Muchos jóvenes llegan a los estudios superiores con altas expectativas y la frustración acecha en cada rincón. Socializar, superar la timidez y conocer gente son los tres mandamientos que seguir este curso
Publicado en el diario elpais
El primer año va a ser duro. Un antes y un después. Hasta aquí a muchos estudiantes no les había costado cubrir el expediente con cierta dignidad, pero ahora han cambiado las reglas del juego.
Si
hay una circunstancia que no ayuda es haber llegado hasta aquí con
demasiadas expectativas. En poco tiempo será evidente que cualquier
parecido con la realidad es pura coincidencia. El campus no se
asemeja a los de las series de Netflix, el grado no es tan
interesante como prometía, ni uno es tan listo como imaginaba… En
estas circunstancias es muy fácil conseguir la fórmula perfecta
para la decepción: presión y elevadas aspiraciones frente a un
entorno nuevo y una realidad tozuda.
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“El
estudiante cambia de titulación con frecuencia en el primer año y
no sabemos por qué”, sostiene Julio Contreras, vicerrector de
estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid. Según el
informe La
Universidad española en cifras,
entre un 7% y un 8% de los estudiantes de primer año cambian sus
estudios y aproximadamente un 20% abandonarán a lo largo de los años
siguientes. “Es una especie de abandono escolar que no sabemos
explicar del todo, en algunas comunidades como Madrid ha influido la
subida de las tasas universitarias y la reducción de las
becas-salario (becas de movilidad) que ha limitado a un buen número
de estudiantes, pero nos faltan datos sociológicos”. Contreras
recuerda que en los años de la crisis España salió del proyecto
Eurostudent, una herramienta para analizar las condiciones de vida de
los estudiantes universitarios. “Ahora estamos trabajando a
ciegas”.
Para
navegar con el viento a favor durante este curso hay que mantener la
calma, ser flexible y seguir aquel mandato que dejó Bruce Lee en su
última entrevista: “Be water, my friend”. Tampoco estaría mal
seguir algunas pautas y consejos de expertos.
1. Elegir bien
El
78% de los estudiantes de bachillerato de España no tienen claro qué
grado estudiarán, asegura un informe de la consultora Círculo
Formación. El dato se basa en una encuesta realizada a una muestra
de 18.000 jóvenes que acudieron al Salón de Orientación
Universitaria Unitour.
Solo
el 22% de los estudiantes saben con claridad qué grado van a
estudiar mientras están cursando bachillerato, mientras un 78% dudan
entre varias opciones. Un 38% barajan hasta tres posibles carreras.
Rocío Argudo, directora de Unitour, señala que la decisión “se
complica porque la oferta es cada vez más amplia”. Desde Unitour
aconsejan que se
dejen guiar por sus gustos e intenten imaginar dónde les
gustaría trabajar dentro de unos años. Para ayudar en esta
elección, Susana Carrizosa y José Luis Suárez han lanzado la
aplicación gratuita Wikigrado con la que, a través de vídeos,
se explica en qué consiste cada grado universitario y qué salidas
profesionales tiene. Y se cuenta en primera persona, en la de los
profesionales que trabajan en cada disciplina.
Según
explica el coaching
profesional Alfonso Alcántara en
su blog Yoriento,
uno de los caminos más cortos para equivocarse eligiendo carrera es
“pensar en títulos y estatus y no en tareas y profesiones”.
Tomar decisiones “por los padres o los colegas”, “estudiar lo
que pille más a mano”, obligarse a acabar la carrera que ya se ha
empezado y “perseguir los sueños” sin tener un plan B más
realista son otras maneras de no elegir bien, sostiene Alcántara,
autor del libro #SuperProfesional
(editorial Alienta). Una mala decisión convertirá el primer año de
universidad en una fuente generadora de frustración.
2. Conocer bien el campus
Los
campus universitarios suelen ser territorios extensos y a primera
vista imposibles de abarcar. Esto también es cuestión de tiempo.
Pero es conveniente hacer un esfuerzo para orientarse en el espacio y
asegurarse de las distancias reales entre las clases y otras
instalaciones del campus. Te ahorrarás muchos disgustos e
impuntualidades. También bastante tiempo. “A los que tienen el
sentido de la orientación atrofiado siempre les quedarán las apps
de geolocalización. Cualquier cosa es preferible a ser el que
siempre se pierde o llega tarde las primeras semanas del curso”,
cuenta Laura Fernández, estudiante de tercero de Arquitectura de la
Universidad Politécnica de Madrid. La idea es no añadir
incertidumbres a la nueva situación.
3. Sacar partido a los recursos de la Universidad
La
universidad puede dar más de lo que parece a primera vista. Dispone
de abundantes recursos para resolver dudas, aclarar problemas y
acelerar trámites. No hay que pensar dos veces para preguntar en la
secretaría o en el departamento académico, a los que se debe acudir
con casi cualquier duda sobre trámites o sobre la organización de
los cursos. “El personal está acostumbrado a responder muchas
preguntas, porque cada año reciben a miles de primerizos. Es casi
imposible que la duda que te corroe no se haya repetido en otras
generaciones de estudiantes. Pregunta. Siempre”, asegura Francisco
J. García, de la Universidad de Murcia. Además de los recursos
oficiales, algunos estudiantes abren blogs para contar “su verdad”.
No suelen ser políticamente correctos, pero sí una fuente de
información rica y contrastada.
4. Relación con profesores
Sin
convertirse en el trepa de libro que todos hemos conocido, hay que
intentar relacionarse con los profesores, concertar tutorías y
mantener una buena relación con ellos. En la universidad se diluye
más la conexión del profesor con los estudiantes y muchos docentes
apenas tienen oportunidad de recordar el nombre de sus alumnos. Si al
menos identifican el tuyo, tendrás parte del camino andado a la hora
de aclarar conceptos o revisar exámenes. “Entre hacerse amigo de
los profesores y esquivarlos hay una situación intermedia, para mí
ese es el lugar perfecto”, dice Claudia Álvarez, estudiante de
tercero de Derecho de la Universidad Complutense, y agrega: “Hay
algunos más cercanos y otros que no lo son, pero conviene romper el
hielo”.
5. Moderar las expectativas
Es
posible que un estudiante esté acostumbrado a ser el primero de la
clase o a sacar excelentes notas, y todo esto cambie en este primer
año. No es nada raro que los más brillantes dejen de serlo y se
conviertan en estudiantes mediocres, que suspenden como todo hijo de
vecino. Es un choque muy difícil de asimilar, por ejemplo, en los
estudiantes de Medicina, que vienen de sacar excelentes notas en
bachillerato y descubren que la Facultad es otro mundo, hay otro
nivel, más competencia, y las asignaturas son más difíciles. Ergo,
se puede estudiar mucho y suspender. Sí, es posible y conviene estar
preparado porque no es un drama. Hay que vivir con ello. Julio
Contreras, que también es profesor de Ciencias de la Salud, cree que
“se lleva mejor pasar de ser el primero de la clase a suspender
varias asignaturas si alguien te lo ha avisado”. Para evitar
sorpresas, en su universidad se ponen en marcha “medidas de
acompañamiento” y un programa de mentorías con alumnado de los
cursos avanzados.
6. Hacer currículo
También
es el momento de descubrir puntos débiles y diseñar una estrategia
para blindar el currículum
con vistas a triunfar en el mercado laboral. Por ejemplo, estudiar
un idioma (y aprenderlo bien de una vez) y entrenarse en
herramientas tecnológicas darán un valor añadido al título. En
este punto no es recomendable ponerse a construir un currículum
exótico, sino uno útil y atractivo. “Para elegir estudios, hay
que pensar en qué atributos te convertirán en un mejor profesional.
No conocemos los oficios del futuro, pero es probable que las
competencias que se coticen al alza sigan siendo muy similares. Antes
de engordar tu currículum
sin orden ni concierto, debes preguntarte qué te va a aportar el
curso que añadirás a tu formación”, escribe Alfonso Alcántara
en su blog.
7. Organizar el tiempo
Estudiantes
con excelentes notas en bachillerato suspenden. Conviene estar
preparado porque no es un drama
A
este punto se pueden aplicar las reglas que explicamos en el primer
punto. Elegir bien es un arte en el que habrá que entrenarse en este
primer curso. Mientras más opciones se tienen, más difícil es
tomar una decisión. Para gestionar
el tiempo de estudio se recomienda hacer un calendario por
semestres con las asignaturas más importantes y sus evaluaciones. El
tiempo va a ser cada vez más escaso y precioso, y su gestión será
uno de los grandes aprendizajes de este año. “La universidad es
aprender a administrar el tiempo: llegar a clases, no perder ningún
e-mail,
planificar los exámenes, aprobar, tener vida social y hasta trabajar
unas horas para redondear las finanzas personales”, advierte la web
de mentoring
de estudiantes de la Universidad McGill en Canadá. Su consejo es
diseñar un calendario, actualizarlo y revisarlo a diario.
“Personalmente prefiero llevar un calendario online
sincronizado con el teléfono, pero otras personas están más
cómodas con un calendario convencional colgado en la pared”, dice
José M. Tardón, estudiante de tercer año de Medicina. En esta
selección no se debe ignorar la naturaleza de cada uno. Una persona
a la que le cuesta madrugar no debería apuntarse a una asignatura a
primerísima hora de la mañana.
8. No perder la moral ante el primer tropiezo
Todo
es nuevo. Al menos durante los primeros seis meses, y es posible que
durante todo el primer año continúe el proceso de adaptación. Hay
que asumir que se cometerán errores y que algunas cosas no saldrán
bien a la primera. “Suspender
una asignatura es, además de un disgusto, un modo de saber en
qué materias se debe incidir y a cuáles hay que dedicar más
tiempo. No hay que sentirse solo, porque, lo compartan o no, el resto
de compañeros de carrera están en las mismas”, asegura Lucía
Rujas, estudiante de tercero de Medicina. La mayoría de los
universitarios ven caer sus notas durante el primer cuatrimestre y
luego las recuperan. No hay que dramatizar. “Tu carrera
universitaria no se define por un solo momento de fracaso. Evita
situaciones de pánico. Mantén la cabeza alta, mantén la calma y no
pierdas la perspectiva. En el ambiente universitario es imposible
conseguir éxito en todo”, aconsejan los mentores de la Universidad
McGill desde su servicio online
de coaching.
“Si a la primera no lo consigues, busca otro camino”, aconseja el
mítico blog No
Official Guide
de la Universidad de Stanford. Cristhopher Frederick, estudiante de
primer año y autor de uno de las publicaciones más celebradas del
blog, cuenta que quería ser músico en medio de un mundo de
ingenieros y programadores, y que durante varios meses tuvo la
sensación de estar en el lugar equivocado. “Lo que aprendí fue
que tenía que ser proactivo, las oportunidades no iban a venir a
buscarme si yo no hacía algo al respecto”.
9. Gestionar la libertad
En
esta nueva etapa los estudiantes serán tratados por primera vez como
lo que son, adultos. Nadie estará encima para que vayan a clase o
entreguen un trabajo. Todos darán por hecho que una persona adulta
es libre y también responsable. Es eso, y no otra cosa, lo que se
espera de un estudiante universitario. El horario será menos rígido
y los profesores estarán menos pendientes. Las responsabilidades,
así como el tiempo y la decisión de invertirlo en unas cosas u
otras, pertenecen al nuevo estudiante, que tendrá que aprender a
gestionar todas sus opciones y posibilidades. “La libertad y el
estar fuera de casa por primera vez se les atraganta a algunos”,
reconoce Julio Contreras, que explica que la Universidad Complutense
de Madrid tiene un
servicio telefónico de atención psicológica que funciona 24 horas.
10. Crearse un buen entorno
Socializar,
superar la timidez y conocer gente nueva son los tres mandamientos de
este curso. Aunque ya se tenga un grupo propio de amigos, hay que
abrir el círculo social e intentar crearse un entorno agradable y
seguro para esta nueva etapa. Aunque los jóvenes españoles
prefieren estudiar en casa (al 50% les gustaría quedarse en su
propia provincia o comunidad, y solo un 35% estudiarán fuera de su
región, y un 13%, fuera de España, según el informe Unitour), los
que se vayan a vivir a una residencia, a un colegio mayor o a un piso
de estudiantes deben elegir un sitio en el que se puedan sentir bien,
con la intimidad necesaria para estudiar. Para el vicerrector de
estudiantes de la Universidad Complutense, los estudiantes de primer
año que se van de casa tienen problemas para integrarse. “Les
cuesta tener lejos a la familia, cambiar de hábitos y de horarios y
compatibilizar todo eso con una carrera”. Siempre viene bien tener
amigos de años más avanzados que puedan hacer de cicerones, al
menos en los primeros tiempos. Si todo va bien, a los pocos meses
todo el mundo estará adaptado.