Por Rómulo Pérez Pérez
Un regla básica consiste en desdeñar absolutamente las
posibles y las verdaderas razones por las cuales, una determinada población
podría protestar; por motivo de que las verdades constituyen motivo para la
discusión o para la reflexión, lo cual debilita un discurso mendaz orientado a
falsificar la verdad o a justificar una injustificable rebelión social.
Cuando cesen en Venezuela las protestas violentas,
concertadas desde el exterior, para derrocar a un gobierno popular,
democrático y legítimo, tendremos abundante material para
caracterizar los métodos del "Coup dEtat de couleur". Lo que podríamos
calificar como la técnica del golpe de Estado de colores. Pero algo más
relevante; habrá suficiente material discursivo para revisar las tesis
leninistas sobre las condiciones que harían posible el éxito de revoluciones o
revueltas sociales.
Hasta hace poco, las lógicas de las técnicas del golpe de
Estado nos remitían, y tenían como premisa, la necesidad previa de sustentarse
en la posible existencia de condiciones políticas objetivas y subjetivas, que
hicieran posible la mera idea de plantearse la instigación de una revuelta. Era
necesario valorar el descontento popular, la legitimidad de origen del poder,
el apoyo de movimientos populares, el apoyo de sindicatos y gremios, el apoyo
político externo y la capacidad de respuesta del gobierno y del propio
Estado.
Las técnicas de las revoluciones primaverales, o de colores,
omite la aplicación de tales lógicas y se plantea directamente la existencia de
pocas condiciones objetivas, asociadas a las posibilidades del poder mediático
existente en algún país de interés político o geopolítico para las potencias
imperialistas. Ellas son: 1) La existencia de medios de comunicación con un
historial de degradación ética y fácilmente mercenarizables; 2) La existencia
población o grupos con diferencias altamente polarizadas, en términos políticos
o religiosos; 3) La existencia de lógicas de poder, en esos medios, asociados
al control económico y del propio poder del Estado; 4) La suficiencia tecnológica
de las TICs, en esos medios de comunicación (alcance mediático y tecnológico);
4) Dependencia informativa y articulación trasnacional; y 5) Garantía de
sumisión política de los medios de comunicación; 6) Existencia de suficientes
recursos (billetes verdes con el rostro de George) proporcionados desde el
exterior para promover la violencia terrorista, la desestabilización y la
ingobernabilidad.
La primera exigencia requiere de medios de comunicación
escritos y audiovisuales mercenarios, dispuestos a alterar absolutamente la
verdad. Se requiere del comprometido concurso de varios medios mendaces
dispuestos actuar sincronizadamente para
de adulterar la realidad y confirmarla. Es importante una coherente trayectoria
de degradación ética del diario y de sus periodistas. Un solo periodista
honesto podría arruinar el serio trabajo de la construcción de intrigas
políticas nacionales e internacionales. Esta es la primera premisa, sin la cual
no es posible imaginar, multiplicar y proyectar falsas realidades, al interior
o al exterior de cualquier sociedad.
Se requiere de la existencia de una población altamente
polarizada sobre la cual se pueda incidir mediante la manipulación mediática y
acciones terroristas, orientadas a convertir al otro en el verdadero enemigo.
Para ello, como se observa, es necesario exaltar las diferencias existentes en
cualquier comunidad humana y potenciarlas mediáticamente como factores de
peligro. Son factores importantes la caracterización y la amplificación
mediática de las diferencias políticas, criminalizar a las organizaciones de
apoyo popular al gobierno, estigmatizar a los sectores populares o señalar como
peligro a determinada religión o una rama o variante de ella (particularmente
en el mundo musulmán). Exaltar y apologizar movimientos y símbolos de
inspiración nazi. Negar el carácter ostensiblemente violento de protestas
subversivas. Defender el derecho a la protesta pacífica con medios violentos.
Mostrar rostros ensangrentados y atribuirlo a una supuesta represión de la
protesta. Repetir, mil veces, el testimonio de los violentos, señalando que se
les han conculcado sus derechos; o que el gobierno los ha infiltrado para
quemar un centro de salud o un edificio público; y luego, por supuesto, exigir
la libertad de los supuestos infiltrados. Con antelación a las acciones
violentas de todo tipo, se debe divulgar, en medios impresos y audiovisuales,
los aspectos humanitarios, afectivos, amorosos y desconocidos de la
personalidad de Adolfo Hitler; su ternura por su perrita Blonddy, su pasión por
Eva Braum (nada de hornos ni campos de concentración). En este aspecto es
importante el apoyo externo, "inocente" o concertado, con las
cableteras (quien tenga dudas, revise la programación de canales de descubrimiento
e historia entre la última semana de enero y la primera de febrero de este
año). La historia de un Adolfo Hitler humanizado era, probablemente, para
Ucrania, pero como el formato es el mismo, vale para Venezuela. Dale. El
postulado básico es miente y desmiente descaradamente, confunde, divide y
reinarás sobre la nación que se pretende fracturar y controlar.
Es fundamental conocer las lógicas de poder de los candidatos
a mercenarios, sus apetencias, el ego de los editores, sus marrumuncias
financieras en negocios iguales o distintos de la comunicación social, sus debilidades
corporativas y hasta personales. Particularmente, es conveniente contratar con
medios en los que se verifique la existencia crónica de problemas financieros,
para garantizar la sumisión del medio a las dádivas del exterior aportadas en
nombre de la defensa de la democracia.
No puede ser un diario o dos. Se requiere del concurso de un
ejército mediático constituido por diarios internos y externos que controlen
más de la mitad de la circulación certificada en prensa nacional e
internacional. Se requiere que sus fuentes de información transnacional,
las llamadas agencias de noticias, estén
claramente articuladas con las pautas informativas del Departamento de Estado y
del imperialismo global en materia de libertad de prensa e información; y
particularmente, con el discurso imperial sobre los derechos humanos. Es
importante que la concertación se produzca con diarios de largo prontuario en
malandrerías mediáticas, en cuyo seno se haya comprobado, o se sospeche, la
existencia de periodistas tarifados y agentes de la CIA. No basta con que los
diarios, pretendidos, hayan cometido pequeñas o deleznables desviaciones
éticas. Su degradación periodística tiene que haber sido consistente con el
discurso imperial, orientado hacia la justificación de invasiones y guerras
neocoloniales en otros países (Afganistán, Irak, Libia Siria) en cuya ocasión
los editores hubieren establecido comparaciones grotescas e incomparables entre
los gobernantes de esos países y el del país de su nacionalidad o una de sus
nacionalidades. De modo que es menester garantizar un prontuario irredento en
el ocultamiento o la minimización de información relevante (en primera plana)
sobre logros de un gobierno; tergiversación de la noticia, divulgación de
información tendenciosa para la satanización gobernantes, supresión contextual
de contenidos, falsificación y utilización de fotos de otros conflictos y
países.
Es bien importante elegir diarios en donde escasee el talento
intelectual. Un diario compuesto por una planta eficiente de formadores de
opinión, creíbles y talentosos, ha creado las condiciones para una adecuada e
irreverente lectura crítica del discurso periodístico. Es importante que el
diario o los diarios tengan una o varias revistas de farándula, que den cuenta
de target reproductor acrítico de cualquier basura periodística; no es
imprescindible. Si es imprescindible, que su dueño o su editor háyase formado
en alguna universidad norteamericana, o como mínimo en una universidad privada
de tipo empresarial; o que su editor sea un renegado de su pasado comunista. Es
recomendable que la repetición de mentiras evidencie un inocultable desprecio
por la opinión pública, estudiantes de comunicación social y por sus propios
periodistas.
Un regla básica consiste en desdeñar absolutamente las
posibles y las verdaderas razones por las cuales, una determinada población
podría protestar; por motivo de que las verdades constituyen ocasión para la
discusión o para la reflexión, lo cual debilita un discurso mendaz orientado a
falsificar la verdad o a justificar una injustificable rebelión social. No se
puede permitir o argumentar la existencia de razones. Todo el discurso, escrito
o audiovisual, debe estar orientado hacia la irracionalidad, la promoción del
odio, la desargumentación y el fanatismo. En este sentido se debe promover la
creación de espacios de opinión breve, articulados con las redes sociales, en
los cuales se permita la multiplicación antivalores idiomáticos, escatológicos,
antirracistas, anticomunistas, xenófobos, homófonos y todos aquellos elementos
que puedan contribuir a instituir la banalidad, la nadería, la intolerancia, el
desarraigo nacional y la fragmentación de una sociedad con fuertes valores
identitarios nacionales de tipo histórico o religioso. Conviene recordar que
cualquier mercediario contratable, deberá cumplir con la máxima conforme a la
cual una noticia-mentira o mentira-noticia, repetida y coreada mil veces, es
susceptible de convertirse en verdad.
En la Venezuela de estos días, un conjunto de diarios cumple,
a pie juntillas, la cartilla del golpe postmoderno, o del "golpe
suave", para promover la anarquía,
la ingobernabilidad, justificar acciones fascistas y el derrocamiento de un
gobierno, hasta ahora democrático, el cual desean sustituir por un gobierno de derecha; lo
cual es impensable en una nación en donde todos somos libertarios. Se volvieron a equivocar quienes, desde el exterior, mueven
los hilos de sus desprestigiadas marionetas de la derecha y de
la extrema derecha, en esta tierra de gracia.
Correo: contextouniversitario@gmail.com
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