Mundo
China marca el límite entre el masaje y la prostitución
20:12 08/07/2014
Pekín, 8 julio (Nóvosti).
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La
provincia de Guangdong, sur de China), ha delimitado por ley los
límites del masaje y la prostitución, a menudo difusos en el gigante
asiático.
Las casas de masaje tendrán prohibidas las pasarelas, las saunas y
los baños. Tampoco podrán apagar las luces cuando las masajistas estén
trabajando y los nombres de los clientes entre las 2 y las 8 de la
mañana deberán ser registrados y comunicados a la policía.
La prostitución está prohibida en China pero es ubicua en negocios
tapadera como casas de masaje, karaokes o peluquerías. No es casual que
las leyes se hayan aprobado en la antigua Cantón, donde este año se
produjo la mayor campaña contra la prostitución de la Historia del país.
Fue en Dongguan, conocida en China como la Ciudad del Pecado.
La ciudad fue un lugar anodino y anónimo hasta que recibió el aluvión
de fábricas con la apertura económica. La industria manufacturera
empleó a millones de trabajadores de la China del interior que habían
dejado en muchas ocasiones a su familia cientos o miles de kilómetros
atrás.
Para cubrir sus necesidades se desarrolló el mercado del sexo.
También los requerían muchos de los ricos empresarios venidos de todo el
país y hospedados en alguno de sus 23 hoteles de cinco estrellas. Entre
fábricas y prostitutas, Dongguan experimentó un espectacular
crecimiento del 23% desde el boom económico que duplica el ritmo
nacional. Pero un programa televisivo acabó con los días de vino y
rosas.
Un reportaje de la cadena pública grabado con cámara oculta y emitido
en horario de máxima audiencia demostró lo sabido, que la ciudad es un
gran lupanar, y lo sospechado, que está tutelado por las autoridades
locales.
El escándalo provocó lo esperado: una redada de 6.000 policías acabó
con la detención de un millar de personas y el cierre apresurado de los
negocios que enmascaran a la profesión más antigua del mundo. Unas 3.000
licencias fueron revocadas. Entre los caídos figuran docenas de
funcionarios, dos jefes de policía y Liang Yaohui, un poderoso
empresario hotelero con representación en el Congreso Nacional Popular,
el Parlamento chino.
La ciudad, en la costa oriental china, tenía posiblemente la mayor
proporción de prostitutas del país. Se calcula que pertenece al ramo el
10% de la población flotante de una ciudad de siete millones de
habitantes y que entre 500.000 y 800.000 trabajaban directamente en la
prostitución. Muchas de ellas huyeron a la carrera después del Año Nuevo
Chino hacia ciudades cercanas como Sanshui, Huizhou y Foshan, en espera
de tiempos mejores para regresar.
No sólo clientes y meretrices han sufrido las consecuencias. Los
restaurantes, las joyerías, las tiendas de moda también han quedado
afectados. Los taxistas y las tiendas de cosméticos aseguran haber
perdido entre un 50 y un 60 % de sus beneficios. Muchos piden su vuelta
inmediata. La ocupación en los hoteles de lujo cayó del 90 % en 2007 al
60 % actual.
La campaña contra la prostitución ha encendido todas las alarmas
consistoriales. Según la agencia oficial, le costará a la ciudad unos 50
mil millones de yuanes (274 mil millones de rublos). El Ayuntamiento
nutría sus arcas del sector de servicios, en contraposición al escaso
25% de ingresos del manufacturero. Incluso peligra el propósito de
alcanzar un crecimiento económico del 9% anual, tan lejano de aquellos
epatantes ritmos no tan lejanos en el tiempo.
Nadie en el país desconocía la reputación de Dongguan. Un paseo por
sus calles basta para apuntalarla. La evidencia sólo se le escapó a su
alcalde, Yuan Baocheng. “Francamente, me sorprendió saber que el
comercio ilegal de sexo estaba tan extendido”, afirmó en una entrevista
televisiva posterior a las redadas policiales.
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