viernes, 8 de agosto de 2014

SIONISMO ISRAELÍ COMETE CRIMEN DE LIMPIEZA ÉTNICA, APARTHEID Y GENOCIDIO CONTRA LA POBLACIÓN PALESTINA

foto-sionismoCrimenEtnico


 Por: David Comedi | Red Judía Antisionista Internacional

La ONU no decidió dividir Palestina en dos. No lo decidió tan simplemente porque la ONU no tiene mandato para dividir lo que no le pertenece. La Resolución 181 de la ONU de 1947 fue una recomendación, que debería haber sido debatida entre los habitantes palestinos, no utilizada unilateralmente por los colonos europeos sionistas para realizar una limpieza étnica asesina contra la población palestina autóctona. Fueron las masacres perpetradas por los sionistas contra la población palestina las que convocaron a algunos estados árabes vecinos, respondiendo a un clamor de solidaridad de sus pueblos, a enviar tropas a Palestina en su defensa. Como se sabe, estas tropas fueron repelidas por el muy bien equipado ejército colonial sionista, el cual aprovechó la ocasión para agrandar sus fronteras aun más de lo que recomendaba el injusto plan de partición de la ONU.
No es ser antisemita el negarle al sionismo su pretendido derecho a cometer el crimen de limpieza étnica, apartheid y genocidio contra la población palestina. De hecho, ese derecho no está implícito en la Resolución 181 de la ONU ni en ninguna otra parte que no sea en la mentalidad colonialista que se desprende del artículo de Claudio Lottenberg. Es el sionismo el que se ha arrogado ese derecho a la criminalidad, y por eso es un deber de todo ciudadano de bien luchar contra el sionismo, así como contra cualquier otra forma de injusticia.
La limpieza étnica continúa; no ocurrió solamente entre 1947 y 1948: vemos hoy un cerco asesino y ya 3 masacres a gran escala de poblaciones desprotegidas y desarmadas cometidas por el ejército colonial de Israel en Gaza, vemos las fronteras de las colonias sionistas expandiéndose en Cisjordania y Jerusalén Oriental a todo vapor, vemos el desplazamiento forzado de las poblaciones beduinas en el Negev/Naqab, vemos la discriminación y hostigamiento que sufren las poblaciones palestinas de la Galilea. Todos estos crímenes no pueden ser aceptados como la “autodeterminación del pueblo judío” porque la autodeterminación de un pueblo nunca puede constituir la negación de la autodeterminación de otro pueblo ni legitimar el crimen organizado.
Muy a diferencia del sionismo criminal, en la Red Internacional Judía Antisionista nos comprometemos incondicionalmente con las luchas de emancipación humana, de las cuales la liberación de los habitantes de Palestina y de su tierra es una parte primordial. Nuestro compromiso es el desmantelamiento del apartheid israelí, el retorno de los refugiados palestinos, y el fin de la colonización israelí de la Palestina histórica.
La histórica y progresiva limpieza étnica de la población palestina de sus tierras por parte del Estado de Israel contradice y traiciona una larga historia de participación judía en luchas de liberación colectivas. El sionismo – la ideología fundadora que se manifiesta actualmente en el Estado de Israel – echó raíces en la era del colonialismo europeo y se diseminó a continuación del genocidio Nazi. El sionismo se nutrió de los más violentos y opresivos hechos del siglo diecinueve, atentando contra los numerosos esfuerzos de una militancia de judíos en las luchas de liberación.
Y así, queda desenmascarada la última mentira, de que antisionismo es sinónimo de antisemitismo. El antisemitismo clásico europeo siempre rechazó al judío acusándolo de ser portador de una nacionalidad diferente. Esa visión étnicamente discriminatoria es precisamente la misma que adopta el sionismo al considerar la identidad del judío como una “nacionalidad”. Es exactamente esa misma premisa compartida por el antisemitismo y el sionismo, la que es categóricamente rechazada por el antisionismo. Por lo tanto, el antisionismo es una oposición al antisemitismo.
Los intereses sionistas pretenden enmascarar esta realidad que es más que obvia: encubrir el genocidio del Pueblo Palestino que está siendo perpetrado en nombre del sionismo.

Tomado de los pueblos hablan
Por: David Comedi | Red Judía Antisionista Internacional

Diego Olivera: La ONU es incapaz de frenar las agresiones imperialistas en el mundo

La onu y su secretario se aprestan para realizar viejos esfuerzos por la pax en el mundo 

Enviado por Barometro Internacional el jueves, 07 agosto, 2014 a las 18:10


Al escribir este nuevo artículo de Barómetro internacional, nos vemos obligados otra vez a hablar de la Organización de Naciones Unidas (ONU), un instrumento obsoleto en las relaciones internacionales.  La mayoría de las 193  naciones que integran esta instancia mundial se han opuesto al sistema de veto, que ha sido aplicado por los 5 países permanentes del Consejo de Seguridad: EEUU, Francia, Inglaterra, Rusia y China. También es importante señalar la manipulación y la coerción ejercida para obligar el voto de países de Europa, Medio Oriente o América Latina, que son utilizados por EEUU, con esta forma antidemocrática de votación, donde a través de minorías poderosas pone al planeta en manos de las trasnacionales y de la Industria Militar de EEUU, con la OTAN como brazo ejecutor de la intervención en Libia, Siria y Ucrania, para dominar la geopolítica internacional.

Muchos analistas hablan de que la crisis del capitalismo pasa por una fase continua de este modelo de producción, pero la desesperación de EEUU y la OTAN por controlar los recursos naturales del mundo los lleva a una explotación terminal de los recursos globales. Ante esta política expansionista y depredadora, la ONU pasa a ser un mero espectador de los conflictos, de guerras y de la masacre de seres humanos. Una visión de esta realidad son las escuelas de la ONU, en territorio palestino que son bombardeadas por el ejército de Israel, con decenas de muertos, ambulancias destruidas, una violencia injustificada, que solo tienen como respuesta por parte de la ONU las palabras huecas del Secretario General, Ban Ki-moon de Corea del Sur, el cual no ha podido desde el 2007 aportar ninguna salida a los conflictos impuestos por la naciones industrializadas.
Las sanciones a Rusia por el conflicto en Ucrania y el beneplácito a Israel
Nuevamente citaremos al escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, en su titulo “el Mundo al Revés”, al analizar el tema de las sanciones de EEUU y la Comunidad Europea a Rusia por su “injerencia en Ucrania”, incluida la acusación de ser responsable por un avión derribado por los rebeldes pro rusos, siendo realmente la autoría del gobierno de Ucrania. Lo que muestra una vez más que todas estas acciones van en realidad contra los avances de Rusia en el campo internacional de la diplomacia, en las relaciones con América Latina y en los acuerdos con el BRICS, en los que ofrece una nueva forma de interrelación financiera, más favorable en créditos, que el FMI y el BM.

Pero lo llamativo ante estas políticas coercitivas contra Rusia, es la benevolencia de EEUU ante Israel, que genera acciones en el Medio Oriente, agrediendo a Siria, amenazando a Jordania. ¿Cómo se justifican estas políticas en la ONU? ¿Por qué se deja  las manos libres al estado sionista, para generar una violencia generalizada al pueblo palestino? No se puede permitir por la comunidad internacional la aplicación de una guerra de tierra arrasada, no se puede matar civiles impunemente, con intención expresada en declaraciones de varios voceros israelís, donde declaran desaparecer a las madres palestinas para que se acabe la guerra, al mejor estilo de la mafia siciliana, que mataba a toda la familia para que no hubiera venganza.

¿Por qué EEUU envía más fondos a Israel para asegurar el escudo de misiles, si los palestinos pelean con armas caseras, piedras y marchas? Es una guerra despareja, la historia de los palestinos ha sido como la de Israel, sus tierras fueron entregadas por la ONU en 1948 para resarcir al pueblo que fue asesinado por la Alemania Nazi. Pero sin embargo este nuevo Estado, obligó a los palestinos a abandonar sus tierras, usurpadas por los colonos, aplico la violencia para dominar a los pueblos, para luego cercarlos con un muro, generando bloqueos económicos y alimentarios, y hasta fueron asesinados colaboradores internacionales en barcos de solidaridad por el ejército y marina sionista.

Pero ninguno de estos hechos ha sido considerado crimen de lesa humanidad, porque EEUU tiene grandes intereses con los multimillonarios judíos, los cuales son parte del poder en EEUU.  Lo que demuestra una vez más, que a los países capitalistas solo les interesa el capital, que el desarrollo de la vida humana no les importa.

La hipocresía de Obama y  EEUU en el tema de  los derechos humanos
Nos parece importante analizar el papel que juega la ONU, en el tema de los derechos humanos a nivel mundial, el cual está determinado por la política de EEUU, como corrupto árbitro de esta materia en el mundo, imponiendo a la mayoría de la naciones tercermundistas sanciones de carácter económico o político, creando verdaderos falsos positivos. Porque en realidad estas medidas, adoptadas unilateralmente por los presidentes o el senado de EEUU, violan los acuerdos internacionales, ya que ellos se abrogan el derecho internacional, basándose en su concepción de estado gendarme, concibiendo al mundo como parte de su visión unipolar, buscando cualquier mecanismo para dominar al mundo.

Pero como dicen las usanzas de nuestros mayores, para “muestra un botón” las recientes declaraciones del presidente de EEUU Barack Obama, reconoció hoy, que su nación hizo algunas cosas, que “…estuvieron mal tras los atentados terroristas del 11 septiembre de 2001, entre ellas torturar a algunos detenidos.” Estas declaraciones fueron parte de una conferencia  de prensa, en la Casa Blanca al comentar la polémica sobre un informe del Senado en el que se investiga el uso de controvertidos procesos de interrogación a sospechosos de terrorismo, donde Obama afirmó que "Torturamos a gente, incluida la asfixia simulada, entre 2001 y 2009 por parte de la CIA, Cruzamos la línea, hicimos cosas que van contra nuestros valores.”

Pero lo más llamativo de sus declaraciones, son el desparpajo con que justifica estas acciones de lesa humanidad, al afirmar Obama de que “no hay que ser ingenuos de manera retrospectiva sobre el trabajo, de los agentes de los servicios de inteligencia en esos difíciles momentos, ellos estaban trabajando bajo una enorme presión y son patriotas de verdad". Ante la siguiente respuesta del presidente de EEUU, de que "esto tiene que ser entendido y aceptado, y como país debemos tomar responsabilidad por ello para que no lo volvamos a hacer en el futuro", nos queda la duda del porque se sigue torturando, violando y vejando a los presos de Guantánamo.

Estas declaraciones muestran una vez más la soberbia del mandatario estadounidense, que luego de recibir un Nobel de la Paz, auspició la invasión a Libia, la guerra en Siria y apoyó la balcanización en Ucrania, donde miles de civiles fueron asesinados, bajo la doctrina de una falsa democracia. Ante esta realidad la ONU sigue impávida, demuestra la caducidad de una institución superada por la historia, que ha sido y será un instrumento de los países desarrollados, pero principalmente de EEUU, como estado gendarme del mundo.
diegojolivera@gmail.com


jueves, 7 de agosto de 2014

Miguel Ángel del Pozo: Estado de Israel, holocausto, judíos e israelitas

Miguel Ángel del Pozo: Estado de Israel, holocausto, judíos e israelitas


 
El movimiento social y político mundial que protesta contra el genocidio que se está desarrollando, día a día, en la zona de la “Franja de Gaza” como espacio geográfico nacional bajo la jurisdicción del sector palestino socio-político cercano, en su gran mayoría y en líneas generales, a las tesis propuestas de Hamas, viene haciendo llamados a las Naciones Unidas, a los Países No-Alineados, a organismos regionales como Mercosur y Alba, a la Comunidad Europea, a países africanos y árabes, a los EEUU de América y Canadá, a México y países de Centroamérica y El Caribe, a China, Rusia, Suráfrica, Brasil e India, los denominados BRICS, al Vaticano y otras religiones universales, en fin, a toda la comunidad internacional que expresen su repudio y rechazo por ese mantenido genocidio que ni el propio pueblo judío e israelita podría estar de acuerdo aún y cuando los más radicales ortodoxos judíos lo respalden porque es como mirarse al espejo del Holocausto.
 1407450320390-bi_3.JPG

Lo anterior descrito es un escenario que podríamos compararlo con aquella realidad político-religiosa que la Historia ha denominado como la “Santa Inquisición” cuando todo aquel que se pudiera oponer a aquella matanza sistemática promovida por la Iglesia Católica y llevada a su ejecución por ciertos grupos eclesiales que denominamos como “congregaciones” no tenían eco. Durante aquellos patéticos escenarios que de forma suave describió Umberto Eco en su novela “El nombre de la rosa”, lo que hoy denominamos “alegremente” como “terroristas” eran, en líneas generales, las mujeres acusadas de brujas, judíos acusados de perseguir, juzgar, acusar, condenar a muerte de cruz a Jesús de Nazareth, y vaya usted a saber a quienes otros “cristianos” fueron señalados de cualquier situación incómoda.
Esta descripción inmediata anterior nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué la realidad del Holocausto? Adolf Hitler, austriaco, judío, según algunas voces, pintor, asiduo visitante de aquel café vienés que a tantos intelectuales reuniría en sus cotidianas charlas, quienes, posteriormente, han influido en los pensares filosóficos y escritos históricos descriptivos y novelados, judíos en su gran mayoría, siendo protegido por un comerciante judío cuando se encontraba desempleado, pintor de postales para turistas, todo ello justo antes de la 1ra. Guerra Mundial, desarrolló una teoría cuasi-maltusiana-genética cuyas bases teóricas, probablemente, bebió durante aquellas charlas vienesas. Su personalidad está interesantemente descrita por Emil Ludwig en su texto: “Tres dictadores: Hitler, Mussolini y Stalin. Y un cuarto: Prusia”. (Acantilado. Barcelona, 2011, pp. 168), la descripción biográfica previa a la 2da. Guerra Mundial. El historiador y periodista, Timothy W. Ryback en su “research” le permitió redactar: “Los libros del Gran Dictador”. (Destino. Barcelona, 2010, pp. 380) referido a aquel material encontrado cuando finalizó la 2da. Guerra Mundial.
A Adolf Hitler no le asesinaron a ningún hermano, era prusiano-vienés que decidió “amar a Alemania” como la esperanza de la teluridad junguiana, estratega quien, a pesar de conocer hacia donde se dirigía, cometió el grave error de convertir su militante anti-comunismo en un militante anti-poderes-europeos-imperialistas quizá por aquella humillación que se desarrolló durante el Tratado de Versalles.
Aquel líder alemán, porque Hitler fue “el líder alemán y de lo alemán-germano-prusiano”, aquel líder germano-prusiano-vienés sus primeros visitantes a campos de concentración fueron todos los cuadros del partido comunista alemán, aquel glorioso partido comunista que se enfrentaría ideológicamente al “padrecito” Joseph Stalín, aquel vienés que rescató, capturó y secuestró la siquis del ciudadano germano sustentándose en “viejas glorias históricas” como pueblo designado por la diosa germano-bárbara. Adolf Hitler fue, sencillamente, el reflejo de una historia no acabada desde aquel Imperio Carolingio.
El concepto “pueblo elegido” le permitió a Adolf Hitler diseñar e imponer políticas que se concentraron en un conjunto social compuesto por las tesis maltusiano-genéticas, las fronteras-no-fronteras, una arquitectura sólida conceptualmente indestructible y un “destino manifiesto” que en el inconsciente colectivo social germano-prusiano buscaba “parir” sus propias aspiraciones históricas.
Los historiadores, los políticos y otras ramas de las Ciencias Sociales, han sustentado sus argumentaciones en la denominada “Crisis del 29”, algo así como la actual “Crisis de Wall Street”, que produciría realidades en experiencia socio-económica que se han colocado por encima de realidades incómodas de gravedad socio-histórica como la conceptualización del desarrollo de la relación “Imperio-imperialismo” cual se venía expresando desde la expansión obligante de la Revolución Industrial y los desarrollos de las ciencia y tecnologías gracias, debemos aceptarlo, a la modernidad. Es decir, cuando nos acercamos a analizar a Chamberlain, al Pacto ruso-germano, al Pacto germano-nipón anti-comunista nos encontramos ante realidades complejas y muy difíciles de comprender, cuando menos, para no exponer, no aceptar las posibles consecuencias geopolíticas.
Pero Adolf Hitler, en aquel escenario tan complejo, precisó que los males de los males de la Alemania en su renacer eran, sencillamente, la base real del sistema capitalista: “el Capital”. En el marco de aquella objetiva realidad ¿quiénes eran los controladores del Capital? Lógica formal y estúpida pero profundamente peligrosa que le permitió, en ese marco kantiano, convencer al pueblo alemán no solo lo conceptual referido a esa relación capital-dinero-bienestar sino poner sobre la mesa aquella y misma tesis argumentada durante la “Santa Inquisición”: la pureza del pueblo elegido que durante aquellas hogueras pueblerinas eran los cristianos (aún no eran católicos).
Es demostrable que el pueblo judío ha sufrido persecución con consecuencias variadas pero, al tiempo, graves que van desde las conversiones compulsivas (marranos), hogueras, pérdidas de vida, campos de concentración urbanos, expulsiones territoriales compulsivas, por mención, de quienes provenían del norte de África (sefarditas) pero hay otro grupo de judíos provenientes del Asia Central quienes fueron migrando hacia Rusia y Europa Central (ashkenazis). Es decir, quizás, con mente amplia, podríamos conceptualizar a estas persecuciones como un permanente holocausto impreso en la psiquis judía.
En el marco de esta propuesta, nos vamos a referir a la tesis histórica de un judío, Tony Judt en la entrevista que le realizara Timothy Snyder meses antes del proceso hacia su traslado al más allá. Nos comunica Tony Judt que “…ya desde Ben-Gurión, la política israelí ha insistido bastante explícitamente en la afirmación de que Israel…sigue siendo vulnerable a una reedición del Holocausto…lo que se está haciendo es utilizar políticamente la culpa y explotar la ignorancia. Como Estado, Israel…explota los temores de sus propios ciudadanos…explota los temores, recuerdos y responsabilidades de otros Estados…el temor a que Israel pueda ser “destruido”…[ello] no constituye un temor real. Es una estrategia retórica políticamente calculada…es por ello que tiene muy poco que ver con las realidades del Oriente Próximo actual y sí mucho con el Holocausto…” (Idem, pág. 128). Terrible opinión porque permite justificar lo injustificable en el actual escenario de masacre colectiva que lleva a cabo el Gobierno de Israel en la “Franja de Gaza”. Pero Judt no se anda por las ramas cuando de poner los puntos sobre las íes cuando precisa que “…la asociación con el Holocausto se hace más cómoda cuando se [la] identifica no solo con la victimización sino con los derechos humanos y con la intervención militar en nombre de esos derechos [humanos]…” (Ibidem, pág. 135).
Ahora bien, en el marco de nuestro discurso, nos preguntamos: ¿hay diferencias entre los judíos sean ellos sefarditas, azhkenazis e israelitas? Aparentemente, no debería haber tal diferencia pero son demostrables sus diferencias; por ejemplo, hay una muy seria diferencia entre el Primer Ministro, Benjamín Netanyahu, nacido en TelAviv de origen ashkenazi, y el Canciller, Avigdor Lieberman, nacido en Kishinev, RSS de Moldavia, Unión Soviética de origen ashkenazi. El primero es israelita mientras que el segundo tal como Shimon Pérez proviene de la Europa oriental que fuerte incidencia rusa. Es decir, ¿habrán políticos israelitas de origen sefardita que tengan decisiones ante tamaña realidad actual en Gaza en considerando sus históricas persecuciones desde aquellos tiempos descritos en la novela “La judía de Toledo”?
Regresamos a Tony Judt quien considera que es importante apreciar objetivamente las realidades que se expresan en la comunidad judía estadounidense con relación a las realidades geopolíticas en el Medio Oriente; es decir, desde nuestra modesta percepción estamos ante un muy interesante escenario porque en el marco de la objetividad analítica deberíamos diferenciar y separar las intenciones de la comunidad judía estadounidense mayoritariamente ashkenazi quienes asumen la realidad del Holocausto como una realidad que se encuentra “a la vuelta de la esquina” con la conjunción ideológica en praxis de los objetivos imperialistas de los EEUU de América en el Medio Oriente de mantener un control geoestratégico sobre los países circundantes a las fronteras del Estado de Israel.
En el marco de esa realidad en “pleno desarrollo”, frase con sello de propiedad intelectual del comentarista y corresponsal de guerra bien apreciado por Fidel Castro y Roy Chaderton Matos, don Walter Martínez, el Canciller Lieberman ha considerado que la situación en la “Franja de Gaza” ha alcanzado realidades que significan que Israel a nivel mundial “…ha perdido cara…” (Son palabras nuestras).
El matutino israelita “Haaretz” publicó en su página web bajo el título: “Lieberman suggest UN take control of Gaza Strip”. (04 agosto 2014, 13:11): “…Israel and the Palestinian Authority should consider transferring control of Gaza to the UN…the British Mandate over Palestine and the UN mandates in East Timor and Kosovo as examples…we saw it Works quite well there…it requires an agreement between us and the Palestinian Authority. It doesn´t require consent from the UN, just from the parties involved –Israel and the PA-…”
En la presente realidad de Timor Oriental, ex-colonia portuguesa, mitad de una isla, Timor, situada justo al norte de Australia conformando un estrecho de “aguas profundas” que permite el paso seguro de submarinos nucleares occidentales vista las peligrosidades del estrecho de Malacca, espacio geográfico que hace frente a la nueva base militar estadounidense en territorio australiano donde se ubicarán los 30 mil soldados estadounidenses que serán trasladados desde sus bases en Alemania, se ha convertido en una “nueva-semi-colonia” del imperialismo internacional.
Entonces ¿Qué significa la propuesta de Lieberman de transformar la “Faja de Gaza” en una “semi-colonia del imperialismo internacional”?. Sencillo, respetados lectores y lectoras, vean el mapa para conocer que la “Franja de Gaza” está bañada por las aguas del Mediterráneo cercanas al Líbano, Israel, Egipto. Definitivamente, la geopolítica en el Medio Oriente así como el cerco a Rusia y China “van por buen camino” aunque desconocemos como todo ello lo irá a finalizar el Presidente de los EEUU de América sea el actual, Barack Obama, y/o la próxima Presidenta estadounidense proveniente del “Tea Party” democrático y/o republicano cristiano-católico.
delpozo14@gmail.com



miércoles, 6 de agosto de 2014

GAZA: ‘Pogromo’ palestino y ser mujer bajo el Gran Muro

Nazanín Armanian*
 
¡Matad a todas las madres palestinas para que dejen de parir “pequeñas serpientes”!, propone Ayelet Shaked, la diputada israelí, ignorando que las “soluciones finales” nunca lo han sido y que suelen estallarse en la cara de sus idearios. Antes de los nazis, en la Rusia de 1880 también se incitó el pogrom «linchamiento» de las familias judías y el expolio de sus bienes. Los palestinos, al igual que los judíos, sobrevivieron a esta y a otras rondas de exterminio, a pesar de esta señora o del rabino Dov Lior, quien ha lanzado una fatwa legitimando la masacre de los palestinos. Afortunadamente, éstos, al igual que Buko Haram, Taliban o Bin Laden, no representan la ética de millones de personas a las que afirman representar. Si tales barbaridades las hubiera dicho un líder político o religioso palestino contra los israelíes, ahora estaría en uno de los Guantánamos acusado de la incitación al odio y terrorismo, y su tierra arrasada por la aviación de la OTAN en nombre de la civilización.
El triple desafío de la mujer palestina

1. Como nativas de una tierra enfrentada a una agresión imperialista-colonial, ocupada y sometida a una limpieza étnica sistemática, las palestinas, incluso en los tiempos de paz, sufren el bloqueo más largo de la historia, que prohíbe la entrada de los siguientes artículos al gueto en Gaza:
Lentejas, pasta, especias, galletas, dulces y chocolate entre otros alimentos, causando la desnutrición de 4 de cada 5 niños y la mitad de las mujeres; libros, lápices de colores, papel y ordenadores; balones de fútbol e instrumentos musicales; papel higiénico, ropa, vasos, cubiertos, vajilla, nevera, lavadora, bombillas de luz, agujas, sábanas, mantas, zapatos, colchones; cuerdas de pescar , varillas y criaderos de peces; piezas de repuesto para coches y sillas de ruedas, entre otros objetos.
Mientras:
 - Demuelen con bulldozer las viviendas: unas 20.000 desde el año 2000. Aplastaron bajo sus máquinas, en el 2003, a Rachel Corrie de 23 años, activista estadounidense del Movimiento Internacional de Solidaridad (ISM) cuando impedía la destrucción de una casa palestina.
- Cometen “Ecocidia”: han arrancado de cuajo 1,4 millones de árboles frutales, entre 2000 y 2006. Han matado y golpeado a decenas de mujeres y hombres campesinos.
- Les cortan la electricidad y el agua durante horas o días, y a través de decenas de puestos de control, les impiden la libre circulación (ver: http://www.palestinalibre.org), dificultándoles acudir a sus trabajos, centros académicos e incluso a hospitales. Según Amnistía Internacional (AI), a Rula Ashtiya, embarazada que de madrugada iba a un ambulatorio para dar a luz acompañada de su marido, le impidieron el paso, siendo obligada a tirarse al suelo y parir delante de ellos mismos. El bebé murió minutos después y sólo entonces le dejaron ir a pie al hospital en Nablus, con su hijo muerto en los brazos. En el caso de Maysoon Saleh Nayef, a punto de dar a luz, su coche fue parado por estos controles y nada más arrancar fue tiroteado por los soldados. Mataron a su marido y a ella la hirieron en un hombro. En estado de shock, la sacaron del coche, le obligaron a quitarse la ropa ¡para cachearla!, y luego la dejaron desnuda tirada en el suelo, negándole además algo para cubrirse. Después, llamaron a una ambulancia —¿para mostrar que no eran tan inhumanos, quizás?—, y ella dio a luz a Fida, su niña huérfana. Maysoon, para colmo, no podía regresar a la casa conyugal, ya que sus suegros le hacían responsable de la muerte de su hijo (más casos en los informes de AI y el articulo “y los gemelos murieron”
And The Twins Died— del periodista israelí Gideon Levy).
Un conjunto de situaciones de terror y malas condiciones de vida que hicieron disparar los abortos involuntarios en Cisjordania en un 58% en 2012.

Con tales restricciones sobre el libre movimiento y la escasez de medios en los hospitales sería un disparate hablar de pruebas de prevención de enfermedades como el cáncer. Jahr de Jan Yunis, de 38 años y madre de cuatro hijos, consiguió viajar a Egipto para el tratamiento del cáncer de mama, pero no le dejaron regresar a Gaza, a su casa, mientras entre el 70% y 75% de sus hermanas israelíes se curan en su mismo país.

Fabricar palestinos enfermos, mutilados, incapaces durante las próximas décadas para defender sus derechos sobre su tierra es una estrategia política. Que quitándole el pan, agua, luz, libros, y seguridad a toda una nación, se tenga la indecencia de preguntar “por qué no hay grandes científicos entre los palestinos mientras decenas de judíos son premios Nobel” es indignante.

2. Como ciudadana discriminada por leyes teocráticas de los gobiernos de Gaza y de Cisjordania: ella necesita un tutor varón para realizar muchas gestiones, como si se tratase de una menor o incapacitada mental; la poligamia y el matrimonio infantil son legales. La falta de oportunidades laborales y un seguro social les arrebata el derecho a emanciparse. Ante las exigencias de las feministas, el Gobierno recién formado de la Unidad Nacional ha incluido a tres mujeres en su gabinete, como un intento de cambiar las leyes. Israel, que pretende impedir un Estado palestino a toda costa, canceló los permisos de viaje de los ministros palestinos entre Cisjordania y Gaza días antes del ataque.

3. Como mujer, por estar sometida a las tradiciones y una cultura profundamente patriarcal que le reducen en el “honor” de la familia, negándole su identidad independiente y el derecho a dirigir su vida. El desempleo masivo de los hombres, que ha destruido el tejido tradicional de la familia perturbando los roles, ha propiciado el trabajo de la mujer fuera del hogar, sin que ello haya supuesto su liberación, ya que se han convertido en mano de obra barata de los colonos judíos que han ocupado sus tierras agrícolas, y encima su propia comunidad les acusa de traidoras. Según el movimiento feminista palestino “Assiwar”, unas 40 mujeres murieron en 2013 a mano de sus familiares varones por este maldito honor. Sin apoyo institucional y con un cultura de resignación y aguante, algunas renuncian a ejercer los pocos derechos que tienen a beneficio de los hombres del grupo a cambio de ser protegidas por ellos, y a otras, las subversivas, se las chantajea, recomendándoles posponer sus reivindicaciones feministas para después de ganar la batalla nacional, si no quieren ser acusadas de antipatrióticas.

Y tres desafíos de la mujer israelí
1. “No en mi nombre” ha sido una de las consignas de cientos de mujeres y hombres judíos que han protestado contra los crímenes cometidos por su Gobierno en los territorios ocupados. Aunque desde 1948 el Movimiento de Mujeres Democráticas, fundado por militantes árabes y judías del Partido Comunista de Israel, y otras organizaciones progresistas habían trabajado en circunstancias muy difíciles por la igualdad de la mujer, las minorías étnicas, la separación entre religión y Estado y una paz justa entre ambos pueblos, las feministas judías empiezan a conocer el sufrimiento palestino tras la primera Intifada en 1987, que es cuando además asumen el arriesgado papel de ser la transmisora de esta realidad a la sociedad israelí sometida, según ellas, a un sofisticado lavado de cerebro. El proyecto “Enlace Jerusalén” o “Mujeres de Negro” han sido parte de esta compleja alianza, que a pesar de la asimetría en la relación —unas son ricas y pertenecen a la nación ocupante, y las otras pobres y colonizadas como pueblo—, sigue adelante con sus altibajos.

2. Como ciudadana de un Estado semiteocrático, que no les considera iguales ante la ley. El Gran Rabinato que controla la Ley de Familia las discrimina por su género: ella, por ejemplo, no conseguirá el divorcio si el esposo se niega a dárselo, condenándole así a ser “agunah” (anclada, encadenada) de forma indefinida, e impidiéndole que se case de nuevo o tener hijos “legítimos”. Éstos serán registrados como bastardos y sólo podrán casarse con personas de una lista. Ellas, al contrario de las musulmanas, no pueden incluir sus condiciones en el contrato matrimonial y librarse de estas normas prehistóricas.

Las israelíes van asestando golpes en la estructura patriarcal-religiosa de su sociedad y toman posición: Dorit Beinisch es presidenta de la Corte Suprema, y el 22% de los parlamentarios son mujeres (en Ruanda el porcentaje es de 64%, y en Pakistán, del 20%), y no todas son como Ayelet Shaked.

3. Como mujer “intocable” y despreciada por los poderosos grupos fundamentalistas. La batalla de las “Rosa Parks” israelíes contra la segregación en algunas líneas de autobuses ha dado “medio resultado”: esta ofensa será ilegal, aunque los conductores pueden pedir a las mujeres que ocupen los asientos traseros. ¡Menuda solución para atajar la mentalidad discriminatoria! Las “Patrullas del recato” de los extremistas Haredi, aunque no llegan a actuar como los Taliban, acosan a las mujeres por su vestimenta e incluso por rezar en voz alta.

La mirada sexual a la mujer que recorre los textos sagrados de las religiones abrahámicas fortalece la estructura patriarcal de la sociedad (ver: De dioses y genitales humanos). Así, el 76% de las judías y el 79% de las árabes israelíes temen un asalto sexual. Entre 2003 y 2010 estas agresiones aumentaron de forma espectacular. El ex presidente del país, Moshe Kasave, está en prisión por violación. Según la Organización Internacional sionista (WIZO), el año pasado, unas 200.000 mujeres fueron víctimas de la violencia de género y 600.000 niños fueron testigos de las agresiones. Y eso que tan sólo se denuncia el 20% de los casos. A diferencia de las palestinas, ellas y sus hijos disponen de numerosos centros de atención y casas de acogida.

Un movimiento feminista de izquierda palestino-israelí es clave para la consecución de la paz. Las mujeres tienen derecho a estar en la mesa de negociaciones para conseguir una solución que no sea militar, sino progresista y justa.

*Nazanín Armanian es iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columnista del diario on-line Publico.es.

martes, 5 de agosto de 2014

ISRAEL OFENDE A LA HUMANIDAD


Israel ofende a la humanidad

05 ago 2014
Marcos Roitman RosenmannSociólogo y analista político
Los noticieros abren su programación con la cifra de muertos en Gaza; a continuación desagregan las víctimas entre población civil, niños y objetivos militares abatidos por el ejército israelí, suma y sigue, y acaban señalando las observaciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los exhortos de Obama pidiendo a Israel un alto al fuego y la inacción de Europa. Así, día tras día. Ninguna sanción, bloqueo de cuentas, retirada de embajadores, suspensión de créditos o una condena formal al Gobierno de Israel por trasgredir la convención de Ginebra. Meros llamados de atención y recomendaciones.

La sensación de vivir en un mundo donde bombardear hospitales, escuelas, centros culturales, bibliotecas, guarderías, lanzar obuses y disparar contra la población civil queda impune es de impotencia. ¿Cual es el límite a la barbarie? El argumento para justificar los crímenes de guerra cometidos por Israel y regurgitado por sus aliados occidentales es simple: “El pueblo judío ha sufrido siglos de persecución, debemos ser comprensivos. Ahora les toca defender su territorio agredido por terroristas que les impiden vivir en paz”. ¿Alguien en su sano juicio puede creer que el Estado de Israel está en peligro?

Israel tiene derecho a defenderse, sí, como cualquier otro país que sea atacado militarmente y sus invasores pretendan aducir el derecho de conquista para someter a su población y esclavizarla. Pero no es el caso. La autoridad palestina no pretende anexionarse Israel, como hizo Alemania con Austria en marzo de 1938. Tampoco parece probable que los palestinos invadan territorio israelita, cuyos límites, por el contrario, suman tierra conquistada al pueblo palestino tras la guerra de los seis días en 1967 y la guerra de Yom Kipur en 1973. En dichos territorios, Israel ha establecido colonias y asentamientos ilegales, construido un muro, el de la vergüenza, y sometido a control político-militar a la población en Gaza y Cisjordania. Asimismo, con el argumento de vivir continuamente en guerra, Israel incrementa su potencial bélico, posee la bomba atómica, tiene armamento de última generación, drones, misiles de largo alcance y una fuerza aérea y naval sobredimensionada. En contraposición, la Autoridad Palestina tiene milicias, cuerpos policiales, un arsenal militar obsoleto y de corto alcance. La asimetría es total. No hay donde perderse, no existe guerra ni hay razón para atacar a la población de Gaza con el odio y la inmisericordia de la que hace gala Israel.

Si los crímenes del nazi-fascismo ofendieron a la humanidad y fueron juzgados por un tribunal ad hoc, Nuremberg, Israel toma el relevo y nos ofende. Tal vez sea la hora de imputar a los dirigentes israelitas como responsables de crímenes de lesa humanidad. En este sentido, el holocausto nazi-fascista se tipificó como un agravio contra el ser humano, una negación de la dignidad, es decir una deshumanización que anulaba la condición humana. El tamaño del horror y los testimonios de la barbarie nazi levantaron la voz de un nunca jamás. La naciente comunidad internacional se comprometió a sancionar y juzgar tales crímenes donde el peligro de genocidio, etnocidio o crímenes de guerra se produjesen. Sobre ellos recaería todo el peso de la ley. Las sanciones debían ser ejemplares. Sus responsables detenidos, juzgados y condenados. Pero en su fuero interno, pareció hacer excepciones, salvo que el imputado fuese Israel y las potencias hegemónicas.

Gaza es hoy un campo de concentración y exterminio, los hornos crematorios y cámaras de gas han trasmutado en bombardeos aéreos, obuses y drones. Hoy, la “solución final” se aplica de manera velada al pueblo palestino bajo la doctrina Dahiya, que habilita al ejército israelí a considerar objetivos militares a la población civil, escuelas, hospitales y patrimonio cultural, con la finalidad de aumentar el grado de sufrimiento. Pensar que cualquier persona o infraestructura en Gaza es un objetivo militar traspasa cualquier consideración de tipo ideológico y moral, por no decir ético. ¿Cuál es el límite de sufrimiento y muerte fijado por Naciones Unidas y los países occidentales para el pueblo palestino y no llamarlo genocidio? ¿Cuál es la distancia que separa una operación de castigo de un genocidio y crímenes de guerra?

La comunidad internacional debe actuar o será cómplice de crímenes de lesa humanidad, si ya no lo es. Repito, Gaza se ha transformado en un gran campo de exterminio y muerte, un gueto, donde no hay compasión y el grado de sufrimiento es llevado al límite para crear la sensación de no ser nada, salvo despojo. Primo Levi, un sobreviviente del Holocausto, relata en su Trilogía de Auschwitz: “No hay donde mirarse, pero tenemos delante nuestra imagen, reflejada en 100 rostros lívidos, en cien peleles miserables y sórdidos… Entonces, por primera vez, nos damos cuenta de que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. En ese instante, con intuición casi profética, se nos ha relevado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse: una condición humana más miserable no existe, y no puede imaginarse. No tenemos nada nuestro: nos han quitado las ropas, los zapatos, hasta los cabellos; si hablamos no nos escucharán, y si nos escuchasen no nos entenderían. Nos quitarán hasta el nombre, y si queremos conservarlo deberemos encontrar en nosotros la fuerza de obrar de tal manera que, detrás del nombre, algo nuestro, algo de lo que hemos sido permanezca.”

Hoy, Israel aplica la misma política que las autoridades del Tercer Reich desplegaron para justificar la supremacía de la raza aria y el pueblo alemán. Sólo que lo hacen en nombre del pueblo de Sion. Nos ofenden.
Tomado de:

Dominio público

Opinión a fondo

PALESTINA

 



PALESTINA

 Luis Britto García

Sobrevuelan  aviones que bombardean calumnias. Caemos tergiversados.

Arremete la cortina de fuego de racismo. Somos limpiados étnicamente sin manchar a los asesinos.

Obuses disparan granadas de hipocresía. Morimos eufemizados.

Arremeten   tanques que  disparan silencios. Dejan  heridas sin alarido,  muertes sin solidaridad.

Zumban   drones de indiferencia. Como moscas caemos   víctimas de la apatía.

Disparan ametralladoras de insensibilidad. Agonizamos  acribillados de desprecio.

Estallan armas de destrucción masiva de la conciencia. Somos arrasados sin que quede traza de remordimientos.  

Cruzan proyectiles de  complicidad. Al estallar disuelven toda humanidad preservando apenas  componendas entre verdugos.

Desde los cuatro horizontes nos ahogan gases de olvido. Ya no recordamos qué pueblos cayeron antes que el nuestro bajo idénticas  armas, igual agonía.
SUPERMERCADO
Compras el seductor cosmético con el nombre del amor y financias los detectores electrónicos que prohíben al lugareño el acceso a su propia tierra.
Con el lápiz de labios que te untas contribuyes a la incineración de los enamorados.
Un instante te detienes ante los mostradores de comida rápida cuyas registradoras pagan la muerte acelerada.
Sorbes el refresco gaseoso, y con las burbujas que revientan pagas  bombas que estallan contra tus hermanos.

Compras la gustosa salsa para tus carbohidratos y con ella financias la termita que hierve la sangre de tu prójimo.

En la sección de modas eliges  trapos que te cubrirán elaborados por las empresas que trabajan en dejar  sin piel al congénere.
En la vitrina llamativa están las lencerías eróticas cuyo precio se traduce en mortajas de fósforo ardiente, los aceites para bebés cuyos réditos adquirirán la gasolina gelatinosa contra las escuelas.
Estimula la compra el aire acondicionado que paga  tormentas de fuego que calcinan  villorrios arrastrando párpados hacia las alturas.
Adquieres  el chip cuyas utilidades costean el fichaje de oprimidos, las redes de comunicación de invasores, los detonadores de las bombas.
Te llevas la impresora con cuyo precio alimentas la construcción de  muros para encerrar  humanos como fieras.
El centavo que pagas por la fruslería que no necesitas perfora la frente del huérfano y el vientre de la madre.

Esgrimes la tarjeta de crédito que pertenece al banco que pertenece a la trasnacional que pertenece al megagrupo que pertenece al monopolio que  financia obuses de esquirlas, bombas incendiarias, proyectiles inteligentes que incineran a tu prójimo.

Más allá  venden vísceras, tiras de piel, blusas decoradas con uñas, collares de hueso de los niños inmolados.

La máquina desodorizadora borra la putrefacción de todo lo que compras, lo que financias, lo que consumes.

NO PREGUNTES
Ningún hombre es una isla –decía John Donne- no preguntes por quién doblan las campanas, que están doblando por ti.

No supongas que el genocidio avanza sobre Gaza porque bajo su mar hay hidrocarburos –bajo la tierra que pisas siempre algo justificará que seas convertido en polvo y esparcido por los confines del mundo.

No inquieras si la guerra funciona para la economía o la economía para la guerra –en la fabricación del fósforo que arrasará tu piel está inscrito el tanto por ciento de los beneficios y la tasa de desinterés que calcinará tus huesos.

No indagues si sólo la superioridad racial da derecho a exterminar o si sólo exterminar prueba la superioridad racial –el tono de tu piel y la salinidad de tus lágrimas es la condena que ejecutará quien necesite robar tu tierra y el aire que respiras.

No calcules si tu único placer que es engendrar hijos para el sufrimiento terminará por vencer a quienes por no sufrir no engendran.

No interrogues si el gigante es invulnerable o si la Historia es el recuento de los gigantes que caen –dispara el  guijarro con tu honda ensangrentada y espera. 


(TEXTO/FOTO: LUIS BRITTO)

lunes, 4 de agosto de 2014

¿QUIÉN ES EL ENEMIGO?

  ¿Quién es el enemigo?

por Thierry Meyssan
Cada cual tiene su propia opinión para explicar las masacres que el Estado de Israel está cometiendo en Gaza. En los años 1970-1980 eran vistas como una expresión del imperialismo anglosajón. Pero hoy muchos interpretan esas matanzas como un conflicto entre judíos y árabes. Pasando en revista unos 4 siglos de Historia, Thierry Meyssan, analista y consultante de varios gobiernos, analiza el origen del sionismo, sus verdaderas ambiciones y señala el verdadero enemigo.
Red Voltaire - Damasco-Siria. -04 de agosto de 2014

 JPEG - 26.3 KB

La guerra que desde hace 66 años ha venido librándose ininterrumpidamente en Palestina atraviesa una nueva etapa con las operaciones israelíes «Guardianes de nuestros hermanos» y «Roca indestructible», extrañamente traducidas en la prensa occidental como «Margen Protector».

Es evidente que Tel Aviv –que optó por explotar la desaparición de 3 jóvenes israelíes para desencadenar estas operaciones militares y «arrancar de raíz el Hamas» esperando poder explotar el gas de Gaza, conforme al plan ya enunciado en 2007 por el actual ministro de Defensa de Israel [1]– se ha visto superado por la reacción de la Resistencia palestina. La Yihad Islámica respondió disparando cohetes de alcance medio, muy difíciles de interceptar, que se agregaron a los que dispara el Hamas.
La violencia de los acontecimientos, que ya han costado la vida a más de 1 500 palestinos y a 62 israelíes (con la salvedad de que las cifras israelíes están sometidas a una férrea censura militar y probablemente son minimizadas), ha provocado una ola de protestas en el mundo entero. Además de sus 15 miembros, el Consejo de Seguridad de la ONU –reunido el 22 de julio– escuchó las intervenciones de otros 40 Estados que decidieron expresar su indignación ante el comportamiento de Tel Aviv y su «cultura de la impunidad». Al extremo que, en vez de las 2 horas habituales, la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la «crisis de Gaza» duró 9 horas [2].

Simbólicamente, Bolivia declaró Israel «Estado terrorista» y abrogó el acuerdo de libre circulación firmado con ese país. Pero las declaraciones de protesta generalmente no vienen acompañadas de ayuda militar para los agredidos, con excepción de la de Irán y, simbólicamente, la de Siria. Estos dos países respaldan a la población palestina a través de la Yihad Islámica –la rama militar del Hamas– sin apoyar su rama política, que es miembro de la Hermandad Musulmana, y también aportan su respaldo al FPLP-CG [Frente Popular por la Liberación de Palestina-Comando General].

Al contrario de lo sucedido durante las operaciones anteriores («Plomo fundido» en 2008 y «Columna de nubes», traducida está última en Occidente como «Pilar defensivo»), los dos Estados que protegen a Israel en el Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos y el Reino Unido) facilitaron esta vez la elaboración de una declaración del presidente del Consejo de Seguridad donde se subrayan las obligaciones humanitarias de Israel [3]. Más allá de la cuestión fundamental de un conflicto que sigue sin resolver desde 1948, lo que estamos viendo es un consenso para expresar una condena mínima del uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel.

Sin embargo, tras este aparente consenso se esconden análisis muy diferentes: algunos autores interpretan el conflicto como una guerra de religión entre judíos y musulmanes mientras que otros lo ven como una guerra política según un esquema colonial clásico. ¿Cuál es la realidad?

¿Qué es el sionismo?

A mediados del siglo XVII, los calvinistas británicos se reagruparon alrededor de Oliver Cromwell y cuestionaron la fe y la jerarquía del régimen imperante en Gran Bretaña. Después de derrocar la monarquía anglicana, el «Lord protector» pretendió permitir al pueblo inglés alcanzar el estado de pureza moral necesario para atravesar una tribulación de 7 años, acoger el regreso de Cristo y vivir apaciblemente con él durante 1 000 años (el «Millenium». Para ello, según su interpretación de la Biblia, había que dispersar a los judíos por todo el mundo, reagruparlos después en Palestina y reconstruir allí el templo de Salomón. Bajo esa perspectiva, Oliver Cromwell instauró un régimen puritano, anuló en 1656 la medida que prohibía a los judíos instalarse en Inglaterra y anunció que su país se comprometía a crear en Palestina el Estado de Israel [4].

Al ser derrocada la secta de Cromwell, al final de la «Primera Guerra Civil Inglesa», y resultar muertos o exilados sus partidarios, se restableció la monarquía anglicana y esta abandonó el sionismo –o sea, el proyecto de creación de un Estado para los judíos. Pero resurgió en el siglo XVIII, con la «Segunda Guerra Civil Inglesa» –así se denomina en los manuales de Historia de la enseñanza secundaria del Reino Unido– que el resto del mundo conoce como la «Guerra de Independencia de los Estados Unidos» (1775-83). Contrariamente a lo que todo el mundo cree, esa guerra no se basó en los ideales de la Ilustración, que más tarde animaron la Revolución Francesa, sino que fue financiada por el rey de Francia y se libró por motivos religiosos y al grito de «¡Nuestro Rey es Jesús!».

George Washington, Thomas Jefferson y Benjamin Franklin, por sólo mencionarlos a ellos, se presentaron como los sucesores de los partidarios exilados de Oliver Cromwell. Lógicamente, Estados Unidos retomó el proyecto sionista.
En 1868, la reina Victoria designó como primer ministro de Inglaterra al judío Benjamin Disraeli, quien propuso conceder algo de democracia a los descendientes de los partidarios de Cromwell para poder apoyarse sobre todo el pueblo y extender por el mundo el poder de la Corona. Sobre todo propuso una alianza con la diáspora judía como medio de aplicar una política imperialista cuya vanguardia sería precisamente esa diáspora. En 1878, el propio Disraeli incluyó «la restauración de Israel» en el orden del día del Congreso de Berlín sobre la nueva repartición del mundo.

Fue sobre esa base sionista que el Reino Unido restableció relaciones con sus ex colonias de América, ya convertidas en Estados Unidos, al término de la «Tercera Guerra Civil Inglesa», denominada en Estados Unidos como «American Civil War» y en Europa continental como la «Guerra de Secesión» (1861-1865), en la que salieron vencedores los WASP (White Anglo-Saxon Puritans) sucesores de los partidarios de Cromwell [5]. También en este caso es de manera totalmente errónea que se presenta esa guerra como una lucha contra la esclavitud sin tener en cuenta que 5 Estados del norte todavía seguían practicando esa forma de explotación.

O sea, casi hasta el final del siglo XIX, el sionismo es un proyecto exclusivamente puritano y anglosajón al que se suma sólo una élite judía. Pero es firmemente condenado por los rabinos, quienes interpretan la Torah como una alegoría y no como un plan político.

Entre las consecuencias actuales de esos hechos históricos está el que haya que reconocer que el sionismo, además de plantear como objetivo la creación de un Estado para los judíos, también sirvió de base a la fundación de Estados Unidos. A partir de esa conclusión, la cuestión de saber si las decisiones políticas de ese conjunto se toman en Washington o en Tel Aviv deja de tener relevancia. La misma ideología controla el poder en ambos países. Por otro lado, al ser el sionismo el elemento que permitió la reconciliación entre Londres y Washington cuestionarlo es atacar la base misma de esa alianza, la más poderosa del mundo.

La adhesión del pueblo judío al sionismo anglosajón

En la historia oficial actual generalmente se pasa por alto el periodo del siglo XVII al siglo XIX y se presenta a Theodor Herzl como el fundador del sionismo. Sin embargo, según las publicaciones internas de la Organización Sionista Mundial, eso también es falso.
El verdadero fundador del sionismo contemporáneo no es un judío sino un cristiano dispensionalista. El reverendo William E. Blackstone era un predicador estadounidense que consideraba que los verdaderos cristianos no tendrían que sufrir las duras pruebas del fin de los tiempos. Predicaba que los verdaderos cristianos serían sustraídos a la batalla final y enviados al cielo (el llamado «arrebatamiento de la Iglesia», en inglés «the rapture»). Para el reverendo Blackstone, los judíos librarían esa batalla, de la que saldrían además convertidos a la fe del Cristo victorioso.

Es la teología del reverendo Blackstone lo que sirvió de base al inquebrantable apoyo de Washington a la creación de Israel. Y eso sucedió muchos antes de la creación del AIPAC y de que ese grupo de presión proisraelí tomara el control del Congreso de Estados Unidos. En realidad, el poder de ese grupo de presión no reside tanto en su dinero y su capacidad para financiar campañas electorales como en esa ideología, que aún sigue vigente en Estados Unidos [6].

Por muy estúpida que pueda parecer, la teología del «arrebatamiento» es hoy en día muy poderosa en Estados Unidos. Incluso se ha convertido en un fenómeno de librería y ha llegado a las pantallas cinematográficas (Ver el film Left Behind, con Nicolas Cage, cuyo estreno está programado para el mes de octubre).

Theodor Herzl era un admirador del comerciante de diamantes Cecil Rhodes, el teórico del imperialismo británico y fundador de Sudáfrica, de Rhodesia (a la que incluso dio su nombre) y de Zambia (ex Rhodesia del Norte). Herzl no era israelita y ni siquiera le había hecho la circuncisión a su hijo. Ateo, como muchos burgueses europeos de su época, Herzl recomendó al principio la asimilación de los judíos, estimando incluso que debían convertirse al cristianismo. Sin embargo, retomando la teoría de Disraeli, Herzl concluyó que la mejor solución era hacerlos participar en el colonialismo británico creando un Estado judío, en la actual Uganda o en Argentina, así que siguió el ejemplo de Cecil Rhodes con la compra de tierras y con la creación de la Agencia Judía.

Blackstone logró convencer a Herzl de que debía vincular las preocupaciones de los dispensionalistas con las de los colonialistas. Para eso bastaba con estipular que la creación de Israel debía ser en Palestina y justificarla con referencias bíblicas. Gracias a esa idea bastante simple Blackstone y Herzl lograron que la mayoría de los judíos se sumara a su proyecto. Hoy en día Herzl está enterrado en Israel –en la cima del Monte Herzl– y el Estado israelí puso en su ataúd la Biblia anotada que Blackstone le había regalado.

Así que el objetivo del sionismo nunca fue «salvar al pueblo judío dándole una patria» sino hacer triunfar el imperialismo anglosajón asociando los judíos a esa empresa. Además, no sólo el sionismo no es un producto de la cultura judía sino que la mayoría de los sionistas nunca fueron judíos, mientras que la mayoría de los judíos sionistas no son israelitas [7]. Las referencias bíblicas, omnipresentes en el discurso oficial israelí, sólo reflejan el pensamiento del sector creyente del país y su principal función no es otra que convencer a la población estadounidense.

Fue durante ese periodo cuando se inventó el mito del pueblo judío. Hasta aquel momento los judíos se habían considerado como personas pertenecientes a una religión y reconocían que sus correligionarios europeos no eran descendientes de los judíos de Palestina sino de otras poblaciones que se habían convertido a esa religión durante el transcurso de la Historia [8].

 Blackstone y Herzl fabricaron artificialmente la idea según la cual todos los judíos del mundo serían descendientes de los antiguos judíos de Palestina. A partir de ese momento el término «judío» comienza a aplicarse no sólo a la religión israelita sino que pasa a designar también una etnia. Basándose en una lectura literal de la Biblia, todos los judíos pasan así a ser beneficiarios de una promesa divina sobre la tierra palestina.

El pacto anglosajón para la creación de Israel en Palestina

La decisión de crear un Estado judío en Palestina fue tomada conjuntamente por los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos. La negoció el primer juez judío de la Corte Suprema estadounidense, Louis Brandela, bajo los auspicios del reverendo Blackstone, y fue aprobada tanto por el presidente estadounidense Woodrow Wilson como por el primer ministro británico David Lloyd George después de los acuerdos franco-británicos Sykes-Picot, en los que Francia y Gran Bretaña se repartían el «Medio Oriente». Este acuerdo sólo se hizo público de forma paulatina.

Al futuro secretario de Estado británico para las Colonias Leo Amery se le confió la tarea de instruir a los veteranos del «Cuerpo de Muleros de Sión» para crear, con los agentes británicos Ze’ev Jabotinsky y Chaim Weizmann, la «Legión Judía» en el seno del ejército británico.

El 2 de noviembre de 1917, el ministro británico de Relaciones Exteriores, Lord Balfour, envió a Lord Walter Rotschild una carta abierta en la que se comprometía a crear un «hogar nacional judío» en Palestina. El presidente estadounidense Woodrow Wilson incluyó la creación de Israel entre sus objetivos de guerra oficialmente reconocidos (es el n° 12 de los 14 puntos presentados al Congreso de Estados Unidos el 8 de enero de 1918) [9].

Todo ello demuestra que la decisión de crear el Estado de Israel no tiene nada que ver con la masacre contra los judíos desatada 20 años después en Europa, durante la Segunda Guerra Mundial.

El 3 de enero de 1919, durante la conferencia de paz de París, el emir Faisal –hijo del sharif de la Meca y futuro rey del Irak británico– firmó con la Organización Sionista Mundial un acuerdo donde se comprometía a respaldar la decisión anglosajona.

Así que la creación del Estado de Israel, concretada en contra de la población de Palestina, también contó con la complicidad de las monarquías árabes. En aquella época, el sharif de la Meca Husein ben Ali no interpretaba el Corán como lo hace el Hamas, no pensaba que «una tierra musulmana no puede ser gobernada por no musulmanes».

La creación jurídica del Estado de Israel

En mayo de 1942, las organizaciones sionistas realizaron su congreso en el hotel Biltmore de Nueva York. Los participantes decidieron convertir el «hogar nacional judío» de Palestina en el «Commonwealth judío» (referencia al Commonwealth brevemente instaurado por Cromwell en lugar de la monarquía británica) y autorizar la inmigración masiva de los judíos hacia Palestina. En un documento secreto se fijaron 3 objetivos muy precisos:
- «(1) El Estado judío abarcaría la totalidad de Palestina y probablemente la Transjordania;
- (2) el desplazamiento de la población árabe a Irak y
- (3) el control por parte de los judíos de todos los sectores de desarrollo y control de la economía en todo el Medio Oriente.»
En aquel momento, casi todos los participantes en el congreso de Nueva York ignoraban que la «solución final de la cuestión judía» (die Endlösung der Judenfrage) acaba de entrar en aplicación secretamente en Europa.

En definitiva, cuando los británicos ya no hallaban qué hacer para complacer simultáneamente a los judíos y los árabes, la ONU –que sólo contaba entonces con 46 Estados miembros– propuso un plan de partición de Palestina a partir de las indicaciones que le habían proporcionado… los británicos. Debía crearse un Estado binacional conformado por un Estado judío, un Estado árabe y una zona «bajo régimen internacional especial» para administrar los lugares sagrados (Jerusalén y Belén). El proyecto fue adoptado mediante la Resolución 181 de la Asamblea General de la ONU [10].

Sin esperar por la continuación de las negociones, el presidente de la Agencia Judía, David Ben Gurión, proclama unilateralmente el Estado de Israel, inmediatamente reconocido por Estados Unidos. Los árabes que vivían en territorio israelí se vieron sometidos a un régimen de ley marcial, se limitaron sus desplazamientos y sus pasaportes fueron confiscados. Los países árabes que acababan de alcanzar la independencia decidieron intervenir pero, al no disponer de ejércitos ya conformados, fueron rápidamente derrotados. Durante aquella guerra, Israel procedió a una limpieza étnica y obligó no menos de 700 000 árabes a huir de sus hogares.

La ONU envió como mediador al conde Folke Bernadotte, diplomático sueco que había salvado miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El conde Bernadotte comprobó que los datos demográficos transmitidos por las autoridades británicas eran falsos y exigió que se aplicara plenamente el plan de partición previsto para Palestina. No está de más recordar en este punto que la Resolución 181 implica el regreso de los 700 000 árabes expulsados de sus tierras, la creación de un Estado árabe y la internacionalización de Jerusalén.
El conde Folke Bernadotte, enviado especial de la ONU, fue asesinado el 17 de septiembre de 1948, por orden del futuro primer ministro de Israel, Yitzhak Shamir.

La Asamblea General de la ONU reaccionó adoptando la Resolución 194, que reafirma los principios ya enunciados en la Resolución 181 y proclama además el derecho inalienable de los palestinos a regresar a su tierra y a ser indemnizados por los perjuicios sufridos [11].

Sin embargo, Israel –que mientras tanto había arrestado, juzgado y condenado a los asesinos de Bernadotte– fue admitido como miembro de la ONU, después de comprometerse también a respetar y aplicar sus resoluciones. Inmediatamente después de la admisión de Israel como Estado miembro de la ONU, los asesinos del enviado de la ONU fueron amnistiados y el individuo que había disparado sobre el conde se convirtió en guardaespaldas personal del primer ministro israelí David Ben Gurión.

Desde su admisión en la ONU, Israel ha violado constantemente las sucesivas resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad sobre la cuestión israelo-palestina. Sus vínculos orgánicos con dos de los miembros del Consejo de Seguridad con derecho de veto han mantenido a Israel fuera del alcance del derecho internacional. Israel se ha convertido así en un Estado offshore gracias al cual Estados Unidos y el Reino Unido pueden darse el lujo de fingir ser Estados que respetan el derecho internacional, cuando en realidad lo violan a través de ese seudo Estado.

Creer que la cuestión de Israel es un problema exclusivo del Medio Oriente es un error total y absoluto. Hoy en día, Israel opera militarmente en todo el mundo, como agente del imperialismo anglosajón. En Latinoamérica fueron agentes israelíes quienes organizaron la represión durante el intento de golpe de Estado contra el presidente de Venezuela Hugo Chávez, en 2002, y también en Honduras durante el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya, en 2009. En África, había agentes israelíes por todos lados durante la guerra de los Grandes Lagos y fueron ellos quienes organizaron la captura de Muammar el-Kadhafi. En Asia, agentes israelíes dirigieron el asalto y masacre contra los Tigres Tamiles, en 2009, etc. En cada ocasión, Londres y Washington juran que nada tienen que ver con lo sucedido. Por otro lado, Israel controla numerosas instituciones mediáticas y financieras, como la Reserva Federal estadounidense.

La lucha contra el imperialismo

Hasta el momento de la disolución de la URSS era evidente que la cuestión israelí está vinculada a la lucha contra el imperialismo. Todos los antiimperialistas del mundo –incluyendo el Ejército Rojo japonés– apoyaban la causa palestina e incluso luchaban junto a los palestinos en el Medio Oriente.
Hoy en día, la globalización de la sociedad de consumo y la pérdida de valores que esta ha provocado han traído una pérdida de conciencia sobre el carácter colonial del Estado hebreo. Árabes y musulmanes son los únicos que siguen sintiéndose implicados en la causa palestina y dan pruebas de empatía con el destino de los palestinos, pero ignoran los crímenes israelíes cometidos en el resto del mundo y no reaccionan ante los demás crímenes del imperialismo.
Sin embargo, en 1979, el ayatola Ruholla Khomeini explicaba a sus seguidores iraníes que Israel no era más que una marioneta en manos de los imperialistas y que el único verdadero enemigo era la alianza entre Estados Unidos y el Reino Unido. Por el sólo hecho de haber expresado esa simple verdad, Khomeini fue caricaturizado en Occidente y los chiitas fueron presentados como herejes en Oriente. Hoy en día, Irán es el único Estado del mundo que envía armas y consejeros a la Resistencia palestina mientras que los regímenes sionistas árabes debaten amablemente con el presidente israelí por videoconferencia en medio de las reuniones del Consejo de Seguridad del Golfo [12].
id="share" class="noprint" style="padding-top:20px;"

<:ver_imprimer:> <:recommander:recommander:> Facebook Twitter Delicious Seenthis Digg RSS
[1] «Extendiendo la guerra del gas en el Levante», por Thierry Meyssan, Al-Watan / Red Voltaire, 21 de julio de 2014.
[3] «Declaración de la Presidencia del Consejo de Seguridad sobre Gaza», Red Voltaire, 28 de julio de 2014.
[4] Sobre la historia del sionismo, el lector puede remitirse al capítulo «Israel y los anglosajones» de mi libro L’Effroyable imposture 2, Manipulations et désinformations, Edition Alphée, 2007. Los lectores encontrarán numerosas referencias bibliográficas en ese texto.
[5] The Cousins’ Wars: Religion, Politics, Civil Warfare and the Triumph of Anglo-America, por Kevin Phillips, Basic Books (1999).
[6] Ver principalmente American Theocracy (2006) de Kevin Phillips, excepcional historiador que fue consejero de Richard Nixon.
[7] Es importante recordar en este punto que el término «israelita» designa fundamentalmente a los hebreos seguidores de la ley de Moisés mientras que el término «israelí» es simplemente el gentilicio utilizado para designar a los ciudadanos de Israel. Nota de la «Red Voltaire».
[8] El lector interesado podrá consultar una interesante síntesis de los trabajos históricos sobre ese tema titulada Comment le peuple juif fut inventé (en español, “Cómo se inventó el pueblo judío”), por Shlomo Sand, Fayard, 2008.
[9] La formulación del punto 12 es particularmente oscura. Durante la conferencia de paz de París, en 1919, el emir Faisal invocó ese punto para reclamar el derecho de los pueblos que habían vivido bajo el yugo otomano a disponer de sí mismos. Y le respondieron que podía escoger entre una Siria bajo uno o varios mandatos. Para sorpresa de la delegación estadounidense, la delegación sionista argumentó por su parte que en el punto 12 el presidente Wilson se había comprometido a respaldar el Commonwealth judío. En definitiva, Wilson confirmó por escrito que había que interpretar el punto 12 como un compromiso de Washington a favor de la creación de la creación de Israel y de la restauración de Armenia. Ver «Les quatorze points du président Wilson», Réseau Voltaire, 8 de enero de 1918.
[10] «Résolution 181 de l’Assemblée générale de l’Onu», Réseau Voltaire, 29 de noviembre de 1947.
[11] «Résolution 194 de l’Assemblée générale de l’ONU», Réseau Voltaire, 11 de diciembre de 1948.