lunes, 3 de enero de 2011

Arturo Uslar Pietri más allá del porvenir…


Mario Torrealba Lossi

I
Nuestras relaciones con don Arturo Uslar Pietri arrancan desde el año de 1945, recién llegados nosotros a Caracas, cuando hicimos accidentalmente nexos con este gran personaje de nuestras letras, recién llegados nosotros de Altagracia de Orituco.
Empezamos a conocerlo y le manifestamos que veníamos en busca del Instituto Pedagógico, con el propósito de continuar con nuestros estudios superiores; andábamos buscando rumbos con el fin de dedicarnos al profesorado y accidentalmente, Uslar Pietri venia solo con el Presidente Medina, puesto que ambos acostumbraban hacer breve pasada – antes de llegar a Miraflores – en una de las fuentes de soda que estaban cercanas al palacio presidencial. Todavía – y para entonces – no existía el Palacio Blanco, construido un poco después.
Al mencionar nuestro lugar de origen, Medina se quedo observando nuestro aspecto y luego de decirnos que él conocía nuestro pueblo ; y que justamente el Primer Magistrado visitaría al Pedagógico, con el propósito de borlar a la primera promoción de alumnos en esa Casa de Estudios. Al observar nuestro aspecto de desvalidos, el Presidente, le ordenó al recién encargado del Ministerio, nuestro caso, puesto que, desde el Táchira ya tenían conocimiento de que los guariqueños habían dado grandes figuras de las letras y de las ciencias. En especial, el Dr. José Francisco Torrealba, con quien – el Presidente y el Ministro – mantenían nexos, debido a la sabiduría de Torrealba, en su especialidad del Mal de Chagas. El mal hubo de hacer tantos daños como el paludismo, tal fue la realidad.
La celeridad y el desparpajo, mediante los cuales hablamos, influyeron, y estamos seguros, para que esta improvista entrevista terminara felizmente. Tuvimos demasiada suerte con respecto a aquel hecho fortuito y accidental. De allí en adelante, aprendimos a conocer la idiosincrasia del ilustre tachirense, que andaba solo y sin tener necesidad de ninguna compañía. Como han cambiado los tiempos, don Simón, tal hablaban con propiedad los expertos de la lengua coloquial. Nuestro oficio – de muchacho – consistía en vender las hallacas que hacia nuestra abuela. Entre los burlistas de aquel tiempo, cuando voceábamos nuestra sabrosa mercancía, no faltaba quien contestara: Hallaca “hago yo”, como pronunciando dicha frase con cierta dosis o tono escatológico.

II
Pero refiriéndonos – proseguimos – con Uslar Pietri; su padre fue jefe de edecanes o cuidadores del caudillo de La Mulera, razón por lo cual habría de comportarse con cierta pudibundez o prudencia durante los hechos del 28. Siempre, al referirse a aquel periodo, manifestaba su discreción ante tales hechos. El progenitor de Uslar se llamaba Arturo Uslar Santamaría, y su madre Helena Pietri de Uslar, muy vinculada – al igual que su esposo – con lo más granado de Maracay y Caracas.
De allí el que siendo dicho progenitor de Uslar jefe de los edecanes de dicho caudillo gomero, y conociendo éste la idiosincrasia del joven (su actitud) por lo que hemos dicho, debió ser manejada con sumo cuidado, hasta el punto de que los líderes de aquel movimiento, que tantas situaciones hubo de contraer, hicieron que Betancourt, Jovito Villalba, Miguel Otero y tantos otros de los comprometidos en los Actos de Febrero, mantuvieran con Arturo Uslar cierto distanciamiento, tanto por repetir con “Papa Gómez” cómo lo llamaban muchos, por las relaciones de dependencia que había entre el padre y el tirano de los Andes, quien tantos males le hiciera al país. Hay una profunda diferencia entre el proceder de Cipriano Castro y la conducta ejercida por el gomezalato, desde 1898 hasta 1935, lapso cuando La Rotunda y la práctica del “vidrio molido” se hicieron demasiado evidentes dentro de la crueldad política de aquellos años.
Tenía que producirse la muerte del General Gómez para que Uslar Pietri enrumbara su conducta por otros caminos. Pero – repetimos – nunca se trató ni de cobardía ni de tendencias reprochables, sino del respeto que tan grande escritor – más prestado a las letras que a la política - según lo hemos comprobado en el tiempo.
III
Además de todo lo que antecede,  las cualidades de Uslar como personaje de estilo realmente excepcionales, pues, la publicación de obras suyas tan valiosas como “Al alfarero de repúblicas”; “Antología del Cuento Moderno Venezolano”; “Apuntes Para Retratos”; “Bello y los temas de su tiempo”; “Del hacer y deshacer de Venezuela”; “Lecturas para Jóvenes Venezolanos”; “Las mejores páginas de Simón Bolívar”; “La Novela en Venezuela”; “Las Lanzas Coloradas”; “Un retrato en la Geografía”; “El Camino del Dorado”; “Las visiones del camino”; “De una a otra Venezuela”; “Letras y hombres de Venezuela”; “Tiempo de contar”; “Historia y critica de la novela en Venezuela”; “El Dios invisible”; “Treinta hombres y sus obras”; todas fueron realmente extraordinarias.
Eran tan prodigiosas sus obras, que, tanto la novela, como el cuento, la ensayística y el teatro encontraron en él fuentes muy valiosas para la imaginación. Sin lugar a dudas que, entre los escritores mayores del siglo XX vernáculo, nunca supieron de otro igual. Desde Juan Liscano, pasando por Pedro Díaz Seijas, Gustavo Díaz Solís, José Santos Urriola, Pálmenes Yarza,  Luz Machado, Ana Enriqueta Terán, Pedro Grases, Pedro Sotillo, Segundo Serrano Poncela, Juan Sánchez Peláez, Guillermo Meneses y otros muchos que se nos escapan de la memoria, elogiaron la obra de Uslar, debido a la calidad y la fluidez de su estilo. También Otto D`Sola y otros tantos se acercaron a Uslar para conocerlo a fondo y averiguarlo en la profundidad de su estilística. El móvil de Arturo Uslar se caracterizaba por ir a las distintas fuentes de la creatividad y magnificar su escritura.
La última intervención suya en la Academia de la Lengua fue, sin dudas, un dechado de inspiración y de sabiduría. Cuando lo vimos y el nos distinguió a lo lejos; comprendimos que jamás tuvimos en el presente siglo un personaje de tanta calidad intelectual y humana como Uslar Pietri. Hasta nuestro Presidente lo alabó en demasía.
En cuanto pasan los años que devienen siguiendo el curso del ayer, la obra de Uslar Pietri – si pensamos solo en ella -, habrá de tornarse en un fenómeno incomparable, que resalta por encima de los grandes del pensamiento de Venezuela y de Hispanoamérica.
Bastaría con que miráramos a través de este postigo de luz para observar a Uslar como un privilegiado. Fue realmente grande, aunque algunos nieguen el que fuera un divino de la creación. Su voz era grandilocuente y hablaba con una sencillez impresionante. No hubo otros como él.
 N.B
Pero no obstante a su perfectismo, su estilo no tuvo paragones. Siempre leyó a Marx, aunque metiéndose en las faltriqueras sus eternas dudas. Fue no obstante, un incrédulo que no creía en la vida del mas allá; y nunca se arrodillaba para hablarles a los curas de sus pecados – los suyos – puesto que el propio vivir era ya signo inequívoco del pecar. Mas allá de lo que hizo como escritor, su tesitura estética estaba por encima de todo lo posible y realizable. No seguía a nadie, pero admiraba la inteligencia que tiende a confundirse con el genio. Sus héroes literarios fueron, Cervantes, Miguel de Unamuno y Ortega y Gasset, a quienes mucho se parecía. Tenemos la impresión de que viviría tanto como para llegar a la eternidad, valor en el cual no creyó nunca. Vale.

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