Por Vicky
Peláez
Todo esto implica que no es el dilema de Putin respecto a qué hacer en esta situación en realidad, sino el de Barack Obama que está frente al retorno de un mundo multipolar en condiciones del fortalecimiento del poder euro-asiático. Para tratar de detener este proceso, Estados Unidos decidió usar su brazo político militar, la OTAN esperando de rodear Rusia con las bases militares, esta vez utilizando Ucrania para acercarse más a la frontera rusa. Pero eso no es todo, en su mira también están los países miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) dirigida por Rusia. Son Armenia, Bielorusia, Kazajstán, Kirguizstán y Tadjikistán que también están en conversaciones con la OTAN. También hay que tener en cuenta que unos 2,500 militares de estos países recibieron entrenamiento en el Occidente y Tadjikistán está permitiendo el despliegue de las tropas de la OTAN en su territorio.
20:01
25/04/2014
“No
juegues
con
el
fuego”-decía
mi
padre/”No
tires
piedras
al
agua”-decía
mi
madre
(Rasul
Gamzatov,
1923-2003)
Los
últimos
acontecimientos
en
Ucrania,
siguiendo
al
pie
de
la
letra
el
guión
escrito
por
Washington
con
la
cooperación
de
Bruselas,
dieron
nueva
esperanza
a
la
vieja
Organización
del
Tratado
de
Atlántico
Norte
(OTAN)
la
que
después
de
la
desintegración
de
la
Unión
Soviética
en
1991
estaba
buscando
desesperadamente
un
enemigo
para
justificar
su
existencia.
Por
eso,
no
es
de
extrañar
la
belicosidad
del
Secretario
General
de
la
OTAN,
Anders
Fogh
Rasmussen
amenazando
a
Rusia
por
supuestamente
ser
responsable
de
lo
que
se
está
pasando
en
Ucrania
y,
en
especial
por
su
“anexión”
de
Crimea.
Hace
poco
Rasmussen
declaró
que
“tendremos
más
aviones
en
el
aire,
más
buques
de
guerra
en
el
mar
y
estaremos
mejor
preparados
en
tierra”,
refiriéndose
a
una
posible
intervención
militar
de
Rusia
en
Ucrania.
También
exigió
las
sanciones
económicas
más
severas
contra
el
país
de
Vladimir
Putin.
Para
entender
la
política
de
los
líderes
de
esta
organización
y
su
actitud
hay
que
seguir
la
ruta
del
dinero.
Resulta
que
para
este
año
Washington
aportará
a
la
OTAN
algo
de
280
mil
millones
de
dólares
que
constituyen
el
70
por
ciento
de
su
presupuesto
que
asciende
a
unos
400
mil
millones
de
dólares
anuales.
Si
tomamos
en
cuenta
que
el
presupuesto
del
Pentágono
para
el
2014
es
de
680
mil
millones
de
dólares,
sin
contar
gastos
para
las
armas
nucleares,
las
operaciones
clandestinas
de
la
CIA
utilizando
drones
y
fuerzas
especiales
y
los
gastos
de
la
NASA
para
el
programa
especial
vinculado
a
los
sistemas
de
misiles,
llegaremos
a
la
conclusión
que
los
gastos
militares
de
los
EE.UU.
junto
con
los
de
la
OTAN
superan
un
millón
de
millones
de
dólares
al
año.
En
realidad
la
OTAN
es
un
brazo
militar
y
político
de
Washington
en
Europa
igual
como
la
OEA
en
América
Latina
cumple
el
rol
del
instrumento
político
de
los
Estados
Unidos.
Fue
precisamente
EE.UU.
que
decidió
edificar
un
“Muro
de
la
OTAN”
alrededor
de
Rusia
al
comienzo
de
1990,
a
pesar
de
la
promesa
dada
en
febrero
de
1990
por
el
secretario
de
Estado
James
Baker
al
presidente
de
la
URSS,
Mikhail
Gorbachov.
Este
dijo
que
“no
habrá
ninguna
extensión
de
la
jurisdicción
de
la
OTAN
para
sus
tropas
ni
una
pulgada
hacia
el
este”.
Ahora
resulta
que
ya
en
aquel
entonces
se
planificaba
la
expansión
de
la
OTAN
y
la
única
cuestión
era
“si
expandirse
o
no,
sino
cuando”,
según
el
libro
de
James
Goldgeier,
“Not
Whether
but
When:
the
US
Expansion
to
Enlarge
NATO”.
Apenas
empezó
a
colapsar
la
Unión
Soviética
en
1991,
el
secretario
de
Defensa,
Richard
“Dick”
Cheney
declaró
que
“era
necesario
el
desmantelamiento
no
sólo
de
la
URSS
sino
de
Rusia
para
que
nunca
sea
un
peligro
para
el
mundo”,
afirmó
el
ex
secretario
de
Defensa,
Robert
Gates
en
su
libro:
“Deber:
Memorias
de
un
Secretario
de
Defensa”,
2014.
En
julio
de
1994
el
secretario
de
Defensa,
William
Perry
definió
el
“camino
de
expansión
de
la
OTAN
y
el
rol
de
Norteamérica
como
el
líder
de
este
proceso”.
El
departamento
de
Estado
designó
al
secretario
asistente
para
los
asuntos
de
Europa,
Ronald
Asmus
como
la
figura
clave
para
la
expansión
de
la
OTAN
hacia
el
este.
Sin
embargo,
el
proceso
fue
aplazado
para
no
perjudicar
en
las
elecciones
presidenciales
de
1996
a
Boris
Yeltsin,
calificado
por
George
W.H.
Bush
padre
como
“el
único
caballo
en
Rusia
que
podemos
montar”.
Recién
en
1997
Hungría,
Polonia
y
República
Checa
fueron
incorporados
a
la
OTAN
y
de
allí
empezó
el
proceso
de
la
expansión
de
la
organización
hacia
el
este
bajo
la
tutela
de
Washington.
Lo
interesante
y
maquiavélico
fue
que
ya
en
1992
los
Estados
Unidos
consideraban
la
posibilidad
de
una
guerra
civil
en
Ucrania
y
de
una
posterior
fragmentación
del
país,
según
el
libro
del
analista
del
Cato
Institute,
Ted
Galen
Carpenter,
“Beyond
Nato”
(1994).
También
como
enfatizó
este
estudioso,
en
aquellos
años
ya
se
tomaba
en
cuenta
la
posibilidad
del
“retorno
de
Crimea
a
Rusia”.
Entonces,
lo
que
sucede
ahora
con
Crimea
no
es
nada
nuevo
o
inesperado
para
los
“iluminados”
de
Washington
y
sus
seguidores
incondicionales
de
la
Unión
Europea.
Sin
embargo,
el
reingreso
de
Crimea
a
Rusia
fue
utilizado
hábilmente
por
los
Estados
Unidos
para
hacer
exacerbar
las
mentes
de
los
líderes
europeos
y
hacerles
imponer
sanciones
a
los
rusos,
perdiendo
así
toda
lógica
que
fue
reemplazada
por
la
irritación,
muy
al
estilo
de
la
Guerra
Fría.
Por
algo
decía
Aristóteles
que
Dios
no
había
concedido
a
los
hombres
el
don
de
la
lógica.
Precisamente
esto
pasó
con
los
europeos
que
empezaron
primero,
con
amenazas
a
Rusia
de
sanciones
económicas,
políticas
y
financieras
y
después
aplicarlas,
olvidándose
que
la
Unión
Europea
depende
entre
50
a
60
por
ciento
del
abastecimiento
del
gas
natural,
el
petróleo
y
el
carbón
de
Rusia.
Hace
dos
semanas
este
país
disminuyó
en
un
4
por
ciento
el
envío
del
gas
natural
a
Europa
y
de
acuerdo
al
The
New
York
Times,
Gasprom
está
planificando
elevar
el
precio
del
gas
para
la
Unión
Europea
a
500
dólares
por
mil
metros
cúbicos.
Pero
los
líderes
europeos
azuzados
por
sus
amos
norteamericanos
están
en
completa
ofuscación
y
ya
están
estudiando
la
posibilidad
de
vivir
sin
gas
ruso,
lo
que
es
prácticamente
imposible.
De
acuerdo
al
“Gas
Storage
Europe”,
los
reservorios
del
gas
natural
de
la
Unión
Europea
están
al
46
por
ciento
de
su
capacidad,
lo
que
significa
unos
dos
meses
de
abastecimiento.
A
la
vez,
los
países
como
Hungría,
Bulgaria,
Eslovaquia
y
Grecia
carecen
completamente
de
reservas
de
gas.
El
motor
de
la
Unión
Europea
(UE),
Alemania
puede
satisfacer
sus
necesidades
en
el
gas
solamente
en
el
15
por
ciento,
obteniendo
el
38
por
ciento
en
Rusia
y
el
48
por
ciento
en
Noruega
y
Los
Países
Bajos,
pero
las
reservas
de
Noruega
y
de
Los
Países
Bajos
se
están
agotando.
Finlandia
depende
en
el
90
por
ciento
del
gas
ruso.
Lo
que
esperan
los
europeos
es
la
ayuda
de
Estados
Unidos
sin
percatarse
que
es
prácticamente
imposible
a
plazo
corto.
Tanto
Norteamérica,
como
Argelia
y
Qatar
podrían,
en
teoría,
enviar
gas
licuado
a
la
UE
pero
los
puertos
de
estos
países,
igual
que
los
de
la
Unión
Europea
no
tienen
la
infraestructura
y
las
facilidades
necesarias
para
iniciar
esta
operación,
lo
que
tomaría
no
menos
de
una
década
para
iniciar
este
proceso.
Hace
cinco
años,
Europa
estaba
entusiasmada
y
optimista
con
la
idea
del
gas
de
esquisto
(Shale
gas
en
inglés-hidrocarburo
en
estado
gaseoso
obtenido
durante
el
proceso
de
la
fragmentación
de
la
roca),
cuyos
depósitos
eran
grandes
en
su
suelo,
especialmente
en
Polonia,
según
los
especialistas
norteamericanos.
Sin
embargo,
la
mayoría
de
los
pronósticos
estaban
exagerados.
Las
más
grandes
corporaciones
energéticas
internacionales,
como
Exxon,
Marathon
Oil,
ENI,
Talisman
Energy
ya
están
saliendo
de
Polonia.
A
la
vez,
hay
una
fuerte
resistencia
en
Europa
a
la
extracción
del
gas
de
esquisto
debido
al
daño
que
produce
al
medio
ambiente.
Este
proceso
de
extracción
de
gas
requiere
inyección
de
agua
bajo
una
fuerte
presión
y
varios
químicos
como
benzoilo
y
ácido
fórmico
a
las
capas
subterráneas
del
subsuelo
que
pone
en
peligro
el
medio
ambiente.
Por
algo
en
Europa
este
método
de
extracción
ha
sido
llamado
“El
arma
de
guerra
contra
el
medio
ambiente”.
En
los
Estados
Unidos
la
experiencia
de
20
años
con
el
gas
de
esquisto
en
West
Virginia,
Kentucky,
Virginia
y
Tennessee
hizo
devastar
una
extensión
de
6,000
kilómetros
cuadrados
equivalentes
a
toda
la
superficie
del
estado
de
Delaware.
Esto
explica
por
qué
Francia,
Alemania
y
Bulgaria
ya
han
renunciado
al
gas
de
esquisto.
Los
líderes
europeos
saben
perfectamente
que
en
los
próximos
diez
años
estarán
dependientes
de
los
recursos
energéticos
rusos
por
eso
sus
sanciones
económicas
y
financieras
son
bastante
dubitativas.
A
la
vez
sus
corporaciones
siguen
sus
propios
intereses.
El
gigante
industrial
alemán
SIMENS
continuará
invirtiendo
en
Rusia
en
el
sector
del
transporte
ferroviario
y
la
energía,
según
su
director,
Joe
Kasser,
a
pesar
de
las
tensiones
entre
el
Occidente
y
Moscú.
Lo
mismo
pasa
con
las
mega
corporaciones
norteamericanas.
VISA
rápidamente
suspendió
las
sanciones
contra
tres
bancos
rusos
al
darse
cuenta
que
la
mayoría
de
sus
clientes
en
los
últimos
cinco
años
han
sido
los
rusos.
El
director
general
de
ExxonMovil,
Rex
Tillerson
aceptó
el
retorno
de
Crimea
a
Rusia
y
está
fortaleciendo
las
relaciones
con
la
corporación
rusa
Rosneft,
siguiendo
la
misma
línea
del
anterior
director
de
la
corporación
Lee
Raymond
que
escribió
hace
años
que
“yo
no
soy
corporación
norteamericana
y
mis
decisiones
no
están
basadas
en
lo
que
es
bueno
para
los
Estados
Unidos”.
Lo
curioso
es
que
a
pesar
de
las
amenazas
de
las
duras
sanciones
contra
Rusia
por
su
anexión
de
Crimea,
el
gobierno
norteamericano
no
ha
suspendido
hasta
ahora
la
entrega
de
la
alta
tecnología
militar
para
las
tropas
rusas
como
parte
de
su
presupuesto
FY2015.
Washington,
a
pesar
de
toda
su
belicosidad
sabe
perfectamente
que
el
gobierno
de
Rusia
no
está
asustado
y
está
promoviendo
lentamente
su
propia
agenda
geoeconómica
orientada
en
herir
a
los
EE.UU.
en
su
Talón
de
Aquiles
que
es
el
petrodólar
que
cumple
el
rol
de
la
Moneda
de
Reserva
Mundial.
Aislando
a
Rusia,
Washington
se
podría
hacer
daño
a
sí
misma
pues
aceleraría
la
creación
de
un
sistema
monetario
alternativo
prescindiendo
del
dólar
que
ya
está
en
marcha
entre
los
países
pertenecientes
al
grupo
BRICS
(Brasil,
Rusia,
India,
China
Y
Sudáfrica).
Debido
a
este
proceso
el
valor
de
fiat
dólar
ya
está
bajando
paulatinamente.
Si
Rusia
y
los
miembros
de
BRICS
logran
a
abandonar
un
día
el
petrodólar
esto
produciría,
según
el
analista
Peter
Koenig,
“una
pérdida
en
la
demanda
para
petrodólares
estimada
en
decenas
de
millones
de
millones
de
dólares
al
año”.
Entonces,
no
está
en
los
intereses
de
Norteamérica
intentar
a
aislar
Rusia
seriamente.
Tampoco
hay
que
olvidar
que
Rusia
es
el
más
grande
productor
de
energía
en
el
mundo
y
China
es
el
más
grande
consumidor
lo
que
significa
que
el
aislamiento
de
Rusia
fortalecería
la
alianza
entre
estos
dos
países
vecinos
lo
que
perjudicaría
a
los
intereses
de
Washington.
Todo esto implica que no es el dilema de Putin respecto a qué hacer en esta situación en realidad, sino el de Barack Obama que está frente al retorno de un mundo multipolar en condiciones del fortalecimiento del poder euro-asiático. Para tratar de detener este proceso, Estados Unidos decidió usar su brazo político militar, la OTAN esperando de rodear Rusia con las bases militares, esta vez utilizando Ucrania para acercarse más a la frontera rusa. Pero eso no es todo, en su mira también están los países miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) dirigida por Rusia. Son Armenia, Bielorusia, Kazajstán, Kirguizstán y Tadjikistán que también están en conversaciones con la OTAN. También hay que tener en cuenta que unos 2,500 militares de estos países recibieron entrenamiento en el Occidente y Tadjikistán está permitiendo el despliegue de las tropas de la OTAN en su territorio.
El
acierto
de
muchos
analistas
internacionales
y
rusos,
de
que
debido
a
la
dependencia
de
Europa
de
los
recursos
energéticos
rusos
lo
único
que
tiene
que
hacer
el
gobierno
de
Putin
es
esperar
y
no
hacer
nada
en
la
actual
situación,
es
peligroso
y
engañoso.
Washington
no
sólo
está
tratando
de
aislar
Rusia,
rodearla
de
bases
militares
con
sus
radares
y
escudos
supuestamente
anti
misiles,
sino
fortalecer
su
quinta
columna
de
“atlantistas”
dentro
del
país
y
romper
el
alma
rusa.
Dijo
alguna
vez
el
pintor
peruano,
Teodoro
Núñez
Ureta
que
“cuando
a
un
pueblo
quieren
conquistarlo,
lo
primero
que
hacen
es
robarle
el
alma”.
Hasta
ahora
nadie
pudo
robarle
el
espíritu
a
Rusia.
Por
algo
el
fundador
del
Estado
moderno
alemán,
Otto
Von
Bismarck
dijo
alguna
vez:
“Nunca
hagan
guerra
contra
Rusia.
Hagan
tratados
con
Rusia”.
TOMADO DE RIA NOVOSTI