miércoles, 14 de mayo de 2014

UCRANIA, EL JUEGO MÁS RECIENTE DEL AJEDREZ MUNDIAL


por  Sergio Rodríguez Gelfenstein   

La crisis en Ucrania ha puesto a ese país en el centro del acontecer internacional. Tal como ha ocurrido en hechos similares durante los últimos años, la inmediatez de la información y la posibilidad de transmitir en tiempo real acontecimientos que están sucediendo a miles de kilómetros de donde nos encontramos es una característica que ha hecho que sus ciudades, ríos, valles y pequeños poblados comiencen a sonar familiarmente en la percepción e imagen de la ciudadanía.
Sin embargo, en este caso, la toponimia del conflicto resulta un tanto conocida por aquellos que leímos con apasionado interés los relatos de la Gran Guerra Patria que libraron los pueblos de la Unión Soviética en contra del ejército nazi invasor. Se puede recordar que Ucrania recibió los primeros embates de la maquinaria de guerra nazi en territorio soviético. Vienen entonces a la memoria los nombres hoy tan repetidos de Donetsk, Dniepropetrovsk, Lugansk, Zaporozhia, entre otros como emblemáticos escenarios de lucha y resistencia a la barbarie fascista.

Así mismo, es inevitable la remembranza de las obras del escritor ruso Mijaíl Shólojov, Premio Nobel de Literatura en 1965 quien fuera cronista principal del contexto histórico y el ambiente donde hoy se desarrolla el conflicto. Shólojov nació en una aldea rusa aledaña a la ciudad de Rostov del Don, muy cerca de la frontera entre su país y Ucrania. Sus obras más trascendentales “Cuentos del Don”, “Campos roturados”, “La estepa azul”, “el Don apacible”, “Ellos lucharon por la Patria” y “El destino de un hombre” entre otros, son relatos imperecederos de la vida en ese territorio marcado por el río Don (ruso) y su principal afluente, el Donets (ucraniano) y por una frontera que sin embargo, no puede suprimir la identidad de pueblos que aún viviendo a ambos lados de la traza limítrofe, tienen una misma cultura, un mismo idioma y un pasado histórico que rememora el orgullo de los cosacos y el apego a la estepa, la tierra indómita donde nacieron.

Estas son realidades que van más allá del Derecho Internacional que ante todo, debe primar como elemento ordenador de las relaciones internacionales a pesar que las potencias lo han prostituido y utilizado para justificar sus desmanes en unos casos y para “pasar por su lado” en otros, cuando, -como está ocurriendo cada vez más a menudo- las resoluciones dan la razón a los que estuvieron históricamente excluidos. En ese sentido, en el acontecer de los hechos recientes se intenta ocultar la realidad histórica, política y jurídica para construir una verdad acorde a los intereses de las potencias occidentales y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Se olvida por ejemplo, que el presidente Víctor Yanukovich –más allá de simpatías o antipatías- fue elegido democráticamente y derrocado tras un golpe de Estado patrocinado por Estados Unidos y la Unión Europea. Ese es el verdadero origen del conflicto, no las posteriores acciones rusas en Crimea.

El golpe de Estado en Ucrania devino en una histeria anti rusa encaminada a ocultar la armazón montada por Occidente y validada por las grandes transnacionales mediáticas que construyeron tras sí una alianza formada por organizaciones fascistas y neoliberales agrupadas en torno a un discurso anti ruso que le achaca a este país todos los males de Ucrania.

Si regresamos en la historia, veríamos que en diciembre de 1989 (sólo un mes después del derrumbe del Muro de Berlín), en la Cumbre de Malta, el presidente ruso Mijaíl Gorbachov y el estadounidense George Bush acordaron que la OTAN no se extendería hacia el este. 25 años después, la OTAN ha absorbido a la mayoría de los países de Europa Oriental y a todos los que son fronterizos con Rusia. Así mismo, ha establecido un sistema anti misiles en Polonia y un radar en la República Checa. Con el mismo propósito, la OTAN intervino militarmente en Yugoslavia desintegrando ese país a través de guerras civiles estimuladas por Estados Unidos y Alemania.

Todo esto en el marco de una situación de debilidad suprema y subordinación humillante a la que Rusia fue sometida por Occidente después de la desaparición de la Unión Soviética y durante el gobierno de Boris Yeltsin en la última década del siglo pasado.
La llegada al poder de Vladimir Putin comenzó a transformar esa realidad. La aspiración de los rusos se manifestó en un artículo periodístico de la época en el que se señalaba que “Putin debe restaurar lo que Yeltsin destruyó: el orgullo de sentirse parte de una gran potencia. Los rusos quieren respeto, no compasión”

Al comenzar su mandato, el nuevo presidente consideró que las condiciones de debilidad de su país lo obligaban a hacer concesiones a Occidente. No tuvo reparos en ello, pero paulatinamente esa opción se fue modificando ante la invariabilidad de la respuesta de Estados Unidos que no alteró un ápice su política pretendiendo arrodillar al gigante euroasiático. La agresión occidental contra Irak en el año 2003, fue el punto de inflexión de la política exterior rusa que nuevamente comenzó a asumir posiciones de fuerza en su papel de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Rusia había vuelto al escenario mundial después de casi 15 años dando lástima.

La primera operación de impacto global fue el envío de tropas a Georgia en agosto de 2008, dando respuesta a una acción similar de Estados Unidos y Europa en Kosovo en febrero del mismo año. En Siria, la férrea decisión de Rusia, -esta vez en acuerdo con China- han impedido la intervención directa de la OTAN, lo que ha obligado a Occidente a acciones de carácter encubierto y el apoyo financiero, logístico y militar a las fuerzas mercenarias que intentan derribar al gobierno del país árabe.

Pero en Ucrania, Occidente ha intentado medir la capacidad de respuesta rusa, instigando un golpe de Estado que pone en riesgo lo que Rusia considera su seguridad y la capacidad de actuar como potencia global, sobre todo por la posesión de su estratégica base naval en el Mar Negro que opera en su flanco suroeste, incluyendo el mar Mediterráneo y el Medio Oriente. La respuesta rusa es equivalente a la de Estados Unidos, si Rusia instigara un golpe de Estado en México para instalar un gobierno subordinado.

Por eso, Rusia ha asumido una posición diferente con relación al referéndum independentista en Crimea en marzo de este año o, la declaración de independencia en Abjasia y Osetia del Sur en Georgia durante el año 2008, respecto de la disposición en el mismo sentido de las regiones orientales de Ucrania el pasado domingo 11 de mayo. Aunque en todos estos territorios existe una población mayoritariamente rusa, las primeras eran repúblicas autónomas que consideraban la independencia como una opción jurídica legal para definir su status político. No es el caso de Donetsk ni Lugansk, que son ciudades, centros administrativos sin poder constitucional para declarar su independencia.

La situación creada trasluce un problema mucho más profundo, el cual es expresión de un país virtualmente dividido en múltiples identidades, al parecer irreconciliables. Rusia ha intentado hacer entender esta realidad, exponiendo la necesidad de una reforma constitucional que acepte la diversidad del país salvaguardando y aceptando los intereses de los ciudadanos mayoritariamente católicos y proclives a un acercamiento con Europa que habitan el occidente del país con los de las regiones orientales y del sur, que de manera superior profesan la religión cristiana ortodoxa y son cercanos cultural y políticamente a Rusia. Estados Unidos y Europa han optado por el conflicto, la desestabilización y la provocación de Rusia.

Occidente ha querido jugar con fuego en Europa oriental y ha salido quemado. Estados Unidos que desde Reagan no había tenido un presidente tan mediocre como el actual, se ha topado con un jefe de Estado en Rusia que captando el sentimiento nacionalista tradicional del pueblo ruso, ha reivindicado su otrora condición de potencia mundial apostando a jugar en la toma de decisiones del tablero mundial, sobre todo si el mismo se encuentra en la cercanía de sus fronteras y participan jugadores que hablan el mismo idioma.  

Tomado de AVN 14/05/2014 10:33

martes, 29 de abril de 2014

La OTAN busca desesperadamente un nuevo enemigo

Por Vicky Peláez
20:01 25/04/2014 

No juegues con el fuego-decía mi padre/No tires piedras al agua-decía mi madre (Rasul Gamzatov, 1923-2003)

Los últimos acontecimientos en Ucrania, siguiendo al pie de la letra el guión escrito por Washington con la cooperación de Bruselas, dieron nueva esperanza a la vieja Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN) la que después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991 estaba buscando desesperadamente un enemigo para justificar su existencia. Por eso, no es de extrañar la belicosidad del Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen amenazando a Rusia por supuestamente ser responsable de lo que se está pasando en Ucrania y, en especial por suanexiónde Crimea. Hace poco Rasmussen declaró quetendremos más aviones en el aire, más buques de guerra en el mar y estaremos mejor preparados en tierra, refiriéndose a una posible intervención militar de Rusia en Ucrania. También exigió las sanciones económicas más severas contra el país de Vladimir Putin.

Para entender la política de los líderes de esta organización y su actitud hay que seguir la ruta del dinero. Resulta que para este año Washington aportará a la OTAN algo de 280 mil millones de dólares que constituyen el 70 por ciento de su presupuesto que asciende a unos 400 mil millones de dólares anuales. Si tomamos en cuenta que el presupuesto del Pentágono para el 2014 es de 680 mil millones de dólares, sin contar gastos para las armas nucleares, las operaciones clandestinas de la CIA utilizando drones fuerzas especiales y los gastos de la NASA para el programa especial vinculado a los sistemas de misiles, llegaremos a la conclusión que los gastos militares de los EE.UU. junto con los de la OTAN superan un millón de millones de dólares al año.

En realidad la OTAN es un brazo militar y político de Washington en Europa igual como la OEA en América Latina cumple el rol del instrumento político de los Estados Unidos. Fue precisamente EE.UU. que decidió edificar unMuro de la OTANalrededor de Rusia al comienzo de 1990, a pesar de la promesa dada en febrero de 1990 por el secretario de Estado James Baker al presidente de la URSS, Mikhail Gorbachov. Este dijo queno habrá ninguna extensión de la jurisdicción de la OTAN para sus tropas ni una pulgada hacia el este. Ahora resulta que ya en aquel entonces se planificaba la expansión de la OTAN y la única cuestión era si expandirse o no, sino cuando, según el libro de James Goldgeier,Not Whether but When: the US Expansion to Enlarge NATO. Apenas empezó a colapsar la Unión Soviética en 1991, el secretario de Defensa, RichardDickCheney declaró queera necesario el desmantelamiento no sólo de la URSS sino de Rusia para que nunca sea un peligro para el mundo, afirmó el ex secretario de Defensa, Robert Gates en su libro:Deber: Memorias de un Secretario de Defensa, 2014.

En julio de 1994 el secretario de Defensa, William Perry definió elcamino de expansión de la OTAN y el rol de Norteamérica como el líder de este proceso. El departamento de Estado designó al secretario asistente para los asuntos de Europa, Ronald Asmus como la figura clave para la expansión de la OTAN hacia el este. Sin embargo, el proceso fue aplazado para no perjudicar en las elecciones presidenciales de 1996 a Boris Yeltsin, calificado por George W.H. Bush padre comoel único caballo en Rusia que podemos montar. Recién en 1997 Hungría, Polonia y República Checa fueron incorporados a la OTAN y de allí empezó el proceso de la expansión de la organización hacia el este bajo la tutela de Washington.
Lo interesante y maquiavélico fue que ya en 1992 los Estados Unidos consideraban la posibilidad de una guerra civil en Ucrania y de una posterior fragmentación del país, según el libro del analista del Cato Institute, Ted Galen Carpenter,Beyond Nato(1994). También como enfatizó este estudioso, en aquellos años ya se tomaba en cuenta la posibilidad delretorno de Crimea a Rusia. Entonces, lo que sucede ahora con Crimea no es nada nuevo o inesperado para losiluminadosde Washington y sus seguidores incondicionales de la Unión Europea. Sin embargo, el reingreso de Crimea a Rusia fue utilizado hábilmente por los Estados Unidos para hacer exacerbar las mentes de los líderes europeos y hacerles imponer sanciones a los rusos, perdiendo así toda lógica que fue reemplazada por la irritación, muy al estilo de la Guerra Fría.

Por algo decía Aristóteles que Dios no había concedido a los hombres el don de la lógica. Precisamente esto pasó con los europeos que empezaron primero, con amenazas a Rusia de sanciones económicas, políticas y financieras y después aplicarlas, olvidándose que la Unión Europea depende entre 50 a 60 por ciento del abastecimiento del gas natural, el petróleo y el carbón de Rusia. Hace dos semanas este país disminuyó en un 4 por ciento el envío del gas natural a Europa y de acuerdo al The New York Times, Gasprom está planificando elevar el precio del gas para la Unión Europea a 500 dólares por mil metros cúbicos. Pero los líderes europeos azuzados por sus amos norteamericanos están en completa ofuscación y ya están estudiando la posibilidad de vivir sin gas ruso, lo que es prácticamente imposible.

De acuerdo alGas Storage Europe, los reservorios del gas natural de la Unión Europea están al 46 por ciento de su capacidad, lo que significa unos dos meses de abastecimiento. A la vez, los países como Hungría, Bulgaria, Eslovaquia y Grecia carecen completamente de reservas de gas. El motor de la Unión Europea (UE), Alemania puede satisfacer sus necesidades en el gas solamente en el 15 por ciento, obteniendo el 38 por ciento en Rusia y el 48 por ciento en Noruega y Los Países Bajos, pero las reservas de Noruega y de Los Países Bajos se están agotando. Finlandia depende en el 90 por ciento del gas ruso. Lo que esperan los europeos es la ayuda de Estados Unidos sin percatarse que es prácticamente imposible a plazo corto. Tanto Norteamérica, como Argelia y Qatar podrían, en teoría, enviar gas licuado a la UE pero los puertos de estos países, igual que los de la Unión Europea no tienen la infraestructura y las facilidades necesarias para iniciar esta operación, lo que tomaría no menos de una década para iniciar este proceso.

Hace cinco años, Europa estaba entusiasmada y optimista con la idea del gas de esquisto (Shale gas en inglés-hidrocarburo en estado gaseoso obtenido durante el proceso de la fragmentación de la roca), cuyos depósitos eran grandes en su suelo, especialmente en Polonia, según los especialistas norteamericanos. Sin embargo, la mayoría de los pronósticos estaban exagerados. Las más grandes corporaciones energéticas internacionales, como Exxon, Marathon Oil, ENI, Talisman Energy ya están saliendo de Polonia. A la vez, hay una fuerte resistencia en Europa a la extracción del gas de esquisto debido al daño que produce al medio ambiente.

Este proceso de extracción de gas requiere inyección de agua bajo una fuerte presión y varios químicos como benzoilo y ácido fórmico a las capas subterráneas del subsuelo que pone en peligro el medio ambiente. Por algo en Europa este método de extracción ha sido llamadoEl arma de guerra contra el medio ambiente. En los Estados Unidos la experiencia de 20 años con el gas de esquisto en West Virginia, Kentucky, Virginia y Tennessee hizo devastar una extensión de 6,000 kilómetros cuadrados equivalentes a toda la superficie del estado de Delaware. Esto explica por qué Francia, Alemania y Bulgaria ya han renunciado al gas de esquisto.

Los líderes europeos saben perfectamente que en los próximos diez años estarán dependientes de los recursos energéticos rusos por eso sus sanciones económicas y financieras son bastante dubitativas. A la vez sus corporaciones siguen sus propios intereses. El gigante industrial alemán SIMENS continuará invirtiendo en Rusia en el sector del transporte ferroviario y la energía, según su director, Joe Kasser, a pesar de las tensiones entre el Occidente y Moscú. Lo mismo pasa con las mega corporaciones norteamericanas. VISA rápidamente suspendió las sanciones contra tres bancos rusos al darse cuenta que la mayoría de sus clientes en los últimos cinco años han sido los rusos. El director general de ExxonMovil, Rex Tillerson aceptó el retorno de Crimea a Rusia y está fortaleciendo las relaciones con la corporación rusa Rosneft, siguiendo la misma línea del anterior director de la corporación Lee Raymond que escribió hace años queyo no soy corporación norteamericana y mis decisiones no están basadas en lo que es bueno para los Estados Unidos. Lo curioso es que a pesar de las amenazas de las duras sanciones contra Rusia por su anexión de Crimea, el gobierno norteamericano no ha suspendido hasta ahora la entrega de la alta tecnología militar para las tropas rusas como parte de su presupuesto FY2015.

Washington, a pesar de toda su belicosidad sabe perfectamente que el gobierno de Rusia no está asustado y está promoviendo lentamente su propia agenda geoeconómica orientada en herir a los EE.UU. en su Talón de Aquiles que es el petrodólar que cumple el rol de la Moneda de Reserva Mundial. Aislando a Rusia, Washington se podría hacer daño a misma pues aceleraría la creación de un sistema monetario alternativo prescindiendo del dólar que ya está en marcha entre los países pertenecientes al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China Y Sudáfrica). Debido a este proceso el valor de fiat dólar ya está bajando paulatinamente.

Si Rusia y los miembros de BRICS logran a abandonar un día el petrodólar esto produciría, según el analista Peter Koenig,una pérdida en la demanda para petrodólares estimada en decenas de millones de millones de dólares al año. Entonces, no está en los intereses de Norteamérica intentar a aislar Rusia seriamente. Tampoco hay que olvidar que Rusia es el más grande productor de energía en el mundo y China es el más grande consumidor lo que significa que el aislamiento de Rusia fortalecería la alianza entre estos dos países vecinos lo que perjudicaría a los intereses de Washington.

Todo
esto implica que no es el dilema de Putin respecto a qué hacer en esta situación en realidad, sino el de Barack Obama que está frente al retorno de un mundo multipolar en condiciones del fortalecimiento del poder euro-asiático. Para tratar de detener este proceso, Estados Unidos decidió usar su brazo político militar, la OTAN esperando de rodear Rusia con las bases militares, esta vez utilizando Ucrania para acercarse más a la frontera rusa. Pero eso no es todo, en su mira también están los países miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) dirigida por Rusia. Son Armenia, Bielorusia, Kazajstán, Kirguizstán y Tadjikistán que también están en conversaciones con la OTAN. También hay que tener en cuenta que unos 2,500 militares de estos países recibieron entrenamiento en el Occidente y Tadjikistán está permitiendo el despliegue de las tropas de la OTAN en su territorio.

El acierto de muchos analistas internacionales y rusos, de que debido a la dependencia de Europa de los recursos energéticos rusos lo único que tiene que hacer el gobierno de Putin es esperar y no hacer nada en la actual situación, es peligroso y engañoso. Washington no sólo está tratando de aislar Rusia, rodearla de bases militares con sus radares y escudos supuestamente anti misiles, sino fortalecer su quinta columna deatlantistasdentro del país y romper el alma rusa. Dijo alguna vez el pintor peruano, Teodoro Núñez Ureta quecuando a un pueblo quieren conquistarlo, lo primero que hacen es robarle el alma. Hasta ahora nadie pudo robarle el espíritu a Rusia. Por algo el fundador del Estado moderno alemán, Otto Von Bismarck dijo alguna vez:Nunca hagan guerra contra Rusia. Hagan tratados con Rusia

 TOMADO DE RIA NOVOSTI