Por Salvador González Briceño* PUERTO POBRE VS. PUERTO RICO
Enviado por Barometro
Internacional el sábado, 15 agosto, 2015 a las 17:18
*De la vitrina del Caribe a
la Grecia del Caribe
*El estatus de Estado Libre
Asociado es el quid
*Las políticas
neoliberales, lastre de Washington
Puerto
Rico enfrenta la llamada amenaza del default porque su deuda pública
interna alcanzó los 73 mil millones de dólares. Como la deuda de
Grecia —y la de otros tantos países víctimas del neoliberalismo—
la suya resulta impagable. Hablando del país heleno, por cierto la
situación de los puertorriqueños es similar a la de aquellos porque
éstos están tan colgados del sistema financiero estadounidense,
como aquéllos de la Troika. Por lo tanto, atados de manos, los unos
y los otros.
Valga
por cierto la siguiente aclaración. Que si en Grecia Syriza hubiese
sentado las bases en 2015 de una negociación alternativa moderna,
digna, capaz de enfrentar al poder financiero global en esta faceta
de crisis, otra cosa sería para países como Puerto Rico y los
“emergentes” que orbitan en el círculo periférico de la Unión
Europea; decíamos, Italia, España, Portugal, Irlanda, Chipre, etc.
Por cierto que The Economist calificó recién a Puerto Rico como la
Grecia del Caribe.
Esto
es, a los puertorriqueños ya los alcanzó el destino de la
descomposición neoliberal. El país que a mediados del siglo XX era
presumido por EUA como “la vitrina del Caribe”, la cristalería
se le empañó al paso de pocos años. Las trampas que fueron
impuestas a los países “en desarrollo” a partir de los años 80,
mediante los organismos financieros internacionales (el Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional), como solución a los problemas
del endeudamiento público han estallado por las políticas de ajuste
estructural que dan cuenta de la privatización de los servicios
públicos, de la desregulación y el abandono del Estado a sus
responsabilidades sociales, como es el caso de la destrucción de los
derechos de los trabajadores.
Un
problema en Puerto Rico que pasa por su calidad de Estado sui
generis, que ni es independiente (ni “pertenece a”), ni es
(“parte de”) una estrella más de la “unión americana”, por
su estatus jurídico como “Estado Libre Asociado”, que entró a
esta trampa del “libre mercado” por la vía de las calificadoras
que operan desde Wall Street, la Standard & Poor y Moodys,
quienes exigieron las medidas de cambio estructural a los sucesivos
gobiernos (“gobernadores”), desde Pedro Roselló, Sila María
Calderón a Anibal Acevedo Vilá. Este es el principal motivo, así
opina más del 50% de los puertorriqueños, del desastre: la calidad
de Estado Libre Asociado.
Así,
del problema de la deuda interna de Puerto Rico se viene hablando
desde 2005, y ha hecho crisis ahora que está en los 73 mil millones
de dólares. Una deuda que los puertorriqueños no quieren y tampoco
pueden pagar, exigen a su gobierno recular porque de lo contrario las
medidas de austeridad obligatorias redundarán en mayor pobreza.
Un
artículo de Forbes de 2013 titulado “Cómo Wall Street se ha
beneficiado de la miseria de Puerto Rico, reporta que ‘las tarifas
cobradas fueron mayores que las calculadas en otros estados y
ciudades con problemas financieros de EUA. De hecho, de acuerdo con
Reuters, a los bancos como UBS, se les pagaron en promedio márgenes
brutos de un 31% más alto que los márgenes cobrados a Detroit’.
El artículo concluye con lo que también se puede concluir ahora:
‘Para entender como Puerto Rico está en tales condiciones
extremas, simplemente siga el dinero de Wall Street’ (Forbes.com).
Hoy, el gobierno de Puerto Rico se encuentra en bancarrota y sin
ningún crecimiento económico. A pesar de haber implantado medidas
desesperadas para balancear el presupuesto desde incluso antes de la
crisis económica de 2008. Medidas como la imposición de impuesto de
ventas en 2006, los despidos de empleadas/os públicos en 2009, la
reforma de pensiones en 2013, hasta el nuevo impuesto a la gasolina y
reciente IVU (impuesto de ventas y uso) entre otras. Nada ha mejorado
la economía y el gobierno se encuentra sin posibilidades de
continuar los pagos a la deuda” (http://bit.ly/1LMLKTw).
Los
delincuentes de Wall Street han puesto a los puertorriqueños entre
dos extremos: la subordinación “colonialista” donde el estatus
político les impide “declararse en bancarrota y reestructurar su
deuda”, y; el lastre que no les permite otra salida que la
austeridad. Encaminados hacia el desastre. A no ser que sucedan dos
cosas importantes: se deslinden de su calidad sui generis,
circunstancia que llevaría tiempo puesto que tendría mínimamente
que pasar por el Congreso estadounidense —y éste es hostil a los
rescates, como lo reconoció el Washington Post el noviembre de 2013
(citado por IADE: http://bit.ly/1geRAl9), o que el gobierno de
Alejandro García Padilla se pongas las pilas con sus acreedores.
Desde
esta cara de la moneda, hay tres posturas: aquellos titulares de
fondos de deuda, los de mayor porcentaje, Oppenheimer Funds y
Franklin Templeton, inversores de largo plazo son quienes se oponen a
la reestructuración y a los retrasos; otro, el segundo grupo, que
acepta la moratoria pero no la quita; y el último que está por la
reestructuración, pide reforma del sector público, y alega que el
pago de la deuda tiene garantía constitucional.
García
Padilla aceptó en junio pasado: “Mi administración está haciendo
todo lo posible para evitar el impago, pero tenemos que hacer que la
economía crezca. Si no, estamos en una espiral mortal”. Y adelantó
que se buscarán concesiones “significativas” de todos los
acreedores posibles, lo que al mismo tiempo provocaría el
“emplazamiento de algunos pagos hasta cinco años”. Pero en ese
proceso, que se sepa, todavía no entra el gobernador en turno.
Entretanto
los puertorriqueños han aparecido en las calles para protestar
contra el pago de la deuda; mejor dicho, las medias de austeridad,
que pasan por el aumento del llamado Impuesto sobre Ventas y Uso
(IVU), un IVA que no progresó, el recorte en los gastos del gobierno
que le pegan a los servicios sociales, y por el no pago de lo
impagable. Sí que la tiene difícil, no Padilla sino el pueblo que
no tendrá opciones prontas y expeditas; todo lo contrario, lastres
al cuello como herencia de sus últimos gobernantes. ¿En dónde
quedó la vitrina caribeña que presumía Estados Unidos? En puerto
pobre han convertido a su “Puerto Rico”. Pero eso sí, también
en marzo pasado se anunció el arribo de “siete generales”, entre
ellos jefes de los comandos Norte y Sur, para emprender “maniobras
militares” (fuente: http://bit.ly/1Kt2Vuw). ¿Con qué fin?,
¿trampolín militarista caribeño?
Los
gobernantes de los países “en desarrollo” que terminan dando la
espalda a sus pueblos, aceptando, suscribiendo e imponiendo a su
gente las políticas neoliberales derivadas de los organismos
financieros que responden a los intereses de Washington, son por lo
menos: traidores, corruptos, serviles del imperio, políticos
sometidos y vende patrias que luego quedan impunes —los robos
resultan depósitos en bancos extranjeros; también representan
negocio, y quienes ganan festejan desde el sector financiero
internacional—. La mayoría por imposición, unos cuantos por
ignorancia y no faltan aquellos por ilegitimidad; es decir, quienes
pierden en las urnas pero ganan con el apoyo desde el exterior. Y
Washington sabe cómo convertir eso en un negocio redituable.
Correo:
sgonzalez@reportemexico.com.mx.