miércoles, 26 de febrero de 2014

LA METÓDICA DEL GOLPE POSTMODERNO

Por  Rómulo Pérez Pérez

Un regla básica consiste en desdeñar absolutamente las posibles y las verdaderas razones por las cuales, una determinada población podría protestar; por motivo de que las verdades constituyen motivo para la discusión o para la reflexión, lo cual debilita un discurso mendaz orientado a falsificar la verdad o a justificar una injustificable rebelión social.

Cuando cesen en Venezuela las protestas violentas, concertadas desde el exterior, para derrocar a un gobierno popular, democrático y legítimo, tendremos abundante material para caracterizar los métodos del "Coup dEtat de couleur". Lo que podríamos calificar como la técnica del golpe de Estado de colores. Pero algo más relevante; habrá suficiente material discursivo para revisar las tesis leninistas sobre las condiciones que harían posible el éxito de revoluciones o revueltas sociales.


Hasta hace poco, las lógicas de las técnicas del golpe de Estado nos remitían, y tenían como premisa, la necesidad previa de sustentarse en la posible existencia de condiciones políticas objetivas y subjetivas, que hicieran posible la mera idea de plantearse la instigación de una revuelta. Era necesario valorar el descontento popular, la legitimidad de origen del poder, el apoyo de movimientos populares, el apoyo de sindicatos y gremios, el apoyo político externo y la capacidad de respuesta del gobierno y del propio Estado. 
Las técnicas de las revoluciones primaverales, o de colores, omite la aplicación de tales lógicas y se plantea directamente la existencia de pocas condiciones objetivas, asociadas a las posibilidades del poder mediático existente en algún país de interés político o geopolítico para las potencias imperialistas. Ellas son: 1) La existencia de medios de comunicación con un historial de degradación ética y fácilmente mercenarizables; 2) La existencia población o grupos con diferencias altamente polarizadas, en términos políticos o religiosos; 3) La existencia de lógicas de poder, en esos medios, asociados al control económico y del propio poder del Estado; 4) La suficiencia tecnológica de las TICs, en esos medios de comunicación (alcance mediático y tecnológico); 4) Dependencia informativa y articulación trasnacional; y 5) Garantía de sumisión política de los medios de comunicación; 6) Existencia de suficientes recursos (billetes verdes con el rostro de George) proporcionados desde el exterior para promover la violencia terrorista, la desestabilización y la ingobernabilidad. 

La primera exigencia requiere de medios de comunicación escritos y audiovisuales mercenarios, dispuestos a alterar absolutamente la verdad. Se requiere del comprometido concurso de varios medios mendaces dispuestos  actuar sincronizadamente para de adulterar la realidad y confirmarla. Es importante una coherente trayectoria de degradación ética del diario y de sus periodistas. Un solo periodista honesto podría arruinar el serio trabajo de la construcción de intrigas políticas nacionales e internacionales. Esta es la primera premisa, sin la cual no es posible imaginar, multiplicar y proyectar falsas realidades, al interior o al exterior de cualquier sociedad. 
Se requiere de la existencia de una población altamente polarizada sobre la cual se pueda incidir mediante la manipulación mediática y acciones terroristas, orientadas a convertir al otro en el verdadero enemigo. Para ello, como se observa, es necesario exaltar las diferencias existentes en cualquier comunidad humana y potenciarlas mediáticamente como factores de peligro. Son factores importantes la caracterización y la amplificación mediática de las diferencias políticas, criminalizar a las organizaciones de apoyo popular al gobierno, estigmatizar a los sectores populares o señalar como peligro a determinada religión o una rama o variante de ella (particularmente en el mundo musulmán). Exaltar y apologizar movimientos y símbolos de inspiración nazi. Negar el carácter ostensiblemente violento de protestas subversivas. Defender el derecho a la protesta pacífica con medios violentos. Mostrar rostros ensangrentados y atribuirlo a una supuesta represión de la protesta. Repetir, mil veces, el testimonio de los violentos, señalando que se les han conculcado sus derechos; o que el gobierno los ha infiltrado para quemar un centro de salud o un edificio público; y luego, por supuesto, exigir la libertad de los supuestos infiltrados. Con antelación a las acciones violentas de todo tipo, se debe divulgar, en medios impresos y audiovisuales, los aspectos humanitarios, afectivos, amorosos y desconocidos de la personalidad de Adolfo Hitler; su ternura por su perrita Blonddy, su pasión por Eva Braum (nada de hornos ni campos de concentración). En este aspecto es importante el apoyo externo, "inocente" o concertado, con las cableteras (quien tenga dudas, revise la programación de canales de descubrimiento e historia entre la última semana de enero y la primera de febrero de este año). La historia de un Adolfo Hitler humanizado era, probablemente, para Ucrania, pero como el formato es el mismo, vale para Venezuela. Dale. El postulado básico es miente y desmiente descaradamente, confunde, divide y reinarás sobre la nación que se pretende fracturar y controlar. 
Es fundamental conocer las lógicas de poder de los candidatos a mercenarios, sus apetencias, el ego de los editores, sus marrumuncias financieras en negocios iguales o distintos de la comunicación social, sus debilidades corporativas y hasta personales. Particularmente, es conveniente contratar con medios en los que se verifique la existencia crónica de problemas financieros, para garantizar la sumisión del medio a las dádivas del exterior aportadas en nombre de la defensa de la democracia. 

No puede ser un diario o dos. Se requiere del concurso de un ejército mediático constituido por diarios internos y externos que controlen más de la mitad de la circulación certificada en prensa nacional e internacional. Se requiere que sus fuentes de información transnacional, las llamadas agencias de noticias,  estén claramente articuladas con las pautas informativas del Departamento de Estado y del imperialismo global en materia de libertad de prensa e información; y particularmente, con el discurso imperial sobre los derechos humanos. Es importante que la concertación se produzca con diarios de largo prontuario en malandrerías mediáticas, en cuyo seno se haya comprobado, o se sospeche, la existencia de periodistas tarifados y agentes de la CIA. No basta con que los diarios, pretendidos, hayan cometido pequeñas o deleznables desviaciones éticas. Su degradación periodística tiene que haber sido consistente con el discurso imperial, orientado hacia la justificación de invasiones y guerras neocoloniales en otros países (Afganistán, Irak, Libia Siria) en cuya ocasión los editores hubieren establecido comparaciones grotescas e incomparables entre los gobernantes de esos países y el del país de su nacionalidad o una de sus nacionalidades. De modo que es menester garantizar un prontuario irredento en el ocultamiento o la minimización de información relevante (en primera plana) sobre logros de un gobierno; tergiversación de la noticia, divulgación de información tendenciosa para la satanización gobernantes, supresión contextual de contenidos, falsificación y utilización de fotos de otros conflictos y países. 

Es bien importante elegir diarios en donde escasee el talento intelectual. Un diario compuesto por una planta eficiente de formadores de opinión, creíbles y talentosos, ha creado las condiciones para una adecuada e irreverente lectura crítica del discurso periodístico. Es importante que el diario o los diarios tengan una o varias revistas de farándula, que den cuenta de target reproductor acrítico de cualquier basura periodística; no es imprescindible. Si es imprescindible, que su dueño o su editor háyase formado en alguna universidad norteamericana, o como mínimo en una universidad privada de tipo empresarial; o que su editor sea un renegado de su pasado comunista. Es recomendable que la repetición de mentiras evidencie un inocultable desprecio por la opinión pública, estudiantes de comunicación social y por sus propios periodistas. 

Un regla básica consiste en desdeñar absolutamente las posibles y las verdaderas razones por las cuales, una determinada población podría protestar; por motivo de que las verdades constituyen ocasión para la discusión o para la reflexión, lo cual debilita un discurso mendaz orientado a falsificar la verdad o a justificar una injustificable rebelión social. No se puede permitir o argumentar la existencia de razones. Todo el discurso, escrito o audiovisual, debe estar orientado hacia la irracionalidad, la promoción del odio, la desargumentación y el fanatismo. En este sentido se debe promover la creación de espacios de opinión breve, articulados con las redes sociales, en los cuales se permita la multiplicación antivalores idiomáticos, escatológicos, antirracistas, anticomunistas, xenófobos, homófonos y todos aquellos elementos que puedan contribuir a instituir la banalidad, la nadería, la intolerancia, el desarraigo nacional y la fragmentación de una sociedad con fuertes valores identitarios nacionales de tipo histórico o religioso. Conviene recordar que cualquier mercediario contratable, deberá cumplir con la máxima conforme a la cual una noticia-mentira o mentira-noticia, repetida y coreada mil veces, es susceptible de convertirse en verdad.  

En la Venezuela de estos días, un conjunto de diarios cumple, a pie juntillas, la cartilla del golpe postmoderno, o del "golpe suave", para promover la anarquía, la ingobernabilidad, justificar acciones fascistas y el derrocamiento de un gobierno, hasta ahora democrático, el cual desean sustituir por un gobierno de derecha; lo cual es impensable en una nación en donde todos somos libertarios. Se volvieron a equivocar quienes, desde el exterior, mueven los hilos de sus  desprestigiadas marionetas de la derecha y de la extrema derecha, en esta tierra de gracia. 


Correo: contextouniversitario@gmail.com



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