Por Niko Schvarz: Los aportes del Papa Francisco
Enviado por Barometro
Internacional el jueves, 01 octubre, 2015 a las 1:11
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No
cabe la menor duda de que el Papa Francisco, en su gira por Cuba y
los Estados Unidos y en su comparecencia ante la Asamblea General de
las Naciones Unidas, conmovió al mundo entero. Literalmente. En cada
una de las etapas de este largo viaje, estuvo rodeado por verdaderas
multitudes. Estas multitudes excedían ampliamente a quienes profesan
la fe católica, aunque también es cierto que situó a la iglesia
católica en una posición elevada y que se ganó el reconocimiento
universal, porque la mostró, intensamente preocupada por los
acuciantes problemas del mundo de hoy y por la situación de las
masas populares en todos los países. Sobre estos grandes temas,
Francisco expuso posiciones inequívocas, que en líneas generales lo
ubican en una postura progresista, en favor de la paz mundial, de la
solución pacífica de las controversias entre estados, de atención
a los problemas vitales de las grandes mayorías, de los pobres del
mundo, desarrollando al respecto el lema de las tres T: techo,
trabajo, tierra.
El
Papa Francisco contribuyó eficazmente a la solución de grandes
temas mundiales. Ya se ha destacado su contribución efectiva en el
problema del restablecimiento de las relaciones entre los Estados
Unidos y Cuba, cortadas desde hacía más de medio siglo (desde la
conferencia de cancilleres de la OEA en Punta del Este, en enero de
1962). A esta altura ya está designado y en actividad el nuevo
embajador de Cuba en Washington, y en este logro está incluido el
aporte del Papa Francisco, que promovió las reuniones entre los
responsables de ambas naciones en el Vaticano, en un clima de reserva
y plena responsabilidad. También ejerció su benéfica influencia en
la solución del conflicto entre Venezuela y Colombia a lo largo de
su extensa frontera común. El presidente de Colombia, Juan Manuel
Santos, habló en la ONU después del discurso que allí pronunció
el Papa, y destacó las perspectivas de afianzar la paz y resolver
los problemas pendientes en la convulsionada región fronteriza.
El
conjunto de los medios de comunicación internacionales llevaron la
gira del Papa Francisco a todos los rincones del mundo, sin
excepción. Las audiencias de las emisiones que recogían las
actividades del Papa batieron sin duda todos los récords.
Personalmente pude seguir el tema a través de Telesur, con varias
horas de trasmisión diaria. Por allí desfilaron todos los detalles.
Por ejemplo, además de sus intervenciones medulares, su diálogo con
los niños de Harlem, en los suburbios de Nueva York, o la alocución
que pronunció en el Ground Zero de las Torres Gemelas (en
recordatorio de la catástrofe del 11 de setiembre de 2001), con
citas adecuadas del Martín Fierro de Hernández, proyectadas a la
escala de la unidad de los pueblos de la América Latina y el Caribe.
Tengo
a la vista el texto completo de la alocución del Papa Francisco en
el Capitolio, en la reunión conjunta de la Cámara de Representantes
y el Senado de los Estados Unidos. Es el primer Papa que habla en ese
recinto, al que llegó acompañado por el vicepresidente de EEUU, Joe
Biden, y el presidente de la Cámara, John Boehner (quien pocas horas
después renunció a esa investidura, pero esa es otra historia).
Veamos algunas de las principales ideas expuestas en un discurso de
alrededor de media hora. Por una parte, pidió la abolición de la
pena de muerte. Luego incidió directamente sobre el tema de los
repetidos asesinatos de afrodescendientes, y llamó a garantizar los
plenos derechos civiles y políticos para la población
afrodescendiente. Si bien no se refirió directamente al tema de las
relaciones entre Estados Unidos y Cuba, habló de “construir
puentes” para que los países reanuden el diálogo y abrir nuevas
posibilidades pata todos”. En sus palabras, “un buen líder
político es el que con los intereses de todos aprovecha el momento
de apertura y pragmatismo”.
Por
otro lado, llamó a no tener miedo a los inmigrantes. “No hay que
tenerle miedo a los extranjeros porque muchos de nosotros lo fuimos
alguna vez. Se lo digo esto como hijo de inmigrantes y sabiendo que
tantos de ustedes son descendientes de inmigrantes”. Este fue uno
de los puntos que concitó los mayores aplausos. También se refirió
a la crisis de los refugiados, pero no lo situó solamente en Europa,
sino en los mismos Estados Unidos. “En este continente viajan
muchas personas hacia el norte en búsqueda de una mejor vida y
oportunidades para ellos y sus seres queridos. No nos deben
sorprender las cifras sino más bien las personas, sus rostros,
escuchar y tratar de responder de manera humana, justa y
fraterna a su situación”, señaló.
Llamó
asimismo a proteger el medio ambiente, tema sobre el cual se
pronunció en su última encíclica Laudatio Si, reclamando detener
el deterioro ambiental causado por la actividad humana. Exigió
ponerle fin a los múltiples conflictos armados en el mundo y
detener el tráfico de armas. Se preguntó: “¿Por qué se están
vendiendo armas letales? Por el dinero que está empapado en sangre,
a menudo de inocentes. Ante el silencio es nuestro deber
enfrentar el problema y detener ese tipo de tráfico”.
Consideró
que la distribución de la riqueza y la generación de empleos “son
un servicio al bien común”. Recordó también que “el fin
primordial de la política es preservar la dignidad de los
ciudadanos y avanzar hacia el bien común” y pidió a los
congresistas “proteger mediante las leyes la imagen y
semejanza de Dios que tenemos en cada rostro humano”,
particularmente “en los que están atrapados en un ciclo de
pobreza”.
Al
finalizar su discurso, el Papa salió al balcón del Capitolio para
saludar a miles de personas allí congregadas y que habían seguido
su discurso desde la calle. Les habló en castellano y se despidió
(en inglés) con “God bless America).
En
su discurso en la ONU el Papa reiteró algunos de estos
pronunciamientos, como el referido al narcotráfico “que
silenciosamente mata a millones de personas” y pidió un acuerdo
eficaz sobre el cambio climático. Solicitó que la conferencia
mundial sobre cambio climático a efectuarse en el mes de diciembre
próximo en París llegue a “acuerdos fundamentales y eficaces” y
agregó que existe “un verdadero derecho del ambiente”. Por aquí
apareció además el tema de Grecia y sus implicaciones. Ante las
medidas draconianas de austeridad reclamada por los acreedores de la
“troika” (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo
Monetario Internacional), el Papa solicitó “a los organismos
financieros internacionales velar por el desarrollo sostenible de los
países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas
crediticios”. Lo fundamentó en estos términos: “Lejos de
promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor
pobreza, sumisión y dependencia”. El reclamo de evitar la
exclusión se unió a la defensa del derecho “al techo,
trabajo y tierra”.
Se
ha señalado que de esta manera el Papa Francisco marcó el tono
de una cumbre sobre el desarrollo que se abrió inmediatamente
después en la ONU, y en la cual más de 150 dirigentes mundiales
adoptaron un ambicioso plan de acción para los próximos 15 años en
materia de pobreza, salud, educación y medio ambiente.
Posteriormente,
en su visita a Filadelfia, hablando en el lugar mismo donde se
declaró la independencia de los Estados Unidos en 1776, el Papa se
dirigió a los inmigrantes, principalmente de origen latino, a los
que les habló en castellano. Les dijo que “no se desanimen y no se
avergüencen nunca”. Decenas de miles de personas, en su gran
mayoría latinas, se dieron cita en el Independence Hall para ver y
escuchar al Papa, quien se dirigió a ellos en estos términos:
“Muchos de ustedes han emigrado a este país con un gran costo
personal, pero con la esperanza de construir una nueva vida. No se
desanimen por las dificultades que tengan que afrontar. Les pido que
no olviden que, al igual que los que llegaron aquí antes, ustedes
traen muchos dones a su nueva nación. Por favor, no se olviden nunca
de sus tradiciones. Repito, no se avergüencen de aquello que es
parte esencial de ustedes. También están llamados a ser ciudadanos
responsables y a contribuir provechosamente a la vida de las
comunidades en que viven”. Este fue su mensaje en el lugar en que
se proclamó, 239 años atrás, que todos los hombres y mujeres
fueron creados iguales. Aquí abogó también por la libertad
religiosa, que catalogó como un “derecho fundamental” para
interactuar social y personalmente con los prójimos. En sus
palabras: “En un mundo en el que diversas formas de tiranía
moderna tratan de suprimir la libertad religiosa, o de reducirla a
una subcultura, o de utilizar la religión como un pretexto para el
odio y la brutalidad, es necesario que los fieles de las diversas
religiones unan sus voces para clamar por la paz, la tolerancia y el
respeto”.
De
esta forma el Papa ha estado proporcionando una contribución
invalorable a la solución de los grandes problemas que atraviesa
actualmente la humanidad. Uruguay ha seguido muy de cerca todo
este proceso, y participado en varios de sus aspectos. Por ejemplo,
en la instauración del diálogo entre Colombia y Venezuela para
resolver la situación fronteriza, proceso en el cual participó el
presidente Tabaré Vázquez y el canciller Rodolfo Nin Novoa junto a
las autoridades ecuatorianas (presidente Rafael Correa y canciller
Ricardo Patiño) en los diálogos 4x4 mantenidos en Quito, capital de
Ecuador. Otro hecho auspicioso, en este nuevo clima creado, es
que se llegó a un acuerdo entre el gobierno de Colombia presidido
por Juan Manuel Santos y las FARC-EP para firmar definitivamente un
acuerdo de paz en un plazo máximo de seis meses, hasta marzo de
2016. En la ONU, el sábado habló el presidente de Cuba, Raúl
Castro, en la Cumbre sobre los objetivos de desarrollo sostenible
2015-2030, hizo referencia al restablecimiento de relaciones entre su
país y los Estados Unidos y reclamó una vez más el cese definitivo
del bloqueo impuesto por EEUU, de una vez y para siempre. Para el
martes 29, se espera la intervención del presidente Tabaré Vázquez
en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
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