martes, 15 de febrero de 2011

Muy Elogiable la Revista “Las Tres Américas”


                                       Mario Torrealba Lossi
     La revista “Las Tres Américas”- lo repetimos ahora- fue y sigue siendo una publicación de carácter periodístico mensual, que se editó en Nueva York entre los años 1893 y 1896. Según escribía Augusto Germán Orihuela, uno de sus redactores, fue el escritor y periodista Nicanor Bolet Peraza, notable venezolano cuya vida transcurrió entre 1838 y 1906. Tan grandiosa figura fue una de las más importantes del siglo XIX durante los últimos pocos lustros de dicho siglo y el veinte, como ocurriera con algunos otros. Fue una publicación de carácter costumbrista y hubo de brillar por los valores fundamentales que habría de darle a Venezuela dentro de dicho lapso.
A este fin recuérdese Mentecardiasis, famoso relato escrito por Bolet Peraza. El solo nombre ya indica los propósitos que pretendía el autor: “hacer befa de las letras en general”; viajó, de joven, a los Estados Unidos, y allí se hizo grande debido a las intenciones que le dieron sus escritos. Bolet Peraza -ducho en la escritura- orientaría su talento hacia la burla, por cuanto así lo quiso el festivo autor. Pero Bolet, en el fondo, movió su obra periodística hacia la superación, mucho más que a lo burlesco. También su voluntad contribuyó a crear un carácter y una tendencia que se adaptaron a la América nuestra, más allá de los famosos adelantos que nos llegaron luego, con “Las Tres Américas”, revista que fuera muy elogiada por aquella época.  
El gusto por la guasa habría de convertir a Bolet Peraza- gran escritor-  que le dio luces a ciertas adjetivaciones de un relevante carácter, propio para comunicarles a unas gentes, agostadas y empobrecidas, dignas de los méritos que estas poseyeron después.
La prosa de Lucila Palacios y de Enrique Bernardo Núñez, según lo advertía Picón Salas, propendieron a darle a “Las Tres Américas” un autentico sentido de don creador.  Como bien hemos de juzgarla, la figura de Bolet Peraza sería por demás alabada, durante el curso de nuestras letras. Ahora la seguimos elogiando.   

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