Latinoamérica vs Capitalismo desarrollista
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Ramón
E. Azócar A
Alquimia
Política
Por:
Ramón E. Azócar A.
La
teoría de la modernización, la cual planteaba que los países
“menos desarrollados” debieran seguir los mismos pasos de
desarrollo que los industrializados, la teoría de la dependencia que
tiene como origen la revolución cubana decía que, al provenir la
materia prima para la gran producción en los países desarrollados
gracias a la avanzada tecnología, en los no desarrollados, se
crearía la dependencia. Surge como contrapropuesta a esta la teoría
crítica de la dependencia que plantea que el contacto de los países
no desarrollados con los del “primer mundo” les ha traído
beneficios y no solamente imposiciones no deseadas. Por último, la
teoría del desarrollo desigual se refiere a la existencia de
diferentes niveles de desarrollo según las regiones y el acceso
desigual a diferentes recursos.
El
desarrollo humanista e integral, parecería ser la solución al
problema de la pobreza desigual en diferentes sectores sociales, se
lo ha tomado poco en cuenta en políticas públicas. De alguna manera
se sabe que las teorías desarrollistas puestas en práctica no
cumplieron del todo con el objetivo deseado de acabar con la pobreza
y más bien funcionaron de manera paliativa y a veces etnocida. En
este sentido, y preocupados por un enfoque más integral desde una
pespectiva culturalista, surge el planteamiento del etnodesarrollo,
que pretende agrupar en una teoría de desarrollo, con un enfoque más
bien integral, elementos socio-culturales, políticos, económicos
desde la perspectiva local, puesto que plantear en este tiempo
histórico (año 2004) una macro-teoría del desarrollo sería
volver a cometer el error de mirar los espacios de los ciudadanos
como esquemas globales de participación, la idea es fortalecer en
micro el poder del ciudadano, de la organización política, el
municipio, para evidenciar qué posibilidades reales tenemos de
impulsar un verdadero criterio de desarrollo. En el futuro la
sumatoria de micro teorías del desarrollo hará posible el nuevo
paradigma desarrollista.
En
el nuevo orden mundial, ese mismo que los acontecimientos del 11 de
septiembre del 2001 cambiaron radicalmente los puntos de interés
político, social, económico y cultural, se circunscriben en tres
líneas de pensamiento: 1) Los debates de filosofía política, en
sus diferentes corrientes; 2) Las formulaciones sobre Desarrollo; y
3) La reafirmación de lo humano en el campo de los valores y los
derechos humanos.
Un
referente para desarrollar las ideas centrales de esta reflexión, se
ubica en dos interpretaciones muy actuales la de Michael Walzer y la
de Amartya Sen. En la discusión de Walzer, la justicia está
intrínsecamente relacionada con los problemas de distribución y
redistribución de los bienes sociales; esta distribución a su vez
implica tres dimensiones: La igualdad de tratamiento, el tratamiento
según merecimiento y el respeto por los derechos inalienables de
cada quien, siendo estos derechos: la vida, la libertad y la
propiedad.
El
Escenario actual, donde la frontera del conocimiento la establece el
desarrollo y sus políticas expansionistas que influyen sobre los
sistemas educativos, tiene las siguientes características: Los
países latinoamericanos que relativamente han cambiado su estructura
de exportación han sido Ecuador (petróleo), México (petróleo e
industria), Brasil y Haití (industria); las condiciones de mayor
estabilidad durante los sesenta, en términos de las condiciones
internacionales, estuvieron asociadas al patrón monetario dólar-oro;
aun cuando las naciones latinoamericanas tuvieron que enfrentar
alguna inflación durante los sesenta, los valores de la misma en esa
época fueron significativamente menores que los niveles registrados
en los ochenta; desde 1974 y debido principalmente al efecto del alza
de precios del petróleo, y a los regímenes más liberales de la
región en cuanto al manejo de las políticas cambiarias, los países
enfrentaron mayores problemas para mantener estables sus coeficientes
de crecimiento económico; a fin de evitar los procesos de ajuste
económico en los países sin capacidad de exportación de petróleo
en la región, varias naciones se embarcaron en la generación del
problema de la deuda externa, algo que llegaría a hacer crisis
durante los ochenta.
Durante
los ochenta, las medidas de ajuste económico fueron inevitables;
el factor más evidente para la crisis, dentro de las condiciones
domésticas de la región, fue la necesidad del pago de la deuda
externa; durante los ochenta, las devaluaciones de monedas que
tuvieron lugar en la región fueron unas de las principales causas
para que se establecieran los procesos de “importación de
inflaciones” en las economías; los problemas con la inflación
fueron particularmente importantes en los casos de Perú, Bolivia,
Costa Rica, Argentina y Brasil; los procesos de ajuste económico
hicieron posible reducir el déficit fiscal en 5 ó 6 puntos del PIB
en la mayor parte de los países de la región; una comparación
entre las condiciones existentes entre la segunda parte de los años
ochenta y los noventa revela importantes cambios en el ambiente
macroeconómico, tales como un moderado aumento de la actividad
económica, menor nivel de déficit fiscal en los gobiernos, una
menor expansión de las masas monetarias, así como recuperaciones en
los niveles de inversión y relativo descenso en los niveles de
desempleo.
A
todas estas, las tasas reales de cambio en las monedas se elevaron
menos dramáticamente que como lo hicieron durante los procesos de
ajuste en los ochenta; hasta cierto punto, el grado de inequidad en
términos de los mercados de trabajo menguó en la década de los
noventa en sólo dos países: Colombia y Uruguay; en todos los
países el porcentaje de hogares bajo el nivel de pobreza aumentó
durante los ochenta, aun cuando al principio de esta década algunos
países consiguieron aliviar el problema.
Pero
muchas economías se estancaron, entraron en recesión o bien no
creció lo suficiente para disminuir los niveles de pobreza; las
condiciones económicas regionales jugaron un papel significativo
para atraer inversiones; durante los noventa y comienzos de la
década del dos mil, ha sido posible observar un cambio positivo en
la inversión bruta como porcentaje del PIB; durante los ochenta y
hasta cierto punto en los noventa, la liberalización comercial y las
reformas en los mercados de trabajo llegaron a tener efecto en el
aumento de los niveles de desempleo en la región; el respecto al
salario mínimo, tanto las reformas a los mercados laborales como las
transformaciones fiscales influyeron en la reducción del salario
mínimo real; a pesar de que los salarios mínimos reales
disminuyeron durante la crisis, los mismos, en algunos casos,
aumentaron conforme se alcanzó un mayor crecimiento económico, como
en el caso de Chile; el impacto de las reformas fiscales, la
liberalización del comercio y de los mercados de capitales, además
del flujo creciente de capitales foráneos, hizo posible que
aumentara la riqueza de los sectores capitalistas y empresariales en
particular.
En
concreto, ddurante la fase de ajuste económico estructural, el
sector informal de la economía ha tendido a expandirse en la medida
en que más y más unidades de producción entran a las condiciones
de ninguna regulación. Esta ha sido una característica básicamente
observada en la marginalidad de los sectores urbanos.
Esta
realidad latinoamericana nos induce a pensar que América Latina no
ha podido terminar de ajustar a su realidad regional una política de
desarrollo desprendida del capital del primer mundo, por lo cual vale
interpretar su realidad desde una perspectiva del desarrollo que
sucintamente señale las principales consideraciones desarrollistas
como producto de los resultados de una búsqueda de bienestar más
que de un bienestar propiamente alcanzado.