El
movimiento social y político mundial que protesta contra el
genocidio que se está desarrollando, día a día, en la zona de la
“Franja de Gaza” como espacio geográfico nacional bajo la
jurisdicción del sector palestino socio-político cercano, en su
gran mayoría y en líneas generales, a las tesis propuestas de
Hamas, viene haciendo llamados a las Naciones Unidas, a los Países
No-Alineados, a organismos regionales como Mercosur y Alba, a la
Comunidad Europea, a países africanos y árabes, a los EEUU de
América y Canadá, a México y países de Centroamérica y El
Caribe, a China, Rusia, Suráfrica, Brasil e India, los denominados
BRICS, al Vaticano y otras religiones universales, en fin, a toda la
comunidad internacional que expresen su repudio y rechazo por ese
mantenido genocidio que ni el propio pueblo judío e israelita
podría estar de acuerdo aún y cuando los más radicales ortodoxos
judíos lo respalden porque es como mirarse al espejo del
Holocausto.
Lo
anterior descrito es un escenario que podríamos compararlo con
aquella realidad político-religiosa que la Historia ha denominado
como la “Santa Inquisición” cuando todo aquel que se pudiera
oponer a aquella matanza sistemática promovida por la Iglesia
Católica y llevada a su ejecución por ciertos grupos eclesiales
que denominamos como “congregaciones” no tenían eco. Durante
aquellos patéticos escenarios que de forma suave describió Umberto
Eco en su novela “El nombre de la rosa”, lo que hoy denominamos
“alegremente” como “terroristas” eran, en líneas generales,
las mujeres acusadas de brujas, judíos acusados de perseguir,
juzgar, acusar, condenar a muerte de cruz a Jesús de Nazareth, y
vaya usted a saber a quienes otros “cristianos” fueron señalados
de cualquier situación incómoda.
Esta
descripción inmediata anterior nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué
la realidad del Holocausto? Adolf Hitler, austriaco, judío, según
algunas voces, pintor, asiduo visitante de aquel café vienés que a
tantos intelectuales reuniría en sus cotidianas charlas, quienes,
posteriormente, han influido en los pensares filosóficos y escritos
históricos descriptivos y novelados, judíos en su gran mayoría,
siendo protegido por un comerciante judío cuando se encontraba
desempleado, pintor de postales para turistas, todo ello justo antes
de la 1ra. Guerra Mundial, desarrolló una teoría
cuasi-maltusiana-genética cuyas bases teóricas, probablemente,
bebió durante aquellas charlas vienesas. Su personalidad está
interesantemente descrita por Emil Ludwig en su texto: “Tres
dictadores: Hitler, Mussolini y Stalin. Y un cuarto: Prusia”.
(Acantilado. Barcelona, 2011, pp. 168), la descripción biográfica
previa a la 2da. Guerra Mundial. El historiador y periodista,
Timothy W. Ryback en su “research” le permitió redactar: “Los
libros del Gran Dictador”. (Destino. Barcelona, 2010, pp. 380)
referido a aquel material encontrado cuando finalizó la 2da. Guerra
Mundial.
A
Adolf Hitler no le asesinaron a ningún hermano, era prusiano-vienés
que decidió “amar a Alemania” como la esperanza de la teluridad
junguiana, estratega quien, a pesar de conocer hacia donde se
dirigía, cometió el grave error de convertir su militante
anti-comunismo en un militante anti-poderes-europeos-imperialistas
quizá por aquella humillación que se desarrolló durante el
Tratado de Versalles.
Aquel
líder alemán, porque Hitler fue “el líder alemán y de lo
alemán-germano-prusiano”, aquel líder germano-prusiano-vienés
sus primeros visitantes a campos de concentración fueron todos los
cuadros del partido comunista alemán, aquel glorioso partido
comunista que se enfrentaría ideológicamente al “padrecito”
Joseph Stalín, aquel vienés que rescató, capturó y secuestró la
siquis del ciudadano germano sustentándose en “viejas glorias
históricas” como pueblo designado por la diosa germano-bárbara.
Adolf Hitler fue, sencillamente, el reflejo de una historia no
acabada desde aquel Imperio Carolingio.
El
concepto “pueblo elegido” le permitió a Adolf Hitler diseñar e
imponer políticas que se concentraron en un conjunto social
compuesto por las tesis maltusiano-genéticas, las
fronteras-no-fronteras, una arquitectura sólida conceptualmente
indestructible y un “destino manifiesto” que en el inconsciente
colectivo social germano-prusiano buscaba “parir” sus propias
aspiraciones históricas.
Los
historiadores, los políticos y otras ramas de las Ciencias
Sociales, han sustentado sus argumentaciones en la denominada
“Crisis del 29”, algo así como la actual “Crisis de Wall
Street”, que produciría realidades en experiencia socio-económica
que se han colocado por encima de realidades incómodas de gravedad
socio-histórica como la conceptualización del desarrollo de la
relación “Imperio-imperialismo” cual se venía expresando desde
la expansión obligante de la Revolución Industrial y los
desarrollos de las ciencia y tecnologías gracias, debemos
aceptarlo, a la modernidad. Es decir, cuando nos acercamos a
analizar a Chamberlain, al Pacto ruso-germano, al Pacto
germano-nipón anti-comunista nos encontramos ante realidades
complejas y muy difíciles de comprender, cuando menos, para no
exponer, no aceptar las posibles consecuencias geopolíticas.
Pero
Adolf Hitler, en aquel escenario tan complejo, precisó que los
males de los males de la Alemania en su renacer eran, sencillamente,
la base real del sistema capitalista: “el Capital”. En el marco
de aquella objetiva realidad ¿quiénes eran los controladores del
Capital? Lógica formal y estúpida pero profundamente peligrosa que
le permitió, en ese marco kantiano, convencer al pueblo alemán no
solo lo conceptual referido a esa relación capital-dinero-bienestar
sino poner sobre la mesa aquella y misma tesis argumentada durante
la “Santa Inquisición”: la pureza del pueblo elegido que
durante aquellas hogueras pueblerinas eran los cristianos (aún no
eran católicos).
Es
demostrable que el pueblo judío ha sufrido persecución con
consecuencias variadas pero, al tiempo, graves que van desde las
conversiones compulsivas (marranos), hogueras, pérdidas de vida,
campos de concentración urbanos, expulsiones territoriales
compulsivas, por mención, de quienes provenían del norte de África
(sefarditas) pero hay otro grupo de judíos provenientes del Asia
Central quienes fueron migrando hacia Rusia y Europa Central
(ashkenazis). Es decir, quizás, con mente amplia, podríamos
conceptualizar a estas persecuciones como un permanente holocausto
impreso en la psiquis judía.
En
el marco de esta propuesta, nos vamos a referir a la tesis histórica
de un judío, Tony Judt en la entrevista que le realizara Timothy
Snyder meses antes del proceso hacia su traslado al más allá. Nos
comunica Tony Judt que “…ya desde Ben-Gurión, la política
israelí ha insistido bastante explícitamente en la afirmación de
que Israel…sigue siendo vulnerable a una reedición del
Holocausto…lo que se está haciendo es utilizar políticamente la
culpa y explotar la ignorancia. Como Estado, Israel…explota los
temores de sus propios ciudadanos…explota los temores, recuerdos y
responsabilidades de otros Estados…el temor a que Israel pueda ser
“destruido”…[ello] no constituye un temor real. Es una
estrategia retórica políticamente calculada…es por ello que
tiene muy poco que ver con las realidades del Oriente Próximo
actual y sí mucho con el Holocausto…” (Idem, pág. 128).
Terrible opinión porque permite justificar lo injustificable en el
actual escenario de masacre colectiva que lleva a cabo el Gobierno
de Israel en la “Franja de Gaza”. Pero Judt no se anda por las
ramas cuando de poner los puntos sobre las íes cuando precisa que
“…la asociación con el Holocausto se hace más cómoda cuando
se [la] identifica no solo con la victimización sino con los
derechos humanos y con la intervención militar en nombre de esos
derechos [humanos]…” (Ibidem, pág. 135).
Ahora
bien, en el marco de nuestro discurso, nos preguntamos: ¿hay
diferencias entre los judíos sean ellos sefarditas, azhkenazis e
israelitas? Aparentemente, no debería haber tal diferencia pero son
demostrables sus diferencias; por ejemplo, hay una muy seria
diferencia entre el Primer Ministro, Benjamín Netanyahu, nacido en
TelAviv de origen ashkenazi, y el Canciller, Avigdor Lieberman,
nacido en Kishinev, RSS de Moldavia, Unión Soviética de origen
ashkenazi. El primero es israelita mientras que el segundo tal como
Shimon Pérez proviene de la Europa oriental que fuerte incidencia
rusa. Es decir, ¿habrán políticos israelitas de origen sefardita
que tengan decisiones ante tamaña realidad actual en Gaza en
considerando sus históricas persecuciones desde aquellos tiempos
descritos en la novela “La judía de Toledo”?
Regresamos
a Tony Judt quien considera que es importante apreciar objetivamente
las realidades que se expresan en la comunidad judía estadounidense
con relación a las realidades geopolíticas en el Medio Oriente; es
decir, desde nuestra modesta percepción estamos ante un muy
interesante escenario porque en el marco de la objetividad analítica
deberíamos diferenciar y separar las intenciones de la comunidad
judía estadounidense mayoritariamente ashkenazi quienes asumen la
realidad del Holocausto como una realidad que se encuentra “a la
vuelta de la esquina” con la conjunción ideológica en praxis de
los objetivos imperialistas de los EEUU de América en el Medio
Oriente de mantener un control geoestratégico sobre los países
circundantes a las fronteras del Estado de Israel.
En
el marco de esa realidad en “pleno desarrollo”, frase con sello
de propiedad intelectual del comentarista y corresponsal de guerra
bien apreciado por Fidel Castro y Roy Chaderton Matos, don Walter
Martínez, el Canciller Lieberman ha considerado que la situación
en la “Franja de Gaza” ha alcanzado realidades que significan
que Israel a nivel mundial “…ha perdido cara…” (Son palabras
nuestras).
El
matutino israelita “Haaretz” publicó en su página web bajo el
título: “Lieberman suggest UN take control of Gaza Strip”. (04
agosto 2014, 13:11): “…Israel and the Palestinian Authority
should consider transferring control of Gaza to the UN…the British
Mandate over Palestine and the UN mandates in East Timor and Kosovo
as examples…we saw it Works quite well there…it requires an
agreement between us and the Palestinian Authority. It doesn´t
require consent from the UN, just from the parties involved –Israel
and the PA-…”
En
la presente realidad de Timor Oriental, ex-colonia portuguesa, mitad
de una isla, Timor, situada justo al norte de Australia conformando
un estrecho de “aguas profundas” que permite el paso seguro de
submarinos nucleares occidentales vista las peligrosidades del
estrecho de Malacca, espacio geográfico que hace frente a la nueva
base militar estadounidense en territorio australiano donde se
ubicarán los 30 mil soldados estadounidenses que serán trasladados
desde sus bases en Alemania, se ha convertido en una
“nueva-semi-colonia” del imperialismo internacional.
Entonces
¿Qué significa la propuesta de Lieberman de transformar la “Faja
de Gaza” en una “semi-colonia del imperialismo internacional”?.
Sencillo, respetados lectores y lectoras, vean el mapa para conocer
que la “Franja de Gaza” está bañada por las aguas del
Mediterráneo cercanas al Líbano, Israel, Egipto. Definitivamente,
la geopolítica en el Medio Oriente así como el cerco a Rusia y
China “van por buen camino” aunque desconocemos como todo ello
lo irá a finalizar el Presidente de los EEUU de América sea el
actual, Barack Obama, y/o la próxima Presidenta estadounidense
proveniente del “Tea Party” democrático y/o republicano
cristiano-católico.
delpozo14@gmail.com