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martes, 14 de abril de 2015

Por Julio A. Louis: Eduardo Galeano



Por Julio A. Louis: Eduardo Galeano

Enviado por Barometro Internacional el martes, 14 abril, 2015 a las 20:13

No seré quien escriba ahora o en el futuro acerca de la relevancia del escritor de “Las venas abiertas de América Latina” o “Memorias de fuego”. Sí, para resaltar algunos hechos muchos de ellos, poco conocidos de los que doy fe en que no me falla la memoria.
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Cuando éramos adolescentes nos conocimos en Casa del Pueblo. Él, un año y pico menor, era el compañero de Silvia Brando, amiga de mi infancia y madre de sus hijos mayores. Pronto compartimos tertulias riquísimas en la casa de Enrique Broquen en la Plaza Matriz, o charlas de Vivian Trías, donde un núcleo reducido de jóvenes nos formábamos en filosofía y en ciencias sociales. Por ese tiempo, era caricaturista de “El Sol” y estrecho colaborador del compañero y amigo de toda su vida, Guillermo Chifflet. Firmaba “Gius”, así como se pronuncia su primer apellido, que pronto dio paso al de su madre, Galeano, siendo uno de los primeros en escoger el materno.

Compartíamos posiciones en la lucha de tendencias en el Partido Socialista de los años 50 y 60. En una reunión de la “izquierda” marxista, cuestionadora de la socialdemocracia orientada por Emilio Frugoni, concluimos en la necesidad de presentar una plancha de nombres para la dirección partidaria, y uno de los acordados era el suyo, sin que él participara de la decisión. Me encomendaron que hablara para su aprobación. Su respuesta fue categórica: “déjenme en lo mío, la literatura, donde participo como militante; yo no sirvo para la acción política directa”, palabras más, palabras menos. Una elección de vida, valorando con talento sus características, consciente que no todos los humanos servimos para las mismas actividades.

Nos dejamos de ver en la segunda década de los 60, pues nuestros caminos se abrieron, no así los objetivos compartidos desde la adolescencia. Entre las acciones destacadas de Eduardo, vale mencionar su condición de ser de los primeros socios de la Fundación Vivian Trías y donante de un premio para la adquisición de su sede.

Pocas veces nos vimos hasta la renuncia de Guillermo Chifflet. Allí, hablamos más de una vez, y allí sí, participó en un par de reuniones, contrariando su retiro de la acción política concreta, fiel al compañero, al amigo. Nos indignamos, bromeamos y fuimos concretos, sin pérdida de tiempo.

Poco después, un joven brasileño, conocedor de mi relación, me insistió hasta el cansancio que se conocían muy bien, y me pidió que los conectara. Telefonee a Eduardo, me dijo no conocerlo, y me explicó que no era extraño que muchos oportunistas quisieran utilizarlo para fines oscuros o para alguna foto a usar sin saber muy bien para qué. Me dijo que sólo el retiro de las actividades concretas, salvo excepciones, le permitía leer, pensar, escribir.

El Uruguay bajo gobiernos de Vázquez tiene una doble deuda de gratitud hacia él. Cuando asumió la presidencia el primer aborigen de Nuestra América, Evo Morales, el único presidente sudamericano ausente fue el de Uruguay, hecho que los bolivianos registran con dolor. Sin embargo, en el estrado, junto a Evo Morales y Álvaro García Linera, estuvo la voz pausada y potente de Eduardo, para trasmitir desde Uruguay el pensamiento y la acción nuestro-americana, de definición antiimperialista y socialista, hecho que los bolivianos registran con orgullo y alegría. La segunda, ya muy enfermo, recibió en su casa a Evo, poco antes de la segunda asunción de Vázquez, esforzándose otra vez, por trasmitir esos valores, en nombre del Uruguay no oficial, del Uruguay de izquierda. Gracias Eduardo, tus viejos compañeros te recuerdan y las futuras generaciones aprenderán de ti. Hasta siempre. Julio A. Louis
jlui@adinet.com.uy



martes, 9 de diciembre de 2014

Por Julio A. Louis: Victoria de Vázquez, crisis de la derecha y de la izquierda


Por Julio A. Louis: Victoria de Vázquez, crisis de la derecha y de la izquierda

Enviado por Barometro Internacional el martes, 09 diciembre, 2014 a las 14:54


Fundación Constituyente XXI (Chile)
A días del balotaje que confirmará la victoria de la fórmula Vázquez-Sendic es útil  valorar la situación y los avances del pueblo, comprender en qué etapa de maduración de su conciencia está, y las crisis ideológicas y políticas presentes y futuras cercanas. A fines del siglo XIX y principios del XX, Eduardo Berstein enfrenta la teoría elaborada por Marx y Engels, en un período de auge del capitalismo, durante el cual las mejoras que experimenta el proletariado europeo son posibles por la explotación despiadada a los pueblos coloniales y dependientes. La mejoría de los salarios y de las condiciones de vida y de trabajo del proletariado no afectan las ganancias de la burguesía. El reformismo, que entraña el revisionismo de Berstein, calma las aguas turbulentas capaces de conducir a la revolución.  
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Uruguay  es–como otros países de la región- dependiente, y no explota a nadie, y por ende, su realidad presente no es comparable a las metrópolis imperialistas. No obstante, en un aspecto guarda similitud: goza de un período económico excepcional debido a los altos precios pagados por las materias primas, y debido a que la región se ha  vuelto menos dependiente del imperialismo merced a los gobiernos progresistas, expresión de las luchas. 

Populares. Menos dependientes sí, pero aún vulnerables en extremo. Por ende la opción es que el bloque popular profundiza la lucha debilitando al sistema o la reacción, conocedora que el auge económico no será permanente, terminará restaurando el pasado neoliberal. Pero por sí sola ni esta región, ni otras pueden vencer  al imperialismo y al sistema capitalista, sin la interacción prolongada de los diversos pueblos y regiones del mundo, con una acrecentada visión internacionalista. 

La clase trabajadora y el conjunto de las clases y sectores populares (el pueblo) que ha mejorado merced a los gobiernos del Frente Amplio, también ha avanzado en el desarrollo de su conciencia, lo que le ha permitido sepultar las aspiraciones reaccionarias en estas elecciones. No obstante, el avance de su conciencia política se ve  limitado, pues  sufre un huracán devastador de influencia cultural  destructora de valores clasistas, por la vía de los medios masivos, las iglesias, algunas organizaciones no gubernamentales, las teorías pos-modernas, etc. -fenómeno similar al de nuestros vecinos- mientras que paralelamente, la acción política clasista de las organizaciones políticas y sociales populares ha perdido vigor. Ni los tradicionales “partidos de la clase” tienen escuelas de formación de cuadros, o sea, de individuos solventes teóricamente y capaces de influir donde actúan. 

El relativo avance de la conciencia popular se constata, por ejemplo, en el hecho que es en los departamentos del norte –los más pobres del país- donde más ha crecido el Frente Amplio. O que en todos los barrios de Montevideo –excepto la zona residencial de Carrasco- ha vencido el F. A. y en particular la 609 de Mujica, convertida en la mejor expresión  de cierto nivel primario de conciencia de clase. 

La actual victoria del F. A. –con un candidato presidencial corrido al social-liberalismo, a la cooperación con Estados Unidos,  a expresar posiciones del Opus Dei- empuja a muchos blancos y principalmente colorados a cuestionar  la ya anticuada  concepción del Dr. Sanguinetti de “las familias ideológicas”, base de los acuerdos entre los partidos tradicionales. Anticuada, en tanto parte del F.A. ha dejado de ser el enemigo que se guía por la lucha de clases o que denuncia al sistema capitalista. De allí que, en la medida que sus gobiernos se han limitado a reformas al sistema de dominación sin cuestionarlo, muchos batllistas y wilsonistas no encuentran diferencias sustanciales con la praxis  de José Batlle y Ordóñez o de Wilson Ferreira. Y en todo caso, para el balotaje es más prometedor apostar a ganador que a seguro perdedor. Por eso  la crisis, sobre todo del Partido Colorado, cuya razón de ser  se pierde en el cajón de los recuerdos.    

Pero esa elevación de la conciencia popular todavía no llega a la capacidad de  distinguir con nitidez entre el crecimiento económico con las pautas del sistema capitalista, principalmente merced a las inversiones extranjeras  (papeleras, sojeras, mineras, etc.)  o el desarrollo puesto al servicio de la nación y del pueblo, que supone la transformación radical de las estructuras. Es decir, la revolución agraria contra la gran propiedad terrateniente (en parte en manos de las trasnacionales), el avance productivo y social  integral basado en el conocimiento, la ciencia y la tecnología  y el  fortalecimiento de la integración  nuestro-americana. Esa elevación de conciencia no distingue con nitidez entre reformas que no cuestionan los fundamentos del sistema y transformaciones  que modifican la propiedad y la gestión de los medios de producción y de cambio, eliminando o reduciendo los privilegios del gran capital financiero y trasnacional. Y no distingue con nitidez entre una democracia liberal - acotada por el tutelaje de las Fuerzas Armadas y la actitud  del Poder Judicial en manos de jueces nacidos y apuntalados por la dictadura- de una democracia participativa, como ha intentado tímidamente la ley de descentralización, cuya aplicación dista mucho de la presencia activa popular.  

Mientras tanto, en el F. A. conviven los partidarios del crecimiento económico con los partidarios del desarrollo en clave anti-imperialista, los  reformistas del sistema y los socialistas que enfrentan al capitalismo, los liberales y demócratas burgueses y los que pretenden modificar el contenido de clase de la democracia y del Estado. 
II
¿Qué futuro avizoramos? Somos optimistas a mediano y a largo plazo, pero no a corto plazo, como los que fundamentan con que se cuenta con una bancada parlamentaria más de “izquierda”. Es cierto que hubo  magra votación de los sectores más tibiamente reformistas del F.A. Y que ha surgido la 711 de Sendic como expresión nueva de un conglomerado poco definido. Y que ha surgido la Casa Grande, promotora de Constanza Moreira, una fuerza prometedora. Y que los socialistas “ortodoxos” o no reformistas han impuesto sus diputados en Montevideo.  No obstante, no nos ilusionamos con que los que han propuesto a la presidencia al Dr. Vázquez después de sus sucesivos renunciamientos a la “biblia” del programa, se atrevan a enfrentarse al  Dr. Vázquez fortalecido. Esperamos  sí, en cambio, que el “giro a la izquierda” patrocinado por las fuerzas que apuntalan a la Senadora Moreira se haga presente para que la Casa Grande simplemente no haya oficiado  de rastrillo de izquierda de Vázquez  y sea consecuente con su trayectoria, como el ala “ortodoxa” del Partido Socialista.   

Se verá muy pronto el comportamiento colectivo e individual de todos, no bien el Dr. Vázquez  continúe con la política económica permisiva hacia los capitales trasnacionales o,- peor- que robustezca lazos militares con Estados Unidos, o que busque el ingreso pleno de Uruguay a la Alianza del Pacífico como desea el Cr Danilo Astori. Entonces se verá quiénes desde el Parlamento distinguen la esencial unidad para la liberación de la unidad al servicio de  contemplar al bloque de poder dominante. Quienes se atreven a defender principios por encima de llamados a la disciplina, haciendo objeción de conciencia, valedera cuando se trata de defender principios,  como ha hecho Guillermo Chifflet (ex diputado socialista al renunciar a su banca) y objetable cuando contraviene posiciones previas al ejercicio del gobierno adoptadas por la fuerza política, como ha hecho el  Dr. Vázquez vetando la ley de salud sexual y reproductiva.   
De manera que, si desde noviembre  hay crisis de la derecha, palpable en el Partido Colorado, desde marzo se vislumbra una crisis de definición para la izquierda antiimperialista y anticapitalista. Y de ella se saldrá –como en toda crisis- ubicándose  unos sumisamente en las filas oficialistas y otros  levantando teorías y prácticas que reconstruyan a la izquierda, capacitándola para enfrentar al sistema, como sucede en otras partes del mundo. 

Reiteramos lo ya escrito: el  26 de octubre: el primer muro de contención contra la avalancha reaccionaria ha sido exitoso. El segundo muro será reconstruir a la izquierda clasista y antiimperialista, y redoblar la movilización popular, para impedir que la tendencia pragmática y transigente con el gran capital trasnacional triunfe. Si así obra la izquierda uruguaya no estará aislada y cuenta con compañías de peso. Tarso Genro –destacado dirigente del Partido de los Trabajadores de Brasil- ha expuesto que la unidad de la izquierda no es solo contra la victoria de la derecha, sino también “de la derecha que integra la base parlamentaria de su propio gobierno”. Y propone un frente de izquierda integrado por personalidades de varios partidos, sectores partidarios, académicos, líderes de la sociedad civil y de los movimientos sociales e intelectuales, para lanzar en 2018 “un candidato vinculado con esos compromisos”. También los movimientos sociales brasileños se plantean la movilización para obligar al gobierno a avanzar hacia la izquierda.  La tendencia al reagrupamiento de la izquierda –que solo es tal si es anticapitalista- se observa en Chile a través del “Frente Amplio-Asamblea Constituyente”. O en España, o en Grecia, o en Francia.  

Uruguay parece seguir en el estribo de Brasil, un caballo de marcha insegura. Sepamos que nos salvaremos junto a la tropa nuestro-americana o perderemos todos. Los conservadores defensores del capitalismo,  muy especialmente, los imperialistas norteamericanos, cada día dan mayores muestras  de impaciencia y de temor contra la persistencia de un progresismo que pueda dar el salto de calidad para transformarse en revolucionario, ampliando el área del “socialismo del siglo XXI”. 
jlui@adinet.com.uy