jueves, 14 de enero de 2016

Yury Weky Silva: Que no palidezca la solidaridad entre los pueblos


Yury Weky Silva: Que no  palidezca la solidaridad entre los pueblos
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El año dos mil siete escribí: la solidaridad es revolucionaria[1], hoy retomo el tema  porque las circunstancias históricas lo reclaman. La política exterior del Departamento de Estado de EEUU ha estado dirigida a quebrar las fuerzas revolucionarias, fracturar  las  organizaciones sociales, los pueblos, las fuerzas militares, incluso provocando divisiones en los territorios como lo ocurrido con la península de Corea (1950)  la guerra de la antigua Yugoeslavia ( hoy   Eslovenia, Croacia, Bosnia,. Serbia y Kosovo, del 91 al 1999) o el caso de la Península de Crimea (Viktor Yanukovich, 2014) Las situaciones que se vive en Palestina  y  la misma Colombia no escapan de su política injerencista.

 En América del Sur y El Caribe  están: Venezuela, Haití Paraguay, Honduras, ejemplos del intervencionismo del gobierno norteño. Los derrocamientos de los gobiernos de: Hugo Chávez (2002)  J.B Artistide (2004) Manuel Zelaya (2009)  Fernando Lugo (2012) son expresiones sintomáticas del símbolo de injerencia política del imperialismo norteamericano, que amenaza la paz mundial.




Los ataques del imperialismo están orientados a la división, a separar y fragmentar el espíritu libertario de los pueblos. Sus constantes intervenciones han  creado desolación y muerte  cuando han se han efectuado por la vía militar (Irak Afganistán, Libia, Siria)   o en su defecto por el camino  económico como el caso de Grecia y los bloqueos (caso Cuba) o las llamadas sanciones como es el caos Irán y la misma Rusia.

En consecuencia  los y las revolucionarias están emplazados a organizarse, cohesionar las  voluntades en una sola dirección: la unión, la solidaridad internacional.  Ante las provocaciones, injerencias, ataques, bloqueos, sanciones cuyo objetivo es dominar, evitar la emancipación de las naciones y mantener su control hegemónico no hay otra arma que el ejercicio de la solidaridad internacional, profundizar el apoyo mutuo, mantenerse vigilantes para la  denuncia y la manifestación popular como instrumento de combate.

La debilidad de la solidaridad ocasionaría que las embestidas- del desbastador poder supranacional del imperialismo norteño-sean más efectivas y significativas  en función del llamado orden mundial, que entre otras cosas se plantea el exterminio de buena parte de la población del planeta, el dominio de los hidrocarburos y  los yacimientos acuíferos, el desarrollo sistemático  uso cada vez más sofisticado de armas para la destrucción  y la dominación.
 
En tanto estamos -a escala mundial- ante un aumento de mortalidad por contaminación, un desorden climático con su expresión en el calentamiento global,  fracturas tectónicas, el deshielo del ártico, el fenómeno El niño, la abundancia de desechos sólidos, las guerritas intestinas en los distintos países por espacios de poder, las  pestes cada vez más endémicas, virales y algunas veces mortales  como el ébola[2], chikungunya[3], zika [4] y la  amenaza de un exterminio nuclear de  la especie. Por todo ello que no empalidezca la solidaridad entre los pueblos.

Caracas, enero 2016
Yury Weky Silva, profesora.

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