Cono Sur: un tifón de derecha
Barómetro Internacional america, barometro, barometro internacional, bi, Julio A. Louis, latino, opinion, puebloPor Julio A. Louis
La transición veraniega de 2015 a 2016 es de avance reaccionario en el Cono Sur. La AFP en magnífica postal de la situación- ha fotografiado a Bachellet dirigiéndose a Vázquez y Macri que la escuchan atentamente, mientras más alejada, Roussef observa con desconfianza. La foto corresponde a la 49º Cumbre del MERCOSUR. En ella, Vázquez -de múltiples señales de acercamiento y satisfacción por la victoria de Macri, y que ha elogiado con reiteración el “ejemplo chileno” de la Concertación- asume la presidencia temporal del MERCOSUR. Como tal procurará acuerdos con los bloques imperialistas, comenzando por la Unión Europea, sin descartar a la Alianza del Pacífico, en manifiesta contraposición –en el segundo caso de las resoluciones del Congreso del Frente Amplio, lavadas de por sí, y depuradas post Congreso, por una troika de confianza de Vázquez.
Macri
es expresión típica de la burguesía pro imperialista argentina;
Bachellet gobierna un Chile de rica tradición de izquierda
simbolizada por Allende y de soberanía aherrojada por lazos de
dependencia económica y militar con Estados Unidos; Vázquez el
médico sin pasado de lucha contra la dictadura de la Seguridad
Nacional- ha escalado posiciones hasta convertirse en líder de un
Frente Amplio, cada vez más alejado de sus orígenes
antiimperialistas; Roussef, a la izquierda de éstos (no se precisa
mucho), es el objetivo inmediato de la embestida reaccionaria.
Mientras
el popular Pepe Mujica ha comentado que el mundo asiste a la
organización de gigantescos bloques económicos que “parecen
preparatorios para defenderse frente a China”.
(Emisora M24). Cree beneficiosa una integración “distendida”
con los BRICS, reclama acercarse a China, y no perder relación
con la región. En cambio, valora que los acuerdos con la UE
están cada vez más lejanos. En las antípodas el canciller Nin
Novoa afirma:
“Vamos a priorizar a la Unión Europea, después la Alianza del
Pacífico y después veremos” (“El
País”, 27 de diciembre). En Nin la preocupación es la de las
cámaras empresariales: vender las materias primas y apuntar a las
alianzas con ese fin. Qué tipo de economía, de industrialización,
a quiénes benefician los tratados, no entran en su razonamiento
empresarial. Menos, diferenciar la integración para la servidumbre o
para la liberación. Llega a proponer que el FA modifique su política
internacional en aras del “libre comercio”.
El
gobierno de Mujica fue el de un nacionalista integrador de la Patria
Grande nuestro-americana. Lo demostró más de una vez. Así, electo
presidente saca a Uruguay del brete anti argentino, anti Kirchner,
cuando Vázquez había vetado su candidatura a la presidencia de
UNASUR (2010). O en la Cumbre de Mendoza acompaña a las presidentas
de Argentina y Brasil separando al Paraguay golpista e incorporando a
Venezuela al Mercosur (2012). También, es cierto que a escondidas de
su fuerza política- incorporó a Uruguay a las negociaciones del
TISA. De todo ello surge una pregunta elemental: ¿qué postura
tendrán él y los suyos frente al eventual tratado
Mercosur-Unión Europea, o con la Alianza del Pacífico?
La
integración liberadora hispanoamericana -después que
Bolívar convoca al Congreso de Panamá (1826) y del fracaso del
Congreso de Tacubaya (1827)- queda en suspenso casi dos siglos,
con patrias fragmentadas y enfrentadas. El concepto permanece solo
en la praxis de ilustres dirigentes y pensadores como Francisco
Bilbao (1823-1864), Benjamín Vicuña Mackena (1831-1886), José
Martí (1853-1895), Eloy Alfaro (1842-1912), José Carlos Mariátegui
(1894-1930), Manuel Ugarte (1875-1951), Salvador de la Plaza
(1896-1970) o Vivian Trías (1922-1980). En ese paréntesis los
titiriteros fueron el Reino Unido y los Estados Unidos. Hoy es
éste es el que está detrás de otro ALCA más abarcador, una serie
de alianzas bajo su hegemonía para favorecer al capital
trasnacional, apuntando contra los BRICS.
Joseph
Stiglitz miembro del Partido Demócrata de EE.UU., Premio Nobel de
Economía (2001) y doctor Honoris Causa de la Universidad de la
República Oriental del Uruguay (2015) advierte que “sería
un gran error”
que Uruguay entrara al Tratado Trans Pacífico (TPP). E historia:
“Esto
comienza con los acuerdos de protección de inversiones que han sido
controversiales por cerca de veinte años. EE.UU., en la década de
los 80, de los 90, reescribió las reglas como la desregulación, más
concentración de poder, más poder de monopolio, más financiación
y nos dieron una economía menos productiva y con más desigualdad.
Los nuevos acuerdos son un intento de reescribir las reglas a puertas
cerradas y sin participación democrática. Y estamos recibiendo las
reglas a puertas cerradas y sin participación democrática.
Básicamente, inhabilitan seriamente la capacidad del gobierno para
proteger a sus ciudadanos, su medio ambiente, la salud, la seguridad
e incluso la economía.” Y
tras señalar el reclamo de Philip Morris contra Uruguay, afirma:
cuando China dijo “no
vamos a permitir la importación de opio” (en
el siglo XIX) los
europeos fueron a la guerra para asegurarse el libre comercio del
opio. Bueno, el TPP es la versión siglo XXI de la guerra del opio.”
¿Se
tendrá en cuenta tan caracterizada opinión?
La
izquierda de pos-guerra se dividía entre apoyar al “campo
socialista” o a los No Alineados, países que en la
Conferencia de Bandung (1955) definieron lineamientos emancipadores.
No estaba con “occidente” ni con el imperialismo estadounidense.
Hoy el mundo es otro. Sin embargo, perduran y se mantienen los “No
alineados”, conformado por el Grupo de los 77 + China” (los “77”
son 133 naciones), cuya presidencia pro témpore la ejerce Bolivia,
en la persona de Evo Morales. China es aliado a los “77” y
la potencia mayor de los BRICS que representan a 3000 millones de
personas, el 46% de la población mundial, el 29% del territorio
mundial, poseen el 25% del PBI mundial, representan
el 20% de las inversiones globales, disponen de enormes reservas de
combustibles fósiles y minerales, son grandes productores de
alimentos, además de que China es el país que posee las
mayores reservas monetarias internacionales. Mientras, ¿qué sucede
en occidente? La economía europea está en plena crisis y según
Stiglitz- el ascenso de Donald Trump “es
un reflejo de la incapacidad de la economía estadounidense”,
país que ve incrementar la pobreza y la marginalidad.
¿No
será aconsejable que Uruguay pase de observador a miembro pleno del
ALBA y del Grupo de los 77, ayude a su fortalecimiento, y se
alíe a los BRICS?
El
Frente Amplio, nacido anti imperialista, anti oligárquico y contra
el gran capital como otras fuerzas denominadas progresistas del sub
continente- tiene en su seno, o están aliadas en el gobierno
caso de Brasil, a defensores del sistema y aún del imperialismo.
¿Hasta cuándo eso sucederá? En el caso del F.A., ¿hasta cuándo
dirá amén al gobierno de Vázquez, cada vez menos representativo de
las mayorías populares y dependiente de los intereses patronales y
pro imperialistas?
Y
más allá del Frente Amplio, el conjunto de los partidos opuestos al
sistema capitalista, al imperialismo y la ancha gama de
organizaciones sociales existentes en el país –encabezadas por el
PIT-CNT- tendrán que ir dando pasos hacia un auténtico proceso de
resistencia, que comience por marcar con nitidez la lucha de clases y
de bloques sociales entre el comandado por el imperialismo y el haz
de clases, capas y sectores populares. Y que apunte a la defensa de
la soberanía nacional, a la unidad nuestro-americana, y al
internacionalismo de la clase trabajadora y de sus aliados.