¿Qué dicen los Kurdos sobre el golpe de Estado en Turquía?
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Por
Leandro Albani
Diferentes
organizaciones kurdas se pronunciaron ante el intento de golpe de
Estado en Turquía. Criticaron por igual a los militares sublevados
como al presidente Erdogan, a los cuales consideran enemigos del
pueblo kurdo.
Cuando
Estambul y Ankara se convulsionaban por el intento de golpe de Estado
del viernes pasado, en el Kurdistán turco, al sureste del país, la
vida continuaba arrastrando las mismas penas y dolores cotidianos.
Las aldeas y pueblos sitiados y bajo estado de sitio, las ciudades
bombardeadas hace semanas atrás por la aviación turca, los civiles
muertos por bandas paramilitares, y el asedio del gobierno de Recep
Tayyip Erdogan, conforman el ritmo diario en esa región, asolada
desde hace décadas por la represión estatal, pero forjada por una
sostenida resistencia, ya sea en la ciudades a través de grupos de
autodefensas o en las montañas con la presencia vigilante de la
guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Hasta
ahora, el intento de golpe de Estado se saldó con casi 300 muertos
(algunos de ellos linchados por los seguidores de Erdogan), 1400
heridos, el despido de 8000 policías acusados por el gobierno de
estar implicados en los planes de desestabilización, 6000 soldados y
jueces también detenidos, y un sinfín de acusaciones cruzadas y
análisis que intentan despejar la neblina que rodea lo que sucedió
días atrás.
El
golpismo es el AKP
En
pleno proceso de golpe de Estado, cuando los aviones zumbaban y
dejaban caer sus bombas sobre el Parlamento turco, y las calles de
Estambul y Ankara ardían con las manifestaciones y tiroteos, desde
el Kurdistán turco comenzaron a llegar las opiniones de que lo que
sucedía en el país poco tenía que ver con un sector de las Fuerzas
Armadas y mucho con otra estrategia de Erdogan para acumular poder
interno y externo.
Sofocado
el intento golpista, al otro día se conoció la posición de la
Unión de Comunidades del Kurdistán (KCK), que agrupa a buena parte
de las organizaciones kurdas (entre ellas el PKK) de los cuatro
países en los que se asienta este pueblo. En el texto, manifestaron
que el intento desestabilizador es la “prueba de la falta de
democracia en Turquía” y “un poder autoritario lleva adelante un
intento de golpe para derrocar otro poder autoritario cuando las
condiciones son las adecuadas. Esto es lo que ha sucedido en
Turquía”.
El
KCK, organización dirigida por el comandante guerrillero Cemil Bayik
y Bese Hozat, denunció que el año pasado también se dio un golpe,
cuando el gobierno de Erdogan no reconoció las elecciones del 7 de
junio, en las cuales el Partido Democrático de los Pueblos (HDP,
conformado por kurdos y sectores de la izquierda turca), consiguió
80 diputadas y diputados. “Este fue un golpe de Estado en contra de
la voluntad democrática puesta de manifiesto por el pueblo”,
denunciaron, y agregaron que “el fascismo del AKP (partido de
Erdogan) hizo una alianza con todos los poderes fascistas y con una
parte del ejército, incluido el Ministro de Defensa, con el fin de
eliminar el Movimiento de Liberación Kurdo y los poderes de la
democracia”.
El
KCK dejó en claro que antes de lo ocurrido la semana pasada, “ya
existía una tutela militar” en el país, por lo cual el intento de
golpe fue de una “facción militar contra otra facción militar
existente. Esta es la razón por la cual aquellos que necesitaban al
ejército para dar un golpe, hasta ahora han aceptado la tutela
militar existente y han tomado partido por Tayyip Erdogan”. Para la
Unión de Comunidades del Kurdistán, los hechos del viernes pasado
no son “un incidente de lucha entre los que están del lado de la
democracia y los que están en contra de ella”. Seguido a esto,
advirtieron que “describir la lucha por el poder entre fuerzas
autoritarias, despóticas y antidemocráticas como una lucha entre
los que apoyan por un lado, y los que son enemigos de la democracia
por el otro, sólo serviría para legitimar la existencia de un
gobierno despótico y fascista”.
El
KCK denunció de forma tajante “si hay un golpe en contra de la
democracia es el llevado a cabo por el fascismo del AKP”. Y
seguidamente enumeró que “el control del poder político sobre el
poder judicial, la aplicación de leyes y políticas fascistas
mediante la mayoría parlamentaria, la eliminación de las
inmunidades parlamentarias, la remoción de sus puestos y el arresto
de los co-alcaldes (de ciudades kurdas) y el encarcelamiento de miles
de políticos” de las organizaciones kurdas “constituye un golpe
mayor al que fue dado en este intento de golpe”.
Por
último, el KCK aseveró “este intento de golpe hace que sea
necesario que no nos detengamos en nuestra lucha contra el fascismo
del AKP, sino que la potenciemos para poner fin al caos y a los
enfrentamientos en el país y para que pueda emerger finalmente una
nueva y democrática Turquía”.
Golpe
a los golpistas
Con
los últimos estertores del intento golpista cayendo en picada, el
HDP emitió un breve comunicado en el que advirtió que “Turquía
está atravesando un período crítico y difícil, y cualquiera que
sea la razón, nada tiene que sustituir la voluntad del pueblo”.
Desde el HDP rechazaron “cualquier tipo de golpe” y convocaron de
manera urgente a construir en el país “una democracia pluralista y
de completa libertad”.
Veinticuatro
horas después, Selahattin Demirtas, co-presidente de HDP, brindó
una conferencia de prensa explicó que esperar que un golpe de Estado
contribuyera a la democracia era algo ingenuo. El dirigente también
apuntó contra Erdogan y acusó a su administración de efectuar un
golpe civil desde el año pasado. Según Demirtas, el movimiento
golpista se efectuó “contra la facción golpista que gobierna”.
Al mismo tiempo, el actual diputado analizó que en el país existe
“un bloque nacionalista, guerrerista y racista que se encuentra
dividido en dos”. Ante esta situación, Demirtas propuso “una
ruta sincera y valiente para poner fin a la polarización en
Turquía”, una medida que debe tomarse este año.
Por
último, el dirigente del HDP criticó a aquellos que señalaron a su
partido como colaborador de los golpistas, y dijo que el pueblo kurdo
sólo quiere vivir en sus propias tierras libremente y en igualdad de
derechos.
Para
muchos sectores del pueblo kurdo, el intento de golpe es una nueva
herramienta que Erdogan tendrá a mano para expandir la represión
que desde hace meses se profundiza en el sureste del país. Y también
preocupa que Estados Unidos, Rusia y la Organización del Tratado
para el Atlántico Norte (OTAN), ahora tengan que equilibrar sus
tibias críticas a la administración del AKP para, de esa forma,
resguardar una “democracia” que solo funciona en el Palacio
Blanco, la fortaleza presidencial en la cual Erdogan sueña su
historia como un nuevo sultán otomano.
Publicación Barómetro 28-07-16