, el que no se sepa cuáles son esas relaciones significa que no tenemos “los conocimientos respectivos” y que hay que trabajar mucho y de manera diferente para encontrarlo.

En casi 50 años de consultoría y estudios hemos reconocido diferentes intersticios. Ilustramos esta nota con los “espacios saludables móviles”, que es un tipo de conocimiento que no nace de una singularidad específica, sino que es el resultado de llenar algunos de los intersticios entre: la construcción, la salud, la madera, la sustentabilidad, el clima, el medio ambiente, el cobre antibacteriano, el transporte, los enormes terrenos no habitados en la tierra, etc. El conocimiento intersticial puede hacer tremendos aportes al quehacer práctico de los negocios o al arte, la nueva ciencia, la cultura o la reflexión meramente filosófica.

5.- Síntesis del Conocimiento Intersticial.
Una manera de sintetizar este amplio planteamiento, para fines de difusión, es a través del siguiente Modelo de Conocimiento Intersticial MCI: cuando se trata de escudriñar los nuevos conocimientos que se pueden encontrar en los intersticios que existen entre elementos o temas independientes. Por ejemplo, si se eligen tres “elementos independientes”, hay que considerar que cada uno tiene un número determinado de atributos (o tal vez determinados hasta donde llega el conocimiento) porque lo más probable es que haya más atributos que están en la zona de lo desconocido de cada elemento que se da por conocido. Consideremos los elementos A, B y C cada uno con un número de características: A ₌ (x₁, x₂, x₃, ………) B ₌ (y₁, y₂, y₃, y₄, ………) C ₌ (z₁, z₂, z₃, z₄, z₅, ………)


Al confrontar uno o más atributos de un elemento con uno o más atributos de los otros dos, sea por medios simples o estadísticos, se podrían determinar relaciones: (a) primero definidas de antemano, al azar o probabilísticas dando a cada una de las características una misma probabilidad y (b) segundo, se podría hacer relaciones de una característica por elemento.

De dos por elemento, etc. hasta llegar a determinar: (1) Si ese conjunto o subconjunto establece una relación de conocimiento que nos parece diferente a todos los que conocemos, (2) Si ese conocimiento es útil ante lo que conocemos y nos conduce a nuevos resultados, (3) Si ese resultado es práctico, (4) Si ese resultado lleva a un nuevo objeto o servicio útil para las personas o para las empresas, etc.

6.- En busca del conocimiento intersticial un hallazgo mundial.
Esta nueva forma de pensar y generar el conocimiento es un nuevo paradigma mundial y una verdadera revolución que llevará a revisar los modelos dominantes en el ámbito de la investigación, la ciencia, la tecnología, la innovación y el emprendimiento mas no sólo de materias complejas y eruditas, sino que en los campos más antiguos y tradicionales como el vestuario; la comida; el aseo; el mobiliario, la formación personal; o la distribución de los lugares habituales de convivencia. Lo que abre tremendas oportunidades para el cambio que se viene para la humanidad por el traspaso de empleos que serán eliminados por lo singular y exponencial y que serán creados con creces por las innovaciones que nacerán con el aporte del conocimiento intersticial.

Desde otro punto de vista el Conocimiento Universal es CU = CS + CI + r en donde:

CS = conocimiento singular
CI = conocimiento intersticial
r = residual u otros conocimientos

Ha sido interesante establecer un método de búsqueda del conocimiento intersticial para llenar con sapiencia algunos de los muchos y sorprendentes espacios cognitivos que presenta en forma creciente su propio desarrollo. Su aplicación es accesible a personas con o sin formación superior.
Preguntamos al lector, a la comunidad científica mundial y a la comunidad empresarial: ¿Cuáles podrían ser los nuevos conocimientos útiles a obtener si se llenan los intersticios entre: edificios en altura, camarones, andinismo y estudios superiores? ¿O parece absurdo?

No es fácil llegar a una o más respuestas formales y útiles, pero hemos descubierto que es posible alcanzar conclusiones sorprendentes. Y aunque al comenzar el proceso no sabemos con qué vamos a concluir exactamente, hemos encontrado un camino –aparentemente obvio después de su hallazgo – que revolucionará el avance del conocimiento mundial. Consideramos que no nos podemos contentar con sólo el poderoso avance del creciente conocimiento singular exponencial como medio para el desarrollo de las ciencias, la tecnología y la educación superior en el mundo, sin integrar los distintos saberes y que van más allá de su mera combinación.

La invitación queda hecha para recibir las opiniones de los lectores y las observaciones sobre la aplicación por parte de las empresas y agencias del conocimiento. De todos depende que se avance en el nuevo conocimiento intersticial universal que llegó para quedarse, a pesar de las resistencias y cuestionamientos que al inicio tendrá como todas las innovaciones de valor que han emergido en el mundo moderno y antiguo.

¿Estamos dispuestos a revisar con humildad nuestras más queridas respuestas basadas en profundas y complejas investigaciones y doctorados en conocimientos singulares como ha sido hasta el presente? Se requerirá de muchos años para un uso generalizado del nuevo conocimiento intersticial con todos los cambios organizacionales que conllevará a empresas,universidades y agencias gubernamentales. Ciertamente estamos en presencia del nacimiento de una nueva teoría del conocimiento y… de su práctica vendrá innovación y nueva riqueza para las naciones, empresas y personas con grandes progresos para una nueva era de desarrollo de la humanidad.


OLIBAR Consultores Int´l since 1972
Interstitial Strategies & Managament support for innovation and development
Preside: Don Carlos Olavarría Aranguren, Master of Science M.I.T / U.S.A